domingo, 8 de septiembre de 2024

 



Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal

.Orquesta Sinfónica Municipal

.Director: maestro Guillermo Becerra

.Solista: Juan José Kunert, violín

.Teatro Municipal Colón, Mar del Plata, 7 de septiembre, hora 20.

Bajo la dirección de su titular, el maestro Guillermo Becerra, la Orquesta

Sinfónica Municipal se presentó ayer en su sede del Teatro Colón.

El Concierto para violín y orquesta nro.1, en sol menor, opus 26, de

Max Bruch (Colonia, 1838, Berlín, 1920) fue la primera de las obras de

programa. Se trata de una de los más conocidos y apreciados exponentes del

género. Lo caracterizan la belleza de la invención melódica, la demanda de un

fraseo tan delicado como variable –de lentos momentos de intensidad a

vibrantes cambios motívicos, que crean diferentes climas, a lo largo del

desarrollo de sus movimientos. El diálogo entre el solista y la orquesta es

siempre estrecho, con una continuidad, en las intensidades de cada uno de los

términos de la construcción sonora. El movimiento final es vibrante e intenso.

Juan José Kunert nació en Mar del Plata en 2010 y comenzó sus

estudios de violín a los 7 años con Matías Ramos en el marco del programa

“Usinas Artísticas” de la Municipalidad de Gral. Pueyrredón. Posteriormente,

fue alumno de Julia Chudova, Oleg Pishenin y Samuel Vargas y becario del

programa SV Scholars de la Fundación Internacional de Música, participando

de masterclasses con numerosos y destacados maestros. En 2021, recibió la

mención "Young Talent" (Talento Joven) en el concurso "Vienna New Year's

Concert" International Music Contest. Actualmente, es alumno de Rafael Gintoli

en la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, cursa segundo año de

Academia Orquestal en la Sede Mar del Plata del Instituto Superior de Arte del

Teatro Colón, en donde estudia violín con Oleg Pishenin.

Con una actividad en distintas formaciones musicales–tanto de música

académica como de tango- desde junio de 2024, participa en la Orquesta

Académica del Teatro Colón.

Los extensos antecedentes musicales, acumulados por un solista de

solo 14 años como los resultados, hablan de la enorme importancia de los

programas de orquestas barriales, a la vez ámbitos de formación, estímulo y

descubrimiento.

Abordó la obra con un gran manejo de las exigencias que ella demanda:

musicalidad, dulzura, intensidad en los pasajes de bravura en un criterio

interpretativo acorde al carácter del concierto.

La Sinfonía Nro. 3 en mi bemol mayor, opus 55, Eroica, de Ludwig

van Beethoven (1770-1827) fue la segunda de las obras abordadas.

La centralidad de este opus en la historia de la música y la apertura

formal y estética que significó son demasiado conocidas e importantes para

abordarlas aquí. Baste señalar que tal centralidad aparece íntimamente

vinculada a las dificultades técnicas de la que –luego de la sinfonía nro. 41 de

Mozart, de 1788- concebida entre 1802 y 1804 es una de las primeras obras

extensas y enjundiosas de un género que abría con ella un proceso de

expansión.


Todos los recursos utilizados en el opus son novedosos: la base

musical, luego de la llamada del principio, es una sencilla célula que vertebra

todo el primer movimiento, que alterna con recursos tales como la enunciación

de tema central en los cellos en lugar de los violines; la permanente tensión, la

intensidad sonora. Es una obra revolucionaria asimismo en las armonías,

muchas veces intensas, que debieron resultar muy chocantes en 1804.

Los elementos a señalar son muchos. Uno es la voz del oboe, que surge

como una voz intensa e interior, a partir de su intervención inicial en la mara

fúnebre, segundo movimiento, y que, en un sentido de circularidad, vuelve al

final como un elemento contrastante, con su dulzura, de todo el virtuosismo de

la obra.

La orquesta llevo un tempo siempre vivo, necesario para el armado de

una obra cuya estética se apoya en una intensidad y velocidad que hacen difícil

la interpretación.

El último movimiento, por ejemplo, un tema con nueve variaciones de

Las criatura de Prometeo, incluye variaciones fugadas-como la cuarta y la

octava- a que –inspiradas como están en los contrapuntos del último

movimiento de la sinfonía nro 41 de Mozart- a un tempo vivo son realmente

complejas.

La tría armonía de los cornos, en el scherzo, es un pasaje breve pero

muy difícil, que se reitera en al menos tres oportunidades. Se pudo apreciar

que, junto a Jorge Gramajo y Marcos Tallarita, había una joven cornista, lo cual

es indicativo de la capacidad de muchos jóvenes para integrar el organismo y

afrontar obras como esta.

Lo mismo se pudo apreciar en la cuerda.

La Eroica es una obra muy cara para el maestro Becerra, que la conoce

profundamente y sabe trabajarla e todos los aspectos.

En una situación en la que el orgánico de la orquesta sigue incompleto

–todos los percusionistas se han jubilado y Daniel Izarraga, ex timbaista, actuó

en la oportunidad domo contratado- en que el número de contratados es muy

alto con respecto a la planta permanente, la orquesta no hace concesiones en

las obras que aborda. Ello se debe al intenso trabajo que lleva a cabo bajo la

conducción su titular, recientemente galardonado por la Asociación de Críticos

Musicales de la Argentina, con un reconocimiento a su trayectoria.


Eduardo Balestena

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