sábado, 30 de marzo de 2019


LA DEFINITIVA CONSAGRACION DE MARIANO CHIACCHIARINI

Orquesta Sinfónica Nacional: Temporada 2019, Concierto de apertura de la temporada 2019 en el CCK. Director: Mariano Chiacchiarini. Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 6  en La menor, “Estoica”  29 de Marzo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
 
  Ver la sala prácticamente llena es señal de público ávido de escuchar música. Y en las actuales circunstancias, dados los temas económicos que con rigor diezman los bolsillos, la gratuidad logra que se llene la sala sinfónica del CCK y gratamente sorprende el que sea para escuchar y disfrutar una partitura del tal complejidad que no dudo en afirmar que se trata de una de la páginas mas increíbles de toda la música sinfónica.

  También es cierto que radicó el interés el hecho que un joven conductor como Mariano Chiacchiarini haya resuelto abordar este “Pezzo Grosso”. Por sobre todas las cosas, saber si tenía las cualidades suficientes para llegar a buen puerto. Las tiene y le sobran. 

    De la versión escuchada solo pongo un reparo a mi modo de ver. Y es que se empleó la forma original en la que Mahler concibió la obra con el Andante en segundo término y el Scherzo en el Tercero. Mahler luego revisó la partitura y cambió el orden de esos dos pasajes. Teniendo en cuenta que en el final expone en modo trágico el tema que retrata en el andante al protagonista que no es otro que El mismo, el Andante en tercer tiempo no hace más que aumentar esa tensión y la progresión dramática de la partitura, con lo que el Scherzo en tercer lugar disminuye esa tensión.

  El allegro de apertura tuvo toda la carga dramática pero también todo el romanticismo de la sección central. Un muy buen ajuste orquestal con empaste de todas las secciones del conjunto. La coda tuvo intensidad y toda la fuerza que el compositor demanda.
    El Andante tuvo ese dejo melancólico que Mahler expresa. El autorretrato “perfecto” que plasmó en el pentagrama tuvo en Chiacchiarini y la Sinfónica a los más exactos intérpretes.

  El Scherzo fue vertido en muy buena forma. Los juegos de los niños, la dulzura y picardía estuvieron siempre presentes, la melancolía que pre-anuncia ausencias futuras también.

 El Final tuvo energía, vértigo, drama, con una orquesta perfecta exponiendo el drama a pleno. Y aquí el conjunto absolutamente cohesionado y un Chiacchiarini claro en la expresión, sabiendo de que se trata y logrando llegar hasta el fondo de la página. No tengo dudas de que desde la versión de Philippe Jordan con la Juvenil Mahler de 2007 no se escuchaba una versión así y en lo que hace a conjuntos locales fue por lejos la mejor vertida.

  Tenemos en Chiacchiarini a uno de los valores con mayor proyección futura, merece mas fechas junto a la Orquesta dentro de lo que sus compromisos internacionales lo permiten. Es tiempo de aprovecharlo.
   
  Donato Decina

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