miércoles, 2 de agosto de 2017

EXCELENCIA EN SU MAXIMA EXPRESION

Teatro Colón Temporada 2017 Abono Azul, Festival Barenboim, Concierto Inaugural: Actuación de Martha Argerich-Daniel Barenboim (Dúo de Pianos). Programa: Obras de Claude Achille Debussy, Domingo 30 de Julio de 2017.


NUESTRA OPINION: EXCELENTE

Hablar a estas alturas de la inmensa calidad artística de Ntros. Dos máximos exponentes clásicos sería redundar en adjetivos ya expresados de mi parte en las diferentes páginas de Internet en las que me he desempeñado. Aquí en Esta que es Mi página,  sí puedo decir que si hay algo que los caracteriza a ambos es la originalidad de los programas que abordan, los cuales son rara vez escuchados por estas latitudes. Teniendo en cuenta que desgraciadamente Martha Argerich no será de la partida el año próximo, que será “Año Debussy”, Daniel Barenboim decidió abordar junto a Ella un repertorio exclusivo de “Claude de Francia” y El mismo resultó sorprendido con la propuesta de apertura de concierto que Martha le realizó: La transcripción hecha por el Galo de la Obertura de “El Buque Fantasma” de Wagner. La versión nos mostró que si bien estaba la obra aún “en plena horneada”, tuvo características bien Wagnerianas que Barenboim como primer piano (y con tantas versiones de la opera encima) se encargó de resaltar. Y si con el transcurrir de la interpretación uno mentalmente recordaba la partitura orquestal, llegamos a la conclusión de que en verdad ambos parecieron una orquesta completa dada la forma en que se prodigaron en los pianos. El “Steinway Barenboim” mostró sus virtudes al permitirle al Maestro resaltar pasajes y entregar mejores sonoridades.  El apoyo que Martha Argerich brindó desde el Steinway del Colón fue imponente.
 La progresión del recital fue en aumento a medida que se iban abordando las obras. Y es así que nos encontramos ante una bellísima versión de “Séis Epígrafes Antiguos”. Obra de 1915 delicada e introspectiva en donde ambos desarrollaron maravillosas filigranas y detalles de exquisita técnica. Aquí encontramos tres momentos fundamentales. En el primero de ellos “Para Invocar a Pan, Dios del Viento de Verano”, el más extenso de todos en donde Argerich desarrolló todas las delicadezas en grado extremo.  El quinto “Para la Gitana  ” con un juego mutuo de colores que motivó la primera reacción encendida del público que aplaudió al final de ese tiempo. Y el séxto y último “Para Agradecer a la Lluvia en la Mañana” que cierra la obra  con la música “Flotando en el ambiente” lo que dejó a gran parte de la asistencia desconcertada y aquí una acotación. Gran parte de la audiencia estuvo conformada por público “neófito” que seguramente atraído por el magnetismo que ambos irradian concurrió al Colón en espera de un repertorio íntegramente conformado por obras brillantes y no tuvo la capacidad para comprender la clase de repertorio que Ntros. Artístas estaban desplegando en el escenario. Solo así se puede entender la corta salva de aplausos que retribuyó  a la versión.
 Y el cierre de la primera parte incluyó una nueva versión de “En Blanco y Negro” que ambos ya abordaran en el recital del 2015. Y esta versión tuvo mucha mas intensidad que la primera, juegos tímbricos,  mayor entendimiento entre ambos, con lo que tuvimos una fiesta absoluta de sonido.
  La segunda parte tuvo un desarrollo espectacular, con una inceríble versión de “Preludio a la Siesta de un Fauno” con Martha llevando el discurso que en la Orquestal está reservada a la flauta y nuevamente las sutilezas a la orden del día. Tambien aquí fueron una orquesta.

  “Lindaraja” es un muy interesante trabajo, evocativo de la Alahambra en Andalucía, región a la que tanto escribió y tanto describió.  Es una composición trabajada a partir de una habanera y aquí una faena  de “paladar negro” por parte de ambos.

 Y el remate con una imponente versión de “El Mar”,  en la que volvieron a ser una Orquesta y que nos dejó un gran recuerdo. Barenboim llevando el discurso y Argerich sosteniendo. Excelencia absoluta.

  Barenboim sostiene que para interpretar “El Mar” deben previamente trabajarse los “Nocturnos”. Pues bien, el único “bis” fue la transcripción de Ravel (de quien este año se cumplen ochenta años de su fallecimiento) para dos pianos de “Nuages”, primero de los tres Nocturnos para Orquesta. Pleno de sutilezas, cerró una tarde maravillosa, solo para entendidos, quizás por eso ya estaba todo dicho, aunque muchos siguieran esperando brillo. ¡Pobres!.


Donato Decina

No hay comentarios:

Publicar un comentario