martes, 2 de febrero de 2021

 

Excepcional concierto de órgano Kreis en el Centro Cultural Kirchner

 

UNA TARDE IDEAL JUNTO AL REY DE LOS INSTRUMENTOS

Martha CORA ELISEHT

 

            Enero finalizó con una tarde gris, fría y lluviosa en Buenos Aires, ideal para escuchar buena música o disfrutar de un buen espectáculo a puertas cerradas. En este caso, para tener una cita ideal con el rey de los instrumentos: el majestuoso órgano Kreis que se encuentra en la Sala Sinfónica –Auditorio Nacional- del Centro Cultural Kirchner (CCK), donde el pasado 31 de enero se celebró un concierto dentro del Ciclo Fin de semana a puertas abiertas a cargo del solista Sebastián Achenbach, acompañado por la violinista Tamara Bolca, el trombonista Matías Bisulca y las cantantes Andrea Schor (soprano) y Mariana Rewerski (mezzosoprano), donde se interpretaron las siguientes obras:

Juan Sebastián BACH (1685-1750)

-          Sinfonía de la Cantata para órgano “Wir danken dir, Gott, wir dankern dir”, BWV 29

-          Cantata “Vergnügte Ruh, beliebte Seelelust” (números 1 y 3), BWV 170

César FRANCK (1822-1890)

-          Fantasía en Do mayor para órgano, FWV 28

-          Panis angelicus de la Misa a tres voces, Op.12

Otorrino RESPIGHI (1879-1936): Aria en Sol menor para violín y órgano

Olivier MESSIAËN (1908-1992): “Transports de joie d’una âme dévant la gloire du Christ, qui est la sienne” de L’Ascension, n° 3

Gustav HOLST (1874-1934): Duetto de concierto para trombón y órgano

Charles- Marie WIDOR (1844-1937): Toccata de la Sinfonía n° 5 para órgano

 

            Como en todos los espectáculos que se ofrecen en el CCK, Sebastián Achenbach hizo su presentación  en el escenario provisto de un barbijo, que se lo quitó antes de tomar el micrófono para anunciar las obras y brindar una breve reseña sobre ellas y el órgano Kreis. Este maravilloso instrumento fue traído desde Alemania para la inauguración de la Sala Sinfónica y existen sólo dos en el país –el otro se encuentra en el Auditorium de San Juan-. Abrió el recital como solista con la primera de las obras anunciadas en el programa de Johann Sebastian Bach: la Sinfonía de la Cantata n° 29 “Wir danken dir, Gott, wir danken dir”. Se trata de una transcripción de la Partita para violín BWV 1006 del mismo compositor, compuesta por encargo del Ratwechsel –Concejo Municipal- para su inauguración en 1731. Se escuchó una adaptación realizada por el francés Alexander Giraud, donde la mano derecha ejecuta la parte correspondiente al órgano y la izquierda, la correspondiente a la orquesta. Fue una versión estupenda, donde el Kreis sonó con gran solemnidad y majestuosidad. Lo mismo sucedió con la segunda de las obras de Bach elegidas para esta ocasión – Cantata “Vergnügte Ruh, beliebte Seelelust” BWV 170 (“Feliz reposo, dulce deleite del alma”)- , donde la mezzosoprano Mariana Rewerski se lució como solista. Posee una voz melodiosa, dulce, sin estridencias –ideal para este tipo de composiciones- . Mientras que la primera aria se trata de un sermón que hace alusión a la imposibilidad de obtener la felicidad en el mundo terrenal, la segunda realiza una invocación a Jesús para que eleve el alma hacia el Paraíso. Sonó magistralmente, donde Achenbach hizo gala de su maestría en el acompañamiento del órgano.

            El programa continuó con las dos obras de César Franck, quien fuera no sólo un organista excepcional, sino también maestro de Charles Widor y Olivier Messiaën y profesor a cargo de la cátedra de dicho instrumento en el Conservatorio de París. Su Fantasía en Do mayor dura sólo 12 minutos y es una obra que consta de tres movimientos muy cortos, donde el órgano alcanza momentos de  máxima profundidad sonora, gran despliegue y cromatismo. La interpretación de Achenbach fue sublime y a continuación, invitó a pasar al escenario a la soprano Andrea Schor para cantar el Panis angelicus. Esta consabida obra religiosa forma parte de la Misa a tres voces y fue compuesta en 1872 con textos de Santo Tomás de Aquino (las dos últimas estrofas del Sancti Solemnis). Forma parte del repertorio habitual de las misas y puede cantarse tanto a tres voces –tenor, soprano y contralto/bajo- como por una soprano. Si bien es un aria que debe ejecutarse en pianissimo, se escuchó muy justa y un tanto apagada por parte de la soprano.

            A continuación, la dupla Achenbach/Bolca interpretó el Aria en Sol para violín y órgano de Otorrino Respighi. La versión original es para piano y flauta y consta de tres movimientos (Lento/Adagio/Allegro vivace), donde el violín comienza con una cadencia que posteriormente es tomada por el órgano en tono menor, siguiendo una línea melódica que contrasta con atisbos de atonalidad en el 2° movimiento. Por último, el órgano inicia el 3° movimiento con una fuga de carácter impresionista, que recapitula sobre el tema principal antes de llegar al final. La dupla fue sumamente aplaudida al finalizar la pieza. Seguidamente, Sebastián Achenbach hizo sonar como los dioses al Kreis en su máximo esplendor con el fragmento n° 3 de L’Ascension de Olivier Messiaën (Transporte de alegría de un alma delante de la gloria de Cristo, que es la suya). Se inicia con un acorde fff (Fortissimo) seguido por una fuga en escala cromática, que luego pasa a diatónica con elementos de atonalidad, dodecafonismo y otros elementos hasta retomar la melodía principal, para finalizar con otro acorde fff en tono mayor. No hay que olvidar que el compositor fue un auténtico innovador en la materia, además de ejercer como organista en la Iglesia Sainte Trinité de París hasta su muerte en 1992.

            Posteriormente, Achenbach convocó al trombonista Matías Bisulca para interpretar el Duetto de concierto para trombón y órgano de Gustav Holst. Es una de las primeras composiciones del gran músico inglés –quien comenzó en su juventud como trombonista- y posee un sonido sumamente agradable, de gran musicalidad –introducido por el trombón y que posteriormente, retoma el órgano- que posee ciertas reminiscencias wagnerianas (El Holandés Errante). Acto seguido, el trombón recapitula introduciendo el primer tema para seguir con un espléndido glissandi a cargo del órgano en tono mayor, mientras que el trombón acompaña con una melodía ricamente elaborada, basada sobre un tema folklórico inglés. La obra cierra con una fuga introducida por el órgano, donde el trombón se acopla en tono mayor. Una muy buena actuación y una interpretación exquisita, donde ambos músicos se lucieron.

            Un buen recital de órgano que se precie de tal no podía dejar de incluir la célebre Toccata de la Sinfonía n° 5 para órgano del compositor francés Charles- Marie Widor. Es el último movimiento de la mencionada pieza y fue compuesta en 1879 en tonalidad de Fa sostenido mayor. Representa un desafío para el solista, ya que los pasajes son de extrema dificultad  -alternancia de cadencias y contracadencias en escala cromática in crescendo- y requieren de una digitación prodigiosa. Una tuvo la oportunidad de escuchar esta bellísima obra en la Iglesia Luterana de Minneapolis (Estados Unidos) como postludio en misa, ejecutada por un eximio organista graduado en la Julliard School of Music. No obstante, la interpretación de Achenbach fue magistral, logrando ese clima de solemnidad y sorteando los difíciles pasajes de la obra en una magnífica demostración de virtuosismo. El Auditorio Nacional deliró en aplausos al finalizar la misma.

            Luego de haber escuchado esta obra monumental, no quedaba lugar alguno para un bis.  Los artistas salieron a saludar -respetando las disposiciones sanitarias vigentes y el distanciamiento social- y a reencontrarse con el público. En este caso, era la primera aparición de Sebastián Achenbach en forma presencial luego de una prolongada ausencia. Un excelente recital para disfrutar de una tarde lluviosa, donde el rey de los instrumentos brilló en esa magnífica caja de resonancia que es el Auditorio Nacional.

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