MOZART HIZO
REENCONTRAR A LA OPERA CON EL PUBLICO
Anfiteatro “Eva
Perón” – Parque Centenario-C.A.B.A., “Celebrarte” compañía lírica y “Flat Arts”:
Wolfang Amadeus Mozart-Lorenzo Da Ponte, Opera: “Las Bodas de Fígaro”, basada
en la comedia original de Beaumarchais
(Selección de escenas con reducción de Orquestación a Grupo de cuerdas),
Intérpretes: Augusto Nureña Santi (Fígaro), Paula Alba (Susanna), Juan Ignacio
Suares Christensen (Conde Almaviva),
María Pastora (Condesa Rosina), Daniela Prado (Cherubino), Federico Salcedo
(Don Bartolo); Bibiana Fischy (Marcellina), Christian Karim Taleb (Don
Basilio), Carlos Trujillo (Antonio), Sofía Osorio (Barbarina). Relatos de
argumento: Patricia Palmer-Boris. Orquesta de Cuerdas. Dirección Musical:
Nicolás Ravelli Barreiro. Dirección Escénica: Leandro Sosa. 20 de Diciembre de
2020.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Y al menos
una breve gragea lírica en vivo, al aire libre y con el conveniente distanciamiento
social, nos pudo acercar al género en este decididamente pésimo 2020 al que aún
le quedan unos pocos días pero en donde no sabemos si habrá espacio para más
noticias ingratas. El proyecto presentado ante la Dirección de Música del
Ministerio de Cultura de la C.A.B.A. por la Compañía “Celebrarte” junto a “Flat
Arts” fue el elegido para que en un lapso de noventa minutos se presentase en
el Anfiteatro “Eva Perón” de Parque Centenario una selección de las principales
escenas de “Las Bodas de Fígaro”, el siempre eficaz título mozartiano que dio inicio
a la colaboración creativa con Lorenzo Da Ponte, traducido en una trilogía que
se completó con “Don Giovanni” y “Cosi Fan Tutte”.
Si bien la compañía había podido presentar
antes de la pandemia con un primer elenco este título completo en su habitual espacio de
la Calle Mario Bravo, el advenimiento de este flagelo dio por tierra con la
continuidad de todos sus planes de presentación (me incluyo como espectador ya
que por temas personales me hallaba en el interior a su estreno y quedé en ver
justamente a este elenco). Las reaperturas de actividades que desde Octubre
pasado fueron teniendo lugar en el ámbito de la Capital Federal, llevó a la
Dirección de Música del Ministerio de Cultura del Gobierno Porteño a llamar a
presentación de proyectos para Actuaciones en el Anfiteatro “Eva Perón” del
Parque Centenario (lugar mítico para los Operómanos en épocas veraniegas) . Los
mismos no podían superar los noventa minutos de duración. Celebrarte presentó
esta idea en conjunto con “Flat Arts”, la que además permitía a los miembros
del segundo elenco al menos la actuación en una versión reducida y fue
justamente el proyecto seleccionado en esta oportunidad. Un problema adicional
lo constituyó el no poder utilizarse el foso orquestal, lo que movió a Leandro
Sosa, Director Escénico, a realizar una reformulación de su trabajo visual,
empleando todo el escenario con intérpretes al frente, grupo instrumental por
detrás y al centro una pantalla, la que permitió a los espectadores, merced a
un interesante manejo de cámaras
televisivas la observación conjunta de la labor de los diferentes personajes
situados a ambos lados del escenario pudiendo visualizarse las reacciones, gestos y recursos de actuación como si estuviesen
juntos en escena cuando en realidad estaban guardando el debido distanciamiento
exigido por esta acuciante situación. La reducción conllevó a que no se
pudieran apreciar algunos bellos momentos en pos de resaltar la continuidad de
la línea argumental (podemos citar entre otros “Se Vuol Ballare Signor Contino”
y la primer aria de Cherubino), pero de todas formas lo esencial de la obra
estuvo presente en el escenario. Para completar el trabajo, la imposibilidad de
contar con programas de mano motivó que hubiesen narradores para ir contándoles
a los espectadores el argumento y lo que iba a escucharse. La primera actriz Patricia
Palmer y Ntro. querido Boris, cumplieron con total eficacia ese cometido. Por último,
para esta versión se empleó una reducción de la partitura para grupo de
cuerdas, a lo que me referiré líneas
abajo.
El desempeño de los intérpretes vocales fue irreprochable
en todo sentido. Más allá de algunos detalles de trazo más fino que pudieron
faltar, en nada afectan al resultado final. En lo actoral, se movieron con
absoluta soltura y todos tuvieron “juego de comedia”, tan necesario en este
título. Así pudimos apreciar un muy buen “Fígaro” en Augusto Nureña Santi (A
quien venimos apreciando tanto en el “Off Colón” como en labores dentro de
dicho teatro y siempre con eficacia), Una irreprochable “Susanna” a cargo de
Paula Alba con una frescura vocal envidiable, un “Conde de Almaviva” de fuerte
presencia trazado de ese modo por Juan Ignacio Suares Christensen, Una muy
buena “Condesa Rosina” interpretada por María Pastora, quien además debió
sobrellevar el percance escénico de una caída en una salida de escenario, ganándose
la merecida ovación del público por continuar como fuese con su labor. Muy
interesante labor le cupo a Daniela Prado en el siempre difícil rol de
Cherubinno. Su “Voi che sapete” fue magníficamente expresado con un grato
timbre y muy buena línea de canto. Bibiana Fischy mostró soltura en la
composición de Marcellina, mientras que Federico Salcedo aporto presencia en su
composición de “Don Bartolo”. Cristian Karim Taleb aportó simpatía y juego escénico
asumiendo los roles de “Don Basilio” y “Don Curzio” y tanto Carlos Trujillo
como “Antonio” como Sofía Osorio como “Barbarina” lucieron en sus
intervenciones.
Nicolás Ravelli Barreiro tuvo una muy
aceptable labor de concertación, llevó muy bien adelante su cometido con un
ensamble de cuerdas que sonó compacto y muy correcto. Al igual que en los
interpretes vocales, pudieron haber existido detalles “finos” que faltaron,
pero aquí también en nada desmerecen al resultado final. Su entendimiento con
las voces fue muy correcto.
Leandro Sosa llevó adelante una interesante
tarea escénica. Si bien los interpretes lucieron vestimenta como para una
versión de Concierto o semi montada, las marcaciones escénicas y actorales, las
entradas y salidas de las voces, su idea para el manejo de cámaras que
plasmaban la acción en la pantalla y su respeto por el libro, hicieron que su labor fuera muy calurosamente saludada
por el público.
Y justamente ese público que cubrió prácticamente
todo el aforo habilitado y aprovechó la despedida de la Primavera justamente en
una tarde acorde climáticamente, disfrutó como pocas veces este trabajo, habida
cuenta de la necesidad de ver en vivo un espectáculo lírico. Grato fue también ver
a extraordinarios intérpretes y maestros que se hicieron un lugar para apoyar a
sus colegas. Este trabajo hecho por independientes con apoyo de un ente oficial,
demostró la viabilidad cuando hay coherencia y profesionalismo (y aquí las
hubo). Ahora esperamos que los demás organismos oficiales comiencen a realizar
actividades de este mismo modo y lo
antes posible.
Donato Decina