Histórica transmisión por streaming de “HANSEL Y GRETEL” desde el Metropolitan
CON LA MAGIA Y EL
ENCANTO DE LOS HERMANOS GRIMM
Martha CORA ELISEHT
En
todo teatro lírico que se precie de tal, no sólo se programan óperas clásicas
–tanto dramáticas como románticas y cómicas-, sino también ópera para niños.
Quizás, la más conocida y representada en todo el mundo sea “HANSEL Y GRETEL” del compositor alemán
Engelbert Humperdinck (1854-1921), que se transmitió por streaming desde el Metropolitan Opera House de New York el domingo
23 del corriente, con producción de 1982 ideada por Nathanaiel Merrill, con
escenografía y vestuario de Robert O’Hearn, dirección de escena de Bruce
Donnell, iluminación de Gil Wechsler y coreografía de Zacchary Solov. La
dirección orquestal estuvo a cargo de Thomas Fulton y participó el Coro de
Niños de la institución, bajo la dirección de Mildred Horner.
La
presente transmisión se cantó en inglés y contó con un elenco de notables
encabezado por Frederica Von Stade (Hansel),
Judith Blegen (Gretel), Rosalind
Elias (la Bruja), Jean Kraft (Gertrude, la madre), Michael Devlin (Peter, el padre), Diane Kelsey (Duende de Arena) y Betsy Norden (Hada del Rocío). El ballet de la
institución encarnó a los Ángeles que
velan el sueño de los niños, los
animales del bosque y los insectos.
Esta
joya de la ópera infantil suele interpretarse en el idioma original de cada país para facilitar la comprensión
del público. Su autor no sólo fue asistente y discípulo de Richard Wagner –debutó
en Bayreuth como asistente de PARSIFAL-
sino también un músico prestigioso y gran pedagogo, que puso su influencia
wagneriana al servicio de la música popular y especialmente, infantil. Si bien HANSEL
Y GRETEL es su obra más emblemática, ha compuesto otras óperas para niños (Los siete Geislein, Cuatro lieder para
niños, La Bella Durmiente, Los Hijos del Rey y Sueño de Navidad, entre otros títulos).
Su hermana –Adelhaide Wette- colaboró con el libreto basándose en el cuento
original de los hermanos Grimm y se estrenó en Hamburgo en 1894, bajo la
dirección de Gustav Mahler. Los dos actos en los que se divide la ópera pueden
presentarse juntos o separados mediante un interludio orquestal, donde
predominan los diferentes leitmotives característicos
de los protagonistas, conjuntamente con melodías folklóricas alemanas y
danesas. El resultado es una melodía exquisita, que ilustra a la perfección el
célebre cuento para niños.
En
la presente producción, se proyectan imágenes alusivas a los protagonistas
durante la Obertura hasta que la
apertura del telón muestra la casa humilde en medio del bosque donde viven los
hermanos junto a sus padres. La caracterización de todos los personajes fue
perfecta –con típicos trajes de aldeanos- y los cambios de escena se hicieron
mediante interludios orquestales –pasaje de la casa al bosque y luego de pasar
la noche en el bosque, el castillo de la Bruja-.
Este último se presenta como la casa con filigranas de azúcar y dulces,
coronado por cinco torres en forma del típico sombrero de bruja en color verde
oscuro –coincidente con el vestido de la misma-.Hacia un costado se ubica el
horno, mientras que la jaula donde encierra a Hansel se ve del otro lado. Y en la escena donde los niños se
pierden en el bosque, aparece el Duende
de Arena echando arena en los ojos a los niños, obligándolos a dormir y
protegiéndolos. Posteriormente, los ángeles
que velan el sueño de Gretel aparecen
ataviados con pelucas rubias y alas doradas sobre túnicas celestes. Cuando
despiertan, el Hada del Rocío los
cubre y los despierta. Y luego de meter a la Bruja en el horno, el hechizo se rompe. Los insectos recuperan su
forma humana y comienzan a cantar a medida que los hermanos los tocan. El bien
triunfa sobre el mal, los padres recuperan a sus hijos y la algarabía reina en
la magistral escena final.
Thomas
Fulton tuvo la grata tarea de dirigir la bellísima música brindando un
equilibrio sonoro perfecto, caracterizado por su frescura y espontaneidad. La
dirección del Coro de Niños a cargo de Mildred Horner fue muy buena, al igual
que la coreografía de Zacchary Solov para ilustrar la versión de este célebre
cuento. Una muy joven –y talentosa- Frederica Von Stade dio vida a Hansel, destacándose junto a la soprano
Judith Blegen como Gretel en el Aria de la Danza del 1° Acto, al igual
que en la Canción del Cucú mientras
se encuentra juntando frutillas en el bosque. Ambas cantantes también
interpretaron a la perfección la Oración
vespertina (Abendsiege), pero Judith Blegen hizo gala de sus espléndidos
agudos al cantar el Aria del Sueño cuando
se despierta (“Guten Morgen!”), al
igual que en el dúo al llegar a la casa de la Bruja (Aria de los dulces). Y tras cocinarla en el horno, ambos
festejan su libertad (“Wir sind freie”)
antes de liberar a los niños dándoles la mano y rompiendo el hechizo. La
contralto Jean Kraft brindó una muy buena Gertrude
y se destacó en su aria, al igual que el barítono Michael Devlin como su
esposo Peter. Ambos cantantes
tuvieron una merecida actuación, al igual que la soprano ligera Betsy Norden
como el Hada del Rocío, donde brindó
unos agudos insuperables. Lo mismo sucedió con Diane Kesley como el simpático Duende de Arena. Y como no podía ser de
otra manera, la legendaria Rosalind Elias tuvo a su cargo ser la mala del
cuento: una magistral interpretación de la Bruja,
destacándose por sus soberbios falsetes. Su caracterización fue perfecta y
al finalizar la función, apareció volando en una escoba antes de saludar junto
al resto de los artistas. Un efecto genial y se retiró ovacionada.