Trío Gutierrez - Powter ´Shinichi Talarico con cuya actuación concluyó el Concierto de Clausura del Campus 2024 de Santa María de la Armonía, Cobo (Pdo. Mar Chiquita), Rep. Argentina Cred.:Eduardo Balestena, Autor del presente comentario.
Concierto Final de la XXXIII Edición del Campus Musical de Santa María de la Armonía.
.Director:
Maestro Jordi Mora
.Intérpretes:
Lucas González (piano); Ana Paula Rodríguez (piano); Dolores López Mac Kenzie
(viola); Nerea Baldi (viola); Walter Jesús Vilches Pérez (piano); Santiago
Julián Bravo (violín); María Paula Corrarello (violín); Nahuel Silberstein
(piano); Juan Simón Tori (piano); Carolina Cho (piano); Agustín Correa (piano);
Felipe Garese (cello); María Juliana Rufall (viola); Sofía Carmona (violín);
Juan Ignacio Videla (piano); Roberto Gutiérrez (clarinete); Sebastian Powter
(cello); Lucio Shinichi Talarico (piano)
.Santa
María de La Armonía, Cobo, 11 de febrero, hora 18.
El
Campus Musical de Santa María de la
Armonía cumplió su trigésima tercera edición. No es un dato menor: lleva
resistiendo crisis económicas, devaluaciones varias (unas encima de otras o
unas detrás de otras o a consecuencia de otras) e inclusive una pandemia. Lo
hizo sin apoyo, por persistencia de trabajo y por la escuela que ha ido
formando a lo largo del tiempo y que convoca tanto a profesionales de
organismos musicales como a estudiantes. Cada vez más, va incorporando a
alumnos del proyecto Creciendo en Armonía, que lleva ya veinte años.
Intérpretes y obras
En
el concierto final son interpretadas, de forma total o parcial los opus que los
asistentes han llevado al campus luego de una preparación anterior y cuyo
abordaje desean perfeccionar.
Este
enunciado en sí, supone un nivel musical muy alto y un manejo tanto de los aspectos
técnicos como estéticos.
En
esta edición fueron abordadas: por Lucas
González (piano) la Sinfonía de
la Partita nro. 2 BWV 26 de Johan
Sebastian Bach; por Ana Paula
Rodríguez (piano) el I Allegro de
la Sonata nro. 1, opus, de Ludwig van
Beethoven. La intérprete, de 12 años de edad, fue becada por las servidoras
del campus; Dolores López Mac Kenzie
(viola) abordó la Suite nro. 4 para
cello (en transcripción para viola) de Johann Sebastian Bach; Nerea Baldi (viola) y Juan Simón Tori (piano), interpretaron
el movimiento I Vivace de la Sonata en sol mayor BWV 1029 de Johann
Sebastian Bach; Walter Jesús Vilches Pérez, tocó el movimiento I Allegro de la Sonata en mi bemol mayor, nro. 62 Hob, XVI-52 de Franz Joseph Haydn;
Santiago Julián Bravo interpretó el I Adagio y la II Fuga de la Sonata nro.1
en sol mayor BWV 1001, de Johann Sebastian Bach; María Paula Corrarello (violín) y Manuel Silberstein (piano), abordaron el I
Allegro y II Tempo di Menuetto,
de la Sonata para violín y piano K.304,
de Wolgang Amadeus Mozart; en el final de la primera parte, Juan Simón Tori (piano) tocó el Carnaval, opus 9 de Robert Schumann.
La
segunda parte abrió con Carolina Cho
(piano) con el I Allegro Moderato de
la Sonata en la Mayor, D. 664 de Franz
Schubert; Agustín Correa (piano)
abordó la Sonata op. 53, “Waldstein”, de
Ludwig van Beethoven; Felipe Garese
(cello) y Agustín Correa (piano)
interpretaron el movimiento I Allegro non
troppo de la Sonata para cello y
piano nro. 1, op.38 de Johannes Brahms; María Juliana Rufall (viola) tocó el movimiento I Molto sostenuto de la Suite
nro. 1 en sol menor de Max Reger; Sofía
Carmona (violín) y Carolina Cho
(piano) abordaron el movimiento I Allegro
amabile de la Sonata para violín y
piano nro. 2 opus 100 de Johannes Brahms; Juan Ignacio Videla (piano) interpretó las Variaciones serias op. 54 de Félix Mendelssohn; el concierto
concluyo con las presentaciones de Roberto
Gutiérrez (clarinete); Sebastián
Powter (cello) y Lucio Shinichi
Talarico (piano), con el Trío nro.
4, op.11 de Ludwig van Beethoven.
Diferentes lenguajes y
requerimientos:
Hay
dos experiencias: la de ser testigos del trabajo sobre las obras y la de asistir
al resultado final. Aquello que, en el hábito auditivo, parece sencillo y fácil
de lograr es así gracias a un trabajo prologado –con las articulaciones del
fraseo, las relaciones internas entre los pasajes de una obra y su concepción
total y otros factores- que son elementos muy distintos de una estética en otra
y que requieren del dominio formal y de las inflexiones, los cambios dinámicos,
las distintas intensidades y las particularidades del sonido de cada estética
–barroco, clasicismo, romanticismo- .
La
precisión, la continuidad de frases claras y gráciles, al mismo tiempo formando
parte de un todo, hacen a la gracia de un Haydn (para citar un ejemplo). Lo
mismo Brahms, con los dulces pasajes de sonatas donde un instrumento se imbrica
en la elaboración del elemento que le brinda el otro.
Si
algo es evidente, es que en todos los casos se trata de obras de envergadura
–como las Variaciones serias de Mendelssohn: que al mismo tiempo es inspirada y
cerebral, así como un testimonio del amor por Bach de ese enorme compositor. El trío de Beethoven es de una gran demanda en
la amalgama que requiere en los intérpretes, en frases de gran musicalidad y
desarrollos que combinan lo melódico con las inflexiones motívicas que la
melodía requiere en una construcción tan grácil como rigurosa.
La
somata “Waldstein”, opus 53 de Beethoven o el Carnaval opus 9 de Schumann, son
en sí mundos sonoros, representativos de dos lenguajes muy propios y muy
diferentes: en un caso el desarrollo en distintas capas de una célula temática –con
sus perfectos crescendos y sus distintos volúmenes y en el otro de los
permanentes cambios de intensidades, el predominio de la dinámica y de lo
rítmico sobre lo melódico y el trabajo con determinados elementos motívicos que
le dan unidad a una obra que no da respiro al intérprete. Las decisiones en lo
que hace el tempo, a los acentos, hacen al efecto que la obra tiene. También
esos pasajes extremadamente rápidos
Muchos
de estos intérpretes abordaron estas obras de memoria, lo que significa
básicamente dos cosas: el grado en que las tienen interiorizadas y la seguridad
en sí mismos que los lleva a dar –sin vacilaciones- semejante salto al vacío.
Una experiencia
Durante
los seis días del campus comparten un lugar –privilegiado en su paz y belleza-
donde no se hace nada más que música.
En
todos los casos –músicos ya experimentados- y estudiantes predominan la
claridad del objetivo que se proponen y la persistencia con la que lo
persiguen.
Es
esto lo que comparten con nosotros en la sesión final del concierto y al
hacerlo nos brindan un testimonio de lo que es la música y la entrega a la
música.
Renglón
aparte merecen las servidoras, siempre presentes sin hacerse notar nunca y que
hacen que cada cosa esté allí cuando es necesaria.
Como
decía, el Campus lleva treinta y tres años de vigencia. El maestro Mora nos
decía que es en sí una experiencia muy diferente a las que vive en otros países
de Europa.
Tres
horas y media de música nos dejan un mensaje: el de las obras, el del trabajo
de quienes la hacen y el acto de afirmación de todo lo que ello significa.
Eduardo Balestena
Ilustración del Mtro. Walter Jesús Vilches Perez, participante del Campus y solista en el Concierto de Clausura.
Cred..: Eduardo Balestena
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