domingo, 1 de diciembre de 2024

 


Boris Giltburg, Tito Ceccherini y la Filarmónica de Buenos Aires. Perfecta conjunción anoche en la sala del Colón. Créditos: Prensa Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli,


UN FINAL CON LA FILARMONICA QUE TODOS QUEREMOS

 

Teatro Colón, temporada 2024, Decimonoveno y último concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Tito Ceccherini. Solista: Boris Giltburg (Piano). Programa: Obras de Bela Bartok. 30 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

   En un concierto que quedará en el recuerdo para quienes asistimos a la sala del Teatro Colón, la Filarmónica de Buenos Aires, con la Dirección del Italiano Tito Ceccherini, bien conocido por el público del Teatro por sus presentaciones en los ciclos “Colón Contemporáneo” y por su concertación de “Le Grand Macabre” de György Ligeti en el Teatro Argentino de La Plata, descolló en un programa dedicado a Bela Bartok, figura fundamental de la música del siglo XX, el que además se vio enaltecido por la presencia del Pianista Ruso-Israelí Boris Giltburg,  igualmente conocido entre nosotros dadas sus reiteradas presentaciones en Ntro. medio.

 

  El comienzo le correspondió a una brillante versión de la Suite del Ballet “El Mandarín Maravilloso” del Op. 19, en donde el gran compositor Húngaro expone los temas más importantes  de la obra y en el que Ceccherini logró un magnífico empaste, precisión de ataques y una magnífica respuesta de todo el conjunto, el que expuso toda la enjundia de los pasajes más vibrantes. Una característica que sobresalió durante toda la noche fue la presencia en el escenario de los solistas que conformaron el “Quinteto Filarmónico” (Claudio Barile en Flauta, Néstor Garrote en Oboe,  Mariano Rey en Clarinete, Gabriel La Rocca en Oboe y Fernando Chiappero en Corno), a los que bien podríamos sumar a Fernando Ciancio en Trompeta, quienes aportaron bellísimo sonido en sus respectivas intervenciones.

 

  Ya con la presencia de Boris Giltburg, se pudo apreciar una magnífica versión del Concierto para Piano y Orquesta Nº 3 indicado en catálogo como Sz. 116. No pudo existir mejor conjunción, tanto por la impecable labor de Giltburg, portador de caudaloso sonido, técnica impecable y precisos ataques, como por el formidable acompañamiento que Ceccherini y los Filarmónicos le brindaron con total entendimiento. Hubo plenitud de sonido, un segundo movimiento con clima de melancolía, tal como la partitura lo expresa y un Giltburg brillante y un final pleno de tensión y energía.

 

  Tras la gigantesca ovación y los reiterados llamados del público, Giltburg ofreció un bis, aunque sin especificarlo, pero de una transparencia y delicadeza que conquistó una vez más a la concurrencia.

 

  Ya en la parte final, y a exactos ochenta años de su estreno mundial, La Filarmónica con una espectacular dirección de Ceccherini brindó una de las mejores versiones que este cronista ha escuchado del “Concierto para Orquesta” Sz. 119. Aquí a lo largo de sus cinco movimientos, toda la orquesta fue la protagonista siguiendo cada gesto o indicación del conductor Italiano. Instantes de supremo brillo otros de magnífica sonoridad, color, total empaste. Un magnífico homenaje a un gigante y un cierre perfecto del ciclo de abono.

 

  A mi entender, los últimos cuatro conciertos del ciclo mostraron a la Filarmónica a pleno, con un sonido de color europeo constante que no lograba hace muchísimo tiempo y una sostenida respuesta de la agrupación ante cada desafío. Ojalá pueda profundizarse este camino.

 

Donato Decina


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