lunes, 30 de marzo de 2020


MABEL PERELSTEIN
(1956-2020)
Martha CORA ELISEHT

            En el día de la fecha se produjo en España el fallecimiento de la mezzosoprano argentina Mabel Perelstein a los 64 años de edad, quien padecía una enfermedad incurable desde hacía un tiempo atrás y murió como consecuencia de complicaciones causadas por coronavirus COVID-19.
            Nació en La Plata e inició sus estudios musicales en el Conservatorio “Gilardo Gilardi” de dicha ciudad, donde estudió canto con Noemí Souza. Posteriormente, formó parte del Coro Estable del Teatro Argentino de La Plata hasta que en 1980 obtiene una beca para perfeccionarse en España, donde ingresa a la Escuela Superior de Canto de Madrid bajo la tutela de Isabel Penagos. Tras egresar como Cantante Especializada en Ópera y Concierto, se especializó en Europa con cantantes de la talla de Christa Ludwig, Gina Cigna y Mark Deller.
            Quien escribe tuvo la oportunidad de conocerla personalmente en aquel maravilloso espacio formador y descubridor de jóvenes talentos que fue la Fundación Musical Argentina  en 1979, antes de viajar a Europa. Poseía una voz potente, aterciopelada y de gran caudal, lo que le permitió no sólo triunfar en los más importantes teatros europeos y de Estados Unidos, sino también en Japón, Australia, México, Puerto Rico y Perú.  No sólo cantó ópera, sino también música sacra y oratorios, en un repertorio que abarcó desde el barroco hasta lo contemporáneo.  
   Entre los muchos galardones que ha obtenido a lo largo de su carrera se encuentran el Primer Premio en los Concursos Internacionales de Canto María Canals de Barcelona, Jacinto Guerrero de Madrid, Toti Dal Monte de Treviso, Conchita Badía de Santiago de Compostela, el Segundo Premio en el Concurso de Ópera de Marsella y el Premio Especial de los críticos de Música de Marsella, la Medalla Verdi del Concorso Internazionale per Voci Verdiane de Busseto y Lola Rodríguez Aragón de Madrid. Grabó en CD: Falstaff ( Quickly) y Otello (Emilia) de Verdi, Gianni Schicchi (Zita) de Puccini (NAXOS), La vida breve de Falla (HARMONIA MUNDI), Gran Cantata Jacobea de Rogelio Groba con The London Symphony Orchestra (CHANDOS), Misa en la mayor del Padre Soler (EOS), El Gato Montés de Penella (DEUTSCHE GRAMMOPHON) y Doña Francisquita de Amadeo Vives (SONY).
   Ha actuado junto a cantantes de la estirpe de Plácido Domingo, Alfredo Kraus, José Carreras, Montserrat Caballé, Mirella Freni, Mariella Devia, Renata Scotto, Ileana Cotrubas, Elena Obratzova, Renato Brusón, Piero Capucilli, Juan Pons, N.Ghiaurov, R. Scandiuzzi, María Chiara y E. Nesterenko. Los compositores José Luis Turina, Ignacio Yepes y José Luis Moreno han compuesto Tres canciones sobre poemas de Rafael Alberti que ella estrenó. Ha sido jurado en los Concursos Internacionales de Canto «Jacinto Guerrero» de Madrid y Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria.
            El Colón la convocó para cantar el rol de Azucena en “IL TROVATORE” en 1990 y también cantó “LA FILLE DU RÉGIMENT” de Donizetti en el Teatro Argentino de La Plata. En ambos casos tuvo un gran suceso de público y crítica.
            Sus últimos años los pasó en Madrid, ciudad donde estaba radicada desde hacía ya mucho tiempo y donde se dedicó a la docencia. Y donde también ha partido de gira en el día de la fecha.

domingo, 29 de marzo de 2020



KRZYSZTOF PENDERECKI
(1933-2020)

 En el día de la fecha falleció el famoso compositor y director de orquesta polaco Krzysztof Penderecki a los 86 años de edad en su casa de Cracovia. Su prolífica obra no sólo comprende 9 sinfonías,  sino también música sacra (4 Réquiems -de los cuales, el Réquiem Polaco es el más famoso y forma parte de los tradicionales repertorios de concierto-, Te Deum, Stabat Mater y La Pasión según San Lucas, entre otras) y música de películas que adquirieron enorme popularidad, tales como El Resplandor de Stanley Kubrick, Corazón Salvaje de David Lynch,  El Exorcista de William Friedkin y El manuscrito encontrado en Zaragoza, de Wojciech Jerzy.
            Pese a ser un prolífico compositor, no quiso componer más de 9 sinfonías. Según sus palabras textuales: …”Nueve compusieron Beethoven, Dvorak, Bruckner, Mahler….Cuando quiso componer su 10° Sinfonía, miren lo que le pasó…Quedó inconclusa”. Merced a las mismas, Penderecki trató de mantener viva una expresión artística que había entrado en crisis luego de la Segunda Guerra Mundial, caracterizada por la forma en la composición y por culminar siempre todo lo que tenía proyectado hacer.
            Llegó a hacer historia en la música  con un legado de obras que apostaron por los grandes formatos, tales como Treno a las víctimas de Hiroshima (1960), Dies Irae (Oratorio de Auschwitz), Concierto para violín y orquesta (2004), Concierto para cello y orquesta (1971), Polymorphia (1972),  Concierto Grosso para tres cellos y orquesta (2015) y Las siete puertas de Jerusalén. También ganó cuatro premios Grammy y compuso obras para músicos de la talla de Mstislav Rostropovich o Anne- Sophie Mutter.
            Nació en Debica en 1933, en el seno de una familia profundamente católica y fue profundamente creyente hasta el final de sus días. Su padre era  abogado y recibió educación musical desde pequeño, ya que su padre era un enamorado del violín, ejecutaba dicho instrumento y logró que su hijo se interesara desde temprana edad  por aprenderlo. Posteriormente, completó sus estudios en la Universidad Estatal de Cracovia (filosofía, arte e Historia de la Literatura) y composición en la Universidad Estatal de Polonia.
            Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, los compositores occidentales europeos encontraron un foro de expresión que marcó una época a principios de 1950. La respuesta del bloque del Este se inició en Darmstadt en 1956, de la mano de Henryk Gorecki, Witold Lutoslawski, Wojciech Kilar y el propio Penderecki, quienes formaron un movimiento nacionalista junto a figuras de la talla de Karlheinz Stockhausen, David Tudor o Pierre Schaeffer. Esta ida y vuelta amplió los horizontes del músico polaco, admirador y seguidor de compositores de vanguardia como Olivier Messiaen, John Cage y Pierre Boulez. Todos ellos dejaron sus huellas para que Penderecki siguiera una estética original, donde combina la tradición musical con profundas disonancias.
            Visitó la Argentina en numerosas oportunidades: la primera, en 1981, invitado por su compatriota Stanislav Wislocki –Director Titular de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires-  para dirigir y estrenar localmente varias de sus obras (Stabat Mater, Réquiem Polaco y su Te Deum, entre otras) y regresó posteriormente en varias ocasiones. La última vez, en 2016 en el Centro Cultural Kirchner, donde presentó su Concierto Grosso para tres cellos y orquesta junto a la Sinfónica Nacional. También interpretó Ubu Rex en el Colón.
            Penderecki no sólo fue un gran músico, sino también un destacado humanista. En una de sus constantes visitas a España, manifestó sus preocupaciones por el futuro de Europa al diario EL PAÍS en un reportaje realizado en Santander, en 2017:
…”Este viento autoritario que siento resoplar en mi propio país y en Hungría me inquieta. Espero no tener que componer un Réquiem para nuestro continente”.
            Quizás, en el día de hoy una se pregunta cuál de sus Réquiems hubiera elegido para su propio funeral. Probablemente, esta sea una pregunta sin respuesta ante tan luctuosa noticia.


COLUMNA DE OPINIÓN
DISFRUTANDO EL SILENCIO
Martha CORA ELISEHT

            Sin lugar a dudas, la pandemia de coronavirus COVID-19 ha trastocado nuestras vidas, No sólo en materia de hábitos y costumbres, sino que además, por tratarse de una enfermedad emergente, ante la cual no hay un medicamento efectivo que ayude a combatirla ni vacuna preventiva, la única forma de evitar el contagio y la exposición potencial es mediante aislamiento obligatorio en el hogar o en el distrito donde se vive (vulgarmente conocido como cuarentena).
            No es fácil adaptar los hábitos de vida de un día para el otro, ya que la gente se siente confinada, encerrada en sus casas hasta el momento de no saber qué más hacer para combatir la sensación de oprobio que produce el encierro. Para el que sabe manejar medios electrónicos, informática y plataformas on line, todo bien, porque se mantiene ocupado trabajando desde su casa. Por desgracia, no sucede lo mismo con aquellos que no tienen la suerte de poder acceder a la tecnología, ya sea porque no disponen de la misma o por no saber utilizarla. Los transportes públicos han reducido sus frecuencias y aquellos que son trabajadores esenciales –entre otros, los periodistas y personas que trabajan en los medios de comunicación- deben solicitar los permisos respectivos para poder trasladarse y demostrar que van a trabajar. Lo mismo sucede con el personal de salud, limpieza, alimentación, recolección de residuos, encargados de edificios y todas aquellas personas cuya labor se considera esencial.
            A partir de la reducción de tránsito y de servicios de transporte público, la ciudad ha cambiado. Los días de sol otoñal se disfrutan intensamente; no sólo por las bondades del clima –un tanto atípico para esta altura del año-, sino que además, han desaparecido los insoportables bocinazos en hora pico, el ulular constante de las sirenas de las ambulancias solicitando pasar ante el traslado de enfermos graves y el mal humor de los automovilistas. Se escuchan los sonidos que anteriormente eran imperceptibles, o que pasaban desapercibidos debido al alto nivel de contaminación auditiva.
            Y la gente aprendió a escuchar el silencio.
            ¿Tiene sonido el silencio?.....
            Obviamente, la respuesta es “NO”. Sin embargo, hay personas que poseen una cualidad denominada sincretismo –capacidad de brindar cualidades a un sentido que no son características del mismo-. Por ejemplo, escuchar en colores. Parece un tanto descabellado, pero hubo compositores famosos que poseyeron esta cualidad: entre otros, Scriabin y Rimsky- Korsakov. ¿Y quién sino un genio como Beethoven que, pese a su sordera, compuso obras maravillosas?.... Al verse privado del sentido del oído –cualidad esencial para cualquier músico-, tuvo la enorme capacidad de interpretar los gestos de la gente y volcarlos en música.
            Precisamente por su sordera, Beethoven aprendió a escuchar el silencio.
            El silencio es una circunstancia que puede no sólo llegar a ser enriquecedora, sino también, inspiradora. Muchas veces, una necesita el mágico silencio de la noche para que las ideas fluyan libremente y comenzar con los proyectos que se tienen en mente al día siguiente: ya sea escribir un artículo, organizar un curso, dar una clase o volcar un pensamiento en música.  Es indispensable para poder crear.
            Pero el silencio tiene también otra cualidad: se aprende a disfrutar. Al estar en paz consigo mismo,  uno aprende a vivir de otra manera. A escuchar los sonidos más imperceptibles, a contemplar la belleza de las flores, a disfrutar de una buena comida en paz y a reencontrarse con uno mismo. Al fin y al cabo, no es otra cosa que el máximo estado de plenitud, característico de las religiones orientales como el budismo zen o el hinduismo. Y es una condición indispensable para poder alcanzar el nirvana –equivalente al Paraíso- en esta última religión.
            Quizás, éste sea uno de los tantos mensajes que la pandemia de coronavirus le está dando a la humanidad. Que no pierda su rumbo y que aprenda a disfrutar del silencio para poder crear un mundo diferente del que se vive hoy, donde la salud es la más preciada de las riquezas. 

lunes, 23 de marzo de 2020


COLUMNA DE OPINIÓN
PARA MEDITAR Y REFLEXIONAR
Martha CORA ELISEHT

            Cuando una era chica, las transmisiones televisivas solían terminar con un programa religioso. Canal 13 fue pionero en el tema con “UN MOMENTO DE MEDITACIÓN” y posteriormente, varias emisoras siguieron su ejemplo.
            En estos tiempos de pandemia por coronavirus, donde todas las actividades sociales, culturales y eventos donde hay conglomeración de gente están suspendidos, uno debe quedarse en casa para evitar el contagio y salir a abastecerse en los comercios cercanos al domicilio. Y en caso de tener que ir a trabajar por estar considerado como trabajador esencial, portar los permisos correspondientes –ya sean suministrados por la entidad empleadora o en caso de tener que trasladarse mediante transporte público, por el Gobierno de la Ciudad-. Sin embargo, la sociedad está tan acostumbrada a tomarse un fin de semana largo, mantenerse constantemente activa y fuera de su domicilio, que le cuesta mucho quedarse encerrada en tiempos de cuarentena.
            El encierro y el aislamiento acarrean tedio, aburrimiento y –en muchos casos- pueden ocasionar depresión como consecuencia de estar en soledad. Sin embargo, esta última puede ser muy enriquecedora, porque permite pensar, reflexionar y encontrarse con uno mismo.
            El problema es que, precisamente, como consecuencia de la vorágine en que se ha convertido la vida cotidiana,  los seres humanos han perdido esa capacidad de reflexión. No hay tiempo para eso, porque el estilo de vida capitalista no lo permite. Hay que trabajar para vivir, producir y pagar las cuentas, pensar qué hace falta, qué cuenta ha quedado pendiente y dormir pensando en la intensa jornada laboral que a uno le espera al día siguiente.
            Parece mentira que un pequeño microbio haya sido capaz de poner al mundo en aislamiento y haya modificado esencialmente el modelo y el estilo de vida al que uno está acostumbrado. Al respecto, vale la pena releer un párrafo de una de las más importantes novelas escritas durante el siglo pasado:
…”A partir de ese momento, se puede decir que la peste fue nuestro único asunto. Hasta entonces, a pesar de la sorpresa y la inquietud que habían causado aquellos acontecimientos singulares, cada uno de nuestros conciudadanos había continuado sus ocupaciones, como había podido, en su puesto habitual. Y, sin duda, esto debía continuar. Pero una vez cerradas las puertas, se dieron cuenta de que estaban atrapados en la misma red y que había que arreglárselas. Así fue que, por ejemplo, un sentimiento tan individual como es el de la separación de un ser querido se convirtió de pronto, desde las primeras semanas, mezclado a aquel miedo, en el sufrimiento principal de todo un pueblo durante aquel largo exilio.
Una de las consecuencias más notables de la clausura de las puertas fue, en efecto, la súbita separación en que quedaron algunos seres que no estaban preparados para ello. Madres e hijos, esposos, amantes que habían creído aceptar días antes una separación temporal, que se habían abrazado en la estación sin más que dos o tres recomendaciones, seguros de volverse a ver pocos días o pocas semanas más tarde, sumidos en la estúpida confianza humana, apenas distraídos por la partida de sus preocupaciones habituales, se vieron de pronto separados, sin recursos, impedidos de reunirse o de comunicarse. Pues la clausura se había efectuado horas antes de publicarse la orden de la prefectura y, naturalmente, era imposible tomar en consideración los casos particulares. Se puede decir que esta invasión brutal de la enfermedad tuvo como primer efecto el obligar a nuestros conciudadanos a obrar como si no tuvieran sentimientos individuales. Desde las primeras horas del día en que la orden entró en vigor, la prefectura fue asaltada por una multitud de demandantes que por teléfono o ante los funcionarios exponían situaciones, todas igualmente interesantes y, al mismo tiempo, igualmente imposibles de examinar. En realidad, fueron necesarios muchos días para que nos diésemos cuenta de que nos encontrábamos en una situación sin compromisos posibles y que las palabras “transigir”, “favor”, “excepción” ya no tenían sentido”.
                                                                                Albert CAMUS, “La peste”, 1947

            La novela de Camus sorprende no sólo por vaticinar una actualidad candente, sino porque además, pone de manifiesto las relaciones entre seres humanos y las modificaciones del estilo de vida cotidiano ante la aparición de una enfermedad incurable, que se disemina rápidamente y que la única manera posible de evitar el contagio es el aislamiento. Así de simple. Pero además, pone de manifiesto la fragilidad de la vida, ya que el aislamiento embota la mente y obnubila la capacidad de razonar. Y sin embargo, también invita a la reflexión en medio del recogimiento que obliga a estar solo durante una cuarentena. Es el propio ser humano el que debe dar sentido a su vida mediante la meditación y la reflexión en un momento de preciosa soledad. Si se logra, puede ser algo muy enriquecedor, porque volverá a adquirir su característica esencial: el raciocinio, que lo diferencia del resto de las especies animales. Ojalá que así sea y que la humanidad haya aprendido algo a partir de esta pandemia: entre otras cosas, que no se puede vivir en un mundo globalizado, ya que la está aniquilando lentamente.  


LIBROS
“La Peste”- Albert Camus. Ediciones de bolsillo Edhasa, Madrid, 2002. 360 páginas.

            Existen numerosas ediciones de este clásico de la literatura francesa, motivo por el cual Albert Camus (1913-1960) ganó el Premio Nobel de Literatura en 1947. Si bien el autor lo escribió como respuesta al inmenso dolor desatado por la Segunda Guerra Mundial, se aplica perfectamente a las circunstancias actuales en medio de la pandemia de coronavirus COVID-19. Ambientada en Orán (Argelia), se desata una feroz epidemia que ocasiona muchas muertes por día. Casi nadie repara en las existencias ajenas y sus habitantes carecen de sentido comunitario. Ante el avance de la enfermedad, las autoridades imponen un férreo aislamiento. No obstante, siempre hay gente abnegada que cuida la salud de los otros (el Dr. Rieux y su colega Tarrou), quienes reflexionan sobre el tiempo y  manifiesta que el mismo es la joya más valiosa que poseen los seres humanos, ya  que el tiempo perdido es irrecuperable.
            Camus describe su tiempo y su tierra natal, pero su novela trasciende un marco temporal y geográfico, alcanzando carácter universal. La sensación de estar ante una calamidad sin término y la fragilidad del ser humano ante una enfermedad incurable  son circunstancias que permiten reflexionar y meditar sobre la necesidad del ser humano de relacionarse con los demás y la importancia del contacto físico en un ser gregario por naturaleza. Y pese al aislamiento impuesto por las autoridades, la soledad es un buen momento para meditar, descubrirse a uno mismo, reflexionar y dar sentido a la vida. Muy recomendable para amenizar en estos tiempos que corren.


DISCOS
Vivaldi en Buenos Aires. Orquesta de Cámara ARTIS. Directora: Marta Luna. PRETAL, Buenos Aires, 2003.
            ARTIS es una de las agrupaciones de música de cámara más prestigiosas del país, formada prácticamente en su totalidad por integrantes de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y de los organismos sinfónicos más prestigiosos del país. No sólo se ha presentado en el Teatro Colón, sino también en el Centro Cultural Gral. San Martín, Centro Cultural Borges, Teatro Municipal de Santa Fe, Sala Mayo de Paraná (Entre Ríos), Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y en otras salas del interior del país. Bajo la dirección de la Maestra Marta Luna, este trabajo discográfico abarca una serie de conciertos del gran Antonio Vivaldi (1678-1741) para violín, oboe, fagot, guitarra, flautín y violoncello con solistas de la talla de Pablo Saraví, David Seghezzo, Gabriel La Rocca, Luis Rocco, Víctor Villadangos y Carlos Nozzi, respectivamente. Pero además, posee una particularidad: su dinamismo, que embelesa al oyente y es capaz de levantar el ánimo de los más pesimistas. Ideal para escuchar en estos tiempos de aislamiento forzoso, donde la maravillosa música del prete rosso representa un excelente antidepresivo.

viernes, 20 de marzo de 2020

Visita al Palacio Manyal de El Cairo y su relación con el compositor Camille Saint- Saëns

EL PALACIO QUE INSPIRÓ UN CONCIERTO
Martha CORA ELISEHT

            Durante el último viaje de quien escribe a Egipto, una tuvo la suerte de poder recorrer con más detenimiento la enorme oferta cultural que El Cairo tiene para ofrecer. Y dentro de ese recorrido, bien vale la pena una visita al lujoso Palacio Manyal, situado en la parte noreste de la isla de Rhoda sobre la margen derecha del Nilo –a aproximadamente 1,5 km al sur de la Plaza Tahrir, centro neurálgico de la ciudad- y frente al Hospital Universitario.
            El palacio fue encargado por el príncipe Muhammad Alí Tawfiq (1875-1955), tío del rey Farouk, quien gobernara Egipto entre 1899 y 1929. El mismo príncipe lo diseñó y lo mandó decorar en un estilo que integra una mezcla de elementos arquitectónicos islámicos provenientes del arte morisco, persa, árabe y otomano con el Art Nouveau y el Rococó europeos. Dentro de un recinto amurallado se levantan varios edificios separados por jardines formados por abundantes especies locales y exóticas (bananos, árboles de caucho), constituyendo un enorme jardín botánico que cubría casi toda la isla hace un buen tiempo atrás. Tras su muerte, el palacio y sus magníficas colecciones fueron donados al Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto en 1955 y transformado en un museo.
            Los cerámicos que adornan la entrada principal, la mezquita y la entrada a la residencia del príncipe (hamalek) fueron creados por el artista armenio David Ohanessian, natural de Kutahya, mientras que la riquísima decoración interior posee materiales suntuosos, muebles con incrustaciones de nácar –característicos del arte árabe- , platería, colecciones de arte y manuscritos medievales, que datan de esa época histórica. También alberga una estupenda colección de arte islámico, cerámica y pinturas.
            La impresionante sala del trono recuerda a la Gallerie des Glaces (Salón de los Espejos) del Palacio de Versailles. Una gran alfombra roja conduce al trono –tapizado en rojo y dorado, con muebles del mismo color-, mientras se exhiben hacia ambos costados los retratos de sus antepasados. Asimismo, posee un museo de caza, donde se exhiben numerosas cornamentas y cabezas de animales cazados por el propio rey Farouk.
            La residencia principal es digna de un pashá: al ingresar, se pasa por una sala turca –decorada con azulejos traídos desde Izmir (Esmirna)- y otra, siria, con una bóveda de madera exquisitamente adornada. Naturalmente, el harem es la habitación más pequeña y menos iluminada, oculta tras una característica celosía de madera. La escalera que conduce al primer piso está tallada íntegramente en madera de roble de Eslavonia.
            Naturalmente, los monarcas no ocultaron su admiración y buen gusto por la cultura europea, invitando a numerosos artistas a pasar una temporada en palacio. Precisamente, el compositor francés Camille Saint- Saëns (1835-1921) no sólo fue huésped ocasional del Manyal, sino que ofreció varios conciertos privados al príncipe Muhammed Alí y a su entorno. Debido a una enfermedad y al insoportable clima parisino, Saint- Saëns visita Egipto en el invierno de 1896 y quedó asombrado no sólo por las bondades del clima, sino también por las riquezas del palacio. En aquel entonces, el compositor tenía 66 años y se cumplían 50 años desde su debut como niño prodigio a los 11 años de edad en la Sala Pléyel de París. Por lo tanto, decide componer su Concierto n° 5 en Fa mayor para piano y orquesta- denominado “El Egipcio”- para festejar su cincuentenario con la música y en base a la inspiración causada no sólo por su estadía en palacio, sino por su posterior viaje a Luxor. Allí toma contacto con las bondades del clima cálido y la vida cotidiana de dicha ciudad: las aldeas nubias, los vapores navegando por el Nilo, el croar de las ranas…. Todos estos elementos están perfectamente condensados en los 28 minutos que dura el concierto.
El mismo consta de tres movimientos (Allegro animato/ Andante/ Molto Allegro) e inicia de un modo muy clásico, a la usanza europea y con dos temas contrastantes, donde el solista ejecuta mediante una serie de escalas ascendentes y descendentes una serie de variaciones en forma dinámica, usando arabescos, arpegios, trinos  y otros elementos de técnica pianística. Posteriormente, el segundo tema es mucho más lento y profundamente melancólico, que recuerda al Andante sostenuto de su Concierto n° 2 para piano. El desarrollo se logra mediante energía, vitalidad y volumen crecientes mientras se entrelazan los dos temas. El piano finaliza el primer movimiento mediante una coda.  En cambio, el Andante es una explosión de vitalidad. Comienza con un tema en Sol menor en timbales   seguido por las cuerdas, que recuerda una canción de amor nubia, mientras el piano ejecuta una serie de escalas ascendentes y descendentes que le tan ese toque exótico, oriental y particularmente, egipcio. Es un movimiento muy rapsódico, con numerosos ribetes y elementos de la música árabe. Luego del tema romántico, el piano ofrece una serie de recursos tonales y virtuosismo que representan las barcas que navegan por el Nilo y el croar de las ranas. Por último, en el 3° movimiento (Molto Allegro) entra el piano utilizando sonidos que evocan el ruido de las aspas de las embarcaciones de madera que surcan el Nilo, mediante un tema profundamente vigoroso que abarca todo el teclado. Mientras que el solista continúa con ese pasaje vertiginoso, los vientos y las cuerdas introducen un nuevo tema, que desemboca en un tutti en tono menor. Estos dos temas se ensamblan creando un momento de intensa tensión, que concluye en una fanfarria triunfal.
El concierto se estrenó en la Sala Pléyel de París el 2 de Junio de 1896, con el compositor al piano y la Orquesta de la Sociedad de Conciertos, dirigida por Paul Taffanel. En virtud de su narrativa y efectos sonoros exóticos, gozó de una inmensa popularidad desde su estreno.
Las imágenes que acompañan esta nota son sólo una ínfima parte de la majestuosidad del Manyal, uno de los palacios más lujosos no sólo de Egipto, sino también del mundo. Y que tiene la particularidad de ser una obra maestra que inspiró a otra obra maestra

MAS FOTOS E IMPRESIONES DE MARTHA EN EGIPTO

PALACIO MANYAL DE EL CAIRO

















Impresiones de un viajero al Centro Nacional de Cultura y la  Ópera de El Cairo

EGIPCIA, CLÁSICA Y MODERNA
Martha CORA ELISEHT

            Cuando una visita El Cairo, la primera impresión que se tiene es la de una ciudad superpoblada, llena de locales y turistas y caótica respecto de su tránsito. Y sin embargo, es muy interesante para visitar. No sólo es maravilloso recorrer sus museos, mezquitas y monumentos históricos –muchos de los cuales son verdaderas joyas del arte islámico-, sino también explorar su vida cultural. Un buen lugar para empezar es el Centro Nacional de Cultura, sito en la isla de Gezira sobre el río Nilo, en el distrito de Zamalek de la capital egipcia. Representa el principal centro de artes escénicas del país y es un moderno complejo que consta de los siguientes edificios: la Ópera de El Cairo, siete teatros, una galería de arte, una biblioteca de música y un museo.
            Asimismo, el complejo es sede de los siguientes organismos artísticos: Orquesta Sinfónica de El Cairo, Compañía de Ópera de El Cairo, Orquesta de la Ópera homónima, Compañía de Ballet de la Ópera de dicha ciudad, Conjunto Nacional de Música Árabe, Conjunto de patrimonio para la música árabe y el Teatro de Danza moderna.
            A diferencia de este moderno edificio, su antecesora (Ópera Khedivial)fue fundada en 1869 por el khedive Ismail con motivo de la inauguración del Canal de Suez. Era una manera de fomentar las artes y la música mediante la construcción de un fastuoso edificio en pleno centro de la ciudad, cerce del distrito de Azbakeya. El diseño fue obra de los arquitectos italianos Avoscani y Rossi y se completó en la friolera de 6 meses.
            Para su inauguración, el khedive encargó al arqueólogo francés Auguste Mariette una obra que reflejara la gloria del Antiguo Egipto. El resultado fue un complot que sirvió al famoso libretista italiano Antonio Ghislanzoni para componer nada más ni nada menos que el libreto de Aída, con música de Giuseppe Verdi. Y si bien el khedive quería a toda costa que Verdi estrenara su obra maestra en El Cairo en tiempo y en forma, hubo una serie de contratiempos que lo impidieron. En primer lugar, la escenografía, los decorados y el vestuario se hicieron en París y no pudieron llegar a tiempo debido a los retrasos provocados por la guerra franco- prusiana. Yen segundo lugar, bien son conocidos los contratiempos que tuvo Verdi en la elección del director de orquesta y los cantantes. Por lo tanto, la Khedivial Opera House abrió sus puertas con Rigoletto en ese mismo año. Fue el primer teatro de ópera en el continente africano que no sólo representó óperas de fama mundial, sino también obras sinfónicas maestras. Finalmente, en 1871 se produce el estreno mundial de Aída en El Cairo, transformándose inmediatamente en un éxito rotundo.  Poco más de un siglo después –por desgracia-, la Khedivial Opera House fue completamente destruida por un incendio el 28 de Octubre de 1971.
            A raíz de la visita del entonces presidente Hosni Mubarak a Japón en 1983, se decidió construir un nuevo complejo cultural para las artes. Mediante un convenio de cooperación entre Egipto y Japón, este último país donó los fondos necesarios para la construcción del mismo. Las obras comenzaron en 1985 y duraron tres años. Se inauguró el 10 de Octubre de 1988 con la presencia de Mubarak y el príncipe Tomohito de Mikasa -hermano menor del Emperador Hirohito- y fue la primera vez que se representó una función de teatro Kabuki en Egipto y en todo el continente africano.
            También tuvo lugar en sus instalaciones la Arab Oud House (Casa árabe de Oud), antes de mudarse definitivamente a su sede actual, dentro del casco antiguo de la ciudad. Y la Royal Philharmonic Orchestra eligió a la Ópera de El Cairo como su sede para su primera actuación en África y Medio Oriente en Enero de 2007.
            El edificio de la Ópera posee tres salas:
1)      Sala Principal
                      Se utiliza para representar ópera, conciertos sinfónicos y ballet. Posee una capacidad de 1200 butacas y presenta cuatro niveles: platea, palcos, pullman y paraíso. La araña en forma de flor de loto que ilumina la sala es íntegramente de cristal. El escenario tiene una profundidad de 30 metros, posee foso para la orquesta y está equipado con modernos elementos de luminotecnia.

2)      Small Hall
                  Posee una capacidad de 500 butacas en un solo nivel y se utiliza para música de cámara y recitales. Debido a que las butacas son desmontables, puede funcionar como hall de recepción para eventos importantes.

             A estas salas se accede por la puerta principal y el foyer, ricamente alfombrado en rojo.

3)      Teatro al aire libre
                               Se encuentra al costado de la entrada de la Sala Principal y es un escenario de forma cuadrada –similar al patio de una mezquita- con capacidad para 600 personas. Está diseñado acústicamente para actuaciones al aire libre durante los meses de Julio y Agosto, coincidente con la Temporada de Verano.

            Además, el Teatro de la Ópera cuenta con un museo, donde se exhiben no sólo los trajes empleados en las representaciones de las óperas, sino retratos de celebridades de la música clásica egipcia y un piano cromático; es decir, aquel cuyas teclas negras tienen forma de zig- zag, permitiendo lograr los diferentes semitonos.
            Dentro del complejo del Centro Nacional de Cultura existen otras dependencias: una biblioteca especializada –totalmente gratuita para músicos y estudiantes del Conservatorio- y el Instituto de Música Árabe, que cuenta con tecnología de punta y está perfectamente adaptado para representar actuaciones de auténtica música de este tipo.
            Las visitas guiadas –en inglés- comprenden el recorrido por las tres salas del teatro, el museo y las instalaciones y tienen un costo de 50 libras egipcias (3 dólares). Realmente representa una muy buena opción para todos aquellos interesados en conocer la vida cultural de El Cairo, ciudad llena de lugares recónditos, muy interesantes para recorrer y visitar y que no están contemplados dentro de los circuitos turísticos tradicionales.
           
           


NUESTRA MUJER EN  EL CAIRO


MARTHA Y SU VISITA AL TEATRO DE LA OPERA


EL ESPIRITU DE "AIDA" SOBREVOLANDO EN LA VISITA








jueves, 19 de marzo de 2020


Único concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional

Auditorio Nacional
Miércoles 11 de marzo de 2020 
Escribe: Graciela Morgenstern

Ciclo 2020 de la Orquesta Sinfónica Nacional
Director: Gustavo Fontana
Programa: A. Borodin: "Danzas Polovtsianas", de la ópera "El Príncipe Igor" (versión para orquesta)
                  M. Mussorgsky: "Una noche en el Monte Calvo"
                 A. Dvorak:  Sinfonía en mi menor, Op. 95, "Desde el Nuevo Mundo"

            La Orquesta Sinfónica Nacional ofreció su primer concierto del Ciclo 2020, que por el momento, sería el último, ya que al día siguiente se procedió al cierre temporal de salas de espectáculos. También, se debió reemplazar el que originalmente fuera programado, ya que el director asignado para el mismo, Mariano Chiacchiarini, llegó desde Alemania, su lugar de residencia, y debió quedar en cuarentena. Por esta razón, se cambió el programa y el director, por Gustavo Fontana.
               La función comenzó con un sentido homenaje al violoncellista Jorge Pérez Tedesco, desaparecido en diciembre. Sus colegas interpretaron en su memoria y fuera de programa, la bellísima obra, Himno de la Consagración, de Félix Ruggater, una de sus preferidas. Una vez concluido, se inició el programa con las "Danzas Polovtsianas". La OSN ofreció una versión correcta de la misma, sin demasiado vuelo interpretativo. Lo mismo ocurrió con  "Una noche en el Monte Calvo", de M. Mussorgsky, cuya orquestación fue completada por Nicolai Rimsky-Korsakov.
            Tras un breve intervalo, Gustavo Fontana y la OSN realizaron una discreta interpretación de la sinfonía "Desde el Nuevo Mundo", de Dvorak, con un segundo movimiento excesivamente rallentado. Es bien sabido que el Auditorio Nacional presenta algunas dificultades en cuanto a su acústica. La pared de fondo, de granito, hace que según como esté dispuesta la orquesta, pueda haber un desequilibrio sonoro difícil de manejar. A pesar del cortinado que se agregó a la sala y los paneles acústicos, el tema fue resuelto parcialmente. Y eso fue lo que ocurrió. En algunos momentos de los dos últimos movimientos, los bronces ahogaron el sonido de los violines en detrimento de los momentos de mayor lirismo de la partitura.
Sin embargo y teniendo en cuenta la premura con que se tuvo que preparar este concierto para no verse obligados a cancelarlo, puede decirse que todo se desarrolló en un marco de corrección y no fue un mal comienzo.

CALIFICACION: BUENO

lunes, 16 de marzo de 2020




El nuevo trabajo discográfico de “Artis”

SONIDOS NUESTROS BIEN RECREADOS

“Músicas Argentinas”, “Artis” Orquesta de Cámara, Directora: Marta Luna. Solistas: Natalia González Figueroa (Piano), Jorge Morel (Guitarra). Obras de Pablo Aguirre, Ramiro Gallo y Jorge Morel (Aqua Records AQ582)

Como lo adelantaran en Ntro. programa del pasado Sábado 14 tanto Marta Luna (Directora) como Luis Rocco (Coordinador Artístico de la agrupación y Flauta Solista de la misma), este trabajo de “Artis” Orquesta de Cámara marca la reaparición de este conjunto en el mercado discográfico argentino tras su “Vivaldi en Buenos Aires” del año 2004. Dos obras de reciente grabación con el adosado de una toma del año 2004 realizada en la inolvidable “Manufactura Papelera” de Parque Lezama correspondiente a “Suite del Sur” de Jorge Morel conforman este CD.

  Los registros actuales, realizados íntegramente en Fort Music entre Setiembre y Octubre de 2018, se inician con  “Concierto por tu Presencia”, para piano y orquesta de cuerdas de Pablo Aguirre, cuyo estreno mundial en vivo tuvo lugar en la sala mayor del Teatro Colón de Buenos Aires en el marco del “Ciclo de Interpretes Argentinos” con la misma solista de esta versión grabada, Natalia González Figueroa. Tras un inicio de reminiscencias “Chopinianas”, la música va adoptando la forma ciudadana y va expresando un  sinfín de sensaciones. En este fragmento el piano toma un muy acentuado protagonismo con un amplio discurso absolutamente tonal, con dificultades a resolver por su interprete, las que Natalia González Figueroa sortea sin ningún inconveniente, haciendo gala de su energía interpretativa y su acostumbrada entrega, mientras que muy bien conducidas por Marta Luna, las cuerdas de “Artis” suenan de manera admirable dando el “ropaje” justo a la solista. El segundo movimiento es un extenso discurso del piano al que las cuerdas acompañan de modo muy sentido y el Tercero es un “Allegro Rítmico” de características muy similares a los “Presto” con los que Astor Piazzolla acostumbraba a cerrar sus composiciones de corte académico. Sorprende gratamente este trabajo de Pablo Aguirre . Sabe cómo asimilar lo popular para darle un lenguaje clásico.

  Bien conocido en el ámbito de la música ciudadana, Ramiro Gallo ostenta sin embargo una amplia formación clásica y al igual que en la obra de Aguirre, El también sorprende con una muy interesante obra: “Nueve Miniaturas”, las que si bien las concibió para una formación más reducida, las adaptó especialmente para “Artis” y Marta Luna , a quien le va dedicado el arreglo. Son nueve fragmentos independientes en donde cada unova transitando desde el “Tutti” hacia los momentos de intervención de pequeños sectores, graficando el ritmo urbano y plasmando los colores (tanto los del conjunto como los ciudadanos) de manera muy eficaz.  La Orquesta luce a pleno y Luna le exprime hasta el último detalle.

  Jorge Morel es un compositor, arreglador y guitarrita argentino, afincado desde largas décadas en los Estados Unidos. Su “Suite del Sur”  para Guitarra y Orquesta, compuesta hace ya un muy largo tiempo fue estrenada en Los Angeles en el marco del Festival de Música Latinoamericana con la Filarmónica local y el inmenso Zubin Mahta en el podio. Es una composición en cinco movimientos con dos danzas en “punta”, un Malambo central y dos momentos lentos: un “Preludio” y una “Canción” a ambos lados de este, La fuente de inspiración se basa en el Folcklore “Surero”, típico de la campaña bonaerense. Morel se revela como un muy exquisito interprete, dueño de una calidez absoluta y su técnica guitarrística es impecable. Luna va al fondo de las cosas en el acompañamiento y la simbiosis entre todos es perfecta. Súmese a ello el estupendo marco que la sala de “La Manufactura Papelera” brindó para que la grabación haya tenido un estupendo resultado.

  El producto final es muy noble,  para escucharlo en absoluta intimidad y con detenimiento. Dos estupendos solistas, tres compositores de fuste y una agrupación sabiamente guiada por su Directora. No saldrá defraudado al llevarlo.

Donato Decina