domingo, 10 de noviembre de 2024

 

UNA MAGNIFICA TRAVESIA DE LAS SOMBRAS A LA LUZ

 

Teatro Colón, temporada 2024. Decimoséptimo concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Elías Grandy. Solistas: Claudio Barile (Flauta),  Ensamble Vocal Cámara XXI, Director: Miguel Pesce. Programa: Obras de Brahms, Liebermann y Scriabin. 09 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINON: MUY BUENO.

 

  En uno de los programas mejor estructurados de la presente temporada  la Filarmónica lució bajo la guía del Mtro. Elías Grandy. Dos obras de Brahms con tintes espectrales, de muerte y recordación, pasando por una suerte de transición como puede serlo el Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann  y llegar así al “Poema del Extasis” de Alexander Scriabin, plena de luminosidad. Como puede apreciarse,  una progresión interesantísima a través de la música, en donde la Orquesta brindó magníficas respuestas en todos sus sectores, con un solista excelso y una muy buena agrupación coral que sabe distinguirse en cada presentación en la que el Teatro Colón la requiere.

 

    La primera parte consagrada a Brahms nos trajo a la sala dos obras muy poco frecuentadas en Ntro. medio musical y en donde no quiero arriesgar cuanto hace que no se las presentaba en el Colón, ya que el tiempo ausente de alguna de ellas en los atriles puede ser extensísimo. El “Canto de las Parcas”, pasaje del “Ifigenia en Tauride” de Goethe, dio inicio al concierto y el Ensamble Vocal Cámara XXI, bajo la guía de Miguel Pesce  tuvo a su cargo la parte vocal. Obra cargada de tensión dramática, narrativa, tuvo en el trabajo de conjunto un crecimiento a lo largo de la interpretación. De unos muy pequeños desacoples al inicio, la versión se fue afianzando hasta llegar plena en el estilo “Brahmsiano”. El Maestro Grandy logró un pleno empaste entre Orquesta y Coro  demostrando un pleno conocimiento del estilo. Este comienzo sirvió para que luego emerja “Nanie”, basada en el poema de Friederich Schiller y dedicada al pintor Anselm Feuerbach, que evoca la belleza plasmada y el sentimiento que genera la partida. Aquí sí puedo decir  que la versión fue sólida, de muy alto vuelo y que generó por ello la  sentida primera ovación de la noche. El Coro, excelentemente preparado por  Pesce, tuvo una decisiva y muy buena participación, redondeando una buena presentación en la sala del Colón.

 

  En el comienzo de la segunda parte el público disfrutó del estreno del Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann, compositor y Director de Orquesta Norteamericano nacido en 1961. Su construcción está dentro de los moldes clásicos. Tres movimientos, vibrantes los de “punta” y una extensa y muy sentida sección central. En los de “punta”, surgen llamativamente influencias de compositores rusos. Se encuentran pasajes en los cuales es innegable el estilo tanto de Prokofieff como  el de Shostakovich. En cambio el movimiento central nos revela una escritura absolutamente personal y aquí Barile descolló una vez más en la interpretación dado su bellísimo sonido y dominio de la técnica. Grandy y la Orquesta acompañaron de modo impecable. Es una obra que debería frecuentarse más seguido. Dados los insistentes llamados del público, Barile retribuyó con dos bises, sobresaliendo un Andante de Bach acompañado al piano por el gran Maestro y Director de Orquesta Javier Más.

 Y finalmente el “Poema del Extasis” de Scriabin en una versión sumamente ajustada, brillante y plena de color y sonido. Un muy buen trabajo del Maestro Grandy con una Orquesta que respondió de modo pleno a cada una de sus indicaciones para que el público les retribuyera con una ovación justiciera dada la entrega expuesta en el escenario.  

   

 

Donato Decina

sábado, 9 de noviembre de 2024

 


Otra instancia del Concierto de Cierre de la Temporada 2024 del Mozarteum Argentino. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia para la entidad organizadora.


Espléndido cierre de temporada de Mozarteum Argentino


"El Mesías" en el Colón


Teatro Colón

Lunes 4 de noviembre de 2024 

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos:  LilianaMorsia


 

“El Mesías”, de Georg Friedrich Händel

Intérpretes: Verónica Cangemi (soprano)

Marie-HenrietteReinhold (mezzosoprano)

Benedik Kristjánsson (tenor)

Tobias Berndt (bajo)

Coro de la InternationaleBachakademie de Stuttgart

GaechingerCantorey

Orquesta de la InternationaleBachakademie de Stuttgart

Director:Hans-ChristophRademann


Mozarteum Argentino cerró su temporada 2024 con una muy buena versión de “El

Mesías”, oratorio en tres partes, HWV 56, con textos de Charles Jennens, y música

deGeorg Friedrich Haendel. La versión presentada fue fiel a la original, estrenada en

Dublin, en 1742.La obra provoca el sentimiento de la música comobálsamo infalible

para la paz y la reconciliación.

Veinte coreutas integraron la GaechingerCantorey y fueron estrellas indudables de la

velada. El público pudo disfrutar de su elegancia y equilibrio, con páginas espléndidas

como “For unto us a Childisborn”, con sonido máscamarístico que monumental, en una

versión sumamente efectiva. Se caracterizó por la claridad en las secciones, sonido

envolvente y riqueza cromática. Fueron los grandes ovacionados de la noche.

Los cuatro solistas se destacaron por su experiencia y su arte.El tenor

islandésBenediktKristjánssonexhibió un registro terso y canto rico en matices, que

usados con inteligencia, le permitieron transmitir el mensaje de su parte de manera

comunicativa.

La soprano Verónica Cangemi tuvo un desempeño bueno, tanto en lo técnico

como en lo estilístico, encarando su parte con un toque dramático.

Muy convincente resultó el bajo TobiasBerndt. Eleganteen el fraseo, con solidez vocal

y precisión en las agilidades, realizó una muy buena versión de su difícil aria

“Thetrumpetshallsound”.

La mezzosoprano Marie HenrietteReinhold desplegó belleza tímbrica y canto

seguro. Aunque su voz no es muy caudalosa, cantó de manera interesante y

atractiva, haciendo buen uso de su instrumento vocal.


El director Hans-ChristophRademannobtuvo resultados sobresalientes de los 22

músicos de la Orquesta de la InternationaleBachakademie de Stuttgart, profesores

irreprochables que se destacaron en el colorido de las líneas melódicas, con un

entendimiento entre violines y violas, que se hizo audible en su vitalidad y un

formidable despliegue de claroscuros en el fraseo.

Entusiastas ovaciones coronaron las virtudes de los intérpretes, constituyendo así un

muy buen cierre de temporada para Mozarteum Argentino que a lo largo de toda la

temporada, hizo visible su apuesta a la calidad

CALIFICACION: MUY BUENO

jueves, 7 de noviembre de 2024

 



Los protagonistas de una velada excelsa: La Gaechinger Cantorey, los Solistas vocales y el Maestro Hans-Christoph Rademann  para una inolvidable versión de "El Mesías" de Häendel. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia para el Mozarteum Argentino.




 

FIESTA MUSICAL

 

Mozarteun Argentino, Temporada 2024. Concierto de cierre. Actuación de la Gaechinger Cantorey, dependiente de la Internationale Bachakademie de Sttutgart, Director: Hans –Christoph Rademann. Solistas: Verónica Cangemi (soprano), Marie Henriette Reinhold (Contralto I), Jonathan Mayenschein (Contralto II), Benedikt Kristjansson (Tenor), Tobias Brendt (Bajo). Programa: Georg Friederich Häendel: “El Mesías” (Versión de 1742 para Dublin). Teatro Colón, 04 de Noviembre de 2024.

 

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  En estos tiempos difíciles, en donde gestionar y programar música con contenidos y artistas de nivel internacional puede ser sumamente complicado, el Mozarteum Argentino ratifica una vez más el porqué de su prestigio, cumpliendo con una programación de excelencia a lo largo de toda la temporada, a la que como broche de oro la culmina con una manifestación superlativa y, además, ya anticipa los contenidos de la próxima indicando que recupera un concierto más en el abono del año venidero.

 

  La relación  entre la Internationale Bachakademie de Sttutgart a través de su conjunto vocal y orquestal, la Gaechinger Cantorey,  y el público argentino, data de más de cuatro décadas desde que de la mano de la desaparecida “Festivales Musicales de Buenos Aires” comenzó a presentarse en sitios como el Teatro Colón y el Auditorio de Belgrano. En aquellos tiempos de la mano de su fundador, el admirado maestro Helmut Rilling, conjunto y director comienzan a revelar en los auditorios argentinos a Bach y sus contemporáneos de la manera más aproximada a la época, aunque con instrumentos de la orquesta moderna, tal como lo hacía otro gran maestro venerado por el público argentino: Michel Corboz y ambos se constituyeron en faro del gran interprete y Director Artístico de la desaparecida institución: el inolvidable Mario Videla. Retirado el Maestro Rilling,  los directivos de la institución confiaron en el maestro Hans-Christoph Rademann, dueño de valiosos y profusos antecedentes artísticos, los destinos musicales de la misma y este gran músico renovó por completo los criterios interpretativos retornando a los orígenes, es decir, revisionismo histórico e interpretación con instrumentos a la usanza de la época, al punto tal  que logró hacerse de réplicas tanto de un órgano de cámara como de un cémbalo, por lo que puede decirse que estamos en presencia de un conjunto instrumental absolutamente fiel al estilo barroco, tal como en la época en que los compositores concibieron sus obras. Desde la anterior visita, es el Mozarteum Argentino quien ha convocado a estos grandes intérpretes sumando así otro hito más a sus grandes realizaciones.

 

  En esta ocasión se ha elegido una obra verdaderamente imponente como lo es “El Mesías” de Gerog Friederich Häendel en la versión original de su estreno en 1742. Entiendo que se trató de una de las pocas veces (por no decir la primera) que en nuestro medio se la pudo apreciar lo más fiel posible al original del compositor, con un orgánico coral de veinte voces a razón de cinco por cada cuerda y otro instrumental de 22 músicos. La obra se divide en tres partes, tuvo libreto de Charles Jennens sobre la base de pasajes del antiguo y nuevo testamento, lamentaciones, revelaciones, de las cartas a los hebreos, romanos y corintios y también de salmos. La primera parte está dedicada al advenimiento, la segunda a su pasión, muerte y resurrección y la tercera a la promesa de la vida eterna. El coro es protagonista fundamental, subrayando la narración tras cada intervención de los solistas. Son estos últimos quienes inician los pasajes contando la historia. Hay momentos reflexivos, otros de mayor intensidad  y pasajes de jubiloso brillo en donde, por supuesto, se destaca el “Hallelujah”, fragmento que ha trascendido a toda la obra en si misma.

 

  La concepción del Maestro Rademann es formidable. Precisión en los detalles, ataques certeros, sostuvo en todo momento la tensión. Jamás hubo baches. Extrajo del conjunto instrumental lo mejor de cada uno de sus integrantes y en cuanto al conjunto vocal le extrajo una limpia y magnífica emisión, total empaste y seguridad en cada intervención. De esta manera pudo apreciarse una estupenda amalgama sonora dado el equilibrio entre sonido del coro y el conjunto instrumental. Los tempi elegidos por Rademann fueron en todo momento acertados.

 

  Un detalle no menor es el de la elección de los solistas vocales y aquí  una vez másfu, a mi entender, insuperable. Desde el sobrado oficio de Verónica Cangemi en “su” repertorio, pasando por las revelaciones como la Contralto  Marie Henriette Reinhold, dueña de un robusto medio vocal que lo maneja a la perfección, o del bajo Tobias Berndt dueño de una voz profunda y técnica estupenda. Sumados a ellos se apreció a Benedikt Kristjansson, un tenor de grato timbre, ideal para este repertorio, mientras que tuvo una breve y correcta intervención Jonathan Mayenschein quien canta con registro de contralto, haciendo una segunda voz dentro de un número de la segunda parte.

 

   Por la suma de todo lo expuesto precedentemente, es que la versión fue de excelencia, digna de ser recordada en muchísimo tiempo y suma a la entidad organizadora un triunfo más para su reconocida trayectoria.

 

Donato Decina


miércoles, 6 de noviembre de 2024

 

CREATIVIDAD, INGENIO Y TALENTO

 

Casa de la Cultura de Buenos Aires, Salón Dorado, temporada 2024. Presentación de la Orquesta del Campus Musical de Buenos Aires (CA.MU.BA.), Director: Juan Klas, Solistas: Maximiliano Villa (Violín), Ariadna Ratti (Soprano). Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 4 en Sol mayor (en reducción y arreglo de cámara de los Mtros. Juan Klas y José Francisco Anello). 03 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  En 2021, cuando el medio local comenzaba a desperezarse luego de la cuarentena de pandemia, el Maestro Juan Klas constituyó el Campus Musical de Buenos Aires (CA.MU.BA.) como respuesta a la falta de apertura de espacios oficiales. El objetivo era brindar un sitio para aquellos músicos que no podían avanzar con sus carreras. Comenzaron a desarrollarse conciertos hasta llegar hoy a una profesionalización del ensamble allí surgido que lleva el nombre de Orquesta del Campus Musical. Es una formación camarística conformada por 13 músicos dirigidos por el Mtro. Klas, quienes actúan como verdaderos solistas a lo largo de las obras que desarrollan.

 

  En los últimos tiempos, y tomando como base los arreglos para formación reducida que Arnold Schömberg desarrolló para obras de Gustav Mahler, muchos músicos se animaron a hacer sus propias reducciones de estos trabajos. Se ha dicho muchas veces que en muchos pasajes de las creaciones mahlerianas hay grupos de instrumentos que funcionan como formación de cámara dentro de la propia orquesta. Pues bien, tuvimos en 2016 en los recordados festivales de la Usina del Arte una muy buena reducción de “La Canción de la Tierra” y en 2017 una formidable versión de cámara de la Quinta Sinfonía realizada y dirigida por Juan Martín Miceli. Aquí fueron el propio Mtro. Klas junto a José Francisco Anello quienes realizaron un muy buen trabajo sobre la Sinfonía Nº 4 en Sol Mayor. Respetando la esencia, supliendo algunos instrumentos con piano y órgano en pasajes certeros, con instrumentistas de muy buen cuño y un apoyo vocal de primera magnitud, Director y Dirigidos  lograron un trabajo de formidable factura junto al interesante detalle de suplir el comentario de mano, que actúa como guía, por tres poemas del propio Maestro Klas, quien de manera inteligente logró plasmar en palabras lo que la música expresa en cada movimiento, reservando para el último el antecedente del lied de cierre, es decir el texto de “La Vida Terrenal” del ciclo Armin y Brentano “El Cuerno Mágico de la Juventud”, con su tremenda carga dramática, para que el público compare luego con el texto de “La Vida Celestial”, que cierra la obra, el contraste entre los sufrimientos terrenos y la calma que se logra en otra perspectiva.

  Dentro de este concierto cabe el elogio  a todo el grupo y al Maestro Klas, pero no sería justo si no resaltara la labor del primer violín, Maximiliano Villa, de descollante labor solista en el difícil segundo movimiento en donde debe hacerlo con un instrumento en distinta afinación y la voz de dulce y cristalino timbre de la soprano Ariadna Ratti  quien cantó en total estilo el ya citado Lied de cierre.

 

  Vale la pena seguir los pasos de esta entidad autogestionada en los desafíos que se vayan proponiendo.

 

Donato Decina

martes, 5 de noviembre de 2024

 Significativa jornada final de Concurso Sigall


Por Jaime Torres Gómez

Recientemente se desarrolló la versión 48 del Concurso de Ejecución Musical Dr.

Luis Sigall, en Viña del Mar, esta vez mención Guitarra.

Huelga señalar los pergaminos de Sigall, con una historia de 50 años desde su

fundación, de la que lamentablemente hubo una suspensión de dos versiones a raíz

del estallido social del 2019, y luego, en 2020, debido a la pandemia, destacándose la

voluntad de la Corporación Cultural de Viña en retomarlo gradualmente desde el 2021.

La presente versión, a diferencia de las dos anteriores, avanzó en la presencialidad de

las últimas dos etapas, instándose la reedición completa in situ ante potenciales

variabilidades de rendimientos en pausas prolongadas entre las mismas etapas.

Adicionalmente, y luego de 15 años, el Concurso retornó a su sede histórica del

Teatro Municipal de Viña del Mar, emblemático y patrimonial coliseo, constituyendo

un significativo reencuentro tras deambular por otros espacios de la ciudad y

Valparaíso.

Si bien los recursos han escaseado para normalizar la ejecución del certamen

(modalidad híbrida, ausencia de una orquesta de orgánico grande y la venida de una

mayor cantidad de jurados internacionales), a la luz de lo presenciado, existió un

debido interés de las autoridades edilicias viñamarinas en apoyar su continuidad ante

la evidencia de su valor patrimonial y proyección internacional de la misma ciudad.    

A buen nivel, la jornada final contó con sólidas participaciones de los finalistas de

Croacia, Japón y México, multipremiados en otros concursos internacionales. A la vez,

se dispuso de la Orquesta de Cámara de la Pontificia Universidad Católica de

Valparaíso (PUCV), de gran recuerdo en épocas pasadas, constituyendo una buena

oportunidad para apreciar su actual nivel luego de varios años sin presenciársela. Así,

en principio, el formato de orquesta de cámara (cuerdas y algunos vientos) resultó

funcional para la versión guitarra, aunque inconveniente para futuras ediciones (cello,

violín, piano y canto) debido a la naturaleza de los repertorios para las finales,

requiriéndose de agrupaciones grandes y con músicos debidamente experimentados.

En cuanto al desempeño de la Orquesta de la PUCV, se percibió cómoda en el

Concierto del Sur (Manuel Ponce) pero muy débil en el Concierto de Aranjuez

(Joaquín Rodrigo), con problemas de ensamble (rítmicos y afinación) y falencias

insalvables en algunos músicos extra, elemento preocupante considerando que seis

días antes había tocado la misma obra junto a un integrante del jurado…

Del todo acertada la decisión del jurado en la asignación de los premios, lo mismo el

premio del público. De esta forma, en el caso del mexicano José Daniel Salceda

(tercer lugar), abordó con propiedad el Concierto del Sur, ofreciendo una versión

resaltada en una calibrada interioridad de discurso y libre de efectismos, aunque en

momentos algo monocorde (especialmente hacia la mitad del primer movimiento).

Seguidamente, el croata Luka Lovreković (segundo lugar), con el Concierto de

Aranjuez, y luego de un primer movimiento técnicamente deslumbrante y con alto


vuelo expresivo (al umbral de cierto efectismo), empero, tuvo que lidiar con un

acompañamiento desparejo de la orquesta, viéndose afectado en los dos últimos

movimientos. Impactante la proyección de sonido y en general el alto vuelo

interpretativo, ameritando seguirle su derrotero profesional.

Y el desempeño del japonés Io Yamada, deslumbrante y en justicia merecedor tanto

del primer lugar del concurso, asimismo con el premio del público. La versión firmada

por Yamada del Concierto del Sur, digna de antología en precisión técnica e

idiomatismo interpretativo, favoreciéndole un alado acompañamiento del maestro

Álvaro Gómez (Director Artístico del Concurso) junto a los camaristas católicos

porteños. Notable el manejo de los contrastes, dinámicas, matices y proyección

sonora del eximio guitarrista, proyectándosele con una importante carrera.

En suma, una muy buena versión del Concurso Sigall, esta vez en su magnífica sede

histórica, fortalecido con un celebrado compromiso local de sacarlo adelante, y a la

vez con urgentes desafíos de mejoras para retomar los históricos estándares de un

certamen internacionalmente reconocido.

domingo, 3 de noviembre de 2024

 


La revelación de la noche: el pianísta Hyuk Lee, acompañado por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por el Mtro. Elías Grandy. Créditos: Prensa Teatro Colón, fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli.


HYUK LEE, EXCEPCIONAL SOLISTA

 

Teatro Colón, temporada 2024: Decimoséxto concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires Director: Elías Grandy. Solista: Hyuk Lee (Piano).

Programa: Obras de Mozart y Mahler. 02 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Este nuevo concierto de abono de la Filarmónica porteña con la nueva visita del Mtro. Elías Grandy, tuvo como eje central la presentación del pianista coreano Hyuk Lee, joven interprete quien a los 24 años luce el primer premio del concurso Long-Thibaud del año 2022 y graduación en la célebre École Normale de Musique de París con el premio Cortot del año 2023. Sin lugar a dudas ha hecho honor a esos importantísimos galardones obtenidos en los últimos dos años descollando como solista en el Colón del célebre concierto para piano y orquesta Nº 23 en La mayor Kv 488 de Mozart. Posee una estupenda digitación, limpísimo sonido, impecable técnica y en materia interpretativa dio en el punto justo en cada movimiento. Por supuesto que en el caso del célebre adagio central además de  desgranar las melancólicas notas de manera exquisita, contó con la compañía de los solistas filarmónicos en impecable forma cada uno de ellos como son los casos de Néstor Garrote (Oboe), Mariano Rey (Clarinete) y Claudio Barile (Flauta) . La Orquesta en su conjunto bajo las órdenes del Mtro. Grandy se acopló al solista de manera impecable, por lo cual la versión será seguramente recordada en mucho tiempo por quienes asistimos al Colón. Respondiendo a los aplausos, Lee ofreció una versión magnífica del “Rondó Alla Turca” de Mozart, para que luego de nuevos y sostenidos llamados al escenario la volviera a interpretar, ahora en una paráfrasis no especificada, pero en la que imprimió nuevamente su sello de calidad.

 

 

  La segunda parte estuvo reservada a una nueva versión de la Sinfonía Nº 1 en Re mayor “El Titán” de Gustav Mahler. Este trabajo “iniciático” del gran compositor bohemio se caracteriza no solo por la idea inicial de características programáticas en torno al protagonista de la novela de “Jean Paul” Richter, sino también por su reelaboración definitiva en cuatro movimientos como se la interpreta hoy. Se excluyó el segundo denominado “Blumine” al que lo rescató Benjamin Britten en 1976 para ofrecerlo como pieza independiente, tal como el el Colón lo hiciera el inolvidable Franz Paul Decker en su frustrada integral Mahleriana de la década del 90 pasada, aunque una corriente encabezada por Zubin Mehta se decidió a incluirla nuevamente como segundo movimiento de la sinfonía y así la escuchamos tanto en 2010 con el maestro al frente de la Filarmónica de Munich, como en su última visita al teatro al frente de la Filarmónica de Israel. Hay momentos descriptivos (Un amanecer con los arrullos de la naturaleza), de música folcklórica (el” Ländler”, vals campesino austríaco, muy utilizado también por Bruckner), música Klezmer (Sección central del tercer movimiento) e instantes de absoluta fuerza interpretativa. Aquí el Maestro Grandy optó por la versión definitiva en cuatro movimientos e hizo opción de no repetir el primer tema del primer movimiento (absolutamente válido). Hubo empaste, ajuste, buenas respuestas de todos los sectores de la orquesta y trató de evitar al máximo cualquier desborde interpretativo en el intenso movimiento final. Tuvo (y se notó) ascendente sobre el conjunto, redondeando una buena labor, aunque a veces un poco de más fuerza y apasionamiento no vendrían nada mal.

 

Donato Decina


sábado, 2 de noviembre de 2024

 

UN MUY INTERESANTE ESTRENO ARGENTINO

 

Orquesta Sinfónica Nacional, temporada 2024: Concierto, Directora: Ligia Amadio. Programa: Obras de Lopszyc y Rachmaninoff. Centro Cultural Domingo  Faustino Sarmiento, Auditorio Nacional. 01 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

 Este concierto ha tenido sumo valor ya que el centro del mismo y a su vez el punto más alto de la velada lo constituyó el estreno mundial de “Háblame de Dios… y el Almendro Floreció”  de Eva Lopszyc, acaso la más prolífica de las compositoras nacionales actuales. Escrita para cuerdas con un suave final de triángulo, nos muestra a una Lopszyc distinta, con un manejo muy fino de la tensión y la intensidad en el centro de su obra, como tal vez muy pocas veces se la ha apreciado en ese estilo.  Surgida de un episodio de la vida de San Francisco de Asis, aquel en que parado frente a un almendro en reiteradas oportunidades le pide que le hable de Dios, finalmente el florecer de ese árbol es lo que el almendro le corresponde a ese pedido. Una frase melódica citada en varios pasajes de la obra, al estilo de “La Pregunta sin Respuesta” de Charles Ives , arropada por pasajes de la ya citada intensidad musical y un calmo final en donde desde las entrañas mismas del conjunto de cuerdas surge un violinista, en este caso reemplazando al percusionista para graficar con un sutil toque de triángulo el florecer del almendro. La conducción de la Maestra Ligia Amadio (Acaso la conductora con mayor trayectoria y experiencia en esta parte de Sudamérica) fue impecable, demostrando su compromiso con la obra de esta gran creadora argentina y obteniendo por parte de las secciones de cuerdas de la sinfónica un rendimiento superlativo.

 

  El concierto se completó con una correcta versión de la sinfonía Nº 2, op.27 de Serguei Rachmaninoff, en donde deben rescatarse  las intervenciones decisivas de algunos sectores de la orquesta a lo largo de sus cuatro movimientos, fundamentalmente cuerdas y vientos los que respondieron en buena forma a las marcaciones de la maestra Amadio con lógico epicentro en el tercer tiempo en donde fluyó a pleno la belleza de la música.

 

  Un público que llamativamente no colmó las instalaciones del Auditorio Nacional como en otras ocasiones, batió palmas de manera sostenida al final de la obra mostrándose conforme con  la labor de la Directora y los músicos. Justamente estos últimos también la aplaudieron, demostrando su afinidad con los directores con los que el conjunto tiene plena empatía. Todo dicho.

 

Andrea Maragno y Susana Frangi, dos exquisitas interpretes para "Tertulia Maragno". Fotografía de la autora del presente artículo.


Muy buen homenaje a Virtú Maragno en el Salón de Honor del Palacio Sarmiento


UN BRINDIS PARA EL MAESTRO


Martha CORA ELISEHT


Uno de los compositores argentinos más importantes del siglo XX ha sido Virtú

Maragno (1928-2004), cuya obra no solamente comprende música sinfónica, sino

también música de cámara, música de películas – entre otras, El Candidato, Soluna, La

Cosecha, La primera fundación de Buenos Aires y Setenta veces siete- y su ópera de

carácter nacionalista Fuego en Casabindo, cuyo estreno se produjo de manera póstuma

en el Teatro Colón en 2004. El pasado domingo 27 del corriente se produjo un

espectáculo en su homenaje -TERTULIA MARAGNO- en el Salón de Honor del Palacio

Domingo Faustino Sarmiento (ex CCK), que contó con la siguiente ficha técnica:

dirección, coreografía y puesta en escena de Yamil Ostrovsky; dirección de arte de

Débora Teplitzki; diseño de proyección de Pilar Boyle y Mariano Asseff; guion de

Diego Damián Martínez y participación de los siguientes artistas: Andrea Maragno

(soprano), Susana Frangi (pianista acompañante), Gabriela Montes (bailarina) y

Esteban Fiocca (actor).

Mediante una muy buena selección de poemas elegidos por el propio compositor

pertenecientes a Juan I. Ortiz, José Pedroni, César Mermet, Rafael Alberti, Pablo

Neruda y Federico García Lorca combinados con las canciones de cámara compuestas

en diferentes períodos de la vida del músico santafesino -alumno de Vicente

Scaramuzza, Antonio De Raco y Luis Gianneo, entre otros-, el espectáculo ofrece una

perfecta conjunción entre música, danza y canto. Mientras Andrea Maragno interpreta

las canciones, la bailarina y el actor actúan con diferentes elementos (un sillón, telas que

simulan las olas del mar o con las cuales se envuelven). La coreografía también emplea

movimientos en espejo, pasos de tango y elementos de danza contemporánea (giro,

contracción, relajación). Llega un momento donde el actor, la bailarina y la cantante

interactúan para brindar una interpretación acorde a las letras de las canciones. El gran

acompañamiento musical de una pianista de los quilates de Susana Frangi hizo el resto

en los 45 minutos que dura el espectáculo, con una concurrencia a sala llena. Inclusive,

se colocaron puff y almohadones de cuero en el piso para que la gente se sintiera más

cómoda.

La sobriedad y elegancia del Salón de Honor brindaron el marco perfecto para

este concierto, que contó con la magnífica coreografía de Yamil Ostrovsky para dar vida

a este proyecto. Los artistas se lucieron -tanto individualmente como en equipo- y

rescataron la obra de Maragno en un justo y merecido homenaje. Precisamente, el título

de esta crónica es la frase con la cual se abrió la función, que se repetirá en Noviembre

dentro del mismo espacio. Vale la pena asistir y apreciar la obra de cámara de Virtú

Maragno en toda su expresión.

 Gran actuación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


TODO ES TALENTO ANTE LOS OJOS DE DIOS


Martha CORA ELISEHT


Dentro del Ciclo de Conciertos ofrecidos por la Orquesta de Cámara del

Congreso de la Nación, el pasado lunes 28 del corriente tuvo lugar un concierto

temático denominado “JERUSALÉN DE ORO” en el Salón de los Pasos Perdidos del

Congreso Nacional, cuyo repertorio estuvo integrado por obras de compositores judíos.

Bajo la dirección de Esteban Rajmilchuk y la participación de la violoncelista Mariana

Levitin en calidad de solista, la agrupación brindó el siguiente programa:

- “Kaddish” (estreno argentino)- David KORENCHENDLER (1948-2021)

- “Un americano en París” (suite de Claudio Torris)- George GERSHWIN

(1898-1937)

- Kol Nidrei para violoncello y orquesta, Op.47- Max BRUCH (1838-1920)

(transcripción de José Bragato)

- Intermezzo, Op.8- Franz SCHREKER (1878-1934)

- Sinfonía n°12 para cuerdas en Sol menor- Félix MENDELSSOHN (1809-1847)


Nacido en 1948 en Río de Janeiro, David Korenchendler ha sido un compositor muy

prolífico. Hijo de sobrevivientes del Holocausto emigrados a Brasil, estudió piano con

Lúcia Branco y Arnaldo Estrella y, posteriormente, se dedicó a la composición. Su obra

comprende 7 sinfonías, música coral sacra y secular, conciertos para piano y orquesta,

violín y orquesta y la Suite- concerto alla brasileira para oboe. Su obra Kaddish se

representó en calidad de estreno argentino y alude al típico lamento que realizan los

judíos ante la pérdida de un ser querido, donde el violoncello lleva la melodía -muy

buena labor de Paula Pomeraniec-. También se destacaron los violinistas Catriel Galván

y el concertino Pablo Pereira en la ejecución de sus solos.

Seguidamente, se presentó una suite para orquesta de cuerdas de Claudio Torris

sobre la celebérrima Un americano en París de Gershwin. El compositor

estadounidense quedó impresionado por la vida cotidiana y la vorágine de la capital

francesa, hacia donde se dirigió en 1928 para perfeccionarse con Nadia Boulanger. La

presente versión contiene los principales temas de la obra, donde las violas y los

violines reemplazan al solo de trompeta y los primeros violines toman la cadencia del

swing con contrapunto en violas, violoncellos y contrabajos, al igual que la muy buena

cadencia en trémolo de los violoncellos previa al final. Estuvo muy bien logrado y fue

sumamente aplaudida.

A continuación, la violoncelista Mariana Levitin se dirigió al público para explicar

el significado religioso del Kol Nidrei, Op.47 de Max Bruch. Es una melodía que se

interpreta en el Día del Perdón (Iom Kipur), donde se invoca a Dios por la concesión del

perdón y de las promesas no cumplidas, donde el cello imita la voz del cantor que


ofrece la liturgia en la sinagoga. Fue compuesta y estrenada en Berlín en 1881 y es la

obra más conocida de Bruch luego de su Concierto n°1 para violín y orquesta. En este

caso, se usó una transcripción para cuerdas de José Bragato, donde Mariana Levitin se

lució como solista, abarcando todo el registro del instrumento con un perfecto dominio

de trinos y fraseo. Se retiró ovacionada por el numeroso público que se dio cita en el

Salón de los Pasos Perdidos esa noche y recibió el consabido diploma que se les da a

todos los invitados de parte del Dr. Daniel Abate -Director de Cultura del Senado- y

Andrea Barbieri -Secretaria de Cultura de la Cámara de Diputados-, al igual que

Esteban Rajmilchuk en calidad de director invitado. Posteriormente, la violoncelista

volvió a tomar su lugar dentro de la orquesta en calidad de solista guía para completar la

primera parte del concierto con el Intermezzo, Op.8 del compositor austríaco Franz

Schreker, cuya música cayó en el olvido luego de la Segunda Guerra Mundial y que se

ha apuesto nuevamente en vigencia. Compuesto en 1900, posee dos temas: uno, de

carácter elegíaco y el otro, de estilo romántico, que fueron interpretados de manera

exquisita y sutil.

La obra de cierre fue la Sinfonía para cuerdas n°12 en Sol menor, la penúltima de

una serie de 13 sinfonías compuestas entre 1820 y 1823 cuando tenía entre 12 a 14 años

en calidad de ejercicios de composición. Su duración es de aproximadamente 20

minutos y posee tres movimientos: Fuga: grave- Allegro (Sol menor, 4/4); Andante (Mi

bemol mayor, 6/8) y Allegro molto (Sol menor, 4/4). Suena de manera romántica, pero,

a su vez, solemne desde el Grave inicial (de impronta händeliana) al cual, sigue una

fuga escrita a 4 voces que fusiona magistralmente el contrapunto barroco con la

polifonía clásica. La orquesta brindó una excelente versión, con gran profundidad

sonora. El Andante central en 6/8 se sitúa en la misma línea divisoria entre

Romanticismo y Clasicismo y la orquesta lo interpretó de manera sutil y refinada desde

los primeros compases. El Allegro molto final retoma el tema inicial y está compuesto

en forma sonata, al mejor estilo del concerto grosso representativo del barroco alemán,

donde el concertino Pablo Pereira se lució en el solo de violín. La marcación y

conducción de Esteban Rajmilchuk fueron muy precisas y se logró una excelente

versión, que fue muy aplaudida por parte del público.

Si bien la mayoría de las obras comprendidas en el programa fueron compuestas por

músicos de origen judío, hubo uno que era protestante (Max Bruch) y otro, convertido

al protestantismo (Mendelssohn). Todos han dejado piezas de una belleza sonora

incomparable y es un placer no sólo escuchar un estreno, sino también, descubrir la obra

de compositores muy poco conocidos en el medio local. Al fin y al cabo,

independientemente de la religión que se profese, todos son talentosos ante los ojos de

Dios.