lunes, 27 de septiembre de 2021

 

ALTO NIVEL EN “LA MEDIUM” EN EL TEATRO IFT.

 

Comentarios de Eduardo Casullo - Miembro de ACMA.

 

Antes de entrar en los detalles de la presentación considero que es importante mencionar que el Espacio IFT se ha transformado, gracias al enorme trabajo de Adriana Segal, en la primer sala con todos los elementos necesarios para presentar cualquier opera. La buena capacidad para instrumentistas dada por la ampliación del foso, el tamaño del escenario, y sobre todo la importante acústica lo llevan sin dudas a ser una opción para todos aquellos que quieren hacer opera completa. Así lo va demostrando la amplia programación con la que contará en el resto del año. Las medidas de seguridad se cumplen perfectamente y dan mucha tranquilidad a los espectadores.

Con una sala llena, pese a no ser una ópera que genera una gran convocatoria, se presentó La Medium. Esta obra fue preestrenada en 1946 en la universidad de Columbia y luego estrenada oficialmente al año siguiente en Nueva York.

No es una ópera fácil y no se suele representar frecuentemente.

Profundamente dramática, pone al espectador en constante tensión, no  solo por la factura orquestal sino también por una línea dramática de gran profundidad. La locura de Baba se va desarrollando a lo largo de los dos  actos y mezcla momentos de gran dulzura, como el dúo con Mónica del primer acto, y momentos de locura dignos de Macbeth.

Excelente el trabajo de Verónica Cano tanto en lo vocal como en lo actoral quien asumió con soltura y convicción un rol tan difícil. El rol de Mónica, a cargo de Sabrina Schulthess fue impecable con un hermoso color vocal y gran compromiso con el personaje. Toby a cargo de Guillermo Seijas mostro una ductilidad enorme para tan difícil rol actoral mudo.

La orquesta, a cargo de Facundo Sacco respondió en todo momento a las dificultades de semejante partitura. La puesta en escena de Urdapilleta respondió perfectamente a las necesidades dramatúrgicas que el libreto exige. El trío de asistentes a la sesión de espiritismo acompañaron con calidad tanto vocal como escénica a los exigentes momentos. Ellos fueron: Andrés Asencio, Sol Risé y Elsa Gärtner.

En definitiva una función de excelencia, que pese a ser una obra que no convoca la cantidad de gente como otras más famosas, en ésta oportunidad fue acompañada por una gran cantidad de espectadores, con lo cual, creo, la necesidad del público de la opera de ver obras de calidad, compensa en mucho los temores de asistir a los teatros por la pandemia.

domingo, 19 de septiembre de 2021

 

Gala lírica dedicada a Giuseppe Verdi en los salones del Palacio Paz

 

NUEVOS VALORES Y CLÁSICOS TRADICIONALES

Martha CORA ELISEHT

 

            Con el retorno de la presencialidad y levantamiento gradual y progresivo de las restricciones, Buenos Aires va tomando nuevamente su ritmo habitual en materia de espectáculos. Unido esto a un mayor aforo, permite que el público pueda asistir tanto a instituciones oficiales como entidades privadas. Una de ellas es la Asociación Amigos de la Lírica, que ofreció el pasado viernes 17 del corriente una gala en el Palacio Paz compuesta íntegramente por obras de Giuseppe Verdi (1813-1901) denominada “TUTTO VERDI”, donde participaron la soprano María Daneri, la mezzosoprano Laura Domínguez, el tenor Lucas Arrieta y el barítono Norberto Crespi, con concertación y acompañamiento al piano a cargo de Eduviges Piccone.

            El programa estuvo integrado por los siguientes fragmentos:

-          Ingemisco (aria del tenor)- MISA DE REQUIEM

-          “Stride la vampa”- IL TROVATORE

-          “Udite?...Comme albeggi…Mira, de acerbe lagrime…”- IL TROVATORE

-          “Ciel!...Non m’inganna quel fioco lume”- IL TROVATORE

-          “Ritorna, vincitor”- AÍDA

-          “Dío, che nell’alma infondere”- DON CARLO

-          “Nel giardin del bello”- DON CARLO

-          “Felice ancor io son… Per me giunto…O Carlo, escolta”- DON CARLO

-          “Gia nella notte densa”- OTELLO

-          “Un di si bel rammentano… Bella figlia dell’amore”- RIGOLETTO

-            “Va pensiero”- NABUCCO

Bajo una asidua concurrencia, el concierto comenzó en forma puntual con la presentación del tenor Lucas Emmanuel Arrieta, quien sorprendió al público con una voz melodiosa, rica en brillo y matices y con gran lirismo. Mostró mucho sentimiento en cada una de sus interpretaciones y descolló junto a la soprano María Daneri en el duetto de amor entre Otello y Desdémona. También tuvo una destacada actuación en la escena de la amistad entre Don Carlo y Rodrigo (“Dío, che nell’alma infondere”), en el trío ente Azucena, Manrico y Leonora de IL TROVATORE y como el Duque de Mantua en el celebérrimo cuarteto de RIGOLETTO. Era la primera vez que esta cronista lo escuchaba y resultó ser una auténtica revelación. Lo mismo sucedió con el barítono Norberto Crespi, a quien asimismo quien escribe lo escuchó por primera vez. Si bien posee una voz caudalosa, le faltó redondear mejor las notas en algunos pasajes -duetto de Leonora y El Conde de Luna en IL TROVATORE y el mencionado duetto de DON CARLO-. No obstante, se lo vio más seguro en el cuarteto de RIGOLETTO y en el aria de la muerte de Rodrigo de Posa y fue sumamente aplaudido.

Laura Domínguez es una de las mejores mezzosopranos del país y tuvo una brillante actuación como Éboli en el aria del velo de DON CARLO (“Nel giardin del bello”). Sin embargo, no tuvo un buen dominio de los trinos en el aria de Azucena (“Stride la vampa”), donde los mismos abundan. Tanto en el trío de IL TROVATORE como en el cuarteto de RIGOLETTO se lució con una muy buena interpretación.

En cuanto a la soprano María Daneri, posee una voz refinada y una muy buena técnica, que le permitió abarcar personajes tan diversos como Leonora, Desdémona, Aída y Gilda. Se destacó en el duetto de IL TROVATORE junto a Norberto Crespi y en el de OTELLO y supo acompañar muy bien a Laura Domínguez como coprimaria en el aria de Éboli. Sin embargo, no tuvo un buen desempeño vocal en el aria de AIDA (“Ritorna, vincitor”), pese a que sí lo logró desde el punto de vista actoral. Y como Gilda, quizás sonó un poco fuerte dentro del equilibrio que se necesita dentro del consabido cuarteto. Probablemente se deba a que los mármoles que cubren la sala del Palacio Paz actúan provocando mucha reververancia, lo cual dificulta poder apreciar mejor las voces.

El acompañamiento y la dirección musical de Eduviges Piccone fueron estupendos y no sólo el cuarteto vocal sonó muy bien en el celebérrimo “Va pensiero”, sino que además, hubo tiempo para otra célebre aria: el brindis de LA TRAVIATA, que arrancó muchísimos aplausos por parte del público.

Esta bellísima sala será escenario de varias actividades relacionadas con la lírica dentro de lo que resta del año y brinda un elegante marco para conciertos y recitales de cámara. En este caso, se han podido apreciar nuevas voces y nuevos valores para interpretar una parte del vasto y rico universo verdiano.

 

Muy buen desempeño de la Filarmónica en el Teatro Colón

 

VIENTOS QUE SOPLAN Y MELODÍAS QUE BRILLAN

Martha CORA ELISEHT

 

            Dentro de su Ciclo de Conciertos 2021 y de la Temporada de su 75º Aniversario, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires ofreció el pasado sábado 18 del corriente en el Teatro Colón un concierto bajo la dirección de su titular -Enrique Arturo Diemecke- con la participación de la pianista Lilia Salsano y la mezzosoprano Cecilia Díaz, donde se interpretaron las siguientes obras:

-          Sinfonía para instrumentos de viento- Igor STRAVINSKY (1882-1971)

-          Concierto para piano e instrumentos de viento- Igor STRAVINSKY

-          “El Amor Brujo”- Manuel DE FALLA (1876-1946)

Debido a que en este año se cumplen 50 años del fallecimiento de Stravinsky y 75 años de la muerte de Manuel de Falla, este concierto se destacó no sólo como homenaje a ambos compositores, sino también porque se presentaron obras que raramente se ejecutan. Tal es el caso de la mencionada Sinfonía para instrumentos de viento, que fuera compuesta en 1920 y estrenada hace un siglo. Consta de un solo movimiento de no más de 10 minutos de duración, donde participan 15 maderas y 9 metales. Es una de las obras más tempranas del compositor, donde se conjugan melodías tradicionales rusas en un estilo más vanguardista -con matices impresionistas y pasajes con reminiscencias de La consagración de la primavera-. La versión ofrecida por la Filarmónica fue muy buena, donde los principales solistas de instrumentos de viento de la agrupación se lucieron en una armonía perfecta.

De la misma época es el Concierto para piano e instrumentos de viento, compuesto en 1923. Está escrito para 28 instrumentos: 11 maderas, 12 metales, timbales, piano solista y dos contrabajos. Escrito a la usanza clásica, consta de tres movimientos: Largo- Allegro- Piú mosso- Maestoso/ Largo- Piú mosso- Tempo primo/ Allegro- agitato- Lento- Stringendo, donde el piano toma la melodía inicial en cada uno de los mismos antes de la entrada de los metales en el 1º y 2º movimientos. Fue estrenado en París en 1924 con el compositor al piano y dirigido por Sergei Koussevitsky. Es una obra que se interpreta muy raramente por su dificultad técnica para el instrumento solista, que fue abordado de manera magistral por Lilia Salsano merced a su prodigiosa digitación y técnica impecable. También se lucieron los principales solistas de instrumentos de viento bajo una muy buena dirección de Diemecke. No sólo el público estalló en vítores y aplausos al final del concierto, sino que obligó a Lilia Salsano a hacer un bis. En este caso, la pianista santafesina eligió Fermina de Carlos Guastavino, que fue ejecutada con suma precisión y dulzura. El público volvió a aplaudirla.

En 1915 se estrenó en Madrid el ballet El Amor Brujo, compuesto por Manuel de Falla según el libreto de Gregorio Martínez Sierra por encargo de la bailarina flamenca Pastora Imperio. La historia se desarrolla en Andalucía y cuenta el amor que la gitana Candela siente por Carmelo, pero debió casarse con otro hombre por imposición paterna. Su esposo es asesinado a raíz de un amorío que tuvo con Lucía -la esposa del hombre que lo asesinó- y su fantasma atormenta a Candela por las noches, haciendo que la gitana baile para él. Para alejar el espíritu del muerto, Candela y Carmelo deben bailar una danza ritual sobre el fuego. Al no tener éxito, se organiza una segunda ceremonia de danza, donde también participa Lucía. Al salir el sol, se rompe el hechizo y los gitanos pueden disfrutar de su amor, ya liberados de toda amenaza. La música es de corte netamente andaluz y posteriormente, de Falla toma 8 números para elaborar la suite orquestal con participación de una mezzosoprano/ contralto que es la que forma parte habitual de los programas de conciertos. La versión ofrecida por la Filarmónica fue muy buena, con una gran calidad sonora -pese a algunos desacoples en pasajes muy conocidos, como El aparecido y la Danza del terror- y donde los principales solistas se lucieron en cada uno de sus instrumentos -Natalia Silippo en oboe, Mariano Rey y Eloy Fernández Rojas en clarinetes, Claudio Barile en flauta, Martcho Mavrov y Margaret Mengel en cornos, Diego Fainguersch en cello, Julián Medina en contrabajo, Jonathan Bisulca en trompeta y Leonardo Marcone en piano-. El número más famoso de la suite -la celebérrima Danza ritual del fuego- sonó perfectamente, muy precisa y por sobre todas las cosas, con acento andaluz. Por su parte, Cecilia Díaz dio vida a una vibrante Candela merced a su excelencia vocal y su perfecto dominio de las notas graves en sus tres arias (Canción del amor dolido, Canción del fuego fatuo y Las campanas del amanecer). Se encuentra en un momento donde su voz le permite alcanzar notas correspondientes al registro de contralto -ideal para el cantejondo gitano- y ofreció una excelente interpretación.

La pandemia ha venido muy bien para reponer estas obras, que son auténticas joyas y que se representan en muy pocas ocasiones.  En el vasto universo de la música clásica existen infinidad de composiciones para escaso número de instrumentos que -poco a poco- están renovando los programas de conciertos. Soplan nuevos vientos de cambio para que estas partituras sean rescatadas de un injusto olvido.

 

COINCIDIERON EN PARIS. LA FILARMONICA LOS UNIO EN EL COLON

 

Teatro Colón, temporada 2021. Abono a 2 Conciertos Sinfónicos durante el mes de Setiembre a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solistas: Lilia Salsano (Piano), Cecilia Díaz (Mezzosoprano). Programa. Obras de Stravinsky y De Falla. 18 de Setiembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  En la década del diez del siglo pasado y luego por mucho tiempo más, París era el epicentro de las artes y un verdadero refugio de creadores. Para la música decir que Debussy, Ravel, Satie entre tantos genios locales y la  llegada de otros como Picasso en la pintura dan una pauta del movimiento que se gestaba en la Ciudad Luz también era sede de los célebres “Ballet Russes” con Diaghiliev a la cabeza y su gran estrella: Nijinssky, quienes encargaban a verdaderos talentos nuevas partituras para la danza. No cabe duda que gran parte de sus merecidas famas fueron ganadas tanto por Igor Stravinsky y Don Manuel de Falla merced a esos encargos parisinos de esa época. El primero, cuyo cincuentenario de su desaparición física se cumple este año, con tres monumentos que trascendieron la danza para pasar al repertorio sinfónico y en el caso de Don Manuel, cuyo septuagésimo quinto aniversario de su partida se cumple también este año, baste con mencionar “El Sombrero de Tres Picos” y tendremos una pauta de la magnitud y el talento de este gran hombre. El Colón en estos programas armados para las actuales circunstancias decidió dedicar a ambos (y con total justicia) uno de sus conciertos del mes de Setiembre de la Filarmónica de Buenos Aires y lo hizo en un muy buen nivel.

 

  Dos partituras de Stravinsky prácticamente ignoradas en Ntro. Medio con base en formación de vientos, a la  que en la segunda de las obras se sumó piano solista, contrabajos y timbal ocuparon la primera parte del programa. La “Sinfonía para Instrumentos de Viento”, perteneciente al período neoclásico del compositor y surgida por encargo de Serge Koussevitsky alrededor de 1921. Página de una breve duración, con preeminencia de fanfarrias, no es una “sinfonía” propiamente dicha. Con muy buen criterio, Sebastiano de Filippi manifiesta en los comentarios del programa  que la página responde más al criterio de armonía y no debiera sorprender que haya también prevalecido en el compositor la denominación de sinfonía como pieza para inicio de un concierto sin que hablemos de obertura. Lo cierto es que Enrique Arturo Diemecke guió con su reconocida solvencia a los músicos, más allá de algún pequeño desacople que en absoluto afectó la interpretación.

 

   El segundo Stravinsky escuchado fue el “Concierto para  Piano y Vientos” de 1923, al que, como expresé anteriormente, más allá de su título se suman dos contrabajos y timbal.  Esta obra mereció una revisión alrededor de 1950. Guarda los criterios formales con disposición de tres movimientos: Largo-Allegro-Piu Mosso-Maestoso el primero. Largo-Piu Mosso-Tempo Primo el segundo. Allegro-Agitato-Lento-Stringendo el tercero. Lilia Salsano, destacada interprete oriunda de Santa Fé y discípula de maestros de la talla de Aldo Antognazzi y Graciela Reca, tuvo a su cargo la parte solista de la obra. El primer movimiento tiene momentos de indudable energía, que exigen al máximo la capacidad del pianista. Más allá que desde la posición en la sala que el Colón me otorgó hubo momentos en que el caudal sonoro del conjunto superó al de la solista, Salsano mostró garra, buena técnica y absoluta compenetración. Ya en el segundo, pudimos apreciarle su exquisito sonido y momentos de sentido lirismo. Aquí si hubo total acople por parte de Diemecke y los Maestros, ratificado luego en el tercer movimiento interpretado sin solución de continuidad, en donde nuevamente la técnica de Salsano llevó a muy buen puerto la labor, acompañada de muy buena forma por el conjunto. Conocedora de  la obra de los grandes maestros de su Ciudad, Salsano respondió a los sostenidos aplausos del público con una pequeña pieza de Don Carlos Guastavino, cuya obra integral para su instrumento registró en grabaciones. Del Ciclo “Mis Amigos” ofreció “Fermina”. Interpretada con todo sentimiento como estupendo broche de oro a su actuación.

 

    La segunda parte del concierto, dedicada a Don Manuel de Falla, nos trajo la Suite de trece números del Ballet “El Amor Brujo” que tuviera argumento de Gregorio Martínez Sierra. Obra de 1915, trata del amor entre Candela (mujer viuda) y Carmelo, gitanos ambos, quienes se aman, pero entre ellos se interpone el espectro del esposo de la mujer y a partir de ahí se desarrolla la trama en torno a las vicisitudes que ambos deben pasar hasta la consumación final del amor. Si hay alguien que a partir de la primitiva España, la Andaluza, pintó a su patria como nadie desde de su música, ese fue Don Manuel de Falla. Si Ud. Como oyente cierra los ojos y se deja cautivar por el sonido percibirá hasta los colores del lugar.  Lleva además esta página el aditamento de la presencia de una voz de Contralto que debe adaptarse a entonar como una “cantaora”. La versión que se escucho fue interpretada por una orquesta más bien reducida, acorde a las exigencias sanitarias actuales y se contó con el concurso de Cecilia Díaz, quien realizó una estupenda labor a partir del registro grave de su voz, su entonación y un fraseo incuestionable. Diemecke estuvo en una muy buena noche, logrando de los músicos una muy buena respuesta, más allá de alguna pequeña imperfección, graficando con los acentos justos lo expresado por la música, por lo que estos dos inmensos maestros recibieron con logradas versiones el merecidísimo homenaje a sus memorias

 

Donato Decina

sábado, 18 de septiembre de 2021

 

BALSAMO PARA LOS OIDOS

 

Ciclo “Música en el Socorro”, temporada 2021. Presentación de la Orquesta y Cantoría de la Basílica Nuestra Señora del Socorro, Director: Maestro Giovanni Panella. Solistas: Marta Rossi (Soprano), Tamara Odón (Mezzosoprano), Mariano Spagnolo (Tenor), Sebsatiano de Filippi (Bajo). Participación: María Inés Natalucci (Organo). Programa: Wolfang Amadeus Mozart: “Misa de Coronación” Kv. 317. Viernes, 17 de Setiembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION. MUY BUENO

 

    En un día marcado por el contraste entre los anuncios de mayores flexibilizaciones respecto a las condiciones de pandemia y el final de una durísima semana en lo social y político, la realización de este concierto en la Basílica de Ntra. Señora del Socorro que marcó el retorno del ciclo Música en el Socorro ausente desde hacía 2 años marcados entre el final del ciclo 2019 y la apertura de este por las circunstancias por todos conocidas, se constituyó en un gratísimo acontecimiento.

 

  Hablar de la Cantoría de la Basílica de Ntra. Sra. Del Socorro es sinónimo de referirnos a Monseñor Jesús Gabriel Segade, quien con sus conocimientos y sabiduría guió por décadas a este conjunto, llevándolo a  la consideración mundial en  1964, con su participación en el registro fonográfico de la primera obra concebida en lengua y música vernáculas tras las reformas del Concilio Vaticano II: la “Misa Criolla” de Ariel Ramírez (de quien en estos días se celebró el centenario de su natalicio) junto a su complemento “Navidad Nuestra”, con las letras de Félix Luna.  Desde entonces, las participaciones de  esta agrupación que nunca bajo ni sus brazos ni su calidad se hicieron incontables, a veces desde la Basílica misma y otras desde otros ámbitos, en algunas ocasiones con apoyos oficiales (sobre todo en tiempo de la antigua Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires con el legendario “Centro de Divulgación Musical”, con Mario “Pacho” O’Donnell primero y el mismo Félix Luna después como Secretarios de Cultura), o, como en esta oportunidad, con apoyos privados. Particularmente me resulta grato recordar dos actuaciones de este organismo en las que tuve la oportunidad de estar presente, una en 1985 con una estupenda versión del Requiem de Mozart bajo la guía de Monseñor Segade y otra a comienzos de 2001 con una interpretación de la “Misa Criolla” dirigida por el propio Ariel Ramírez en el marco de la Estancia Santa María de la Armonía en Cobo, vecino a Mar del Plata. Hoy a este conjunto de primer nivel se le ha sumado el aporte de una Orquesta que acompaña sus presentaciones, conformada con muy buen equilibrio por Maestros integrantes de organismos de primera línea del país como por jóvenes que amalgaman al conjunto junto a los primeros. La conducción de ambos organismos ha recaído en Giovanni Pannella, un joven maestro Italiano afincado entre Ntros. desde hace algunos años, conocedor del repertorio sacro, el que le ha hecho mantener a ambas agrupaciones el nivel que he resaltado líneas arriba.

 

  La circunstancia de que este concierto tuviera lugar a minutos de la culminación de la misa vespertina, motivó que al público que concurrió expresamente al concierto se le sumara gran parte de la feligresía que asistió a la celebración previa. No cabe duda que la ansiedad de la gente por reencontrarse con estas manifestaciones artísticas hizo que el marco de público fuese imponente y que el comportamiento fuera ejemplar desde el silencio que mantuvo de inicio al fin de la interpretación tanto como la exteriorización posterior al final de la versión, que motivó a que los interpretes “bisaran” el “Gloria”.

 

  La “Misa Coronación” numerada como Kv. 317 en el catálogo  de Mozart es una obra que el genio compuso para el Domingo Pascual de 1779. Utilizada para las ceremonias de coronación de los Emperadores Austríacos Leopoldo II en 1791 y Francisco II en 1792, derivó a que popularmente se la conociera como “de Coronación”. Cuenta con los números que corresponden al ordinario Católico: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus y Agnus Dei. De alguna manera esta página tuvo mayor trascendencia cuando hace unos 35 años atrás Herbert Von Karajan la interpretó al frente de la Filarmónica de Viena durante una Misa Solemne presidida por el hoy San Juan Pablo II, en lo que podríamos decir que fue uno de los últimos conciertos cumbre de su dilatadísima carrera, ya que unos pocos años después fallecería. No pudo ser más acertada su elección. La obra tiene logros musicales importantes y el fragmento solista de la Soprano es de una belleza increíble a la que la solista Marta Rossi honró con voz de un timbre verdaderamente exquisito. Panella guió con suma pericia a los conjuntos, la cantoría suena de forma homogénea y amalgamada y proyecta de tal forma el sonido en la basílica que uno cree estar escuchando a un conjunto mucho más numeroso del que realmente es. En cuanto a la Orquesta, más allá de alguna pequeña imperfección, es un organismo absolutamente equilibrado en su composición y mostró solvencia en la interpretación. Fue muy bueno el aporte desde el órgano de la Mtra. María Inés Natalucci.

 

  Y en cuanto a los solistas, tanto Tamara Odón como Sebsatiano de Filippi, desde los registros más bajos aportaron los acentos justos que sus respectivas partes requieren con buenas voces ambos. Mariano Spagnolo con buen timbre supo expresar en cada participación suya y lo ya señalado de la muy buena intervención de Marta Rossi en la fundamental parte solista del “Agnus Dei”.

 

  Ha sido mérito de Giovanni Panella no bajar los brazos y mantener la incuestionable calidad  de ambos conjuntos. Volvieron con una versión muy buena de una obra magnífica lo que para estos tiempos difíciles constituyó un bálsamo tanto auditivo como, fundamentalmente, espiritual.

 

Donato Decina

sábado, 11 de septiembre de 2021

 

LAS GANAS DE CANTAR A PESAR DE TODO

 

“Opera Festival Buenos Aires”, temporada 2021, Opera: “Carmen” Música de Georges Bizet con Libro de Ludovic Halevy y Henri Meilhac, basada en la novela de: Prospero Merimee. Intérpretes: Graciela de Glyndenfeldt (Carmen), Cristian Taleb (Don José), Leandro Sosa (Escamillo), Virginia Lía Molina (Micaela), Constanza Díaz Falú (Frasquita), Estefanía Cap  (Mercedes), Jesús Villamizar (Dancairo), Germán Polón (Remendado),  Claudio Rotella (Zuñiga), Alfredo Martínez (Morales), Maximiliano Martino Avila (Baile). Coro de Opera Festival Buenos Aires: Preparador y Director: Damián Roger, Orquesta Aeropuertos Argentina 2000 (Director Titular: Néstor Tedesco). Luces: Stefany Briones Leyton, Vestuario: Almacén de Vestuario Buenos Aires, Escenografía y Proyecciones Digitales: Manu Tangir Farres. Dirección Musical: Hernán Sánchez Arteaga. Dirección de Escena: Adriana Segal.  Teatro I.F.T. (Buenos Aires), Función del 09 de Setiembre de 2021.

 

  NUESTRA OPINION: BUENO.

 

  Dieciocho meses sin poder efectuarse espectáculos líricos integrales en una ciudad de las características de Buenos Aires es, sin dudas, demasiado tiempo. Si bien, el Teatro Colón ha hecho un muy buen espectáculo lírico basado en Monteverdi, en el que extraordinarios valores locales aportaron lo mejor de sí mismos y otro tanto le cabe a la dirección de escena que recayó en uno de los mejores valores de la actualidad y la conducción musical a uno de los más reconocidos interpretes locales del género, dicho espectáculo se basó en fragmentos de diferentes partituras  de quien inició el arte lírico tal como hoy lo conocemos. Y el próximo título, “Theodora” de Haendel, tal como el mismo Colón lo consigna, es un oratorio que ha de ser escenificado. También cabe agregar, que la versión que se ofreció a finales del año pasado de “Las Bodas de Fígaro” en el anfiteatro de Parque Centenario fue de escenas semimontadas de la misma con orquesta acotada y las actividades del Instituto Superior de Arte del Colón en los jardines del Museo Sivori  lo fueron con acompañamiento de teclados,  por lo que esta presentación de “Carmen” de Bizet organizada por “Opera Festival Buenos Aires”, entidad guiada por la Sra. Graciela de Glyndenfeldt, fue una apuesta fuerte a la que se sumó la decisión de montarla en el recuperado teatro I.F.T., cuya sala tiene todas las características de ventilación que requiere la emergencia actual, lo que le permite un amplio aforo de público, con lo cual era muy grande la expectativa por ver como se resolvía en escena este verdadero “Pezzo Grosso” de la lírica dentro de una emergencia como la actual.

 

  Debo primeramente señalar que el programa que se nos envió de modo virtual manifestó que la versión era ajustada a los tiempos actuales de pandemia. A consecuencia de ello, debió suprimirse la actuación del coro de niños, por lo que la entrada del relevo de guardia al mando de Don José lo hizo con la música que habitualmente se escucha en la suite empleada en la forma de concierto y que debiera suprimirse la escena inicial del cuarto acto con el célebre coro “A de Cuartos”. De la misma manera se debió restringir el tránsito de figurantes de escena, por lo que las entradas de cuadrilla y autoridades  a la plaza de toros en ese cuarto acto debio ser resuelta con el coro colocado de forma tal aparece relatando el ingreso de dichos personajes.

  La Dirección de Escena recayó en Adriana Segal, quien rige los destinos de la sala y guía a su vez a la Compañía Lírica Giuseppe Verdi. Teniendo en cuenta que debe evitarse el contacto físico entre intérpretes, que los movimientos deben acotarse y que hay que guardar distancias, el resultado puede ser considerado como satisfactorio. Se vieron las escenas básicas y la historia fue respetada. Fueron muy interesantes tanto el diseño multimedia como los trastos escénicos aportados por Manu Tangir Farres, aunque la resolución final que adoptó la dupla Dirección de Escena y Multimedia, con un recurso muy sanguineolento me resultó excesiva. Fue también buena la decisión de incluír, fundamentalmente en el segundo acto, las coreografías diseñadas y bailadas por Maximiliano Martino Avila, que ayudaron a mantener la atención e interés del público con la escena. Adecuado fue el diseño lumínico que apoyó las acciones en este caso realizado por Stefany Briones Leyton. En cambio en el vestuario aportado por una casa del ramo teatral, dio la sensación de haberse echado a mano dentro de lo que se podía, por lo que se vieron uniformes militares actuales junto a vestimentas de época para el resto.

 

    Yendo al plano musical, fue muy interesante la intervención del coro de la entidad organizadora preparado por Damián Roger, a pesar de una mayor presencia de voces femeninas por sobre las masculinas lo que por momentos derivó en desbalances sonoros. Aun así afrontó airoso el reto. Lo mismo ocurrió con el aporte de la Orquesta de Aeropuertos Argentina 2000 cuyo titular es Néstor Tedesco, integrada por jóvenes valores a los que se le suma el aporte de reconocidos músicos de las mejores orquestas del medio. Sonó muy ajustada y se reveló como una muy correcta agrupación.

 

    Pasando ya a lo estrictamente vocal, en los roles co-primarios fueron importantes y decisivos los aportes de Alfredo Martínez (Morales) y Claudio Rotella (Zuñiga), este último ampliamente conocido en el medio, el que aporto su robusto registro y su presencia escénica, mientras que el primero hizo alarde de soltura y gracia. En el cuarteto que integran los roles de Dancairo, Remendado, Frasquita y Mercedes encontramos en Jesús Villamizar a una voz muy interesante que acompañó a Germán Polón como Remendado, ya mucho más consolidado en escena, el que se movió con soltura y a una dupla femenina de lujo integrada por Constanza Díaz Falú como Frasquita y a Estefanía Cap como Mercedes quienes fueron por lejos las mejores en escena.

 

 Una grata sorpresa la constituyó la soprano Virginia Lía Molina en el difícil rol de Micaela. Manejó muy bien su voz, tuvo gracia escénica, perfecta conexión en las escenas junto a Don José y se lució en su aria del tercer acto. Esperamos ahora verla en nuevos compromisos. A priori, promete.

 

  Don José recayó en Cristian Taleb a quien conozco fundamentalmente en sus intervenciones en el llamado circuito “Off Colón”. Lo hizo con corrección, más allá que debe administrar mejor sus importantes recursos vocales. Su escena fue convincente y supo transmitir las vicisitudes de su atribulado personaje.

 

    Escamillo fue abordado por Leandro Sosa, el que debió esforzarse de principio a fin con el rol y la partitura. Ahora que lo ha hecho, es conveniente que le dé un mayor tiempo para la maduración.

 

   La concertación y Dirección Musical recayó en Hernán Sánchez Arteaga. Su concepción de la partitura y del ida y vuelta entre orquesta, coro y palco escénico hicieron que se convirtiese en el puntal y sostén fundamental del espectáculo, logrando mantener viva y sin baches la función desde el comienzo hasta el final.

 

  En cuanto a la Sra. Graciela de Glyndenfeldt, protagonista del espectáculo, la reconozco como una artista de dilatadísima trayectoria que ha apostado a formar una compañía y a organizar en estos tiempos difíciles este espectáculo. Lo hizo con sus recursos actuales y su oficio escénico aunque muchas veces no bastó solamente con eso. Mostró su deseo de cantar y actuar y lo cumplió.

 

Donato Decina

lunes, 6 de septiembre de 2021

 

 

 

Carmen en tiempos de pandemia.

Comentarios de Eduardo Casullo

Miembro de A.C.M.A.

Carmen no es una ópera cualquiera. Es sumamente complicada, con grandes dificultades tanto de interpretación escénica como en lo vocal y orquestal.

En consecuencia, es siempre es difícil de armar, de ensayar y de, obviamente, presentar.

En esta oportunidad OPERA FESTIVAL ofreció en el teatro IFT una propuesta, que por cierto, cumplió con los requisitos requeridos para el público en tiempos de pandemia.

Si bien como nos comentó en una entrevista Hernan Sánchez Arteaga, era una orquesta juvenil, no lo pareció en ningún momento, llevando adelante la compleja partitura con total solvencia. Es obvio también que la concertación de Sánchez Arteaga fue de excelencia, y más aún, con solo dos semanas de trabajo intenso. Bravo por Hernan!!!

El rol de Don José fue interpretado por el tenor Cristian Taleb, quien lo llevo adelante con soltura aunque con alguna leve tendencia a crecer los agudos pero muy sensible en los detalles y matices.

La Micaela de Virginia Lia Molina fue sobradamente solvente y se destacó especialmente en el aria de la montaña del acto tercero.

Tanto Frasquita como Mercedes, interpretadas respectivamente por Constanza Díaz Falú y Estefanía Cap, mostraron muy buen timbre, interpretación escénica  y solvencia. Lucieron, sobre todo, en el famoso quinteto como también en el terceto de las cartas.

Párrafo aparte para Claudio Rotella, quien con su solvencia de siempre, se lucio con potencia vocal y solidez actoral.

Es cierto que no se pudo contar con el coro de niños, pero esto no opacó lo musical.

El coro tuvo una muy buena calidad sonora y en lo vocal cumplió con solvencia sus intervenciones.

Es de mencionar la falta de movilidad, hecho compartido tanto por los solistas como por el coro. Esa quietud escénica y la falta de dirección en los diálogos, dúos, etc, se percibió a veces como coro circunstancial, y no a momentos de PROTAGONISTAS COMO EN REALIDAD LO SON. La falta de marcación escénica entre los intérpretes sugería un concierto con vestuario más que una verdadera dramaturgia.

Esta falta de movilidad, no se vio, por suerte, en el segundo acto donde hubo una buena coreografía diseñada por Maximiliano Martino Ávila, que le dio mucha vitalidad a las escenas de danza donde se incluyó al coro.

El personaje de Carmen, a cargo de Graciela de Gyldenfeldt, mostró poco de lo que el personaje necesita. Su voz tiene un vibrato muy pronunciado, con graves,  pero un poco hiriente en los agudos y sus movimientos escénicos, al margen de un vestuario bastante desacertado, fueron pobres, sobre todo en las escenas donde debe danzar. También su voz desaparecía en todos los conjuntos.

Leandro Sosa, en el rol de Escamillo, no tuvo una noche afortunada, su voz se notó opaca y con muy poco volumen.

El resto de los solistas cumplió con su cometido, debiendo decir que el Remendado, a cargo de Germán Polón, fue sumamente correcto.

En definitiva, en estos tiempos tan difíciles, ver esta opera con una orquesta completa de alrededor de cuarenta músicos vale la pena. Las próximas funciones son los días jueves 9 y sábado 11 de septiembre, en el mismo Teatro I.F.T.

domingo, 5 de septiembre de 2021

 

Muy buenas coreografías en el regreso del Ballet Estable del Colón

ENTRE BRISAS FRESCAS Y AIRES TANGUEROS

Martha CORA ELISEHT

 

Poco a poco, se está volviendo a la normalidad. Cada día se abren nuevas actividades y, en el caso particular de los teatros, la capacidad de aforo se ha aumentado al 50%.  Este marco es donde -felizmente- se produjo el retorno a la presencialidad del Ballet Estable del Teatro Colón, que debió postergarse oportunamente por un caso de COVID 19 en uno de sus integrantes. El programa incluyo las siguientes obras: VENDAVAL, con coreografía de Maximiliano Iglesias sobre “Las Estaciones” de Piotr I. Tchaikovsky e ITINERARIO PIAZZOLLA, de Alejandro Cervera sobre temas de dicho compositor.

Quien escribe asistió a la función del domingo 5 del corriente,  donde participó el siguiente elenco:

VENDAVAL: Maximiliano Iglesias, Macarena Giménez, Ludmila Galaverna, Iara Fassi, Manuela Rodríguez Echenique, Beatriz Boos, Rocío Agüero, Dalmiro Astesiano, Jiva Velázquez y Yosmer Mejia.

ITINERARIO PIAZZOLLA: Marcone Fonseca, Natalia Pelayo, Paula Cassano, Clara Sisti Ripoll, Magdalena Cortés, Laura Domingo, Luisina Rodríguez, Martín Vedia, Luciano García, Paulo Marcilio, Antonio Luppi y Sebastián Bustos.

 En el primer ballet, Marcelo Balat actuó como pianista acompañante, mientras que el segundo contó con la participación del percusionista Arauco Yepes. La presente producción contó con iluminación de Rubén Conde, vestuario de Stella López y proyección en video de Federico Lamas.

VENDAVAL  marca el debut como coreógrafo de Maximiliano Iglesias, quien se inspiró en un estilo clásico con música de Tchaikovsky. Según sus propias palabras: “Siempre sentí un viento sobre el escenario del Colón, que viene desde la platea. No sé a qué se debe, pero es algo mágico. Es la energía proveniente del público, que te impulsa a dar el primer paso. Creo que eso nos estaba faltando: ese viento fuerte que representa el contacto con el público. De ahí el título”.  Si bien pudo haber elegido un estilo más contemporáneo, lo clásico es fuente de permanente inspiración y motivó a crear este ballet atemporal para un conjunto de no más de 10 bailarines, donde todos y cada uno de los mismos posee una variación o un dúo. La coreografía respeta las líneas y figuras clásicas (developee, souplee, pirouettes, fouettes), con un vestuario sumamente sencillo (vestidos blancos apenas evasee para las mujeres y pantalón largo con musculosa para los hombres), que cambiaba al celeste, violeta o marfil según la iluminación. El resultado ha sido sumamente efectivo, donde Jiva Velázquez, Yosmer Mejia y Dalmiro Astesiano se destacaron por su plasticidad y versatilidad, mientras que la pareja protagónica formada por Macarena Giménez y Maximiliano Iglesias mostró gracia, expresividad y precisión. Ludmila Galaverna se destacó por su imponente presencia escénica y su técnica del resto del conjunto. La labor de Marcelo Balat como acompañante fue espléndida y recibió numerosos aplausos hacia el final.

Alejandro Cervera es un prestigioso coreógrafo argentino y montó ITINERARIO PIAZZOLLA como homenaje al centenario del compositor. Para ello, se inspiró en una serie de tangos (Oblivion, Primavera porteña, Escualo, Verano porteño, Zita, Zum, Tango apasionado y Vuelvo al Sur (este último, cantado por Roberto Goyeneche) unidos por golpes de percusión. Debido a la pandemia y al distanciamiento social, concibió al tango de manera diferente. En vez de montar una coreografía caracterizada por el abrazo y la cercanía, lo hizo con elementos (sillas, una cama que une a los protagonistas y que a la vez, permite conservar la distancia, sombreros y sobretodos), números donde las mujeres y los hombres bailan por separado hasta formar parejas al final. El vestuario se hizo en tres colores: negro, blanco y gris y contó con proyección de vídeo para los diferentes números. Una coreografía con pasos típicos de tango y elementos de danza contemporánea (contracción, relajación y giros), que permitió que el cuerpo de bailarines se luciera. Excelente la pareja protagónica formada por Natalia Pelayo y Marcone Fonseca, quienes recibieron un fuerte aplauso luego de su intervención al ritmo de Verano Porteño. La coordinación y la plasticidad de todos y cada uno de los integrantes del conjunto fue notable, lográndose un espectáculo de muy buen nivel.

Afortunadamente, la danza retornó al escenario del Colón tras un largo compás de espera. Ese viento mágico vuelve a soplar con aires renovados y coreografías adaptadas a los tiempos que corren. Con inteligencia e imaginación, realizar ballet en tiempos de  pandemia también es posible.

 

ASUMIR  EL COMPROMISO RENOVANDO EL REPERTORIO

 

Centro Cultural Kirchner, Temporada 2021: Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Municipal de Avellaneda, Director Invitado; Gustavo Fontana. Solista: Gonzalo Morales Sánchez (Clarinete). Programa: Obras de Astor Piazzolla, Richard Strauss y Ludwig Van Beethoven. Auditorio Nacional, 05 de Setiembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: BUENO

 

   Por diversas circunstancias personales, he seguido a la Orquesta Sinfónica Municipal de Avellaneda a lo largo de 30 años, las más de las veces en su sala de conciertos oficial, el Teatro Municipal Roma de esa ciudad. Presencié momentos de alta calidad y otros de un nivel más desparejo, pero muchas veces me he sorprendido en sus participaciones de actividades oficiales  y de coproducciones entre los organismos de cultura del municipio y grupos independientes mediante las cuales se han exhumado y hasta estrenado composiciones de autores de fama mundial, las que increíblemente a más de un siglo de estrenadas algunas de ellas, nunca fueron ofrecidas en la Argentina como por ejemplo Una Obertura de Anton Bruckner en un concierto dirigido por Ricardo Barrera, las óperas “Il Corsaro” y “Alzira” de Giuseppe Verdi o “La Arlesiana” de Francesco Cilea (La primera de ellas llevó la puesta en escena de Ntro. compañero Eduardo Casullo) o la exhumación de “Edgar” de Giacomo Puccini en la versión definitiva estrenada en Buenos Aires durante la visita de su autor a Ntra. Capital. Desde la última etapa de la titularidad del Maestro José Rodriguez Faure a la actualidad han pasado nombres muy importantes en su podio: Carlos Calleja, Carlos Vieu, Mario Perusso, Mario de Rose, Roberto Luvini, Fernando Alvarez, Sebastiano de Filippi, Jorge Lhez, Cesar Tello, Andrés Juncos, hasta docentes e instrumentistas de organismos dependientes de esa Municipalidad como el ya Mencionado Barrera, Armando Garrido, Jorge G. Fontenla, Oscar Gálvez Vidal y Hugo Mazzeo. Pues bien, ante la invitación del Centro Cultural Kirchner para presentarse en el Auditorio Nacional, se convocó para la Dirección del mismo al Maestro Gustavo Fontana, probadisimo conductor quien llevo adelante un interesante programa, en donde una vez más se interpretaron obras que hablan de una saludable apertura de repertorio y eso es lo que ha traído aparejada la pandemia que nos afecta. El hecho que deben hacerse bajo estricto protocolo los conciertos, posibilita que haya programaciones que no caen en lugares comunes y se presenten obras muy poco difundidas.

 

  Ante todo y dado que no escuchaba a la Orquesta desde hacía un tiempo bastante prolongado (antes del comienzo de la pandemia), llamó mi atención la importante cantidad de nuevos integrantes del conjunto en sus atriles, lo cual habla de una renovación. Súmese el hecho de que hace relativamente muy poco tiempo que han vuelto a la actividad presencial, lo que no hizo más que acentuar mi interés en la audición.

 

   El programa dio comienzo con una obra de Astor Piazzolla para quinteto en arreglo para orquesta de cuerdas de Luciano Falcón: El “Concierto para Quinteto” del año 1971. Es una obra en donde talla fuerte la personalidad del compositor con pasajes que exige al máximo la capacidad de los instrumentistas. También conlleva una responsabilidad adicional para el violín concertino con un prolongado pasaje a él otorgado que en esta ocasión fue interpretado por la violinista que ocupó la posición (sepan disculpar la omisión del nombre, pero en este caso la gacetilla de prensa con la información del concierto no lo consignó), la que salió airosa del compromiso. Del mismo modo se percibieron algunas imperfecciones las  que de todas maneras en modo alguno afectaron el resultado final de la versión.

 

  Con la participación del clarinetista Gonzalo Morales Sánchez, Solista titular de la Orquesta, se interpretaron dos de las “Cuatro Estaciones Porteñas” del mismo Piazzolla, “Invierno” y “Verano”. Morales Sánchez mostró muy interesante técnica, extrajo muy buen sonido a su instrumento y mantuvo una total conexión con Fontana y sus compañeros, los que brindaron un adecuado acompañamiento.

 

  Ya en la segunda parte hicieron su ingreso las secciones de maderas, cornos y una contrabajista de la orquesta para ofrecer la Serenata en Mi bemol mayor para 7 instrumentos de Richard Strauss del año 1881, aunque en esta oportunidad, fueron más de 7 los Maestros presentes. Trabajo de juventud del gran compositor alemán, ya preanuncia muchas características que descollarán en obras posteriores. Las maderas respondieron de manera muy efectiva y los cornos, más allá de alguna imperfección, respondieron de modo muy digno.

 

  Y el cierre vino de la mano de un Beethoven muy poco frecuentado: Su Octeto para Vientos del año 1792, el que muestra al genio de Bonn ya muy próximo a dar su gran salto de calidad. Aquí si el rendimiento del pequeño conjunto fue solido de punta a punta a lo largo de sus 4 movimientos. Hubo plena conexión con Fontana y entre todos obtuvieron una versión muy enjundiosa e interesante que terminó por atrapar al público. El resultado final de esta presentación fue el de un conjunto muy comprometido, con un interesante repertorio encomendado a un Director que logró extraerles a los músicos el máximo posible de calidad. Una oportunidad muy bien aprovechada.

 

Donato Decina

sábado, 4 de septiembre de 2021

 

UN DUO DE CAMARA FORMIDABLE

 

Centro Cultural Kirchner, Temporada 2021: Concierto de Cámara del Dúo Mariano Rey (Clarinete)-José Luís Juri (Piano) Programa: Obras de Saint-Saëns, Debussy, Piazzolla, Guastavino y Poulenc. Sala Argentina, 3 de Setiembre de 2021.

 

  NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  Después de bastante tiempo, dos excelente profesionales del medio musical argentino volvieron a unir esfuerzos para desarrollar un muy buen programa camarístico en donde la absoluta excelencia fue el resultado final. Durante algo más de una hora, Mariano Rey y José Luís Juri desplegaron talento en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner con un público que ahora, aparentemente con nueva disposición de aforo, puede acceder a más lugares  en la misma y por lo tanto disfrutar de estos muy buenos músicos que brillaron a lo grande.

 

 Las aristas que bien valen señalar dentro de lo que fue el concierto en un todo fueron: la total simbiosis entre ambos, el exquisito manejo que los Maestros hicieron de las sutilezas y delicadas filigranas que la gran mayoría de las obras presentadas poseen y, por ende, el altísimo vuelo interpretativo que tuvo todo el repertorio ofrecido.

 

  Recorriendo entonces las obras, tuvimos un excelente comienzo con la Sonata para Clarinete y Piano  en La bemol mayor, Op. 167 de Camille Saint-Saëns, la que abre y cierra con el mismo motivo musical. Si a Mariano Rey le reconocemos sus virtudes como interprete, a partir de esta obra sostengo también que José Luís Juri está atravesando el mejor momento de su carrera. Detalles de interpretación, recursos técnicos, gran inspiración y lo dicho anteriormente del manejo de las sutilezas hacen que su aporte en la versión de esta sonata haya sido encomiable.  A lo largo de sus cuatro movimientos el dúo construyo una versión decididamente monolítica.

 

  El concierto fue ganando en mayor intensidad, ahora con la versión de la Rapsodia para Clarinete y Piano de Debussy. Ambos se revelaron dominadores del impresionismo y fueron capaces de generar un clima de intimidad absoluta en la sala. A propósito, el personal de la misma debe tomar nota de que cuando el público rezagado ingresa al finalizar la primera obra  lo haga con la mayor celeridad posible. Los Maestros debieron esperar un largo tiempo para iniciar la rapsodia debido a que el público continuaba ingresando y era imposible comenzar una obra con inicio en un gran “Pianissimi”.

 

  Luego,  para que cada Maestro pudiera tomarse un breve respiro y que como bien expresó Mariano Rey para su caso pudiera ajustar su instrumento en un día de tanta humedad ambiente, vinieron dos momentos individuales. El de José Luís Juri fue una extraordinaria interpretación de “Claro de Luna” de Debussy en una versión de las mejores que yo haya apreciado en vivo. Su inspiración fue absoluta. Mariano Rey en tanto seleccionó los “Tango-Etudes” Nºs. 4 y 3 de Astor Piazzolla, en donde hizo gala de maestría técnica y calidad interpretativa.

 

  Ambos intérpretes retornaron al escenario para ofrecernos una muy exquisita versión de “Rosita Iglesias” de Carlos Guastavino y culminar de manera formal el concierto con una intensa versión de la Sonata para Clarinete y Piano op. 164 de Francis Poulenc en donde fueron capaces de exponer todas las características de este trabajo en particular y de la música de Poulenc en general. El desarrollo musical, los guiños y hasta las “ironías” expresadas en música fueron resaltados en todo momento por los Maestros, haciendo que el público aceptara de manera rotunda el repertorio y que hubiera lugar para un exquisito bis. Trabajada por ellos mismos, ofrecieron una bellísima transcripción de “La Niña de los Cabellos de Lino” de Debussy, magnífico broche de Oro para un inolvidable concierto. Que podamos seguirlos apreciando en dúo, es mi personal deseo.

 

Donato Decina