LA DEFINITIVA
CONSAGRACION DE MARIANO CHIACCHIARINI
Orquesta Sinfónica
Nacional: Temporada 2019, Concierto de apertura de la temporada 2019 en el CCK.
Director: Mariano Chiacchiarini. Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 6 en La menor, “Estoica” 29 de Marzo de 2019.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Ver la sala prácticamente llena es señal de
público ávido de escuchar música. Y en las actuales circunstancias, dados los
temas económicos que con rigor diezman los bolsillos, la gratuidad logra que se
llene la sala sinfónica del CCK y gratamente sorprende el que sea para escuchar
y disfrutar una partitura del tal complejidad que no dudo en afirmar que se
trata de una de la páginas mas increíbles de toda la música sinfónica.
También es cierto que radicó el interés el
hecho que un joven conductor como Mariano Chiacchiarini haya resuelto abordar
este “Pezzo Grosso”. Por sobre todas las cosas, saber si tenía las cualidades
suficientes para llegar a buen puerto. Las tiene y le sobran.
De la versión escuchada solo pongo un reparo a
mi modo de ver. Y es que se empleó la forma original en la que Mahler concibió
la obra con el Andante en segundo término y el Scherzo en el Tercero. Mahler
luego revisó la partitura y cambió el orden de esos dos pasajes. Teniendo en cuenta
que en el final expone en modo trágico el tema que retrata en el andante al protagonista
que no es otro que El mismo, el Andante en tercer tiempo no hace más que
aumentar esa tensión y la progresión dramática de la partitura, con lo que el
Scherzo en tercer lugar disminuye esa tensión.
El allegro de apertura tuvo toda la carga
dramática pero también todo el romanticismo de la sección central. Un muy buen
ajuste orquestal con empaste de todas las secciones del conjunto. La coda tuvo
intensidad y toda la fuerza que el compositor demanda.
El
Andante tuvo ese dejo melancólico que Mahler expresa. El autorretrato “perfecto”
que plasmó en el pentagrama tuvo en Chiacchiarini y la Sinfónica a los más exactos
intérpretes.
El Scherzo fue vertido en muy buena forma.
Los juegos de los niños, la dulzura y picardía estuvieron siempre presentes, la
melancolía que pre-anuncia ausencias futuras también.
El Final tuvo energía, vértigo, drama, con una
orquesta perfecta exponiendo el drama a pleno. Y aquí el conjunto absolutamente
cohesionado y un Chiacchiarini claro en la expresión, sabiendo de que se trata
y logrando llegar hasta el fondo de la página. No tengo dudas de que desde la
versión de Philippe Jordan con la Juvenil Mahler de 2007 no se escuchaba una
versión así y en lo que hace a conjuntos locales fue por lejos la mejor
vertida.
Tenemos en Chiacchiarini a uno de los valores
con mayor proyección futura, merece mas fechas junto a la Orquesta dentro de lo
que sus compromisos internacionales lo permiten. Es tiempo de aprovecharlo.
Donato Decina
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