Impresionante producción on line del Metropolitan de
New York
TODOS UNIDOS LO
HICIERON POSIBLE
Martha CORA ELISEHT
A raíz de la pandemia mundial de
coronavirus COVID-19, el Metropolitan Opera House de New York convocó a más de
40 celebridades del canto lírico para organizar una Gala Virtual on line, merced al avance de la
tecnología y a un esfuerzo mancomunado que implicó un capolavoro en materia de logística, conexión virtual y su
correspondiente coordinación, de tal manera que cuando finalizaba un número,
estaba concatenado inmediatamente con el otro –como si fueran las cuentas de un
collar de perlas-. El hilo conductor estuvo representado por su Director
General –Peter Gelb- y el director de la Orquesta Estable de la institución, el
canadiense Yannick Trézet- Sèguin.
El evento tuvo lugar el sábado 25
del corriente a partir de las 13 horas- hora local- y se difundió por la
plataforma digital www.metopera.org. Contó con el patrocinio de la empresa ROLEX y Mercedes T. Bass y tuvo una
duración de 4 horas, dentro de las cuales participaron en vivo los siguientes
artistas: Peter Mattei (Stockholm, Suecia), Roberto Alagna y Alexandra Kurzac
(La Rhéiny, Francia), Anita Rachetsvitsvilli (Tbilisi, Georgia), Ildur
Abrakazov (Moscú, Rusia), Michael Fabiano, Jamie Barton, Renée Flemming, Joyce
Di Donato, Erin Morley, Matthew Polenzani, Lawrence Brownlee, Blue Angel,
Isabel Leonard, Anthony Roth Constanzo y Lisette Oropesa (Estados Unidos), Jonas
Kaufmann y Michael Voller (Munich y Berlín en Alemania, respectivamente),
Ambroggio Maestri y Marco Armiliato (Italia), Elza Van de Heever (Montpellier,
Francia), Elina Garanca (Riga, Latvia), Bryn Terfel y su esposa, la arpista
Hannah Stone (Gales), Quinn Kelsey, Eileen Pérez y Howard Solomon (Toronto,
Canadá), René Pappe (Dresden, Alemania), Javier Camarena y Sonia Yoncheva
(Lugano, Suiza), Joseph Calleja (Mellieha, Malta), Golda Schultz (Berlín,
Alemania), Günther Groisböck (Ginebra, Suiza), Nadine Sierra (España), Piotr
Béczala (Polonia), Diana Damrau y Nicolás Testé; Nicole Carr y Étienne Dupuis
(Francia), Steven Costello y su esposa, la violinista Yoon Kwon Costello (New
Jersey, Estados Unidos), mientras que Yannick Trézet- Sèguin lo hizo desde
Montreal (Canadá), dirigiendo a la orquesta Estable de la institución.
Si bien Anna Netrebko y su esposo
–el tenor azerí Yusif Eyvazov- estaban anunciados, no se pudo realizar la
conexión on line. Por lo tanto, se
pasaron grabaciones realizadas en Viena de esta notable pareja de artistas.
También participó el Coro del Metropolitan,
que ofreció una magistral versión del “Va
Pensiero” de Verdi bajo la dirección de Trézet- Sèguin on line. Lo mismo sucedió con el concertino David Chan, quien desde su domicilio en New York ejecutó de manera impecable la célebre Meditación de THAÏS de Massenet,
acompañado al piano por el mencionado director de orquesta. Junto con el Intermezzo de CAVALLERÍA RUSTICANA de Mascagni y el Preludio al Acto III de LOHENGRIN de Wagner fueron los únicos segmentos orquestales
de la presente Gala. Asimismo, los violistas de la orquesta rindieron un
merecido homenaje al solista de dicho instrumento Vincent Lionti, fallecido
recientemente a causa del coronavirus. Y lo hicieron con el aria “Ombra mai fu” de la ópera XERXES de Häendel, acompañados por la
magistral voz de Joyce Di Donato.
Para esta cronista ha sido un
inmenso placer no sólo poder apreciar a esta constelación de artistas durante
las 4 horas que duró el evento, sino también saber que –afortunadamente y
gracias a Dios- todos ellos estaban gozando de buena salud en sus respectivos
domicilios. La mayoría de ellos cantó con pianista o algún instrumentista acompañante –salvo
algunas excepciones, como Erin Morley, Günther Groisböck y Matthew Polenzani,
que cantaron acompañándose con el piano-, mientras que Bryn Terfel, Nicole Carr
y Steven Costello lo hicieron en compañía de sus respectivos cónyuges: la
arpista Hannah Stone, el barítono Étinenne Dupuis –quien también acompañó al
piano- y la violinista Yoon Kwon Costello. Tras la presentación de Peter Gelb y de
Trézet- Sèguin, quien abrió el juego fue el barítono sueco Peter Mattei desde
su domicilio en Stockholm, acompañado por el acordeonista Lars David Nilsson en
“Deh vieni alla finestra” de DON GIOVANNI de Mozart, seguido por el
dúo formado por Roberto Alagna y su esposa, la soprano Alexandra Kurzac,
quienes cantaron el dúo “Caro elisir” de
L’ELISIR D’AMORE, de Donizetti. A
continuación, Anita Rachetsvitsvilli impresionó con su interpretación de “Mon coeur s’ouvre à ta voix” de SANSÓN Y DALILA de Saint- Saëns. La
mezzosoprano georgiana sorprendió por el color de su voz, donde tuvo un dominio
perfecto de las notas graves. Si bien da los agudos característicos de una
soprano dramática, su voz maduró y –a juicio de quien escribe- se encuentra en
óptimas condiciones no sólo para cantar roles de mezzosoprano, sino también de
contralto. Y si bien Renée Flemming ya está alejada de los escenarios, brindó
una excelente versión del “Ave María” de
OTELLO. Demostró que puede seguir
dando recitales y que todavía el mundo puede disfrutar de su melodiosa voz. La
prodigiosa coloratura de la gran Joyce Di Donato brindó una exquisita versión
de la mencionada aria de Häendel en un sentido homenaje al violista recientemente
desaparecido.
Para no hacer tan larga esta nota,
esta cronista pasará a contar el desempeño de los tenores que participaron en
esta gala. Si bien Michael Fabiano es un buen tenor, eligió un aria difícil (“Kudá, kudá kudá vi odalilis” de EUGÈNE ONÉGUIN, de Tchaikowsky), que no
le permitió lucirse plenamente en todos sus matices. Lo mismo sucedió con Jonas
Kaufmann, quien eligió el aria “Rachel,
quand du, Signèur” de LA JUÏVE de
Hálevy, de gran carga dramática y donde –por momentos- sonó muy ajustado. En
cambio, pese a que Piotr Béczala eligió la célebre “Recondita armonía” de TOSCA,
su voz sonó algo ralenteada y un tanto engolada. En la grabación de Yusif Eyvasov en Viena se lo pudo apreciar
en “Che gélida manina” de LA BOHÈME. Si bien su voz es melodiosa, es
chica y suena un tanto ajustada para los grandes escenarios. Naturalmente, un
tenor de los quilates del maltés Joseph Calleja sonó magistralmente en la
célebre aria “Ah, léve- toi, soleil!”
de ROMEO Y JULIETA de Gounod. Y hubo
dos tenores que fueron los mejores –según la opinión de quien escribe-: el
afroamericano Lawrence Brownlee, quien desde su casa en Florida cantó un aria
muy difícil por la coloratura y técnica del bel
canto (“A te, o cara” de I PURITANI, de
Bellini) y sorprendió gratamente. Lo mismo sucedió con Steven Costello, quien
junto a su esposa interpretó la célebre “Salut,
démeure” de FAUSTO de Gounod. Y
como no podía ser de otra manera, el mexicano Javier Camarena descolló en otra
aria monumental del bel canto: “Nel furor
della tempesta” de IL PIRATA de
Bellini. Matthew Polenzani se acompañó con el piano para cantar una de las
canciones de “Songs of the British
Islands” (“Londonderry Air”), que Bryn Terfel diera a conocer oportunamente
en el Colón. Junto con el contratenor Anthony Roth Constanzo –que cantó la
difícil aria de AMADIGE DI GAULA de
Häendel- fueron los más destacados en materia de voces masculinas agudas.
Además del binomio Kurzac/
Alagna, hubo otros tres dúos vocales: el
primero, formado por Diana Damrau y Nicolás Testé, quienes interpretaron la
célebre “Lascita della mano” de DON GIOVANNI, de Mozart; el segundo, a
cargo de la soprano Eileen Pérez y el bajo- barítono Howard Solomon, quienes
interpretaron el dúo correspondiente de LUISA
MILLER de Verdi, mientras que la dupla formada por Nicole Carr y Étienne Dupuis cantaron “Baigne d’eau mes mains” de THAÏS de Massenet. Los tres sonaron muy
bien, aunque la pareja Pérez/Solomon se destacó por la intensidad dramática de
la mencionada aria verdiana. Y hubo dos cantantes que lo hicieron a cappella: la soprano sudafricana Elza
Van der Heever, quien cantó una canción en dialecto afrikander: “Heimwee”- cuya mejor traducción al castellano sería “Nostalgias”- y lo hizo evocando a su tierra natal con gran
solemnidad. La otra fue la mezzosoprano Isabel Leonard, quien cantó
magistralmente “Somewhere” de WEST SIDE STORY, de Leonard Bernstein.
Ahora le toca el turno a los
barítonos y a los bajos. Además de Peter Mattei, quien siguió fue nada más ni
nada menos que el gran barítono italiano Ambroggio Maestri, quien cantó una
magistral versión del aria de ANDREA
CHÈNIER “Enemico della Patria”, acompañado por Marco Armiliato en piano.
Ambos confesaron ser vecinos y fue un auténtico lujo el poderlos apreciar. Le
siguió el barítono alemán Michael Völle, quien ofreció una memorable versión de
la Canción de la Estrella Vespertina de TANNHÄUSER
(“O du mein holder Abendstern”). Por su parte, Sir Bryn Terfel cantó
acompañado por su esposa en el arpa una bella canción (“If I can help somebody”), mientras que el barítono canadiense Quinn
Kelsey eligió un aria de DON CARLO de
Verdi (“Per me giusto e il di Supremo”). Todos
lo hicieron con su maestría habitual y su insuperable técnica, al igual que los
bajos. Se lo vio muy emocionado a Ildur Abrakazov –próximo a ser padre en estos
días- , quien ofreció en su idioma natal una espléndida versión de Aguas Primaverales de Sergei
Rachmaninov. Por su parte, el insuperable René Pappe eligió el aria de Zarastro
de LA FLAUTA MÁGICA de
Mozart para hacer su presentación, mientras que el bajo austríaco Günther
Groisböck se acompañó con el piano para brindar una monumental versión de Die Schweigame Frau de Richard Strauss.
No sólo lo hizo magistralmente, sino que además fue capaz de sostener las notas
más graves de manera prolongada hasta el final del aria.
Además de las mezzosopranos ya
mencionadas, participaron también de esta gala la letona Elina Garanca y la
estadounidense Jamie Barton. Como no podía ser de otra manera, Garanca fue fiel
a su repertorio con la celebérrima Habanera
de CARMEN, de Bizet (“L’amour est un oiseau rebélle”), mientras
que Jamie Burton sorprendió con otra aria célebre: “O Don Fatale” de DON CARLO de
Verdi. Su voz también experimentó una gran transformación y puede decirse que
está en condiciones de interpretar roles correspondientes a una soprano
dramática. Una de las mejores que se escucharon en esta gala.
En cuanto al desempeño de las
sopranos, Angel Blue tuvo a su cargo una correcta interpretación del aria “Depuis de jour” de LOUISE, de Charpentier, mientras que la sudafricana Golda Schultz
interpretó “Ci un bel sogno di Doretta”
de LA RONDINE, de Puccini. Escogió un
aria muy apropiada para su voz, al igual que Nadine Sierra, quien brindó una
candorosa versión de “Si, mi chiamano
Mimí” de LA BOHÈME. Pero hubo dos
sopranos cuyas voces tuvieron una transformación espectacular: una fue Sonia
Yoncheva –a quien se la vio espléndida luego del nacimiento de su segundo hijo-
, quien cantó por primera vez en su carrera el célebre Canto de la Luna de RUSALKA
de Dvorak y lo hizo con excelentes matices. La otra es Erin Morley –quien
también se acompañó con el piano- que interpretó la difícil aria de Marie de LA FILLE DU RÉGIMENT de Donizetti (“Chacun le sait”) y lo hizo con creces, asombrando al oyente en el
sobreagudo de la nota natural al final de la misma. Demostró ser una excelente
músico, además de una soberbia soprano ligera. Por supuesto, el final estuvo reservado para
dos grandes: Lisette Oropesa, quien es la mejor soprano lírica de la actualidad
y quien brindó una estupenda versión de “En
vain j’éspère” de ROBERT LE DIABLE, de Meyerbeer. Una
auténtica demostración de buen gusto, terciopelo vocal y una coloratura
espléndida. Y como no podía ser de otra manera, Anna Netrebko fue la encargada
de cerrar esta magnífica gala con una grabación suya en Viena, cantando un tema
de Rachmaninov (“Niet poi krasevatz
kak”…) en su idioma natal. Y lo hizo con su vibración, su magnífica voz y su maestría habituales.
Un concierto para disfrutar una y
otra vez. Merced a la tecnología y al esfuerzo mancomunado de todos estos
monstruos de la lírica mundial, el Metropolitan lo hizo posible. Y todo el
mundo pudo apreciarlo desde su casa por streaming
en estos tiempos difíciles.