sábado, 5 de julio de 2025

 


Tito Ceccherini, el  Octeto Vocal y La Filarmónica. Protagonístas dele xtraordinario concierto de abono del Sábado 28. Créditos Prensa Teatro Colón con la magnífica captura de Juanjo Bruzza.


rdinaria actuación de Tito Ceccherini al frente de la Filarmónica en el Colón

 

EL REPERTORIO CONTEMPORÁNEO, DE PARABIENES

Martha CORA ELISEHT

 

            Con motivo de cumplirse el centenario del nacimiento del compositor italiano Luciano Berio (1925-2003), el Teatro Colón organizó una serie de conciertos y conferencias en su homenaje. El primero tuvo lugar dentro del Ciclo COLÓN CONTREMPORÁNEO el pasado sábado 28 del corriente, donde participó la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA) bajo la dirección de Tito Ceccherini, con la presencia de un octeto vocal integrado por los siguientes cantantes: las sopranos Sabrina Sosa y Alejandra Cabral; las contraltos Verónica Notro y Griselda Adano; los tenores Esteban Manzano y Luca Eizaguirre y los bajos Federico Trillo y Jonathan Favilla preparados por Rodrigo de Caso para interpretar el siguiente programa:

-          Circulating Oceans (estreno sudamericano)- Toshio HOSOKAWA (1955)

-          Sinfonía para 8 voces y orquesta- Luciano BERIO (1925-2003)

Este concierto contó con el auspicio del Instituto Italiano de Cultura y Barry Editorial, quien brindó las partituras para su realización.

Con un orgánico prácticamente completo que incluyó piano, celesta, órgano y abundante percusión, el concertino Nicolás Favero brindó la tradicional afinación de instrumentos previa al ingreso de Tito Ceccherini para interpretar en calidad de estreno sudamericano Circulating Oceans de Hokosawa, obra en 9 movimientos inspirada en el ciclo del agua, sus movimientos y el proceso de la respiración humana trasladado al lenguaje orquestal. Fue encargada a pedido del Festival de Salzburgo en 2005 y su estreno tuvo lugar en la Groβes Festspielhaus de dicha ciudad por la Filarmónica de Viena dirigida por Valery Gergiev. Según palabras del propio compositor:

“A la vista de los nombres de los movimientos, puede parecer una ilustración musical sobre el ciclo del agua. Pero CIRCULATING OCEANS es más que eso: el ciclo del elemento agua simboliza el ciclo de la vida humana, nuestro apego a la Naturaleza, nuestra búsqueda de la vacuidad, la superación de los límites y la perfección. Intento comprender el sonido como el elemento líquido. Las olas que van y vienen se pueden sentir como la voz de la eternidad”.

    Los 9 movimientos integrantes de la mencionada obra son los siguientes: Introducción, Silent Ocean (Océano silencioso), Waves from the Ocean (Olas del Océano), Cloudscape in the sky (Paisaje de nubes en el cielo), Storm (Tormenta), Waves (Olas), Breeze in the Ocean (Brisa sobre el Océano), The wáter returning to the sky again (El agua retorna nuevamente al cielo) y Mist on the Ocean (Niebla sobre el Océno). Se inicia con un ostinato en cuerdas de estilo minimalista hasta la entrada de maderas y metales, con contrapuntos numerosos entre cuerdas, arpa, celesta y percusión, con numerosos glissandi y trémolos en cuerdas. Estos últimos -en contrapunto con las maderas- dan el efecto sonoro del agua como motivo conductor. La obra presenta una muy buena policromía, crescendi, diminuendi y desarrollo temático, que incluye un bellísimo solo de flauta baja (de sonido más grave que la flauta en Sol) y fagot en contrapunto con el violoncello y el violín -brillantes actuaciones de Horacio Massone, Gabriel Larocca, José Araujo y Nicolás Favero, respectivamente-. No sólo Tito Ceccherini es un especialista en este tipo de repertorio, sino que, además, hizo brillar a la Filarmónica con ese sonido europeo que siempre la caracterizó -y que una ya daba por perdido-. Al final, la melodía se diluye para brindar el efecto sonoro de la niebla sobre el océano. Una magnífica versión, que fue muy bien recibida por el público y coronada por numerosos aplausos.

Oriundo de Oneglia -el mismo pueblo natal de la familia Belgrano-, Luciano Berio fue descendiente de una familia de músicos. Su padre y su abuelo eran compositores y completó sus estudios en el Conservatorio “Giuseppe Verdi” de Milán bajo la tutela de Giulio Cesare Paribeni y Federico Ghedini. Posteriormente, viaja a Estados Unidos para estudiar composición con Luigi Dallapiccola en Tanglewood, donde incursiona en el serialismo. Seguidamente, se traslada a Darmstadt (Alemania) para tomar clases de música contemporánea en los cursos de Verano de Nueva Música, donde conoce a Györgi Ligeti, Karlheinz Stockhausen, Pierre Boulez y Mauricio Kagel. Ahí comenzó su interés por la electroacústica y fundó en 1954 junto a Bruno Maderna el Studio de fonología Musicale en la RAI de Milán, que se transformó en el primer estudio de música electrónica en Italia y de donde salieron obras innovadoras como Thema. Omaaggio a Joyce, basada en “Sirenas” de ULISES y Secuencias, donde conjuga la tradición técnica- interpretativa con desafío de técnicas extendidas y aborda la voz humana en todos sus aspectos como un caleidoscopio de fonemas, gestos melódicos y textos en diferentes idiomas. En 1968 compone “O, King” luego de la muerte del líder religioso afroamericano para 8 voces y orquesta que, posteriormente, se incluye en su obra más famosa: Sinfonía, que data del mismo año y que también está compuesta para la misma formación. En este caso, las voces utilizan amplificación y no sólo cantan de manera entonad, sino que, demás, susurran, gritan y recitan palabras de Le cru et le cuit de Claude Lévi- Strauss mezclado con fragmentos de El innombrable de Samuel Beckett. Su estreno se produjo en Octubre de 1968 por encargo de la Filarmónica de New York con motivo del 125° aniversario de la orquesta mientras se desempeñaba como profesor de composición en la Julliard School of Music, dirigiendo a la mencionada agrupación desde el podio. Se divide en 5 partes y posee un orgánico muy completo -que incluye piano, celesta, órgano, cémbalo y una orquesta de cámara de 8 integrantes ubicada sobre el lado derecho del escenario, en diálogo con el resto de la masa principal. La melodía conjuga atisbos de atonalidad con reminiscencias de compositores como Bach, Ravel (La Valse) y, principalmente, Gustav Mahler, a quien Berio homenajea en el 3° movimiento (In ruhig flieβender Bewegung) insertando fragmentos de sus sinfonías. También inserta fragmentos de La Mer de Debussy y los hilvana con el ensamble vocal y elementos de electroacústica. El ensamble vocal abre el 4° movimiento, mientras que la soprano solista lo hace en el movimiento final, acompañada por la melodía en el piano. Mediante una serie de tutti orquestales enlazados con variaciones sobre el primer tema junto al ensamble vocal, el movimiento se desarrolla hasta que, hacia el final, la música se desvanece hasta desaparecer. La magistral conducción de Tito Ceccherini, la profesionalidad de los músicos de la Filarmónica y el perfecto ensamble de las 8 voces participantes lograron una excelente versión de esta obra tan compleja y difícil, que permitió el lucimiento de todos los artistas. Y, pese a ser una obra contemporánea de las características anteriormente mencionadas, fue muy aplaudida al final de la interpretación.

Una siempre insiste que la renovación del repertorio y la incorporación de este tipo de obras es algo muy enriquecedor para cualquier orquesta sinfónica y este concierto no ha sido la excepción a la regla, sino todo lo contrario. Fue algo que le hizo muy bien a la Filarmónica y le permitió reencontrarse con su sonido típico y característico.


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