miércoles, 10 de noviembre de 2021

 

¿NACE UN NUEVO “ROMANCE” PUBLICO-INTERPRETE?

 

Teatro Colón, Temporada 2021, Ciclo de Interpretes Internacionales. Actuación de la Mezzosoprano Elena Maximova, acompañada en piano por  Alexandra Goloubitskaia. Programa: Obras de Rubinstein, Arensky, Rimsky-Korsakov, Tchaickovsky, Shostakovich, Rachmaninoff  y Shchedrin. 09 de Noviembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  Y terminó siendo la visita del año. Una interprete exquisita de quien se tenían vagas referencias y que empezó sorprendiéndonos cuando leímos su currículum en el programa del concierto en donde vimos bajo las ordenes de un importante número de Directores de orquesta de renombre bajo cuyas guías cantó tanto como las salas en las que se desempeñó. El programa que iba a abordar era dedicado íntegramente a compositores rusos y se integraba mayoritariamente por canciones de cámara que por estas latitudes no se frecuentaban por parte de cantantes extranjeros desde hacía muchísimo tiempo. Su figura emergió en el escenario y ya desde el momento en que atacó con la primera canción (“Noche” de Anton Rubinstein) percibimos que era cosa seria. Voz muy potente, muy bien manejada, con magnífico énfasis de los pasajes importantes, resaltando el texto y expresándolo como pocos. Esta tesitura continuó tanto en  “Felicidad” de Anton Arensky como en “En las Colinas de Georgia” de Rimsky-Korsakov. Si bien sorprendió que empleara la partitura en el ciclo de “Seis canciones francesas dedicadas a Desiree Artot de Padilla” de Tchaickovsky (probablemente por el tema de ser en otro idioma en donde hay otras acentuaciones y se requiere otro manejo vocal), al continuar con cuatro canciones del mismo compositor pero volviendo a la lengua rusa, comenzamos a percibir que el recital comenzaba a incrementar el voltaje. La expresión era formidable, el sentimiento que ponía en cada canción era magnífico y no sorprendió para nada que aún con una sala medianamente llena se escuchase del público el primer “rugido” de la noche. Había comenzado el ida y vuelta Público-Interprete. Menos de quince minutos bastaron para que (cambio de vestuario mediante) retornase a escena y continuara de modo incansable, alcanzando el punto de mayor excelencia con las “Seis Canciones Españolas” de Shostakovich basadas en melodías que exiliados españoles (sobre todo jóvenes huérfanos) entonaban en las calles de Moscú tras huir de España luego del triunfo de Franco, y llegar a la cima definitiva con ocho canciones de Serguei Rachmaninoff en las que alcanzó la excelencia absoluta: expresión, gestualidad, entrega sin límites, dicción, entonación y una sorprendente extensión vocal que le permite ir desde profundas notas de contralto a agudos de soprano y mantener un formidable centro. Y en el final “formal”, revelarnos fragmentos de “No solo amor” de Rodrion Shchedrin en el pasaje del segundo acto de la “Canción y las Cancioncillas de Barbara” (o Varvara en idioma ruso) en donde se pasa de la tensión a la ironía y se llega a un desolador final. Sostén fundamental de la interprete fue el acompañamiento que Alexandra Goloubitskaia brindó desde el piano, atenta al menor detalle, refrescando la memora de la cantante antes de determinada obra y enfatizando los pasajes musicales de cada una de ellas en perfecta sincronía texto-música.  La insistencia del público motivó que  nos brindase una nueva canción en Ruso para luego cerrar una noche magnífica con una espectacular “Seguidilla” de Carmen como pocas veces se la pudo escuchar en los últimos tiempos. A esta altura el fervor del público era total y le tributó una espectacular ovación de despedida. Frente a lo que se dijo anteriormente sobre los recitales pasados, aquí el público encontró a una interprete que se mantuvo aproximadamente una hora y cuarenta y cinco minutos de canto franco y exquisito. Todos de parabienes, no podía pedirse nada más. Que regrese pronto.

 

Donato Decina

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