LAS GANAS DE CANTAR
A PESAR DE TODO
“Opera Festival
Buenos Aires”, temporada 2021, Opera: “Carmen” Música de Georges Bizet con
Libro de Ludovic Halevy y Henri Meilhac, basada en la novela de: Prospero
Merimee. Intérpretes: Graciela de Glyndenfeldt (Carmen), Cristian Taleb (Don
José), Leandro Sosa (Escamillo), Virginia Lía Molina (Micaela), Constanza Díaz
Falú (Frasquita), Estefanía Cap
(Mercedes), Jesús Villamizar (Dancairo), Germán Polón (Remendado), Claudio Rotella (Zuñiga), Alfredo Martínez
(Morales), Maximiliano Martino Avila (Baile). Coro de Opera Festival Buenos Aires:
Preparador y Director: Damián Roger, Orquesta Aeropuertos Argentina 2000
(Director Titular: Néstor Tedesco). Luces: Stefany Briones Leyton, Vestuario:
Almacén de Vestuario Buenos Aires, Escenografía y Proyecciones Digitales: Manu
Tangir Farres. Dirección Musical: Hernán Sánchez Arteaga. Dirección de Escena:
Adriana Segal. Teatro I.F.T. (Buenos Aires),
Función del 09 de Setiembre de 2021.
NUESTRA OPINION: BUENO.
Dieciocho
meses sin poder efectuarse espectáculos líricos integrales en una ciudad de las
características de Buenos Aires es, sin dudas, demasiado tiempo. Si bien, el Teatro
Colón ha hecho un muy buen espectáculo lírico basado en Monteverdi, en el que
extraordinarios valores locales aportaron lo mejor de sí mismos y otro tanto le
cabe a la dirección de escena que recayó en uno de los mejores valores de la
actualidad y la conducción musical a uno de los más reconocidos interpretes
locales del género, dicho espectáculo se basó en fragmentos de diferentes
partituras de quien inició el arte
lírico tal como hoy lo conocemos. Y el próximo título, “Theodora” de Haendel,
tal como el mismo Colón lo consigna, es un oratorio que ha de ser escenificado.
También cabe agregar, que la versión que se ofreció a finales del año pasado de
“Las Bodas de Fígaro” en el anfiteatro de Parque Centenario fue de escenas
semimontadas de la misma con orquesta acotada y las actividades del Instituto
Superior de Arte del Colón en los jardines del Museo Sivori lo fueron con acompañamiento de teclados, por lo que esta presentación de “Carmen” de
Bizet organizada por “Opera Festival Buenos Aires”, entidad guiada por la Sra.
Graciela de Glyndenfeldt, fue una apuesta fuerte a la que se sumó la decisión
de montarla en el recuperado teatro I.F.T., cuya sala tiene todas las
características de ventilación que requiere la emergencia actual, lo que le
permite un amplio aforo de público, con lo cual era muy grande la expectativa
por ver como se resolvía en escena este verdadero “Pezzo Grosso” de la lírica
dentro de una emergencia como la actual.
Debo primeramente señalar que el programa que
se nos envió de modo virtual manifestó que la versión era ajustada a los
tiempos actuales de pandemia. A consecuencia de ello, debió suprimirse la actuación
del coro de niños, por lo que la entrada del relevo de guardia al mando de Don
José lo hizo con la música que habitualmente se escucha en la suite empleada en
la forma de concierto y que debiera suprimirse la escena inicial del cuarto
acto con el célebre coro “A de Cuartos”. De la misma manera se debió restringir
el tránsito de figurantes de escena, por lo que las entradas de cuadrilla y
autoridades a la plaza de toros en ese
cuarto acto debio ser resuelta con el coro colocado de forma tal aparece
relatando el ingreso de dichos personajes.
La Dirección de Escena recayó en Adriana
Segal, quien rige los destinos de la sala y guía a su vez a la Compañía Lírica
Giuseppe Verdi. Teniendo en cuenta que debe evitarse el contacto físico entre
intérpretes, que los movimientos deben acotarse y que hay que guardar
distancias, el resultado puede ser considerado como satisfactorio. Se vieron
las escenas básicas y la historia fue respetada. Fueron muy interesantes tanto
el diseño multimedia como los trastos escénicos aportados por Manu Tangir Farres,
aunque la resolución final que adoptó la dupla Dirección de Escena y
Multimedia, con un recurso muy sanguineolento me resultó excesiva. Fue también buena
la decisión de incluír, fundamentalmente en el segundo acto, las coreografías
diseñadas y bailadas por Maximiliano Martino Avila, que ayudaron a mantener la
atención e interés del público con la escena. Adecuado fue el diseño lumínico que
apoyó las acciones en este caso realizado por Stefany Briones Leyton. En cambio
en el vestuario aportado por una casa del ramo teatral, dio la sensación de
haberse echado a mano dentro de lo que se podía, por lo que se vieron uniformes
militares actuales junto a vestimentas de época para el resto.
Yendo
al plano musical, fue muy interesante la intervención del coro de la entidad
organizadora preparado por Damián Roger, a pesar de una mayor presencia de
voces femeninas por sobre las masculinas lo que por momentos derivó en
desbalances sonoros. Aun así afrontó airoso el reto. Lo mismo ocurrió con el
aporte de la Orquesta de Aeropuertos Argentina 2000 cuyo titular es Néstor
Tedesco, integrada por jóvenes valores a los que se le suma el aporte de
reconocidos músicos de las mejores orquestas del medio. Sonó muy ajustada y se
reveló como una muy correcta agrupación.
Pasando
ya a lo estrictamente vocal, en los roles co-primarios fueron importantes y
decisivos los aportes de Alfredo Martínez (Morales) y Claudio Rotella (Zuñiga),
este último ampliamente conocido en el medio, el que aporto su robusto registro
y su presencia escénica, mientras que el primero hizo alarde de soltura y
gracia. En el cuarteto que integran los roles de Dancairo, Remendado, Frasquita
y Mercedes encontramos en Jesús Villamizar a una voz muy interesante que
acompañó a Germán Polón como Remendado, ya mucho más consolidado en escena, el
que se movió con soltura y a una dupla femenina de lujo integrada por Constanza
Díaz Falú como Frasquita y a Estefanía Cap como Mercedes quienes fueron por
lejos las mejores en escena.
Una grata sorpresa la constituyó la soprano
Virginia Lía Molina en el difícil rol de Micaela. Manejó muy bien su voz, tuvo
gracia escénica, perfecta conexión en las escenas junto a Don José y se lució
en su aria del tercer acto. Esperamos ahora verla en nuevos compromisos. A
priori, promete.
Don José recayó en Cristian Taleb a quien conozco
fundamentalmente en sus intervenciones en el llamado circuito “Off Colón”. Lo hizo
con corrección, más allá que debe administrar mejor sus importantes recursos
vocales. Su escena fue convincente y supo transmitir las vicisitudes de su
atribulado personaje.
Escamillo fue abordado por Leandro Sosa, el
que debió esforzarse de principio a fin con el rol y la partitura. Ahora que lo
ha hecho, es conveniente que le dé un mayor tiempo para la maduración.
La concertación
y Dirección Musical recayó en Hernán Sánchez Arteaga. Su concepción de la
partitura y del ida y vuelta entre orquesta, coro y palco escénico hicieron que
se convirtiese en el puntal y sostén fundamental del espectáculo, logrando
mantener viva y sin baches la función desde el comienzo hasta el final.
En cuanto a la Sra. Graciela de Glyndenfeldt,
protagonista del espectáculo, la reconozco como una artista de dilatadísima
trayectoria que ha apostado a formar una compañía y a organizar en estos
tiempos difíciles este espectáculo. Lo hizo con sus recursos actuales y su
oficio escénico aunque muchas veces no bastó solamente con eso. Mostró su deseo
de cantar y actuar y lo cumplió.
Donato Decina