El Maestro Ricardo Sciamarella, magnífico protagonísta del reciente concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal de General Pueyrredón. Fotografía del autor del presente comentario.
Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
.Director: maestro Ricardo Sciammarella
.Teatro Municipal Colón, Mar del Plata, 28 de junio, hora 20.
El maestro Ricardo Sciammarella condujo como director invitado a
nuestra Orquesta Sinfónica Municipal en su último concierto.
El programa estuvo dedicado a obras y autores de la última parte del
siglo XVIII y comienzos del XIX y orientado a conceptualizar los opus
abordados como concebidos en una época de cambios, estéticos y políticos,
que el movimiento Sturm un drang (tormenta e impulso) supo llevar al arte.
Fue, desde este punto de vista y del de la técnica interpretativa una
relectura de la obras de referencia.
El primer opus del programa fue la Obertura para la música de escena
del drama Egmont, de Göthe, opus 84 de Ludwig van Beethoven (1770-1827),
una música descriptiva que narra las alternativas de la lucha por la liberación
de Flandes del dominio español; en el más puro sentido –acordes netos y
profundos- y un desarrollo marcadamente rítmico es una música dramática.
En su sequedad melódica, la obertura ya contiene todos los elementos
del drama tanto como las particularidades de la escritura Beethoveniana: la
construcción a partir de materiales limitados que se expanden y planteo de
clima intensos.
La Sinfonía nro. 104, en re mayor, Hob. I: 104, Londres de Franz
Joseph Haydn (1732-1809) fue la segunda obra de la primera parte. Ultima de
la serie de sinfonías de Londres y también de la producción sinfónica de
Haydn, se abre con un fuerte acorde que inicia la introducción con la cual la
sinfonía comienza solemnemente, para dar lugar a un bello tema distendido
que contrata con la introducción y que es elaborado en la forma Allegro de
sonata. En el Andante del segundo movimiento es elaborado un tema en sí
sencillo que, tras el pasaje de las maderas. El tercer movimiento Menuet-
Allegro-Trío en re mayor, con un bellísimo trío central en re menor.
El cuarto movimiento es un Finale spirituoso que toma danzas
populares, una rápida alternancia entre cuerdas y maderas marca el comienzo.
Es de gran exigencia, con un rápido diseño en los pasajes de las cuerdas, a
las que no da tregua en casi ningún momento. Se trata de una trama ágil y
cerrada que alterna con momentos de distención.
Un digno broche para la enorme producción sinfónica de Haydn.
El programa finalizó con la Sinfonía nro. 40, K.550, en sol menor, de
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).
En la extensa conversación con el maestro Sciammarella el día anterior
al concierto, mencionó que Mozart escribió sus tres últimas sinfonías en el
corto periodo de cinco meses, en 1788. El nivel de elaboración musical que
tienen es un indicador tanto del genio mozartiano como de su capacidad de
trabajo.
Es (junto con la nro. 25) una de las dos únicas sinfonías escritas en
modo menor de toda la producción; en ella, señala el profesor José Luís Conde
en su análisis de las obras de Mozart, el compositor abandona el estilo grácil,
luminoso y galante en pos de algo muy diferente. Si recordamos aquellas
versiones de Waldo de los Ríos (hoy felizmente olvidadas) se la ha tomado
como algo alegre, el maestro Nikolaus Harnoncourt dijo de ello “como pudo
suceder este gran malentendido”.
En efecto, no hay tema de comienzo sino un rápido diseño cromático
descendente, que, desde el barroco connota tristeza, y que es un elemento
decisivo en la construcción musical.
No hay comienzo ni final, dijo el maestro Sciammarella, aludiendo a
que tras el complejo nudo dramático en el final del desarrollo del último
movimiento Allegro assai sobreviene poco después un final que es más un
interrogante que un cierre.
Las complejidades y características formales son muy numerosas para
abordarlas en esta instancia. En algunos lugares, como en el primer
movimiento Molto allegro el puente modulante entre el primero y el segundo
tema es más extenso e intrincado que los propios temas. Todo es así.
La sensación que deja es de maravilla por la concepción sonora y de
desconcierto por la falta de resolución, con lo cual estamos ante la idea –con la
cual el maestro Sciammarella acuerda- de Nikolaus Harnoncourt, quien toma
en vasto corpus de las tres últimas sinfonías mozartianas como una unidad, un
vasto oratorio sin voces.
La interpretación
El maestro Sciammarella, es formador del Ensamble Concentus,
dedicado a la interpretación historicista de la música y un profundo estudioso
de los aspectos técnicos, culturales y estéticos de esta concepción, que busca
brindarnos una alternativa que nos acerque al paradigma sonoro en el cual las
obras fueron concebidas e interpretadas al momento de su estreno.
La orquesta formó con los primeros violines del lado izquierdo del podio,
los segundos del lado derecho y cellos y violas delante de la ubicación del
director, mientras que los contrabajos fueron situados detrás de los primeros
violines.
Cornos y trompetas fueron ubicados respectivamente del lado izquierdo
y derecho respecto al podio y las maderas mantuvieron la ubicación habitual.
En la cuerda, la disposición permite apreciar el aspecto textural del
discurso, ya que en ocasiones la melodía la llevan los segundos violines y
mientras que los primeros o acompañan o introducen un elemento nuevo.
No obstante, la gran diferencia estuvo en el sonido y en los relieves
dinámicos.
En la pausa del ensayo, compartido el café con un cellista, le pregunté al
músico si había sido bajada la afinación de la cuerda o si simplemente el
sonido era producto del menor vibrato. Era de esperar que si la afinación
hubiese sido más baja en la cuerda también lo debería serlo en el resto de las
secciones. La respuesta fue que el cambio obedecía simplemente al menor
vibrato empleado, lo cual daba por resultado un sonido no incisivo y más plano.
Asimismo, la diferencia de intensidades y la flexibilidad en los tempos en
las secciones de enunciación de un motivo y de respuesta marcaban
diferencias y ofrecían un mayor relieve al discurso musical.
Los directores pueden concebir el discurso en unidades largas y marcar
una dirección o bien conceptualizar el discurso en otras unidades más
pequeñas, cada una con su propia intensidad, que fue el caso de lo que
escuchamos.
La línea puede tomar una dirección y seguirla para llegar a un
determinado lugar o bien ir paso a paso porque cada uno de esos pasos es un
fin en sí mismo y la sucesión de dichos pasos en el fraseo es lo que le da
relieve a la obra.
Fue una experiencia distinta en el modo de concebir un discurso musical
y presentar de un modo diferente obras que siempre tendrán mucho para
decirnos; también que el aporte de directores del calado musical del maestro
Sciammarella significan algo muy positivo que permite apreciar las
posibilidades de la orquesta.
Eduardo Balestena