domingo, 27 de agosto de 2017

UN VENDAVAL INTERPRETATIVO SOBRE EL ESCENARIO DEL COLON

Teatro Colón, Ciclo “Colón Contemporáneo”, presentación del Pianista Nicolás Hodges. Programa: Obras de Salvatore Sciarrino y Doménico Scarlatti. 23 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  Este concierto que “Colón Contemporáneo ha ofrecido tuvo la virtud de mostrarnos el crecimiento artístico de Salvatore Sciarrino.  El vehículo ideal para este recorrido fue el  pianista Ingles Nicolás Hodges, quien se nos reveló como un interprete absolutamente consustanciado con la obra del reconocido creador Italiano, al punto tal que Este le dedicó sus “Dos Nocturnos Crueles” (“Due Notturni Crudeli”), obra del 2001, junto a la que se incluyeron las Cinco Sonatas que van desde 1976 a 1994. Junto a todos ellos, se intercalaron sonatas de dos períodos bien diferenciados de Doménico Scarlatti las K 69, K84, K502 y K 532 . Estas obraron como separadores entre las obras contundentes de Sciarrino, algo así como un bálsamo, un descanso en el teclado, al que también matizó al permitir el interprete aplaudir entre obras, lo que le posibilitó incorporarse y caminar unos metros entre el Piano y el Backstage, aumentando así esa necesaria distensión. Entiendo que no fue casual el orden en que intercaló las sonatas, partiendo de la Nº 2, obra de 1983, incisiva sí, pero que conserva notoria influencia aún de los grandes creadores italianos de siglo veinte. Recuérdese que aquí estamos ante un Sciarrino de treinta y tres años y es probable que aún persistieran esos detalles señalados. La segunda sonata abordada fue  la Nº 1 de 1976, muy sutil, que en nadia presagia lo que años después sobrevendría. El Cierre de la primera parte le cupo a la Nº 4 de 1992 y aquí el Sciarrino que todos conocemos, arrollador, sin concesiones, sin respiro alguno al oyente, demoledor y un primer detalle que es que el interprete se calza guantes de manejo (esos que dejan  los dedos al descubierto) y de esa manera debe ejecutarla. Hodges aquí realizó una verdadera proeza y en cuanto a Scarlatti (de las que abordó las K502 y K84), fue muy correcto, con buena digitación y grato sonido.

  La segunda parte abrió con la Sonata Nº 5 de 1994 con juegos tímbricos, trabajo sobre una persistente melodía, la que surge en medio de las sonoridades mas enérgicas y aquí otra formidable entrega del solista, que reiterará en la Sonata Nº 3 (Esta también comn los “guantes” colocados) y cerrar la descomunal faena con los antedichos “Due Notturni Crudeli” que enfatizaron aun mas el credo compositivo de Sciarrino, capaz  de pasar de los sonidos mas violentos a las formas mas apaciguadas que precisamente cierran ambos nocturnos y entre las tres “criaturas” las K69 y K.532 de Scarlatti, que completaron el ideal de concierto y revelaron a un formidable interprete.


Donato Decina

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