sábado, 30 de marzo de 2024

 Excepcional concierto inaugural de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


EN DIFERENTE HORARIO, CON LA CALIDAD DE SIEMPRE

Martha CORA ELISEHT


Además de su temporada oficial de 10 conciertos a realizarse de Marzo a

Diciembre del corriente año los últimos lunes de cada mes, la Orquesta de Cámara del

Congreso de la Nación va a realizar otro ciclo denominado NOVENA MUSICAL:

DISTINTAS NOTAS, UNA SOLA NACIÓN, que tendrá lugar en diferentes iglesias de la

Ciudad de Buenos Aires, además de dos presentaciones en el Centro Cultural Kirchner

(CCK) en fechas a determinar. El pasado lunes 25 del corriente tuvo lugar el concierto

inaugural en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional bajo la batuta de su

titular -Sebastiano De Filippi-, denominado “ESPÍRITU FRANCO”, ya que estuvo

íntegramente formado por obras de compositores franceses. Además, contó con la

participación del Grupo de Interpretación Coral de Buenos Aires -dirigido por Juan

Picarel- y los siguientes solistas: Débora Maccarone (órgano), Laura Ramallo (soprano)

y Leonardo Estévez (barítono) para ofrecer el siguiente programa:

- Zarabanda, Op.93- Camille SAINT- SAËNS (1835-1921)

- Sinfonietta para orquesta de cuerdas, Op.52- Albert ROUSSEL (1869-1937)

- Réquiem en Re menor, Op.48 (edición de Gustavo MASSUN)- Gabriel FAURÉ

(1845-1924)

Si bien la orquesta actuó a sala llena, quien escribe pudo apreciar una considerable

disminución de público respecto de años anteriores. Quizás, la gente no tuvo en cuenta

el cambio de horario -de últimos viernes de cada mes en las dos últimas temporadas

anteriores a últimos lunes de cada mes durante el corriente año-, cosa que pudo haber

influenciado, ya que el programa era lo suficientemente atractivo como para que el

Salón de los Pasos Perdidos estuviera rebosante y no cupiera un alfiler. Sea como fuere,

la orquesta sonó sumamente compacta y con su característica calidad desde los primeros

compases de la mencionada Zarabanda de Saint- Saëns. Data de 1892 y fue compuesta

originalmente como Sarabande et Rigaudon para violín y piano en Mi mayor. Aquí se

escuchó una versión para orquesta de cuerdas que se destacó por su excelencia, con muy

buenas intervenciones de los solistas en general y del concertino Pablo Pereira en

particular, con su consabida maestría a la cual, el público está acostumbrado.

La mencionada Sinfonietta para orquesta de cuerdas lleva el opus 52 y pertenece a

la última etapa de la obra de Albert Roussel. Fue compuesta durante el verano de 1934

tras un período de larga convalecencia del compositor luego de una neumonía severa y

dedicada a Jane Evrard, quien la estrenó en París en Noviembre de ese mismo año. Pese

a su breve duración -entre 8 a 10 minutos-, su estreno tuvo un suceso tan rotundo, que

tuvo que ser integralmente bisada. Consta de tres movimientos (Allegro molto/ Andante/

Allegro), de los cuales, los dos últimos se ejecutan de manera attaca (sin interrupción).

Mientras que el Allegro molto inicial en Fa mayor posee un carácter chispeante y jovial,

el Andante central es grave y melancólico, con un cromatismo marcado. Por último, el


Allegro final en Re mayor se construye sobre un motivo rítmico apretado y tenso, con

un poderoso crescendo previo a la recapitulación sobre el tema inicial que origina una

sensación de libertinaje enérgico vigoroso. Fiel a la partitura, el maestro De Filippi

brindó una magnífica versión de esta hermosa obra, imbuida del estilo propio del

compositor y que se ejecuta escasamente en el medio local, con excelentes

intervenciones de todos los instrumentos.

Durante la segunda parte del concierto se interpretó una versión editada por

Gustavo Massun del Réquiem en Re menor, op.48 (“Petit réquiem”) de Gabriel Fauré

con motivo de cumplirse el centenario del fallecimiento del compositor. Fauré lo creó

cuando se desempeñaba como organista de la Iglesia de La Madéleine en París en 1887

y estrenó su obra en dicho templo en 1888. Posteriormente, el Réquiem sufrió una

evolución que duró 13 años y se publicó su última revisión en 1900 con las siete partes

que lo componen (Introit et Kyrie/ Offertoire/ Sanctus/ Pie Jesu/ Agnus Dei/ Libera me/

In Paradisum) para una orquesta más amplia. En este caso, se prescindió del Coro de

Niños y se ofreció una versión para orquesta de cuerdas, órgano y coro a 4 voces,

además de la soprano y el barítono solistas. Se dispuso que el órgano estuviera en el

centro y los solistas, a ambos costados del Coro. La versión ofrecida fue magistral, con

una sublime profundidad sonora a cargo de la orquesta, matices sutiles a cargo del

órgano y un equilibrio perfecto entre orquesta, órgano y coro desde el Introito y Kyrie

iniciales. Las voces femeninas del coro suplieron perfectamente bien las partes donde

canta el coro de niños en la obra original y Leonardo Estévez hizo gala de su maestría

en los dos números a cargo del barítono (Ofertorio y Libera me). Tanto el concertino

Pablo Pereira como el solista guía de segundos violines -Catriel Galván- se lucieron en

sus solos y en contrapunto con los violoncellos y el órgano. La soprano Laura Ramallo

posee una voz ideal para repertorio de cámara y ofreció una exquisita versión del Pie

Jesu merced a su legato, línea de canto y matices vocales. El acompañamiento del

órgano a cargo de Débora Maccarone en esta aria fue estupendo, al igual que el

sostenuto a cargo de las violas, cellos y contrabajos. Por su parte, la orquesta y el Coro

tuvieron una intervención excepcional en el Agnus Dei, al igual que en la introducción

junto al órgano del último número (In Paradisum). No hay que olvidar que, además de

director de orquesta, Sebastiano De Filippi es bajo y experto en dirección coral; por lo

tanto, su labor se vio coronada por una total ovación de aplausos y vítores una vez

finalizado el concierto.

A diferencia de otras ocasiones, el Encargado de Asuntos Culturales del Senado -

Eduardo Abate- y de la Honrable Cámara de Diputados de la Nación -Andrea Barbieri-

entregaron diplomas de honor a los solistas invitados. Una excelente manera de destacar

la labor de músicos y cantantes y un excepcional comienzo de temporada con cambio de

horario, pero con la calidad de siempre.

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