domingo, 8 de septiembre de 2024

 Estupenda actuación del Ensamble CAMERUS en la Iglesia Evangélica Alemana


EN EL ÁMBITO MÁS APROPIADO


Martha CORA ELISEHT


¿Dónde se puede escuchar mejor la música sacra sino dentro de una iglesia?...

En este caso, la Iglesia Evangélica Alemana sita en la calle Esmeralda de la Capital

Federal -de ahí que se la conozca como “la Esmeralda”- constituyó el ámbito propicio

y perfecto para la interpretación de las Sinfonía Sacras III de Heinrich Schütz (1585-

1672) a cargo del Ensamble CAMERUS, hecho que tuvo lugar en dicho templo -

perteneciente a la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP)- el pasado viernes 6 del

corriente bajo la dirección de Alejandro Nuss y la participación de los siguientes

solistas: Mercedes García Blesa (soprano), Ayelén Isaia (soprano), Ana Moraitis

(soprano), Esteban Manzano (alto), Ramiro Cony (tenor), Martín Díaz (tenor), Santiago

Tiscornia (barítono) y Walter Schwarz (bajo).

El programa comprendió las siguientes obras:

- Sinfonías Sacras III:

- SWV 416- Herr, wie lange willst du mein so gar vergessen?

- SWV 398- Der Herr ist mein Hirt

- SWV 403- Siehe, es erschien der Engel des Herren

- SWV 400- Wo der Herr nicht das Haus bauer

- SWV 401- Mein Sohn, warum hast du uns das getan?

- SWV 405- O sußer Jesu Christ, wer an dich recht gedenket

- SWV 410- Siehe, dieser wird geseszt zu einem Fall

- SWV 407- Lasset uns doch den Herren, unsern Gott, loben

- SWV 406- O Jesu süß, wer dein gedenkt

- SWV 415- Saul, was verfolgst du mich?

- SWV 418- Nun danket alle Gott

- SWV 417- Komm, Heiliger Geist, Herre Gott

- Psalmen Davids, Op.2, n°24

- SWV 45- Danket dem Herren

La principal característica de la música de este compositor -considerado el padre de

la música sacra alemana- es la combinación de la polifonía germana con la innovación

rítmica y armónica del estilo concertante italiano -representado por Gabrielli y

Monteverdi-. Schütz era Kappelmeister en Dresde (Sajonia) y fue el fundador de la

Staatskappelle Dresden en 1617 -germen de la futura Orquesta Sinfónica Estatal de

Dresde-. Su estilo era progresista, pero tuvo que abandonar su puesto en la corte como

consecuencia de la Guerra de los 30 Años, motivo por el cual emigró a Copenhague

invitado por el príncipe heredero de Dinamarca. A su retorno a Dresde en 1641 y, como

consecuencia de la guerra, la infraestructura musical de Alemania también quedó

devastada. No se contaba con los recursos para interpretar obras gigantescas al estilo de


la escuela veneciana y, por lo tanto, su estilo se torna más simple y austero. Además de

los tres libros de Sinfonías Sacras, su obra comprende corales, Las siete palabras de

Cristo en la cruz, los Salmos de David (Psalmen Davids, libros I y II), Canciones

Sacras, Pasiones e Historia de la Resurrección de Jesús.

Con motivo del festejo de su 10° aniversario, el Ensamble CAMERUS decidió

rescatar el Libro III de las Sinfonías Sacras, compuestas en Dresde en 1650 cuando

Schütz retoma su puesto de Kappelmeister con textos de los diferentes Evangelios

comprendidos en el Nuevo Testamento. Se seleccionaron 12 de las 20 sinfonías

comprendidas dentro del mencionado Libro, pero sin seguir un orden cronológico

numéricamente tal como figura en la edición original. El ensamble instrumental estuvo

dividido en tres partes: el obligati, integrado por dos violines, dos cornetos (que simulan

el sonido de la trompeta, pero de madera), violoncello, tiorba y órgano (continuo); el

complimenti I (viola y violas da gamba) y complimenti II (sacabuches, trompetas y

percusión). En determinado momento y, mientras se efectuaba el cambio de ubicación

del coro y de los instrumentos para permitir la amplificación del sonido, Alejandro Nuss

explicó la historia del compositor, su obra y el hecho de poder tocarse tanto solamente

con el obligati y el continuo como con los complimenti. Un dato sumamente importante

para que el público conozca algo más sobre un compositor prácticamente ignoto en el

medio local y desconocido por la mayoría de los asistentes. Desde los primeros

compases de la SWV 416 en adelante se pudo apreciar una orquesta de instrumentos de

época muy bien afinada y afiatada, con un muy buen equilibrio entre las voces

principales, que estuvieron muy bien ensambladas y preparadas. Las entradas de

cuerdas e instrumentos de viento sonaron perfectamente en el resto de las sinfonías

comprendidas en el programa, con magistral afinación de instrumentos de viento

(sacabuches, cornetti, trompeta barroca). El acompañamiento de las voces en las

sinfonías donde sólo se requería órgano fue excelente por parte del continuo, con una

muy buena labor de Karina Álvarez, al igual que la actuación de los violinistas Rodolfo

Marchesini y Javier Weintraub y del trompetista/ cornetista Gustavo Gargiulo. Las

intervenciones por parte del coro también fueron magistrales durante todo el desarrollo

del concierto y merece un comentario aparte la excelente actuación de la soprano ligera

Constanza Leone como Jesús púber en la SWV 401, que narra las escenas de la infancia

de Cristo. También se destacaron el barítono Santiago Tiscornia (José) y la soprano

Ayelén Isaia (María), acompañados en sus solos por el órgano.

Cada una de las principales voces solistas aportó maestría en la interpretación y

derroche de recursos vocales como coloratura, esmalte tonal, legato y línea de canto,

destacándose las sopranos Mercedes García Blesa, Ayelén Isaia y Ana Moraitis y los

tenores Ramiro Cony y Martín Díaz, al igual que el bajo Walter Schwarz y el barítono

Santiago Tiscornia. Con respecto de Esteban Manzano -anunciado como alto-, sonó más

como contratenor que como una alto trans; no obstante, posee un buen color vocal,

legato y línea de canto y se retiró sumamente aplaudido al final.

Para cerrar el concierto, el CAMERUS eligió una obra de juventud de Schütz: el

Psalmen Davids Op.2, n°24- SWV 45: Danket dem Herren (Den gracias al Señor), que

fue compuesto en Freiberg en 1628 y que pertenece a la primera etapa del compositor.

A diferencia del etilo austero de las Sinfonías Sacras, es un canto de alabanza y, por

ende, de carácter exultante, cuya orquestación lleva trompetas barrocas, sacabuches,


obligati, continuo, complimenti de violas da gamba y percusión. El coro se ubica hacia

ambos costados de la grada ubicada en la parte superior del templo y los sacabuches,

donde se ubica el órgano, mientras que el ensamble instrumental y los solistas van al

frente. Una versión magnífica de una obra excelsa, donde Arauco Yepes y Gustavo

Gargiulo demostraron sus excelentes dotes interpretativas. El público celebró

unánimemente de pie la labor desempeñada por el conjunto y los solistas vocales.

El evento contó con los auspicios del Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad, una

conocida entidad bancaria y forma parte del ciclo Peabody de música clásica. Y, con

motivo de su 10° aniversario, el CAMERUS va a ofrecer próximamente los Motetes de

Rameau y el Te Deum de Charpentier. Es un placer poder disfrutar de obras inéditas de

compositores barrocos totalmente olvidados y desconocidos en el país a cargo de

intérpretes de excelencia; sobre todo, en el ámbito perfecto para el cual fueron escritas.

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