sábado, 11 de abril de 2020


COLUMNA DE OPINIÓN
LA REINA VA DESNUDA
Martha CORA ELISEHT

            Cuando una era chica, las enfermedades infectocontagiosas comunes de la infancia –entre las cuales, se encontraban el sarampión, la varicela y la rubéola- no tenían vacunas preventivas. Por lo tanto, cuando había una epidemia, había que aislar al enfermo durante 40 días –o más-, guardar estricto reposo en cama,  lavar con lavandina los utensilios que utilizaba y cambiar la ropa de cama una vez por semana. No sólo porque se transpiraba mucho al ceder la fiebre, sino también porque en el caso de la varicela, se desprendían costras una vez que curaban las ampollas características de la misma. ¡Ésas sí que eran realmente cuarentenas!
            Para colmo de males, no existía la televisión por cable y mucho menos, los canales infantiles. La televisión recién comenzaba a las 11 de la mañana, donde una se deleitaba con los dibujos animados antes de continuar con Los Tres Chiflados o “El Zorro”. Por ende, no había mucho para elegir hasta las 17 horas –coincidente con el horario correspondiente a la salida del colegio y la hora de la merienda-, donde BATMAN era el rey indiscutido del rating. Por suerte, los niños contaban con la ayuda de los libros y las revistas infantiles para pasar la cuarentena en reposo estricto lo mejor posible cuando estaban enfermos.
            Hablando de cuentos infantiles, ¿se acuerdan de “EL TRAJE DEL EMPERADOR”, de Hans Christian Andersen?.... En su relato, los sastres convencían al emperador de la China de  confeccionarle el traje más hermoso del mundo. Hasta que llega el momento de lucirlo en el más importante de los desfiles. Obviamente, nadie se percata que el Emperador va desnudo, hasta que la mirada inocente de un niño devela el misterio y descubre el engaño.
            En realidad, Andersen no era un escritor de cuentos infantiles, sino un perfecto retratista de la hipocresía de la sociedad danesa de la época narrada en forma de cuento. Independientemente de ser fantásticos y de estar magistralmente escritos, son cuentos para adultos, que llevan implícitamente una profunda crítica y un mensaje a la sociedad.
            Ahora, ¿qué relación existe entre el cuento de Andersen y la pandemia actual?....
            Entre otras cosas, el COVID-19 puso de manifiesto el colapso de los sistemas de salud en el mundo. La falta de camas, respiradores y otros insumos médicos para atender a la población afectada ha determinado que –lamentablemente- haya habido mayor número de muertos en los países más afectados. El aislamiento social y la cuarentena no evitan que haya contagio ni circulación local del virus, pero quedó demostrado que merman ostensiblemente el riesgo de contagio.  De paso, da tiempo a que el sistema de salud tome los recaudos pertinentes, la planificación eficaz y efectiva no sólo para administrar correctamente los elementos de protección y los recursos, sino también para prepararse adecuadamente en esta época, donde las bajas temperaturas correspondientes a los meses de otoño e invierno favorecen la replicación y circulación virales y por ende, contribuyen a aumentar el número de contagios. Por lo tanto, no es momento para relajar la cuarentena, sino para fortalecerla. 
            En los países donde no se actuó a tiempo, la Reina Salud está completamente desnuda, mientras que en Argentina, insinúa algunas imperfecciones –al estilo de una striper- , pero sin mostrar su desnudez. No obstante, todavía se está a tiempo para corregir las falencias. Afortunadamente, el hallazgo del genoma de tres cepas de COVID-19 circulantes por parte del Instituto Malbrán en el país va a permitir no sólo fabricar tests, sino también la obtención de tratamientos o la tan ansiada vacuna contra este mal. Que al igual que el niño del cuento de Andersen, ha revelado la desnudez de la reina.

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