lunes, 14 de abril de 2025

 

AUSPICIOSO INICIO DE CICLO ANUAL

 

Concierto de Apertura de la temporada oficial 2025 a cargo de la Orquesta Sinfónica Municipal de General Pueyrredón (Ciudad de Mar del Plata), Director: Guillermo Becerra.  Programa: Obras de Gade, Grieg y Schumann. Teatro Municipal Colón (Mar del Plata), 05 de Abril de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

 Muchas veces la actividad laboral personal me lleva a ciudades importantes del país. Pueden dar fe de ello los seguidores del Streaming de De Paraíso Para Usted, quienes en más de una ocasión me ven aparecer en pantalla desde alguna de esas ciudades. En esta ocasión, las circunstancias me han hecho encontrar una vez más en Mar del Plata en coincidencia con el inicio de la temporada oficial 2025 de la Orquesta Sinfónica Municipal de General Pueyrredón, la que con la conducción de su titular, Guillermo Becerra, afrontó un interesante y muy creativo programa que revela la capacidad del titular a la hora de elegir las obras que integran cada concierto.

 

  Un compositor muy poco frecuentado (es casi nula la programación de trabajos suyos en medios como Buenos Aires)  es  el Danés Niels Gade (1817/1890), quien además fue Docente, Organista, Violinista y Director de Orquesta. Cuenta con un amplio abanico de obras de las que se destacan ocho sinfonías y un concierto para violín y orquesta. En esta oportunidad se escuchó su Obertura Op. 1 “Ecos de Ossian” compuesta en 1840 y estrenada por la célebre Orquesta Real Danesa en la que este creador se desempeñaba como violinista de fila. Es una página de extenso discurso con mucha influencia de compositores como Mendelsohn. Hay momentos de tensión y otros de corte descriptivo. El Maestro Becerra condujo a pulso firme este trabajo, el que fue muy bien recibido por el público. El conjunto respondió de manera precisa y prolija.

 

  Para cerrar la primera parte, el Maestro Becerra eligió la Suite Nº 2 de “Peer Gynt” de Edward Grieg, mucho menos frecuentada que la Nº 1  y que se encuentra catalogada con el Op. 55, En esta suite se encuentran los pasajes correspondientes a “El Rapto de la Novia”, “Danza Arabe”, “El Retorno de Peer” y la “Canción de Solveig”, los que fueron extraídos al igual que la Nº 1 del Op. 46, de la música integral para acompañar a la obra teatral de Henrik Ibsen y que lleva en este caso el op. 23.   Seguramente la parte final, con  sonido en pianissimo que queda suspendido en el aire sumado al toque de melancolía que expresa todo ese fragmento, hacen que sea esta suite muchas veces desechada para la forma de concierto. Sin embargo, Becerra logró extraer todos los matices de cada número y en algunos momentos logró que el conjunto exprese como pocas veces los instantes de carga fuertemente dramática, dando por  resultado una muy buena versión, la que quedó rubricada con una sostenida ovación del público presente, el que una vez más colmó las instalaciones del Teatro Municipal Colón.

 

     Tras un breve intervalo, Orquesta y Director acometieron con la Sinfonía Nº 2 del Op. 61 de Robert Schumann. Aquí Becerra se explayó a su gusto en un repertorio que domina ampliamente, proveniente de un compositor con el que se siente muy  identificado. Tras un interesante primer movimiento por su concepción interpretativa y las respuestas muy positivas brindadas por la orquesta,  pasamos a un vibrante segundo tiempo magníficamente plasmado. El momento de mayor vuelo se alcanzó en el tercer movimiento con un discurso de cuerdas sumamente amalgamado y en donde se hallaron las mayores sutilezas. El magnífico final, encontró a una orquesta con discurso homogéneo y una dirección que logró lo que se propuso. En los últimos tiempos se ha apreciado que se ha logrado el concurso de refuerzos para un orgánico que está muy diezmado  en atriles. Ello es sumamente positivo y pruebas a la vista, la orquesta supera cada desafío que el Director les plantea. Ojalá que los responsables culturales de la Municipalidad sepan apreciar el esfuerzo que los intérpretes, hacen y que en poco tiempo más se pueda ir hablando de titularidades en lugar de refuerzos.

 

Donato Decina

domingo, 13 de abril de 2025

 




La Orquesta Sinfónica Nacional y Emmanuel Sieffert en plena interpretación durante el concierto del pasado 11 de Abril en el Auditorio Nacional del Centro Culrural Domingo Faustino Sarmiento. Creditos a la autora del presente comentario.







Homenaje a Lalo Schifrin por la Sinfónica Nacional en el Palacio Domingo Sarmiento

 

DOS ARGENTINOS DE FAMA INTERNACIONAL Y ALTO VUELO UNIDOS POR AMOR AL PAÍS

Martha CORA ELISEHT

 

            Uno de los mejores embajadores que posee la Argentina en materia de música es Lalo Schifrin. Radicado en Estados Unidos desde hace más de 60 años, el autor de Misión Imposible y otros tantos éxitos en materia de música de películas y series se encuentra con una admirable lucidez mental a sus 92 años que le permite seguir trabajando y componiendo. En 2024, el destino quiso que convocara a otro músico argentino de fama mundial para componer una obra: Rod Schejtman, quien, además de pianista, es ingeniero, lo que le permite combinar adelantos tecnológicos con creatividad artística. Ganador del concurso World Vision Composerss Contest en Viena en 2023 sobre compositores provenientes de 32 países, el fundador del programa The Logic behind Music y la compañía The Piano Encyclopedia redefinió los métodos de enseñanza y composición de música en el siglo XXI y ocasionó una auténtica revolución en la materia. Asimismo, fue designado Miembro Correspondiente de Argentina por la Sociedad Bach, siendo el primer argentino que recibe dicha distinción.

            El encuentro entre ambas figuras se produjo en 2024 en casa de Lalo Schifrin en Los Ángeles, donde ambos decidieron componer una sinfonía dedicada a la Argentina y sus valores tradicionales, que combina el talento cinematográfico de Schifrin con la formación clásica de Schejtman. Al escuchar los primeros ocho segundos de música, Schifrin captó perfectamente lo que Schejtman quiso decir y fue el germen que permitió la creación de Viva la libertad, cuyo estreno estaba previsto originalmente para el pasado 5 de Abril en el Teatro Colón, pero que finalmente se estrenó en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado viernes 11 del corriente por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Emmanuel Siffert, donde se interpretaron las siguientes obras:

-          “The plot”, de “Misión Imposible”

-          Suite de “Dirty Harry”

-          “Bullit”

-          “Mannix”

-          “Cincinnati Kid”- Lalo SCHIFRIN (1932) 

-          “La magia di vivere”- Rod SCHEJTMAN (1985)

-          Sinfonía “Viva la libertad” (estreno mundial)- Lalo SCHIFRIN/ Rod SCHEJTMAN

Además de la orquesta, durante la primera parte del concierto se presentó un ensamble de jazz formado por los siguientes músicos: Abel Rugantini (piano), Oscar Giunta (batería) y Pablo Motta (bajo eléctrico) para brindar el marco y los matices necesarios de la música de Schifrin. Con un orgánico prácticamente completo, el concertino Daniel Robuschi hizo su aparición sobre el escenario pr la tradicional afinación de instrumentos previa a la llegada del director, quien -fiel a su estilo habitual- encaró con su habitual pasión la interpretación de la música de Schifrin desde los primeros compases de The plot. Con excepción de alguna que otra imperfección en las cornetas, las entradas de los principales grupos de instrumentos fueron muy precisas merced a la impecable marcación de Siffert y ha sido un auténtico regreso a la infancia de esta cronista, quien no se perdía un capítulo de Misión Imposible los sábados por la noche. Lo mismo sucedió con la suite del film Dirty Harry (Harry, el sucio), donde la batería solista marca el ritmo para la entrada de los metales, percusión y cuerdas, que sonaron precisas y brillantes. La labor de Emmanuel Siffert al frente de la Sinfónica fue notable, con gran lucimiento de los percusionistas -especialmente, el solista de claves y marimba- y un excelente solo de batería al cierre de Bullit. Y a pesar de alguna que otra imperfección en los cornos en el desarrollo de Mannix, se vio compensado por el solo de piano final. Por último, las solistas de corno inglés, clarinete y oboe se lucieron en Cincinnati Kid, donde pudo apreciarse el trabajo de Siffert en cuanto a preparación de la orquesta en materia de ensayo y sonido. 

A continuación, la Sinfónica Nacional brindó una bellísima versión de La magia di vivere de Rod Schejtman, obra de carácter romántico que se inicia con un solo de corno inglés hasta que el solista de corno lleva la melodía principal que, posteriormente, es tomada por la orquesta, donde las cuerdas la desarrollan. La labor de ambos músicos fue impecable, logrando un sonido puro y compacto. Fue muy aplaudida y Emmanuel Siffert invitó al compositor -quien se encontraba presente en la sala- a pasar al escenario y explicar la composición de la sinfonía Viva la libertad. Luego de seis meses de ardua labor, se pasó un video durante el intervalo con mensajes de ambos compositores sobre la concepción de la obra.  Por parte de Lalo Schifrin:

“Ha sido una experiencia muy gratificante trabajar junto a Rod a lo largo de estos seis meses. Juntos hemos compuesto una sinfonía dedicada a la Argentina y espero que sea la primera de muchas obras que haremos juntos. ¡Parece que leyó mi mente!”

Por parte de Rod Schejtman: “Nuestro amor por la música y por nuestra patria nos unió en este proyecto histórico. Junto a Lalo Schifrin, hemos vivido seis meses apasionantes, trabajando día y noche desde Los Ángeles, compartiendo ideas y visiones para crear una sinfonía que refleja nuestra profunda conexión con la Argentina. Esta obra no solo es un homenaje a nuestra tierra, sino también una celebración de nuestra visión compartida del futuro de la música clásica”.

 “Esta sinfonía no es solo una obra musical. Es un mensaje. Es una promesa. Es la voz de nuestra Argentina, la voz de un pueblo que, no importa el obstáculo, siempre se levanta y sigue adelante. Junto al Maestro Lalo Schifrin, dedicamos meses de nuestras vidas trabajando día y noche en esta obra. Cada armonía, cada melodía, está impregnada con el amor y la admiración que sentimos por nuestra tierra. Hemos querido rendir homenaje a nuestra Argentina, a su historia, a su gente. Y, sobre todo, hemos querido dejar un legado de esperanza: que la música nos recuerde siempre que lo mejor está por venir.”

El resultado es una sinfonía de alrededor de 35 minutos de duración dividida en tres movimientos, con un orgánico de alrededor de 100 músicos. Se inicia con un glissando a cargo del arpa y prosigue con una melodía en tono menor en cuerdas seguida por la percusión y los metales, de carácter épico y solemne, que alterna con un segundo tema a cargo de las maderas, mucho más dulce y nostálgico. Ambos temas se alternan durante todo el movimiento, donde los compositores demuestran su maestría en materia de orquestación. La coordinación y enjundia de Siffert fueron notables y su temperamento apasionado se puso de manifiesto en el segundo movimiento, mucho más dramático que el primero y cuyo inicio también está a cargo del arpa, seguida por las cuerdas y los metales. Posteriormente, las cuerdas introducen un segundo tema de carácter triste, reforzado por los golpes de timbal -impecable actuación de Marcos Serrano-. Al igual que en el primer movimiento, ambos temas también se alternan con desarrollo in crescendo, que permite el lucimiento de los solistas de los principales instrumentos. El movimiento final abre con un solo de oboe y flauta seguidos por la trompeta y la percusión, de carácter brillante en tono mayor, seguido por los metales y las cuerdas en una variación del tema inicial del primer movimiento. Precisamente, la misma secuencia de 8 notas correspondientes al segundo tema del 1° movimiento es introducida por el corno inglés y desarrolladas por las cuerdas de manera netamente romántica, dando esa señal de esperanza narrada por los compositores. Un solo de arpa y flauta introduce el segundo tema que, posteriormente, es desarrollado por violoncellos, violas, contrabajos y el resto de la orquesta para cerrarlo de manera brillante. Seguidamente, una passacaglia en cuerdas y una fanfarria en metales retoma el tema principal, desarrollado de manera vibrante y majestuosa por la orquesta antes de la recapitulación del segundo tema mediante una serie de variaciones para culminar con un final brillante en acorde fff. La sinfonía no sólo tuvo una buena recepción por parte del público, sino que los intérpretes y el autor se retiraron sumamente aplaudidos. Tal así fue, que Emmanuel Siffert y el ensamble de jazz previamente mencionado tomaron sus puestos sobre el escenario para ofrecer un bis: en un concierto dedicado a Lalo Schifrin, no podía faltar el clásico Misión Imposible, que sonó magistralmente en manos de semejantes intérpretes. Una nueva ovación para poner punto final al concierto.

La única objeción que una tiene para hacer con respecto de este estreno mundial es el nombre de la sinfonía. Según opinión de quien escribe, no parece lo más correcto usar un slogan político para asignarle un nombre a una obra de arte y mucho menos, en un país donde las políticas culturales se hallan en déficit en la mayoría de las jurisdicciones o parecieran brillar por su ausencia

Emmanuel Siffert y la Orquesta Sinfónica Nacional luciendo a pleno en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento. Créditos: a la autora del presente comentario. 




sábado, 12 de abril de 2025

 




La magnífica voz de María Belén Rivarola-Ritchey sumada al impecable acompañamiento de Rozita Zouzulia engalanando al Salón de Honor del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento. Créditos a la autora del comentario.





Muy buen recital a cargo de María Belén Rivarola en el Palacio Domingo F. Sarmiento


ELEGANCIA Y DISTINCIÓN EN MATERIA VOCAL

Martha CORA ELISEHT


María Belén Rivarola es una de las mejores sopranos argentinas de la actualidad.

Egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en 2017, se perfeccionó en

Estados Unidos mediante una beca otorgada por el Mozarteum Argentino y se presenta

con regularidad en los escenarios más importantes del país. El año pasado tuvo a su

cargo los roles protagónicos de AÍDA y LA BOHÈME (Teatro Argentino de La Plata),

SUOR ANGELICA (Teatro SODRE de Montevideo) y UN BALLO IN MASCHERA

(Teatro Colón). Asimismo, durante el transcurso del corriente año abrió la Temporada

lírica en el Teatro Colón como Aída y retornará en Mayo sobre dicho escenario como

SUOR ANGELICA en IL TRITTICO de Puccini. Se perfecciona actualmente con la

maestra Rosita Zozoulia, con quien se presentó en un recital de cámara denominado

ENTRE SUEÑOS Y RECUERDOS: SUSURROS DEL CORAZÓN, que tuvo lugar en el

Salón de Honor del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado sábado 5 del corriente

dentro del Ciclo CLÁSICA Y CERCANA organizado por dicha entidad.

El programa comprendió las siguientes obras:

- “Ouvre ton cœur”

- “Chant d’amour”- Georges BIZET (1838-1875)

- “L’enamourée”

- “L’heure exquise”- Reynaldo HAHN (1874-1947)

- “Les chemins de l’amour”- Francis POULENC (1899-1963)

- “Les filles de Cadiz”- Leo DELIBES (1836-1891)

- “La rosa y el sauce”

- “Anhelo”

- “Riqueza”

- “En los surcos del amor”

- “Ya me voy a retirar”- Carlos GUASTAVINO (1912-2000)

- “Al pensar en el dueño de mis amores”, de “LAS HIJAS DEL ZEBEDEO”-

Ruperto CHAPÍ (1851-1909)

- “Un bel di vedremo” de “MADAMA BUTTERFLY”- Giacomo PUCCINI (1858-

1924)

- “Mésićku na nebi hlubokém” (Canto de la luna) de “RUSALKA”- Antonin

DVOŘAK (1841-1904)

Independientemente de sus composiciones para orquesta y sus óperas, Bizet fue

un prolífico compositor de música de cámara y de canciones sobre textos de diferentes

poetas franceses. En este caso, los de ambas canciones pertenecen a Alphonse de

Lamartine (1790-1869), cuyos poemas sirvieron como fuente de inspiración a Bizet y

otros compositores como Franz Liszt, Édouard Lalo y Charles Gounod. El repertorio

francés le sienta de perlas a la soprano rosarina y fue abordado de manera elegante y


exquisita. Lo mismo sucedió con las canciones de Reynaldo Hahn, que pertenecen a dos

ciclos distintos del compositor franco- alemán nacido en Venezuela: L’heure exquise

forma parte de las Canciones grises (Chansons grises) compuestas entre 1887 y 1890,

mientras que L’énamourée data de 1892 e integra el ciclo 20 Melodías. Un repertorio

poco frecuente en los recitales líricos, que fue interpretado con dulzura y precisión

merced a su excelente línea de canto, esmalte vocal, matices y legato. En el caso de Les

chemins de l’amour de Poulenc, es un vals cantado (valse chantée) compuesto en 1940

para voz y piano sobre texto de Jean Anouilh, donde Rosita Zozoulia dio rienda suelta a

sus dotes interpretativas. Y, a diferencia de las anteriores, Les filles de Cadiz es mucho

más conocida y forma parte del repertorio de grandes sopranos lírico- ligeras de fama

internacional tales como Fatma Said y Aída Garifullina -de hecho, la cantó en el Colón

durante su recital en 2018 junto a Carlos Vieu-. Además de la calidad interpretativa de

María Belén Rivarola en cuanto a lo estrictamente vocal, no faltaron la gracia y el

salero españoles de esta consabida pieza. El público aplaudió calurosamente tras su

interpretación para poner punto final al repertorio galo.

Las canciones de cámara de Guastavino sonaron magistralmente de la mano del

binomio Rivarola- Zozoulia brindando las características que figuran en el título de esta

crónica, que fueron constantes durante todo el recital. Los textos de Francisco Silva (La

rosa y el sauce), Domingo Zerpa (Anhelo), Gabriela Mistral (Riqueza) y León Benarós

(Ya me voy a retirar) sonaron de manera exquisita en la voz de Rivarola, al igual que En

los surcos del amor. A diferencia de las anteriores, esta última es de autor anónimo y

pertenece al ciclo Cuatro Canciones Argentinas (1941), dictadas en Jujuy por la Sra.

Yolanda Pérez de Careno.

En todo recital lirico que se precie como tal, no podían faltar las arias de ópera y de

zarzuela. Este último género fue el elegido para abrir esta parte con la célebre romanza

Carceleras de “LAS HIJAS DEL ZEBEDEO” del valenciano Ruperto Chapí -más

conocida como “Al pensar en el dueño de mis amores”. Además de sus impecables

legato, vibrato y coloratura para encarar esta famosa aria, María Belén Rivarola aportó

gracia, calidez y salero a su interpretación, motivo por lo cual fue sumamente

aplaudida. El acompañamiento al piano de Rosita Zozoulia fue perfecto y permitió que

la soprano se luciera como Cio- Cio- San en la celebérrima Un bel di vedremo de

Puccini, donde Rivarola hizo gala de sus dotes como cantante y actriz para culminar con

un versión brillante -y vibrante- del bellísimo Canto de la Luna de RUSALKA, donde la

protagonista despliega todos sus recursos actorales y vocales rogándole a la Luna que le

permita transformarse en mujer para reunirse con su amado príncipe. Esta última parte

fue aumentando de intensidad a medida que la función iba avanzando y las intérpretes

fueron ovacionadas al final. Tras un sostenido aplauso, Belén Rivarola ofreció un bis:

“Meine Lippen, sie kússen zu heiβt” de GIUDITTA, de Franz Léhar. Una vez más, se

lució como intérprete de opereta y lo hizo de manera admirable mientras su maestra lo

hizo en calidad de acompañante para dar cierre a un recital tan elegante y distinguido

como el ámbito en el cual se desarrolló.

 

Esta foto es la síntesis de la invalorable e infatigable labor del Maestro Mario Benzecry como Director Fundador y Titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional "Libertador General San Martín", aquí en un pasaje de "Una Vida de Héroe" de Richard Strauss.


Vibrante concierto de la Sinfónica Nacional Juvenil en el Palacio Domingo Sarmiento


UN PEQUEÑO GIGANTE AL TECLADO RODEADO DE HÉROES

Martha Graciela Cora Eliseht CORA ELISEHT


La Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín” no para

de cosechar éxitos y elogios. El organismo sinfónico integrado por jóvenes músicos de

todo el país inició su temporada de conciertos en la Facultad de Derecho con gran

suceso de público y crítica y el pasado domingo 6 del corriente hizo lo mismo en el

Auditorio Nacional del Palacio Libertad Domingo F. Sarmiento bajo la dirección de su

titular -Mario Benzecry- con la participación del pianista Joaquín Oliva Uberuaga y la

oboísta Agustina Zalba para brindar el siguiente programa:

- “Oblivion” (versión para oboe y orquesta de cuerdas)- Astor PIAZZOLLA

(1921-1992)

- Concierto n°1 en Mi bemol mayor para piano y orquesta- Franz LISZT (1811-

1886)

- Una Vida de Héroe (Ein Heldesleben), Op.40- Richard STRAUSS (1864-1949)

Luego de la presentación de la orquesta, sus últimos logros y novedades y una

breve referencia de las obras comprendidas en el programa a cargo del maestro

Benzecry, se llevó a cabo la tradicional afinación de instrumentos -en este caso, sólo

cuerdas- y, posteriormente, Agustina Zalba -quien se desempeña como oboe solista de la

orquesta- hizo su presentación sobre el escenario en compañía del director para brindar

una muy buena versión del célebre clásico piazzoliano. Precisamente, se eligió la

transcripción para oboe por sus matices y su similitud con el violoncello, logrando un

sonido redondo del instrumento solista en la cadencia y el glissando.

De los dos conciertos para piano y orquesta compuestos por Liszt, el Concierto

para piano y orquesta n.º 1 en mi bemol mayor R 455, S.124 es el más bello y el que

más dificultades presenta para el solista. En la partitura, Liszt lo catalogó

como concerto symphonique, ya que no posee la estructura de un concierto clásico

dividido en 3 movimientos, sino que los mismos (Allegro maestoso/ Quasi adagio/

Allegretto vivace- Allegro animato/ Allegro marziale animato) se ejecutan sin

interrupción – de manera atccca-, donde existe un solo de triángulo que marca la

transición hacia los dos últimos, motivo por el cual también se lo conoce como “el

concierto del triángulo”. Dedicado al compositor y pianista Henry Litolff, fue

compuesto en 1849, pero su estreno recién se produjo seis años más tarde en Febrero de

1855, con el compositor al piano y Héctor Berlioz en el podio. Independientemente de

la maestría de Mario Benzecry al frente de la orquesta, Joaquín Oliva Ubereaga es un

pianista con mayúsculas. Tiene sólo 15 años, pero una digitación, pulsación y precisión

asombrosas, además de una memoria prodigiosa. Se mostró muy seguro y firme desde

los primeros compases del movimiento inicial y supo resolver perfectamente las

cadencias, arpegios, glissandi y los característicos trinos de este concierto. Dentro de

los solistas instrumentales, se destacaron la flautista, el clarinetista y la percusionista


que estuvo a cargo del mencionado solo de triángulo, logrando un maravilloso

contrapunto con el pianista. Luego de las brillantes coda y recapitulación finales, el

público se puso unánimemente de pie para ovacionar a los intérpretes. Que una

recuerde, sólo se vivió algo similar en el Auditorio Nacional en 2023 durante el

concierto inaugural de temporada de la Sinfónica Nacional bajo la dirección de Mariano

Chiacchiarini, con participación del pianista Antonio Formaro tras la interpretación del

Concierto n°2 para piano y orquesta de Saint- Saëns. Esto motivó al solista a ofrecer

una vibrante y precisa versión de La Campanella de Liszt, donde Oliva Ubereaga volvió

a brillar y deleitar al público.

Una vida de héroe (Ein Heldesleben), Op.40 de Richard Strauss representa el

inicio del ciclo de poemas sinfónicos en su etapa de madurez como compositor. Posee

una estructura sinfónica de sonata con rondó dividida en 6 partes con títulos

descriptivos: El Héroe (introducido al unísono por los violoncellos, las violas y los

cornos en Mi bemol mayor, que recuerda a la apertura de la Heroica de Beethoven), Los

adversarios del Héroe, (efecto logrado mediante una serie de chillidos, gruñidos

cromáticos y atonales en madera y metales), La compañera del Héroe (representada por

un solo de violín), El campo de batalla del héroe, (introducido por la percusión y

seguido por la trompeta en ¾, llamando a la batalla hasta que el protagonista vence con

una majestuosa fanfarria en 4/4), Las obras de paz del Héroe (con reminiscencias de

otros poemas sinfónicos del autor, como Till Eulenspiegel y Don Quijote) y La retirada

del mundo y consumación, que se ejecutan sin interrupción. Lleva una poderosa

orquestación (maderas por 4, flautín, corno inglés, contrafagot, 2 clarinetes en Si bemol,

1 en Mi bemol y clarinete bajo), 8 trompas, 5 trompetas, 3 trombones, 1 tuba tenor en Si

bemol, tuba, 2 arpas, cuerdas y abundante percusión), motivo por el cual es muy difícil

de interpretar -incluso, la fanfarria lleva orquesta fuera de escena-. Según comentarios

del maestro Benzecry, la obra constituye una representación del compositor que refleja

su personalidad: él es el Héroe de su poema, la compañera, su esposa y los adversarios,

los críticos – magistralmente representados en contrapunto entre el violín y los cornos-y

Las Obras del Héroe, sus propias composiciones. Se estrenó en 1899 en Frankfurt con

la presencia del propio Strauss en el podio. La presente versión de este difícil y

complejo poema sinfónico sonó de manera brillante y vibrante. Es una pena que se

desconozcan los nombres de los principales solistas instrumentales debido a la ausencia

de programas de mano -o, en su defecto, de un código QR-, porque es injusto no

mencionarlos en la presente crónica.

El éxito y la excelencia son constantes que parecen acompañar a la Orquesta

Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín”. Tras su primera gira

internacional a Japón realizada el año pasado con motivo de su 30° aniversario, el

organismo sinfónico sigue cosechando logros y triunfos. Debido a que la Secretaría de

Cultura de la Nación pasó a depender directamente de Presidencia de la Nación, la

orquesta pasó a depender de la Dirección de Cultura -sita en el Palacio Libertad

Domingo F. Sarmiento- y últimamente, posee su sede dentro de dicho centro cultural.

Una excelente noticia para comenzar el año, que parece ser muy próspero y prometedor

para la orquesta que mejor ha representado al país en el exterior y que continúa en la

senda de la perfección.

 Sinfónica en ecléctico programa


Por Jaime Torres Gómez

El segundo programa de abono de la Sinfónica Nacional, originalmente

confiado al maestro titular, en su reemplazo estuvo a cargo de Víctor Hugo

Toro, director chileno de destacada trayectoria latinoamericana.

Tal como la presentación anterior, se contempló un ecléctico programa,

dando cuenta de un certero ajuste a la histórica línea curatorial de la

Sinfónica.

Como primera obra, del todo interesante el estreno en Chile de

“Populáricos agitadóricos”, de la joven compositora chilena residente en

Suecia Amalia Garay (1997). Estrenada en Växjö, 2024, el título alude a un

verso de la “Mazúrquica modérnica”, de Violeta Parra, e inspirada en

evocaciones de la Nueva Canción Chilena desarrollada entre los años 70 y

80 del siglo pasado, en parte como expresión de resistencia a la dictadura

militar.

Conforme la explicación previa del maestro Toro, hay directas alusiones a

Víctor Jara y a Violeta Parra, aunque no con citas musicales literales, sino

una abstracción al propósito de homenajear a quienes sobrevivieron a la

represión a través de las artes y la misma resistencia en otras

dimensiones…

Con un orgánico de cuerdas, se trata de una pieza de económica (y

celebrada) duración, con méritos de una eficiente síntesis de las ideas

temáticas, servidas con un logrado pizzicato dominante más una inteligente

utilización del leño, evocando a la guitarra popular. Buen trabajo de

ensamble del director invitado, obteniendo nitidez de voces y completo

ajuste.

Luego, adhiriendo a los 25 años de la Camerata Vocal de la Universidad

de Chile, se ofreció la Misa brevis Sancti Joannis de Deo,  Hob.  XXII:7, de

Franz Joseph Haydn. Escrita para soprano, coro mixto a cuatro voces y un

pequeño orgánico instrumental, también es conocida como la Kleine

Orgelmesse (Pequeña Misa de Órgano) debido al solo del órgano

extendido en el Benedictus, dándose la única participación solística de una

soprano.

Con precisas indicaciones del maestro Toro, muy destacable la participación

de la Camerata Vocal, con buen ensamble, esmaltado sonido (hermosura de

timbre) y diáfanas transparencias, asimismo, una atenta respuesta del grupo

orquestal. Excelente participación de Carolina Grammelstorff (integrante de

la Camerata), con hermoso timbre y musicalidad.

Como última obra, una vigorosa versión de la Primera

Sinfonía de Johannes Brahms. Cabe señalar que esta es la tercera vez

que se programa en la Sinfónica desde el 2022, no entendiéndose insistir en

programarla nuevamente, habiendo tantas otras obras pendientes por

ofrecer como la Sinfonía en si bemol de Ernest Chausson, la Sinfonía en

Tres Movimientos de Igor Stravinsky, la Sinfonía en do de Paul Dukas, o las

Primera y Tercera Sinfonías de Rachmaninoff, entre muchas…


La Primera de Brahms, considerada como su “Sinfonía Patética” (no

apodada así por el compositor), discurre en una dialéctica de fuerzas

oponentes entre lo trágico y lo amable. Con inmenso oficio

de armonía y orquestación, gran impacto reviste el comienzo con una

arrebatadora invocación del Destino (decisivo protagonismo del timbal),

como sus desarrollos posteriores, de irreprochable coherencia.

Bien enfocada por Víctor Hugo Toro, se destaca una empática adopción de

tempi, buen manejo del rubato, más una enjundiosa exposición de las líneas

melódicas, asimismo, con calibradas progresiones expresivas. No obstante,

en momentos, faltó una mayor dosificación sonora (especialmente en el

segundo movimiento). Muy bien abordado el solemne coral de la sección

central del último movimiento, bien ligado hacia una amable exposición de la

cantinela posterior, como musical contraste ante la impetuosidad del

movimiento. Y atenta respuesta en todo orden de la decana orquestal del

país.

 

Labor a pleno de Jaquelina Livieri junto al Coro de Cámara de Tres de Febrero, La Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación y el Maestro Sebastiano de Filippi quién aquí conduce el concierto



Gran concierto de apertura de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


UN DIGNO Y AUSPICIOSO INICIO DE TEMPORADA

Martha CORA ELISEHT


Como todos los últimos lunes de cada mes, la Orquesta de Cámara del Congreso

de la Nación dio inicio a su tradicional ciclo de conciertos correspondiente a la

Temporada 2025, hecho que tuvo lugar en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso

Nacional el pasado 31 de Marzo bajo la dirección de su titular – Sebastiano De Filippi-

y la participación de los siguientes artistas invitados: el Coro de Cámara de Tres de

Febrero, dirigido por Débora Maccarone (órgano); Jaquelina Livieri (soprano);

Verónica Canaves (mezzosoprano); Pablo Pollitzer (tenor) y Leonardo Estévez

(barítono) para interpretar un concierto temático denominado “VÍSPERA SOLEMNE”,

que comprendió las siguientes obras:

- Suite para cuerdas- Léos JANAČEK (1854-1928)

- “Casta Diva”, de “NORMA” (orquestación de Barrie Carson Turner)- Vincenzo

BELLINI (1801-1835)

- Vísperas solemnes de confesor, K.339 para solistas vocales, órgano, coro y

orquesta- Wolfgang A. MOZART (1756-1791)

Una vez realizada la tradicional presentación y los agradecimientos a los Directores

de Cultura del Senado y la Cámara de Diputados de la Nación -Dr. Daniel Abate y Sra.

Andrea Barbieri respectivamente-, los integrantes tomaron sus puestos sobre el

escenario para interpretar una bellísima versión de la Suite para cuerdas JW 6/2 de

Janáćek, compuesta en 1877 y que posee seis movimientos: Moderato/ Adagio/ Andante

con moto/ Presto/ Adagio/ Andante, que fueron ejecutados con suma precisión, vuelo y

musicalidad desde los primeros compases del Moderato inicial, de carácter dramático,

que contrasta con el primer adagio, cuyo tema es romántico. El presto posee una

melodía de neto corte beethoveniano, seguid de un segundo tema más lírico y

romántico, donde los violoncellos y contrabajos realizan un muy buen contrapunto con

el resto de las cuerdas. En el penúltimo adagio, los contrabajos y violoncellos inician la

melodía desde el registro más grave hasta alcanzar su desarrollo de la mano de las

violas y los violines. Quien se lució fue la violoncelista Mariana Levitin, que tuvo a su

cargo el bellísimo solo de su instrumento, acompañada por los contrabajistas Adrián

Speziale y Juan Manuel Burgos. El andante final toma el tema inicial y lo desarrolla con

un gran lucimiento de los primeros y segundos violines, quienes llevan la melodía. Una

versión de fuste, donde el espíritu y el alma checos estuvieron presentes durante todo su

desarrollo.

A continuación, los integrantes del Coro de Cámara de Tres de Febrero tomaron sus

puestos sobre el escenario para acompañar a la soprano Jaquelina Livieri en una versión

adaptada para orquesta de cuerdas de la celebérrima Casta Diva de la ópera NORMA, a

modo de homenaje al Cisne de Catania con motivo de cumplirse el 190°aniversario de

su fallecimiento durante el transcurso del corriente año. El dominio vocal de la cavatina


por parte de la soprano fue abordado con suma precisión y calidad interpretativa,

aunque se notó un matiz más grave en su tono de voz con respecto de la coloratura en

esta tradicional aria del bel canto. No tuvo dificultad alguna en los agudos y se lució en

los matices con un muy buen acompañamiento de la orquesta y del coro. El público

aplaudió calurosamente tras su interpretación.

La obra de cierre que da su nombre al presente concierto es la Vísperas solemnes de

confesor en Do mayor para solistas vocales, coro, órgano y orquesta, K.339 y fue

compuesta en 1780, cuando Mozart se desempeñaba como organista en la Catedral de

Salzburgo. Debe su nombre a que fue escrita para orquesta solemne -que incluye

trompetas, timbales y sacabuches (antecesor del trombón)- en vísperas de la festividad

de un santo confesor. Sus movimientos se basan en 5 salmos del Antiguo Testamento y

el final (Magníficat anima mea) está tomado del Evangelio de San Lucas. Cada sección

finaliza con la doxología Gloria Patri (Alabanza a Dios) y su estructura es la siguiente:

I. Dixit Dominus (Allegro vivace)- Salmo 110

II. Confitebor tibi (Allegro)- Salmo 111

III. Beatus vir (Allegro vivace)- Salmo 112

IV. Laudate pueri (Allegro)- Salmo 113

V. Laudate Dominum (andante)- Salmo 117

VI. Magnificat anima mea (Andante- Allegro)

Desde los primeros compases del movimiento inicial se pudo apreciar un muy buen

equilibrio entre las voces del cuarteto solista, órgano, coro y orquesta, que perduró

durante todo su desarrollo. Por su parte, el coro no sólo estuvo muy bien preparado, sino

que también se apreció un equilibrio sonoro perfecto en los numerosos cánones a 4

voces a su cargo en el Confitebor tibi, Beatus vit y Laudate pueri. En este último

movimiento, el concertino Pablo Pereira se destacó en su solo, al igual que Jaquelina

Livieri en el Laudate Dominum. El repertorio de cámara le sienta de perlas a la soprano,

quien se lució en esta bellísima aria a su cargo acompañad por el coro. El cuarteto de

voces solistas también se lució en los cánones a 4 voces para cerrar con un brillante

Magníficat junto con el conjunto vocal e instrumental. Una versión memorable de esta

bellísima joya de la música sacra, donde se apreció un notable trabajo de coordinación

que fue coronado por el aplauso sostenido del público.

Durante el transcurso del corriente año, la mencionada agrupación de cámara festeja

su 35° aniversario, motivo por el cual no sólo se van a llevar a cabo los tradicionales

conciertos en el Salón de los Pasos Perdidos, sino también, conciertos itinerantes en

diferentes salas del AMBA y el ciclo “NOVENAS MUSICALES” en iglesias del Gran

Buenos Aires. Todos son con entrada libre y gratuita, hecho que se notó por la gran

afluencia de público que se dio cita en el Congreso Nacional. Dicho de otra manera, la

VÍSPERA SOLEMNE contó con lleno total, motivo por el cual el personal del Palacio

Legislativo tuvo que agregar sillas.

A diferencia del año pasado, no se entregaron diplomas a los invitados, pero sí se

incluyó en el videograph final a todos los integrantes de la orquesta. Un merecido y

justo reconocimiento a los músicos en una temporada que suena sumamente

prometedora y de gran jerarquía.

 

Momento de plena concentración en la interpretación del Cuarteto para el fín de los Tiempos de Olivier Messiaen.


 Estupenda versión del “Cuarteto para el fin de los tiempos” en el club de jazz PREZ


SIEMPRE BRILLA LA LUZ HACIA EL FINAL DEL TIEMPO

Martha CORA ELISEHT


En tiempos de guerra, debe ser terrible ser tomado prisionero y verse no

solamente privado de la libertad, sino también, de las garantías constitucionales y de los

derechos humanos básicos, entre los cuales, se encuentra la libertad de expresión. En el

caso particular de un músico, peor aún al no poder volcar sus ideas en un pentagrama

por carecer de papel ni tocar un instrumento. Dicha situación fue la que padeció el

compositor francés Olivier Messiaen (1908-1992) en 1940 durante la Segunda Guerra

Mundial, cuando fue capturado por el ejército alemán y preso en Stalag VIII-A -un

campamento para prisioneros de guerra en Görlitz (Alemania, hoy perteneciente a

Polonia)-. En aquel entonces, tenía 31 años y había sido reclutado como combatiente.

En el campamento, se encontró con otros tres músicos profesionales: el clarinetista

Henri Aloka, el violinista Jean Le Boulaire y el violonchelista Étienne Pasquier.

Messiaen era profundamente católico y su fe no sólo lo ayudó a resistir, sino también a

inspirarse en un texto del Apocalipsis para componer el Cuarteto para el fin de los

tiempos (Quatuor pour la fin du temps), cuyo estreno tuvo lugar en dicho campo de

prisioneros en 1941 con un auditorio compuesto por aproximadamente 400 personas

entre prisioneros y guardias. Y, pese a que el estado de los instrumentos era calamitoso,

su autor manifestó: “Nunca fui escuchado con tan profunda atención y comprensión”.

Quien escribe tuvo la oportunidad de escuchar una magnífica versión de esta

obra el pasado domingo 16 del corriente en el club de jazz PREZ como parte de un ciclo

de música de cámara que tendrá lugar en dicho recinto durante el transcurso del

corriente año y que contó con los siguientes intérpretes: Elías Gurevich (violín), Haydée

Schvartz (piano), Federico Landaburu (clarinete) y José Araujo (violoncelo). La

presentación y los comentarios estuvieron a cargo de un especialista en la materia:

Marcelo Delgado, que sumó sus valiosos aportes para que el público pudiera

comprender el significado de la obra y por qué se compuso para dicha combinación de

instrumentos. En este caso, era lo que había, aunque tuvo dos precedentes: Walter Rabi

en 1896 y Paul Hindemith, en 1938.

El texto del Apocalipsis en el cual Messiaen se inspiró -y que figura en el

prefacio de la partitura- es el Ap.10: 1-2, 5-7: “Vi otro ángel poderoso, que descendía

del cielo envuelto en una nube; tenía sobre su cabeza el arco iris, y su rostro era como

el sol, y sus pies, como columnas de fuego… Y poniendo su pie derecho sobre el mar y

el izquierdo sobre la tierra… El ángel que yo había visto estar sobre el mar y sobre la

tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los

siglos… que no habrá más tiempo, sino que, en los días de la voz del séptimo ángel,

cuando él suene la trompeta, se cumplirá el misterio de Dios, como Él anunció a sus

siervos los profetas”. Para que la obra pudiera concretarse, había que conseguir papel y

lápiz. Y hubo un ángel que se los proveyó: el guardia Carl- Albert Brüll (1902-1989),

quien también ayudó a conseguir los instrumentos y a liberar a los artistas al poco


tiempo después de la presentación, falsificando papeles con un sello hecho con una

papa.

El cuarteto tiene una duración aproximada de 50 minutos y está compuesto por 8

movimientos: Liturgia de cristal (todo el cuarteto); Vocalización, para el ángel que

anuncia el fin del tiempo (todo el cuarteto); Abismo de pájaros (clarinete solo);

Interludio (violín, cello y clarinete); Alabanza a la Eternidad de Jesús (violonchelo y

piano); Danza de la ira para las siete trompetas (todo el cuarteto); Enredo de arco iris,

para el ángel que anuncia el fin del tiempo (todo el cuarteto) y Alabanza a la

inmortalidad de Jesús (violín y piano). La fe católica y el canto de los pájaros son los

dos motivos fundamentales que se aprecian durante todo el desarrollo de la obra y que

actúan como motor desde los primeros compases del 1° movimiento (Liturgia de

cristal), donde se aprecia el canto de las aves en el solo del clarinete (que imita al mirlo)

y del violín (al ruiseñor), mientras el violoncelo y el piano llevan el ritmo subyacente

con una melodía de 5 notas. El 2° movimiento (Vocalización para el ángel…) se

caracteriza por frases muy cortas y cambios de ritmo – una constante que también se

repite durante todo el desarrollo de la obra-. Mientras el piano da cascadas de acordes

envolventes, el violín y el cello entonan un canto gregoriano. El clarinete solista se luce

en el Abismo de pájaros, con un tiempo extremadamente lento, donde el canto de las

aves es alegre y vivaz -precisamente, lo opuesto a la tristeza y la fatiga del Tiempo-. Es

un desafío para grandes solistas del instrumento y Federico Landaburu cumplió

sobradamente con su misión, logrando una interpretación de vanguardia. Lo mismo

sucedió en el Interludio junto a Gurevich y Araujo, donde los tres interpretaron un

vibrante scherzo. Pero uno de los puntos más fuertes de la interpretación fue la

Alabanza a la Eternidad de Jesús, donde José Araujo demostró sus excelentes dotes en

una frase cuyo tempo es “infinitamente lento”, que representa la palabra reconfortante y

poderosa de Dios como Verbo, según el Evangelio de Juan (1:1). Por su parte, Haydée

Schvartz supo acompañarlo de manera dulce y exquisita en el piano. A su vez, la Danza

de la ira es el movimiento más poderoso desde el punto de vista rítmico, donde los 4

instrumentos al unísono deben imitar el sonido de las 6 trompetas que anuncian

catástrofes mediante ritmos aumentados o disminuidos hasta llegar a la séptima, que

anuncia la consumación del misterio de Dios. El efecto de golpes de acero y los acordes

en fortisssimo fueron ejecutados de manera impecable para luego seguir con el 6°

movimiento (Enredo de arco iris), lleno de paz y colorido, donde se retoman pasajes del

2° movimiento. El final posee un solo de violín que equivale al solo de violoncello del

5° movimiento que representa a Jesús resucitado y elevado a los Cielos como fuente de

amor y de esperanza para la humanidad. Messiaen se basa en su “Diptyque” (Díptico)

para órgano y lo desarrolla en tempo infinitamente lento. Aquí, Elías Gurevich demostró

su maestría en el dominio del instrumento logrando un sonido celestial, que desembocó

en un profundo silencio. El público aplaudió a rabiar tras tan brillante interpretación de

esta pieza, que se representa en muy escasas ocasiones y que contó con localidades

agotadas, debido a que es un espacio muy reducido.

Previamente al inicio del Cuarteto, Haydée Schvartz y Elías Gurevich ofrecieron

un bis: Im Spiegel (En el espejo) de Ärvo Paart, que sonó magistral y, que, de cierta

forma, preparó al espectador para la obra de fondo. Los músicos no sólo se retiraron

sumamente aplaudidos y ovacionados, sino que agradecieron el comportamiento del

público de la siguiente manera:


“Gracias por respetar no solamente los sonidos, sino también, los silencios. Es

muy importante para nosotros y por eso, este concierto ha sido de todos ustedes”. Las

palabras de Elías Gurevich representan la síntesis más perfecta de lo sucedido y un

broche de oro para dar cierre a esta nota.

 Triunfal inicio sinfónico


Por Jaime Torres Gómez

Luego de una activa temporada 2024, con importantes estrenos, incluyendo

buenos directores y solistas, amén del hito de ofrecer la Novena

Sinfonía de Beethoven en el Estadio Nacional (Premio del Círculo de Críticos de

Arte de Chile), recientemente la Sinfónica Nacional de Chile inició su

actual temporada de abono.

Sin la presencia del titular de la agrupación, maestro Rodolfo Saglimbeni,

producto de un problema de salud, en su reemplazo se convocó a otro “Rodolfo”,

el destacado director chileno Rodolfo Fischer, actual titular de la

prestigiosa Orquesta de Cámara de Valdivia.

Con un programa inteligentemente concebido, teniendo como “gancho” la

presencia del virtuoso violinista ruso-norteamericano Alexander Markov, se ajustó

a un ecléctico perfil, congregando una esperada alta demanda de público.

De todo encomiable el estreno en Chile de “D'un matin de printemps” (“De una

mañana de primavera”), de la talentosa compositora francesa Lili Boulanger

(1893-1918), pieza que abrió el programa. De una estética post impresionista,

Boulanger despliega una batería de recursos orquestales que imprimen un

atractivo colorido sin perder sustancia discursiva, mérito mayor al ser de las

primeras obras que esta compositora realizara sin la ayuda de su hermana mayor,

la connotada profesora, pianista e intelectual Nadia Boulanger. Formidable trabajo

del maestro Fischer, auscultando un sinfín de detalles en colores, texturas y

claridad expositiva, obteniendo pleno ajuste de los sinfónicos.

Seguidamente, el esperado retorno de Alexander Markov en su cuarta visita a la

Sinfónica, ahora con el archi popular Concierto para Violín de P.I. Tchaikovksy.

Si bien la figura de Markov era la apropiada para esta obra de su ruso compatriota,

no era del todo conveniente ofrecer la misma pieza hecha en menos de un año por

la misma Sinfónica, siendo más oportuno haber aprovechado a Markov en otros

repertorios como en los conciertos de Beethoven, Brahms, Sibelius, Kachaturian o

alguno de los de Vieuxtemps.

No obstante lo anterior, igualmente, ex-post, se celebra haber tenido a Markov en

el Tchaikovky ante su notable entrega, mostrando completa autoridad de cátedra

escaseada en esta obra desde hacía muchos años (de gran recuerdo las notables

versiones en Chile con Gil Shaham, Cho Liang Lin, Sergei Krilov y Shunske Sato).

Con sentidas y analíticas exposiciones, sin dejar de coquetear con lo lúdico,

Markov brindó irreprochable unidad de discurso servido de una gran técnica de

ejecución. Notable calidad de sonido –cálido y aterciopelado-, más afinación

perfecta y expansiva proyección sonora. Y del todo consubstanciada la alada

batuta de Fischer, obteniendo lo mejor de los sinfónicos.


Y apelando a una extraordinaria capacidad de abstracción, Markov, famoso por su

veta “rockera” (usando su violín electrónico especialmente diseñado), nuevamente

ofreció de encore la misma pieza que ha cautivado en sus anteriores visitas, esta

vez con una mayor orgánica de músicos, dando cuenta de total genialidad

artística. Sin duda, y tratándose de otro ámbito, a la postre, cuando la música tiene

méritos propios, las fronteras virtuosamente se cruzan, refrescándola

genuinamente…

Como colofón, una notable versión de la Tercera Sinfonía “Con Órgano”, de

Camille Saint- Saëns. Obra gravitante del género sinfonía en Francia y de

atractivo vuelo inspirativo, inusualmente contempla un piano a cuatro manos más

un gran protagonismo del órgano, este último proveyendo ora una envolvente

atmósfera en pedal (principalmente en el segundo movimiento), ora una grandiosa

exposición de un coral hacia el final, con visos de catártica espectacularidad.

Gran versión de Rodolfo Fischer, de una asimilación raras veces presenciada,

distanciándose de cierta tentadora frivolidad interpretativa. Con irreprochable

coherencia, Fischer hizo un exhaustivo trabajo en balances, fraseos y matices.

Con abismante serenidad y profundidad expositiva -analítica y serena-, obtuvo una

respuesta con importantes resultados en texturas y transparencias. Sin duda, una

versión triunfal de una obra extraña y de misteriosa exégesis.

En suma, una importante presentación de inicio de temporada en manos de

solventes artistas más una comprometida respuesta de la decana orquestal del

país…