Insólito pedido del Teatro Colón a sus abonados
EL COLMO DE LA
DESFACHATEZ
Martha CORA ELISEHT
A raíz de la suspensión de
actividades artísticas en los más importantes teatros del mundo por la pandemia
mundial de coronavirus COVID-19, los teatros líricos más importantes del
planeta han enviado mails a sus abonados con motivo de la devolución del
importe de sus entradas. Al no saber por cuánto tiempo más seguirá el
aislamiento social preventivo en todo el mundo, las instituciones tampoco saben
cuándo podrán volver a abrir sus puertas al público. Por lo tanto, y pese a las
terribles pérdidas económicas, se decidió optar por una medida justa y certera.
El Teatro Colón también optó por
enviar mail a todos sus abonados, pero lo hizo con una salvedad: invitando a
los mismos a donar el importe de sus localidades o al reintegro de las mismas
por espectáculos que no se han brindado, según se desprende textualmente del
mensaje recibido el pasado 11 de Abril, que se muestra a continuación:
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Si el Teatro Colón fuera un
organismo totalmente independiente y no recibiera apoyo económico alguno del
Estado, la propuesta presentada por su directora general sería justa y loable.
Pero no hay que olvidar que depende del Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (CABA) y, por lo tanto, recibe un presupuesto abultado: sobre
todo, si te tiene en cuenta quiénes son sus principales socios patrocinantes. No
hace falta enumerarlos, porque figuran en todos los programas de mano De ahí que no sepan usar adecuadamente el mencionado recurso es otro tema.
Quien escribe nunca se cansa de
decir –tanto dentro como fuera del programa- que pese a ser el distrito más
rico del país, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se gasta mucho dinero y se
lo despilfarra. Prueba de ello son las numerosas -y escandalosas- licitaciones suscintas en
estos días a raíz de la compra de barbijos a un costo exorbitante o de la
contratación de hoteles para que los pasajeros provenientes del exterior del
país cumplan con las medidas de aislamiento social hasta poder regresar a su
sitio de origen, en detrimento de los que menos tienen dentro del ejido
municipal.
Por otra parte, desde la sanción de
la denominada Ley de Autarquía
–promulgada con el aval de la Legislatura Porteña- , se aprovecha –entre otras
cosas- la utilización del Teatro Colón para realización de eventos
empresariales, cenas de gala, desfiles de modas o espectáculos que no tienen
nada que ver con el fin para el cual fue creado el mismo (Ciclo “Los Únicos”,
“Star Wars” o similares), o con la incorporación de una colonia de vacaciones o
el denominado “Colón para Bebés”. Los costos de estos eventos son muy caros y
en numerosas ocasiones, los precios de las entradas de espectáculos
supuestamente populares son inaccesibles para el público. Por lo tanto, ¿dónde
queda el concepto de “Colón para Todos”, defendido por sus actuales autoridades
hasta el cansancio?.... Frase hecha, pero no real.
Si sus autoridades desean realmente renovar el
público del teatro y que los niños se interesen por la música clásica, hay
otras maneras de hacerlo. Se eliminaron a partir de este año los descuentos
para jubilados en los Abonos –cuando este segmento poblacional representa históricamente
un alto porcentaje del público asistente-
y con el correr del tiempo, también se eliminó el Abono para Estudiantes
Secundarios, que permitió que durante muchos años los jóvenes tuvieran acceso a
la música clásica. Muchos de los actuales periodistas especializados en el tema-
entre otros, esta cronista- han sido
fruto de esa alternativa otrora tan exitosa.
Por otra parte, la epidemia de COVID-19 ha
perjudicado al personal que se desempeñaba en las visitas guiadas. Justo antes
de la promulgación del Decreto de Necesidad y Urgencia por el Gobierno Nacional
impidiendo los despidos durante la cuarentena,
la empresa ETERNAUTAS cerró abruptamente su convenio con el Colón
aduciendo falta de pago por sus servicios. El resultado es que alrededor de 50
empleados perdieron su trabajo de un día para otro y como consecuencia de la
tercerización, tampoco tuvieron representación por parte de algún sindicato o
agremiación que pudiera ejercer su reclamo en defensa de su fuente de trabajo.
Un claro ejemplo de precarización laboral.
Debido a la llegada del verano y posteriormente, la
suspensión de actividades por la pandemia, parece haberse olvidado la situación
que los Cuerpos Estables del Teatro tuvieron que afrontar durante el pasado mes
de Diciembre. Las continuas protestas de los bailarines enarbolando sus
carteles al término de las funciones de “EL LAGO DE LOS CISNES” más los
conciertos por parte de la Orquesta Estable y la Filarmónica de Buenos Aires en
la entrada de la calle Libertad fueron una muestra de la delicada situación que
sus artistas vienen atravesando. Por lo tanto, el Colón también es un fiel
reflejo dentro de lo que pasa en la CABA: se gasta mucho y mal.
Cuando la situación financiera viene bien barajada y
hay ganancia, todo va bien. Pero cuando hay una crisis económica agravada por una epidemia y se está en época de vacas flacas, quienes
ejercen la función pública tienen que demostrar que saben administrar. No sólo
son incapaces de hacerlo, sino que además, apelan a la buena voluntad del
abonado. Si tuvieran un poco de dignidad, renunciarían a su cargo y dejarían
que otra persona capacitada lo hiciera, o al menos, que supiera administrar los
recursos. Pero ni siquiera eso, sino todo lo contrario. Asumieron una actitud digna de una caterva de
impresentables.
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