en el Palacio Paz
OCHO ESTACIONES QUE SIEMPRE SE DISFRUTAN
Martha CORA ELISEHT
El celebérrimo grupo de cuatro concerti grossi para violín y orquesta de cámara
denominado Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi (1678-1741) es la obra más
conocida del mencionado compositor italiano -más conocido como Il prete rosso- y data
de 1721. Cada uno de los conciertos alude a una estación (primavera, verano, otoño e
invierno) y representan uno de los ejemplos más tempranos de música programática o
descriptiva, ya que evocan sucesos naturales que ocurren en cada una (el canto de los
pájaros en primavera; una tormenta de verano luego de una ola de intenso calor; la
alegría de los campesinos en la vendimia otoñal y caída de nieve en el invierno). Cada
concierto se compone de tres movimientos: rápido- lento- rápido, que puede ser Allegro
o Presto o, en el caso del movimiento central, Adagio o largo. Vivaldi publicó sus
conciertos con una serie de poemas de acompañamiento – presumiblemente, de su
autoría- narrando lo que sucedía en cada una de ellas durante todo el año.
Muchos años después, el argentino Astor Piazzolla (1921-1992) compuso entre
1965 y 1970 cuatro piezas en ritmo de tango denominadas Estaciones Porteñas para ser
interpretadas en forma individual. Originalmente escritas para quinteto de violín, piano,
guitarra eléctrica, contrabajo y bandoneón, con el correr del tiempo se transformaron en
una suite y se la denominó Las Cuatro Estaciones Porteñas. La primera -Verano
Porteño- se compuso originalmente como música incidental para la obra Melenita de
Oro de Alberto Rodríguez Muñoz en 1965 y le siguió Otoño Porteño (1969). Primavera
Porteña e Invierno Porteño se completaron al año siguiente y narran la impresión
causada en un habitante de Buenos Aires por cada una de las estaciones en vez de
referirse al sentido meteorológico del término, como sucede en su homónima de
Vivaldi. Posteriormente, el músico ruso Leonid Desyatnikov realizó un nuevo arreglo de
la obra de Piazzolla entre 1996 y 1998 y las dividió en cuatro piezas de tres secciones
cada una, reordenando ciertas secciones para violín y orquesta de cuerdas. De esta
manera, contribuyó a trazar un paralelismo entre los dos compositores.
Quien escribe tuvo oportunidad de escuchar numerosas versiones de ambas
obras -sea por separado o dentro de un mismo concierto- y por destacados intérpretes.
El pasado domingo 1° del corriente se ofreció dentro del ciclo Gala Lírica Show en el
Palacio Paz un concierto formado por estas dos obras a cargo del Ensamble Argentum,
integrado por Sebastián Masci, Myriam Gandarillas y Juan José Raczkowski (violines),
Fernando Hermann (viola), Alejandro Becerra (violoncello), Marisa Hurtado
(contrabajo) y María Eugenia Marchionni (piano y clave). La presentación estuvo a
cargo de la directora del ciclo – María José Maito-, mientras que Sebastián Masci hizo
la presentación y los comentarios sobre las obras.
Ante un auditorio atiborrado de público, el conjunto inició el programa con una
soberbia versión de Las Cuatro Estaciones Porteñas en el siguiente orden: Verano
Porteño, Otoño Porteño, Invierno Porteño y Primavera Porteña, donde sus integrantes
se lucieron al ritmo del 2/4 en una versión vibrante, luminosa, donde Sebastián Masci se
destacó en su doble rol como director y solista de la agrupación por un perfecto dominio
de su instrumento, logrando unos matices sonoros de alto nivel mediante un impecable
fraseo. El resto de los instrumentistas se destacó en cada uno de sus respectivos solos,
mientras que María Eugenia Marchionni brindó el apoyo y la base melódica desde el
piano. Los efectos sonoros de chicharra en violines y strappata en contrabajo se
escucharon perfectamente y contribuyeron a crear esa atmósfera auténticamente
piazzoliana. Al término de la interpretación, Sebastián Masci anunció un bis para cerrar
la primera parte del concierto: una versión magistral de Adiós, Nonino, que fue
calurosamente aplaudida por el público.
La segunda parte del concierto estuvo integrada por Las Cuatro Estaciones, Op.8
de Vivaldi e interpretada en el siguiente orden:
- Concierto n°1 en Mi mayor, RV 269 (Primavera): Allegro/ Largo e pianissimo
sempre/ Allegro pastorale
- Concierto n°2 en Sol menor, RV 315 (Verano): Allegro non molto/ Adagio e
piano- Presto e forte/ Presto
- Concierto n°3 en Fa mayor, RV 293 (Otoño): Allegro/ Adagio molto/ Allegro
pastorale
- Concierto n°4 en Fa menor, RV 297 (Invierno): Allegro non molto/ Largo/
Allegro
En la presente versión, una vez más Sebastián Masci hizo gala de su maestría y del
dominio del instrumento solista en las cadencias, trinos, trémolo, cascada desde el
célebre Allegro inicial de La primavera pasando por el famosísimo Presto final de El
Verano, continuando con el Allegro inicial y el bellísimo Allegro pastorale de El Otoño
y el Allegro non molto inicial de El Invierno, mientras que el resto del conjunto supo
crear los contrapuntos y el acompañamiento necesarios para resaltar la labor del violín
solista en una versión de altísimo nivel. Si se tiene en cuenta que la última versión de
este clásico fue interpretada nada más ni nada menos que por Janine Janssen junto a la
Amsterdam Sinfonietta durante el transcurso del siguiente año, la versión ofrecida por el
Argentum estuvo a la altura merced a la pasión y la entrega puestas al servicio de la
música por parte de todos sus integrantes. Tras tan excelsa interpretación, el público
aplaudió y vitoreó a rabiar a los músicos, motivo por el cual, María Eugenia Marchionni
se colocó frente al piano mientras sus compañeros tomaron sus posiciones para ofrecer
un bis: una bellísima versión del Ave María de Schubert, que fue interpretada de manera
exquisita.
Lo bueno que tiene el ciclo de conciertos y recitales del Palacio Paz es que no sólo
cuenta con intérpretes de altísimo nivel en materia de música clásica y ópera, sino que
se ofrecen espectáculos durante todo el año con una entrada accesible. Por lo tanto,
representa una muy buena opción para todos aquellos que quieran iniciarse en el mundo
de la música clásica y un espacio más dentro de la amplia oferta cultural de la ciudad de
Buenos Aires en el marco de una antigua mansión de la aristocracia porteña. En este
caso, para seguir disfrutando de la magia de estas ocho estaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario