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sábado, 18 de agosto de 2018
CUARENTA Y OCHO HORAS INOLVIDABLES
Siempre vuelven al recuerdo funciones presenciadas, espectáculos inolvidables por una o varias razones, artistas valorados o queridos por el público presentándose en determinadas circunstancias. Lo cierto es que los días transcurridos entre el 11 y el 13 de Agosto de 2018 quedarán guardados en las retinas, oídos y memoria de quienes hayan podido presenciar la impresionante seguidilla de conciertos, tres de ellos de primerísimo orden mundial, marcando junto al Festival Barenboim de Julio pasado, la Gala Internacional de Danza “Evolution” y las funciones del Ballet “La Viuda Alegre”, el punto mas alto de la presente temporada, la que a pesar de que restan las visitas de algunos artistas de importancia, difícilmente pueda superar el nivel de lo apreciado en estos días. Muchos memoriosos recordaron a propósito de esta verdadera maratón, a un Domingo de 1980 en el que por la mañana se presentó en la sala del Colón Zubin Metha junto a la Filarmónica de Israel, para dar paso luego a la función de Domingo vespertino de “Los Cuentos de Hoffmann” de Offenbach con puesta de Tito Capobianco y protagónico de Stewart Burrows, para luego culminar por la noche con el recital de Renata Scotto. Mas acá en el tiempo, hubo un Domingo pero en 1987 en el que luego de la función vespertina de abono de “La Fiamma” de Ottorino Respighi, la Filarmónica de New York junto a, nuevamente, Zubin Metha se presentó por la noche en el Ciclo del Mozarteum. Por supuesto valores de indiscutible calidad. ¿Y ahora?.
Si quisiéramos enumerar lo apreciado en la forma de un gran banquete, la entrada estuvo compuesta por el Concierto que brindó el Sábado 11 por la noche la Orquesta Sinfónica del S.O.D.R.E. de Montevideo (Uruguay) en la sala Sinfónica del CCK. Guiada por su joven titular, Diego Naser, además violinista integrante de la West Eastern Divan que comanda justamente Danel Barenboim. Junto a El, nuestra bien conocida Eiko Senda, para interpretar juntos tres canciones del ciclo “El Cuerno Mágico de la Juventud” de Gustav Mahler, basadas en el poemario de ese nombre de Armin y Brentano. Ahí comenzó la grata sorpresa cuando comenzamos a apreciar a una Orquesta muy bien trabajada, chica en orgánico, pero con una enjundia capáz de suplir una mayor cantidad de instrumentistas con la entrega mas generosa y apreciar la capacidad del Director, el que está haciendo un trabajo con el conjunto verdaderamente formidable, realzando todos los planos sonoros, extrayendo los detalles mas sutiles y logrando lo que se propone. Senda por su parte, realizó una labor vocal sin fisuras, aun cuando el registro femenino mas adecuado para esta obra sea para Mezzosoprano. De cualquier forma, sea saludada ésta muy buena versión. Una estupenda interpretación de la Sinfonía Nº 4 “Romántica” de Anton Bruckner, aparentemente en la versión de 1874 coronó la noche, con dos movimientos finales dignos del mayor elogio, en donde el conjunto dio lo mejor de sí y Naser rematando una labor formidable. Bien vale entonces esta inclusión como comienzo de momentos verdaderamente inolvidables.
El primer “Plato Principal” fue el debut de Anna Netrebko en Colón junto a su esposo, el tenor Yusif Eyvazov y junto a ellos, La Estable de la Casa, bajo la conducción del joven Director Italiano Jader Bignamini. Grata sorpresa fue Eyvazov, dueño de una muy potente voz. No poseerá un timbre muy bello, pero le sobran condiciones y agallas. Cumplimentándose ambos de manera estupenda en el dúo del final del primer acto de “Otello” de Verdi, la primera parte estuvo consagrada al genio de Roncole, con Bignamini revelándose como un muy buen conductor en una muy buena versión de la Obertura de Nabucco, para dar paso a Netrebko en una fragmento de una de sus actuales creaciones: Lady Macbeth, con el recitativo “Nel di della Vittoria” y el posterior “Vieni t’affretta” que hizo estallar al público en la primera ovación de la tarde. Eyvazov demostró coraje y fuerte presencia escénica al encarar el “Ah si ben mio “ de “Il Trovattore” junto a “Di quella pira” hecha en el original de doble “Caballetta” ganándose de este modo al público que comenzó a responderle con simpatía. La obertura, muy bien interpretada por la Estable (Con pleno lucimiento de sus solistas), fue el pié para que Netrebko hiciera una antológica versión de “Pace, pace, mio Dio”, en el que entregó todo. Eyvazov demostró sus cualidades una vez mas en “Cuando le sere al placido” de “Luisa Miller” y cerrar la primera parte con el brindis de “La Traviata”, diciéndonos de esta forma que no se caería en el facilismo en los bises del final.
La segunda parte tuvo dosis de verismo y algunos agregados cambiando la programación original presentada.
Comenzó con la parte final del dúo del primer acto de Cio-Cio-San y Pinkerton de “Madama Butterfly” de Puccini. Aquí a Eyvazov se lo percibió asentándose en la interpretación del rol a tal punto que lo hizo con partitura, tal vez en el punto mas flojo de la tarde. Netrebko en cambio con absoluto dominio de la situación, los tiempos y la interpretación. Un buen intermezzo de “Cavalleria Rusticana”, dio el pie para que luego Netrebko acometa con el Vals de Nedda de “I Pagliacci” encarado de lleno sin el fragmento previo. El “Improviso” de “Andrea Chenier” mostró a Eyvazov comprometido con los papeles heroicos en los que evidentemente se siente cómodo. Un impecable intermezzo de “Manon Lescaut” en el que Bignamini le extrajo el jugo a la Estable, dio paso a los dos momentos centrales, el “Vissi D’Arte” con una Netrebko insuperable que hizo “Rugir” al Colón y Eyvazov con “E’Lucevan le Stelle”, expresada con noble sentimiento. El preludio del primer acto de “Carmen” no previsto inicialmente, dio paso al cierre formal con la escena final de “Andrea Chenier”, en donde ambos se prodigaron haciendo nuevamente estallar al público. Netrebko demostró con creces su valía. Su Voz de un caudal portentoso muy bien administrado, su bello timbre, su garra interpretativa y el dominio de la escena, transitaron con holgura el escenario del Colón. Eyvazov , lo dicho, fue la grata sorpresa, con total entrega en el escenario y Bignamini, con su labor al frente de la Estable, demostró que es una batuta a ser tenida en cuenta por el Colón. Dos momentos de los bises se destacaron. Un fragmento de “la Princesa Gitana” de Kalman en la que Netrebko hizo gala de su interpretación y “Nessum Dorma” de “Turandot” en el que el tenor se dio su lugar. El Cierre con “O sole mio” en el que con generosidad absoluta los interpretes compartieron en el escenario junto a cantantes locales fue el broche de oro ideal a una de las grandes tardes de la historia del Colón.
El segundo plato rincipal, fue inmedatamente después del recital Netrebko-Eyvazov del Colón, la presentación de Martha Argerich en la Sala Sinfónica del CCK, en dúo de pianos con Graciela Reca, una extraordinaria pianista a la que hacía mucho tiempo no la escuchaba. Una programación de mucho compromiso, tal la costumbre de Ntra. Consumada interprete, que comenzó Con la Sonata para Piano a cuatro manos K. 521 de Mozart, con Reca llevando el discurso y Argerich como sostén, fresca, vital y absolutamente extrovertida. para seguir con la versión para Piano a Cuatro manos de la Sinfonía Nº1 “Clásica” de Prokofieff, aquí si ya con Argerich como primer piano y Reca como sostén, para una versión chispeante, colorida y plena de sonoridad en donde ambas fueron “La Orquesta”.
La segunda parte nos encontró con una fantástica versión de la “Petite Suite” de Claude Debussy, con ese “halo” misterioso que contiene la música, soberbiamente llevada por ambas y un cierre con la versión que el propio Serguei Rachmaninoff transcribiera para dos pianos de sus “Danzas Sinfónicas” Op. 45, exxpuestas de manera colosal. Argerich sorprende en cada propuesta y mantiene su energía a pleno en el escenario. Temperamental, con una entrega formidable, encontró en Reca a una compañera ideal de muy buen toque y depuradísima técnica. Recital estupendo que se vio coronado con el adicional de un rondó de la Sonata en Re para Piano a Cuatro manos de Mozart para que la fiesta del sonido sea completa.
Y el Postre vino el Lunes 13 de la mano de Maxim Vengerov junto a Vag Papian en Piano para el Ciclo del Mozarteum en el Colón. Una vez mas este gran interprete Ruso deleitó al público en la sala del Colón junto a un extraordinario pianista. Papian hace lo suyo con una solvencia admrable, estupenda técnica y se convierte en el contrapeso ideal para Vengerov.
El comienzo mostró al Brahms mas personal e intimo con la Sonata para Violin y Piano Nº 3 en re menor, Op. 108. Aquí Vengerov fue un exquisito interprete que llevó el discurso sonoro al extremo máximo. Intimo como en el segundo movimiento, apasionado en los movimientos de punta y ágil y virtuoso en el tercero. Cerró la primera parte con la Sonata para Violín y Piano N 2 en Fa menor del op. 6 de Georges Enesco en donde ambos se cumplimentaron a la perfección , con un cierre exquisito hecho con la mayor sutileza.
El punto de mayor expresividad se tuvo con la Sonata para Violin y Piano Nº 2 en Sol Mayor de Maurice Ravel, llena de escollos sorteados con la mayor facilidad por parte de ambos, con un movimiento central en tiempo de Blues mostrado de manera sencillamente Brillante y un cierre electrizante que rápidamente movilizó al auditorio. Y entonces Vengerov se movió a sus anchas con una extraordinaria “Havanaise” en Mi mayor, del Op. 83 de Saint-Saëns y cerrar con ese verdadero “Pezzo-Grosso” que es la Introducción y Rondó Caprichoso en La menor, del op. 28, en una versión decididamente electrizante.
Hubo generosidad en los bises, aun cuando con el último compas de Saint-Saëns, el publico de platea emprendió parcialmente la retirada, sin que sepamos los motivos de tanto apuro: “Caprice du Soir” de Kreisler (Verdaderamente una joya), un notable Faure y un cierre a todo lujo con la Danza Hungara Nº 2 de Brahms.
No recuerdo semejante riqueza artística en tan pocas horas en Ntras. dos salas emblemáticas de la Música Clásica, y quizás sea para la Sinfónica del CCK su consagración definitiva de la mano de Ntros, dos máximos valores. Y por mi parte la felicidad de haber sido privilegiado testigo de semejantes acontecimientos y poder compartir esta experiencia junto a todos Uds.
Donato Decina
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