miércoles, 10 de junio de 2020


COLUMNA DE OPINIÓN
SOBRE EL SENTIDO COMÚN Y EL BUEN  USO DEL IDIOMA
Martha CORA ELISEHT

            El tiempo pasó y llegó Junio. Y con él, el frío y la mayor cantidad de casos de coronavirus. Por suerte, todavía las temperaturas se mantienen templadas y no ha hecho demasiado frío, pero comenzó la circulación comunitaria del virus, que se incrementa con las bajas temperaturas debido a  una mayor velocidad de replicación y circulación.
            Mientras tanto, la población sigue con el aislamiento social preventivo y obligatorio, que ya lleva más de 80 días y que se sigue manteniendo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por ser el foco donde existe mayor densidad de población y por ende, concentra el 80% de los casos de todo el país.
            Mientras muchas localidades de la Argentina ya han abierto la mayor parte de sus actividades –con las debidas restricciones y cumpliendo con protocolos de seguridad estrictos acorde a cada una de las mismas-, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en el Conurbano bonaerense siguen habiendo restricciones. Tal es el caso del transporte público, donde sólo pueden viajar aquellos trabajadores considerados esenciales con sus respectivos permisos de circulación actualizados y en regla. Se incrementaron los controles en las estaciones de ferrocarril e incluso, existe una prueba piloto que se implementó en el Ramal Tigre del Ferrocarril Mitre, que consiste en que los usuarios del tren deberán sacar una aplicación para solicitar turno para viajar en hora pico (de 6 a 10 de la mañana). La idea es extenderlo a las demás líneas de trenes en un futuro no muy lejano.
            Entretanto, la Ciudad Autónoma ha decidido la apertura de ciertas actividades tales como la venta de ropa y calzado en los comercios de cercanía, las salidas de los niños durante el fin de semana acompañados por sus padres –previamente, era acorde a la terminación del número de documento y sólo con uno de los dos progenitores- y la posibilidad de salir a correr y hacer actividad física entre las 20 y las 8 horas. Esto último motivó a que la gente saliera en multitud y masivamente el lunes 8 del corriente a la hora señalada. Luego de prácticamente 80 días de confinamiento, la gente se aglomeró para salir a correr, sin respetar el distanciamiento social ni la separación entre personas. Los medios de comunicación y las redes sociales se hicieron eco de los denominados “runners”, lo que produjo una sensación de irresponsabilidad, indignación y falta de respeto por parte de quien escribe.
            En primer lugar, ¿por qué hay que emplear anglicismos teniendo un idioma tan rico en palabras?.... ¿No es mejor usar la palabra  “corredores”, en vez de su equivalente en inglés?.... ¿Acaso queda más fino, o suena más cheto, por no decir “cool”?... Sucede lo mismo con las cafeterías, que fueron habilitadas para el “take away” o “coffee to go”. ¿Por qué no usar “café/té para llevar”, o “comida para llevar” si se trata de alimentos sólidos?.... Lo mismo sucede con “Delivery”. ¿Por qué no “reparto a domicilio”?... Da mucha bronca que tenga que usarse otros términos foráneos en vez de hablar correctamente en castellano.
            En segundo lugar, si no hubiera aumento del número de casos (a la hora de escribir esta nota, 635 sólo en CABA) se puede justificar la necesidad de salir a correr o a hacer algún tipo de actividad física luego de tanto tiempo de encierro. Pero como la Ciudad es el distrito con mayor número de casos, no es el momento más apropiado para tomar este tipo de medidas. Si no se respetan la separación entre personas que salen a correr juntas -1,5 a 2 metros- ni entre corredores –por lo menos, la distancia debe ser entre 4,5 a 5 metros, que tampoco se respetó- es un caldo de cultivo para la diseminación del virus. Una puede entender que el encierro produce agobio, tedio y aburrimiento, pero tampoco es necesario que todo el mundo salga de golpe a reunirse como adolescentes en el día de la Primavera en los bosques de Palermo o en zonas de la Ciudad donde existen otros circuitos deportivos –Parque Saavedra, Parque Patricios o Parque Chacabuco-. Si uno desea practicar actividad física, puede hacerlo dentro del horario permitido dando vueltas alrededor de la plaza de su barrio o dentro de los 500 metros del radio comprendido entre la plaza y el domicilio. Por lo tanto, a una le parece una falta de respeto hacia todos aquellos que vienen cumpliendo las medidas de aislamiento y distanciamiento social a rajatabla y que sólo salen de su casa para abastecerse o hacer algún trámite cerca de su domicilio. Ha sido una actitud digna de una caterva de irresponsables.
            En tercer lugar, es inconcebible que una –como trabajadora esencial- tenga que solicitar un turno para tomar el tren para dirigirse a su trabajo en el Gran Buenos Aires mientras un montón de gente sale indiscriminadamente a correr, sin respetar las distancias y quebrando todo tipo de normas que han dado bastante buenos resultados en pro de un  discurso anticuarentena, que lo único que hace es tirar por la borda todo el sacrificio que la mayoría de la gente ha hecho hasta ahora, cuando todavía no se ha producido el pico de la epidemia. Es totalmente injusto e indignante. Y una vez más, demuestra que el sentido común es el menos común de los sentidos.

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