martes, 10 de septiembre de 2024

 El Gladiador y la Sinfónica en precaria visibilidad


Por Jaime Torres Gómez

Recientemente la Sinfónica Nacional de Chile, junto al Coro Sinfónico de la

Universidad de Chile, fueron parte de la exhibición en tiempo real de la aclamada

película El Gladiador, interpretando la integridad de la banda sonora

original compuesta por Hans Zimmer, de importante colaboración al ámbito

del Séptimo Arte.

Llevado a cabo en el Movistar Arena de Santiago -con capacidad para cinco mil

personas-, hace varios años vienen desarrollándose este tipo de presentaciones

en dicho espacio, con una fidelización de un amplio público evidenciado ante la

alta convocatoria generada, prácticamente copando la capacidad del recinto.

A diferencia de otras agrupaciones, en el caso de la Sinfónica Nacional, se trató

de la primera agrupación institucional que colaboraba en este perfil de

espectáculos, dado que normalmente se recurre a orquestas ad-hoc con músicos

de diversas procedencias. Por otro lado, no siendo parte del calendario

oficial de abono y de extensión anunciada a comienzo de año, obedeció a una

presentación anexa a dicha programación, y promovida sin mayor antelación.

Respecto a la pertinencia de este tipo de presentaciones, considerando la labor

principal de la decana orquestal del país, cual es la difusión de la música de

tradición escrita universal más su rol promotor de la música de los compositores

nacionales, en el caso de marras, a priori, podría enmarcarse en este contexto, y

por cierto interesante en el entendido de tratarse de música con méritos propios. A

la vez, ante la creciente demanda por las presentaciones de la Sinfónica Nacional

en su ámbito natural -temporada de abono y extensión-, una incursión adicional

como la referida podría ser riesgosa, y al límite de cierta sobreexigencia

productiva.

Así, a la postre, esta incursión se percibe interesante en tanto y cuanto ha sido

eventual y/o experimental, aunque de ninguna manera esencial para el desarrollo

artístico de la Sinfónica Nacional y del Coro, salvo, quizás, que sus réditos les

pudieran ser relevantes como para continuar por ese derrotero. En este caso, a la

luz de la visibilidad percibida, el balance no le es favorable ante la exigua

promoción de la Sinfónica como del Coro de la Universidad de Chile. Baste ver el

afiche promocional sin mención explícita de sendos elencos, quedando -orquesta

y coro- literalmente innominados, perdiéndose una buena instancia para

difundirlos debidamente a nuevos públicos.

La música, de Hans Zimmer junto a la colaboración de Lisa Gerrard, es de un

atractivo eclecticismo, fusionando influencias estilísticas (en momentos con citas

explícitas) de Wagner, Holst, Korngold, Rozsa e incluso algo de Richard Strauss.

A la vez, la incorporación de música vernácula de diversas procedencias (en

especial las canciones con vocalidades de obscuros colores y timbres


específicos), provee un funcional idiomatismo al cometido de soporte musical para

una película. Muy buen manejo de la armonía y la orquestación, más un buen

tratamiento de las líneas y texturas vocales en los coros y solista principal.

El producto del espectáculo, sin duda de buena factura al enmarcarse dentro del

concepto de “obra de arte total”, en cuanto síntesis sonora (música en vivo) y

visual (exhibición del filme), y no simple de recrear en vivo al tener que

sincronizarse los tiempos musicales a la continuidad de la reproducción visual.

Muy satisfactorios los resultados musicales de los elencos nacionales junto al

experimentado director británico Benjamin Pope, quien extrajo lo mejor de los

mismos y en perfecta correlación a la rigidez del devenir temporal de la cinta. A la

vez, destacadas intervenciones de la mezzo israelí Ayana Haviv en las partes

solistas (muy emotiva en la canción Now We Are Free) Y de excelencia la

amplificación, con buen balance y presencia sonora. Sólo lamentar la errática

calidad en la resolución de las imágenes, en momentos borrosas.

En suma, una grata experiencia en cuanto a propuesta artística global y sus

resultados musicales, aunque en deuda la efectividad de la difusión del nombre de

la Sinfónica Nacional y Coro Sinfónico de la Universidad de Chile.

domingo, 8 de septiembre de 2024

 Estupenda actuación de la Orquesta Sinfónica Nacional en el CCK


HOY ESTAMOS DE ESTRENO


Martha CORA ELISEHT


Dentro de los objetivos que forman parte del Estatuto de la Orquesta Sinfónica

Nacional, uno de ellos es la difusión de la música de compositores argentinos, al igual

que el estreno de obras de compositores vernáculos. Sin embargo, es un hecho poco

frecuente programar un concierto formado exclusivamente por estrenos de compositores

nacionales. La Sinfónica Nacional lo hizo posible el pasado miércoles 4 del corriente en

la Sala Sinfónica -Auditorio Nacional- del Centro Cultural Kirchner (CCK) bajo la

dirección de Gabriel Senanes, con participación de los siguientes solistas: Fernando

Otero (piano), Patricio Melgarejo (violoncello eléctrico) y Matías Romero (violín

eléctrico) para interpretar las siguientes obras en calidad de estrenos:

- “ANSOMNIA” (suite orquestal para piano, violín, violoncello eléctrico y

orquesta)- Fernando OTERO (estreno mundial)

- “Acné ucraniano”

- “Un abrazo de mi oficial”

- “Preludio al tachito sanitario patagónico”

- “Jorge sabe lo difícil que puede ser la vida del músico, pero ¿quién no?”-

Lionel ZIBLAT (estrenos)

- “Duende suelto, la película” – Gabriel SENANES (estreno mundial)

Nacido en Buenos Aires y radicado desde 1992 en New York, Fernando Otero es un

importante panista, compositor y arreglador reconocido mundialmente. Ganó el Premio

Grammy en dos oportunidades y la mencionada suite sinfónica se basa en la ciudad de

New York. Compuesta en Septiembre de 2023, consta de 3 movimientos, divididos en el

siguiente orden:

1) Diagonal

a) Diagonal

b) Impromptu

c) Piringundín

2) Manifestación

a) Casa de los 7 sietes

b) Manifestación

c) De ahora en más

3) Globalización

a) Adagio ansomnia para violín solista

b) La vista gorda

c) Tercer Mundo

d) Globalización

El primer movimiento (Diagonal) abre con un solo de percusión, fagot y trémolo

en cuerda antes de la entrada de los trombones y posee una línea melódica tonal,


audible, con un sonido muy equilibrado que crea un clima de suspenso sostenido por la

percusión y el vibrafón hasta la incorporación de la orquesta. Los arabescos y glissandi

a cargo de las maderas poseen reminiscencias de la Sinfonía n°4 de Hugo Alfvén (“De

los islotes lejanos”) y, a diferencia de otras obras donde existe un diálogo entre la

orquesta y el piano, aquí hay una prolongada introducción orquestal hasta la entrada del

instrumento solista, que continúa la línea melódica trazada previamente por la orquesta.

Las cadencias poseen ribetes de tango y síncopa, con una muy buena labor por parte de

Fernando Otero en la ejecución de arpegios y glissandi. A continuación, el piano abre la

parte central (impromptu), seguido por el violín eléctrico antes de la entrada de la

orquesta y el violoncello eléctrico en ritmo de camdombe. Puede que el sonido de los

instrumentos electrónicos sea algo más chirriante, pero no desagradable; menos aún,

cuando se combinan con el piano. El segundo movimiento (Manifestación) comienza

con la entrada de los instrumentos de viento y la percusión antes de la entrada de las

cuerdas y el violín eléctrico en una melodía con ribetes de tango. Posteriormente, el

violín y el piano ejecutan un adagio en ritmo de tango, donde los solistas se destacaron

por su maestría y cualidades interpretativas. Lo mismo sucedió con Patricio Melgarejo

en violoncello eléctrico -cuyo volumen se ajusta mediante un pedal-, donde hizo gala de

su fraseo y del dominio del instrumento. El solo de violoncello también es una cadencia

con ribetes de tango hasta la entrada del piano, cuya cadencia posee reminiscencias de

Adiós, Nonino y las Gymnopédies de Erik Satie. Tras la misma, la orquesta y el trío

retoman el tema principal mediante una serie de variaciones sobre el mismo tema, en

ritmo de tango y milonga mediante una fuga al estilo piazzoliano. El último movimiento

(Globalización) abre con una partita de violín eléctrico, donde Matías Romero se

destacó por su fraseo y calidad en la interpretación. A continuación, la parte central

(Lento) prosigue con un solo de oboe apoyado por la flauta hasta la introducción de los

metales y la entrada de las cuerdas, brindando un clima de paz. Excelente el contrapunto

entre flautas y sintetizador MIDI a cargo del compositor. El resto de los instrumentos

solistas se incorpora a posteriori para ejecutar un tema romántico y apacible hasta el

Allegro vivace final, donde se ejecuta la melodía al unísono. La obra fue muy bien

recibida y, a su término, el compositor agradeció la oportunidad de haberla estrenado en

su ciudad natal antes de pasar a un bis con Patricio Melgarejo, donde interpretaron una

improvisación para cello y piano de uno de sus temas, que sonó muy bien y precisa.

Al igual que Fernando Otero, Lionel Ziblat es otro talentoso músico argentino

radicado en los Países Bajos, donde desarrolla una importante carrera como compositor

de música para películas y arreglador de artistas de la talla de Otto Tausk, Omar Mollo y

Eva María Westbroeck. En este caso, presentó 4 obras de breve duración en calidad de

estreno, donde la Sinfónica Nacional contó con un orgánico prácticamente completo.

Acné ucraniano se inicia con cuerdas al unísono hasta la entrada de las maderas, con

una buena línea melódica de carácter tonal. El solo central de timbal y redoblante en

ritmo de marcha fue muy bien ejecutado y le sigue un tutti orquestal in crescendo hasta

la introducción de un tema con reminiscencias españolas a cargo de las cuerdas y la

trompeta. Un abrazo de mi oficial se inicia con una introducción a cargo de los cellos y

contrabajos hasta que el oboe interpreta un tema romántico, de carácter apacible,

seguido por la flauta y los metales. Los principales solistas de filas de instrumentos

tuvieron la oportunidad de lucirse en sus respectivos solos. Preludio al tachito sanitario

patagónico abre con platillos y un solo a cargo del trombón bajo y la tuba, seguido por


las trompetas en escalas descendentes y ascendentes, que remedan el paso del camión de

basura. Una descripción sonora muy bien lograda, con predominio de los graves hasta la

entrada de las cuerdas en staccato. Le sigue un tema más alegre, en ritmo de banda y

milonga sureña -acorde al título de la obra-, que culmina con un tutti en suspenso. Por

último, Jorge sabe lo difícil que puede ser la vida del músico… es un tema con ribetes

folklóricos en ritmo de gato y chacarera, donde la trompeta lleva la melodía. Le sigue

un tema de carácter circense, que se fusiona con el primero hasta llegar a la

recapitulación final en ritmo de malambo. La dirección de Gabriel Senanes fue

magistral y, tras los aplausos, se invitó al compositor -quien estaba presente en sala- a

subir al escenario.

El concierto culminó con otro estreno mundial: Duende suelto, la película del

propio Senanes, iniciada en 2023 y completada durante el trascurso del corriente año.

Su título no se refiere a la banda sonora compuesta para una película, sino para que cada

oyente lo utilice e interprete para la película que lleva en su imaginación. Es la más

atonal de las tres y se inicia con una melodía grave a cargo del bombo, los timbales y las

cuerdas in crescendo hasta la entrada del corno inglés, donde se acoplan las cuerdas en

agudo. Esto genera un clima de carácter fantasmagórico mediante capitulación y tutti

orquestal, que se va repitiendo periódicamente mediante solo de diferentes instrumentos

-Gustavo Mulé en violín, Amalia Pérez en flauta y Marcos Serrano en timbal-. El

segundo tema se alterna con el primero y es un cantábile en maderas y cuerdas, que

permite el lucimiento de toda la orquesta y los principales solistas de instrumentos.

Posteriormente y, a través de sucesivas repeticiones y recapitulaciones, la orquesta se

acopla en acorde fortissimo (fff) hasta el final a cargo del doble juego de timbales. Si

bien ha sido bien recibida y se pudo apreciar la maestría de Gabriel Senanes como

director y compositor, resultó un tanto iterativa a oídos de quien escribe.

No es casual ni habitual que se arme un programa íntegramente formado por

obras de compositores argentinos en calidad de estreno, de modo que puede decirse que

una ha sido testigo de un hecho privilegiado. La Sinfónica Nacional lo hizo posible y ha

cumplido fehacientemente con su propósito y objetivo.

 Estupenda actuación del Ensamble CAMERUS en la Iglesia Evangélica Alemana


EN EL ÁMBITO MÁS APROPIADO


Martha CORA ELISEHT


¿Dónde se puede escuchar mejor la música sacra sino dentro de una iglesia?...

En este caso, la Iglesia Evangélica Alemana sita en la calle Esmeralda de la Capital

Federal -de ahí que se la conozca como “la Esmeralda”- constituyó el ámbito propicio

y perfecto para la interpretación de las Sinfonía Sacras III de Heinrich Schütz (1585-

1672) a cargo del Ensamble CAMERUS, hecho que tuvo lugar en dicho templo -

perteneciente a la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP)- el pasado viernes 6 del

corriente bajo la dirección de Alejandro Nuss y la participación de los siguientes

solistas: Mercedes García Blesa (soprano), Ayelén Isaia (soprano), Ana Moraitis

(soprano), Esteban Manzano (alto), Ramiro Cony (tenor), Martín Díaz (tenor), Santiago

Tiscornia (barítono) y Walter Schwarz (bajo).

El programa comprendió las siguientes obras:

- Sinfonías Sacras III:

- SWV 416- Herr, wie lange willst du mein so gar vergessen?

- SWV 398- Der Herr ist mein Hirt

- SWV 403- Siehe, es erschien der Engel des Herren

- SWV 400- Wo der Herr nicht das Haus bauer

- SWV 401- Mein Sohn, warum hast du uns das getan?

- SWV 405- O sußer Jesu Christ, wer an dich recht gedenket

- SWV 410- Siehe, dieser wird geseszt zu einem Fall

- SWV 407- Lasset uns doch den Herren, unsern Gott, loben

- SWV 406- O Jesu süß, wer dein gedenkt

- SWV 415- Saul, was verfolgst du mich?

- SWV 418- Nun danket alle Gott

- SWV 417- Komm, Heiliger Geist, Herre Gott

- Psalmen Davids, Op.2, n°24

- SWV 45- Danket dem Herren

La principal característica de la música de este compositor -considerado el padre de

la música sacra alemana- es la combinación de la polifonía germana con la innovación

rítmica y armónica del estilo concertante italiano -representado por Gabrielli y

Monteverdi-. Schütz era Kappelmeister en Dresde (Sajonia) y fue el fundador de la

Staatskappelle Dresden en 1617 -germen de la futura Orquesta Sinfónica Estatal de

Dresde-. Su estilo era progresista, pero tuvo que abandonar su puesto en la corte como

consecuencia de la Guerra de los 30 Años, motivo por el cual emigró a Copenhague

invitado por el príncipe heredero de Dinamarca. A su retorno a Dresde en 1641 y, como

consecuencia de la guerra, la infraestructura musical de Alemania también quedó

devastada. No se contaba con los recursos para interpretar obras gigantescas al estilo de


la escuela veneciana y, por lo tanto, su estilo se torna más simple y austero. Además de

los tres libros de Sinfonías Sacras, su obra comprende corales, Las siete palabras de

Cristo en la cruz, los Salmos de David (Psalmen Davids, libros I y II), Canciones

Sacras, Pasiones e Historia de la Resurrección de Jesús.

Con motivo del festejo de su 10° aniversario, el Ensamble CAMERUS decidió

rescatar el Libro III de las Sinfonías Sacras, compuestas en Dresde en 1650 cuando

Schütz retoma su puesto de Kappelmeister con textos de los diferentes Evangelios

comprendidos en el Nuevo Testamento. Se seleccionaron 12 de las 20 sinfonías

comprendidas dentro del mencionado Libro, pero sin seguir un orden cronológico

numéricamente tal como figura en la edición original. El ensamble instrumental estuvo

dividido en tres partes: el obligati, integrado por dos violines, dos cornetos (que simulan

el sonido de la trompeta, pero de madera), violoncello, tiorba y órgano (continuo); el

complimenti I (viola y violas da gamba) y complimenti II (sacabuches, trompetas y

percusión). En determinado momento y, mientras se efectuaba el cambio de ubicación

del coro y de los instrumentos para permitir la amplificación del sonido, Alejandro Nuss

explicó la historia del compositor, su obra y el hecho de poder tocarse tanto solamente

con el obligati y el continuo como con los complimenti. Un dato sumamente importante

para que el público conozca algo más sobre un compositor prácticamente ignoto en el

medio local y desconocido por la mayoría de los asistentes. Desde los primeros

compases de la SWV 416 en adelante se pudo apreciar una orquesta de instrumentos de

época muy bien afinada y afiatada, con un muy buen equilibrio entre las voces

principales, que estuvieron muy bien ensambladas y preparadas. Las entradas de

cuerdas e instrumentos de viento sonaron perfectamente en el resto de las sinfonías

comprendidas en el programa, con magistral afinación de instrumentos de viento

(sacabuches, cornetti, trompeta barroca). El acompañamiento de las voces en las

sinfonías donde sólo se requería órgano fue excelente por parte del continuo, con una

muy buena labor de Karina Álvarez, al igual que la actuación de los violinistas Rodolfo

Marchesini y Javier Weintraub y del trompetista/ cornetista Gustavo Gargiulo. Las

intervenciones por parte del coro también fueron magistrales durante todo el desarrollo

del concierto y merece un comentario aparte la excelente actuación de la soprano ligera

Constanza Leone como Jesús púber en la SWV 401, que narra las escenas de la infancia

de Cristo. También se destacaron el barítono Santiago Tiscornia (José) y la soprano

Ayelén Isaia (María), acompañados en sus solos por el órgano.

Cada una de las principales voces solistas aportó maestría en la interpretación y

derroche de recursos vocales como coloratura, esmalte tonal, legato y línea de canto,

destacándose las sopranos Mercedes García Blesa, Ayelén Isaia y Ana Moraitis y los

tenores Ramiro Cony y Martín Díaz, al igual que el bajo Walter Schwarz y el barítono

Santiago Tiscornia. Con respecto de Esteban Manzano -anunciado como alto-, sonó más

como contratenor que como una alto trans; no obstante, posee un buen color vocal,

legato y línea de canto y se retiró sumamente aplaudido al final.

Para cerrar el concierto, el CAMERUS eligió una obra de juventud de Schütz: el

Psalmen Davids Op.2, n°24- SWV 45: Danket dem Herren (Den gracias al Señor), que

fue compuesto en Freiberg en 1628 y que pertenece a la primera etapa del compositor.

A diferencia del etilo austero de las Sinfonías Sacras, es un canto de alabanza y, por

ende, de carácter exultante, cuya orquestación lleva trompetas barrocas, sacabuches,


obligati, continuo, complimenti de violas da gamba y percusión. El coro se ubica hacia

ambos costados de la grada ubicada en la parte superior del templo y los sacabuches,

donde se ubica el órgano, mientras que el ensamble instrumental y los solistas van al

frente. Una versión magnífica de una obra excelsa, donde Arauco Yepes y Gustavo

Gargiulo demostraron sus excelentes dotes interpretativas. El público celebró

unánimemente de pie la labor desempeñada por el conjunto y los solistas vocales.

El evento contó con los auspicios del Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad, una

conocida entidad bancaria y forma parte del ciclo Peabody de música clásica. Y, con

motivo de su 10° aniversario, el CAMERUS va a ofrecer próximamente los Motetes de

Rameau y el Te Deum de Charpentier. Es un placer poder disfrutar de obras inéditas de

compositores barrocos totalmente olvidados y desconocidos en el país a cargo de

intérpretes de excelencia; sobre todo, en el ámbito perfecto para el cual fueron escritas.

 



Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal

.Orquesta Sinfónica Municipal

.Director: maestro Guillermo Becerra

.Solista: Juan José Kunert, violín

.Teatro Municipal Colón, Mar del Plata, 7 de septiembre, hora 20.

Bajo la dirección de su titular, el maestro Guillermo Becerra, la Orquesta

Sinfónica Municipal se presentó ayer en su sede del Teatro Colón.

El Concierto para violín y orquesta nro.1, en sol menor, opus 26, de

Max Bruch (Colonia, 1838, Berlín, 1920) fue la primera de las obras de

programa. Se trata de una de los más conocidos y apreciados exponentes del

género. Lo caracterizan la belleza de la invención melódica, la demanda de un

fraseo tan delicado como variable –de lentos momentos de intensidad a

vibrantes cambios motívicos, que crean diferentes climas, a lo largo del

desarrollo de sus movimientos. El diálogo entre el solista y la orquesta es

siempre estrecho, con una continuidad, en las intensidades de cada uno de los

términos de la construcción sonora. El movimiento final es vibrante e intenso.

Juan José Kunert nació en Mar del Plata en 2010 y comenzó sus

estudios de violín a los 7 años con Matías Ramos en el marco del programa

“Usinas Artísticas” de la Municipalidad de Gral. Pueyrredón. Posteriormente,

fue alumno de Julia Chudova, Oleg Pishenin y Samuel Vargas y becario del

programa SV Scholars de la Fundación Internacional de Música, participando

de masterclasses con numerosos y destacados maestros. En 2021, recibió la

mención "Young Talent" (Talento Joven) en el concurso "Vienna New Year's

Concert" International Music Contest. Actualmente, es alumno de Rafael Gintoli

en la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, cursa segundo año de

Academia Orquestal en la Sede Mar del Plata del Instituto Superior de Arte del

Teatro Colón, en donde estudia violín con Oleg Pishenin.

Con una actividad en distintas formaciones musicales–tanto de música

académica como de tango- desde junio de 2024, participa en la Orquesta

Académica del Teatro Colón.

Los extensos antecedentes musicales, acumulados por un solista de

solo 14 años como los resultados, hablan de la enorme importancia de los

programas de orquestas barriales, a la vez ámbitos de formación, estímulo y

descubrimiento.

Abordó la obra con un gran manejo de las exigencias que ella demanda:

musicalidad, dulzura, intensidad en los pasajes de bravura en un criterio

interpretativo acorde al carácter del concierto.

La Sinfonía Nro. 3 en mi bemol mayor, opus 55, Eroica, de Ludwig

van Beethoven (1770-1827) fue la segunda de las obras abordadas.

La centralidad de este opus en la historia de la música y la apertura

formal y estética que significó son demasiado conocidas e importantes para

abordarlas aquí. Baste señalar que tal centralidad aparece íntimamente

vinculada a las dificultades técnicas de la que –luego de la sinfonía nro. 41 de

Mozart, de 1788- concebida entre 1802 y 1804 es una de las primeras obras

extensas y enjundiosas de un género que abría con ella un proceso de

expansión.


Todos los recursos utilizados en el opus son novedosos: la base

musical, luego de la llamada del principio, es una sencilla célula que vertebra

todo el primer movimiento, que alterna con recursos tales como la enunciación

de tema central en los cellos en lugar de los violines; la permanente tensión, la

intensidad sonora. Es una obra revolucionaria asimismo en las armonías,

muchas veces intensas, que debieron resultar muy chocantes en 1804.

Los elementos a señalar son muchos. Uno es la voz del oboe, que surge

como una voz intensa e interior, a partir de su intervención inicial en la mara

fúnebre, segundo movimiento, y que, en un sentido de circularidad, vuelve al

final como un elemento contrastante, con su dulzura, de todo el virtuosismo de

la obra.

La orquesta llevo un tempo siempre vivo, necesario para el armado de

una obra cuya estética se apoya en una intensidad y velocidad que hacen difícil

la interpretación.

El último movimiento, por ejemplo, un tema con nueve variaciones de

Las criatura de Prometeo, incluye variaciones fugadas-como la cuarta y la

octava- a que –inspiradas como están en los contrapuntos del último

movimiento de la sinfonía nro 41 de Mozart- a un tempo vivo son realmente

complejas.

La tría armonía de los cornos, en el scherzo, es un pasaje breve pero

muy difícil, que se reitera en al menos tres oportunidades. Se pudo apreciar

que, junto a Jorge Gramajo y Marcos Tallarita, había una joven cornista, lo cual

es indicativo de la capacidad de muchos jóvenes para integrar el organismo y

afrontar obras como esta.

Lo mismo se pudo apreciar en la cuerda.

La Eroica es una obra muy cara para el maestro Becerra, que la conoce

profundamente y sabe trabajarla e todos los aspectos.

En una situación en la que el orgánico de la orquesta sigue incompleto

–todos los percusionistas se han jubilado y Daniel Izarraga, ex timbaista, actuó

en la oportunidad domo contratado- en que el número de contratados es muy

alto con respecto a la planta permanente, la orquesta no hace concesiones en

las obras que aborda. Ello se debe al intenso trabajo que lleva a cabo bajo la

conducción su titular, recientemente galardonado por la Asociación de Críticos

Musicales de la Argentina, con un reconocimiento a su trayectoria.


Eduardo Balestena

lunes, 2 de septiembre de 2024

 

Tal vez el momento mas trascendente  de la Función:"Bolero X" por el Ballet Estable del Teatro Colón. Créditos: Prensa Teatro Colón, Fotografía de Lucía Rivero.



Gran actuación del Ballet Estable del Colón con un programa mixto


UNA SINCRONIZACIÓN MÁS QUE PERFECTA


Martha CORA ELISEHT


“PROGRAMA MIXTO” es la nueva producción llevada a cabo por el Ballet

Estable del Teatro Colón, que incluye tres piezas de estilos muy diferentes (un ballet

blanco clásico, uno moderno y uno contemporáneo) cuyo común denominador es la

falta de argumento y el lenguaje de la danza llevado a su máxima expresión. El estreno

tuvo lugar el pasado viernes 30 de Agosto en el escenario del mayor coliseo con

participación de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por Mariano

Chiacchiarini y actuaron como coreógrafos el director del Ballet Estable -Mario Galizzi-

y Yotam Baruch -asistente-. El espectáculo contó con la iluminación de Rubén Conde y

reposición de vestuario de Carlos Pérez.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- Suite en Blanc- Édouard LALO (1823-1892) / Coreografía: Serge LIFAR

- “Adagietto” (Sinfonía n°5 en Do sostenido menor)- Gustav MAHLER (1860-

1911) / Coreografía: Oscar ARÁIZ

- “Bolero X”- Maurice RAVEL (1875-1937) / Coreografía: Shahar BINYAMINI

(estreno local).


Rescatado tras un letargo prolongado de muchos años de ausencia de

representaciones por parte del Ballet Estable del Colón en 2023, Suite en Blanc se

compone de 10 números coreográficos sin argumento creados por Serge Lifar y

estrenado en París en 1943 sobre fragmentos del ballet oriental Namouna, compuesto

por Édouard Lalo en 1882. Su autor lo concibió como “un ballet blanco moderno”,

donde alterna los pasos tradicionales del ballet clásico con acrobacia, arabesques fuera

del eje y agrega 6° y 7° posiciones, rotando los pies. La compañía tuvo un muy buen

desempeño, donde se destacaron los principales solistas en los siguientes números:

Rocío Agüero, Jiva Velázquez y Yosmer Carreño en el pas de trois; Stephanie Kassel en

la Sérénade; Julieta Lerda, Vinicius Vasconcelos, David Gómez, Luciano García y

Sebastián Bustos en el pas de cinq, mientras que Camila Bocca y Juan Pablo Ledo

demostraron su virtuosismo en La Cigarette y la Mazurka respectivamente. La única

que bailó dos números fue Beatriz Boos- como solista, en La Flûte y junto a Federico

Fernández en el Adage-, donde hizo gala de su plasticidad y gracia. Es una bailarina en

ascenso y es justo que se la convoque para interpretar roles de mayor envergadura. La

magnífica obertura -interpretada previamente al inicio de los números de danza- como

la Fête Foraine final sonaron magistralmente merced a la magnífica conducción de

Mariano Chiacchiarini al frente de la Filarmónica, acompañando la coreografía y

ajustando la música al tempo del bailarín. El número final remeda una fiesta de fuegos

artificiales, donde se reúnen los principales solistas al resto de la compañía para brindar

un final brillante, donde hubo una muy buena sincronización de movimientos.


Estrenado en 1971 en el Teatro Coliseo por dos eminentes figuras de la danza

argentina como Mauricio Wainrot y Ana María Stekelman- por aquel entonces,

integrantes del Ballet del Teatro San Martín-, Adagietto representa una perfecta

metáfora del vínculo amoroso carente de toda literalidad. La bellísima música de

Mahler brinda el marco romántico perfecto para la exquisita coreografía de Oscar Aráiz,

que se caracteriza por su expresividad y plasticidad por parte de la pareja protagónica.

Es un clásico del repertorio del Ballet Estable del Colón, que esta cronista apreció en

numerosas oportunidades. En este caso, Chiacchiarini utilizó un tempo algo más rápido

del que una está acostumbrada a escuchar para facilitar los movimientos de los

bailarines. Si bien fue muy correcta la interpretación desde el punto de vista técnico por

parte de la pareja formada por David Juárez y Milagros Niveyro, faltó expresividad, que

es lo que justamente caracteriza a esta coreografía.

El celebérrimo Bolero de Maurice Ravel fue compuesto originalmente en 1928

como una pieza de ballet para la étoile Ida Rubinstein sobre temas españoles. Para ello,

Ravel pensó utilizar números de la suite para piano Iberia, de Isaac Albéniz, pero se

topó con un problema: los derechos de autor fueron cedidos a un discípulo de Albéniz -

Enrique Fernández Arbós-. Por lo tanto, decidió realizar su ballet basado sólo en un

tema y contratema repetidos (ostinato- moderato assai in tempo di bolero), donde el

único elemento de variación sería la orquestación, sustentando un inmenso crescendo a

lo largo de toda la obra, cerrando con una coda. El éxito fue rotundo desde su estreno y

alcanzó su mayor popularidad gracias a la espléndida coreografía de Maurice Béjart -

estrenada en el Colón en 1976 por Maya Plissetskaia e inmortalizada por Jorge Donn en

el film Los unos y los otros de Claude Lelouch, quien también la bailó en el Colón en

1979 junto al Ballet del siglo XX-. A diferencia de la de Béjart -donde el primer bailarín

marca el ritmo danzando sobre una mesa y la compañía representa la melodía, que se

van incorporando a medida que transcurre la pieza-, en la de Shahar Binyamini no

existe una figura principal, sino que toda la compañía de baile es la protagonista. La

coreografía es sumamente compleja y requiere de una sincronización más que perfecta

para explorar la plasticidad y el poder de la danza en su máxima expresión. Para ello,

emplea múltiples recursos de técnica contemporánea (contorneo, contracción,

relajación, giros), que forman diferentes tipos de figuras geométricas (círculos,

triángulos, rectángulos) a medida que transcurre la melodía. El resultado es espectacular

y el Ballet Estable supo interpretar perfectamente la concepción del coreógrafo israelí –

en calidad de estreno local- mediante un excepcional trabajo de disciplina, acrobacia y

sincronización de movimientos de manera uniforme. Mariano Chiacchiarini supo dirigir

perfectamente a la Filarmónica en tan célebre pieza -impecable labor de Ángel Frette a

cargo del redoblante, marcando el ritmo-. El público deliró al final, coronando a la

compañía con numerosos aplausos y vítores tras semejante interpretación.

Pese al escaso número de funciones ofrecidas durante la temporada en relación con

otras compañías de danza de fama internacional, el Ballet Estable del Colón hizo gala

de su prestigio merced a la perfecta coordinación y disciplina impuestas por su director

y el profesionalismo de sus integrantes. Un placer para los sentidos poder disfrutar de

una nueva coreografía con un clásico del repertorio universal.