lunes, 18 de enero de 2021

 

Inicio de Temporada “Fin  de Semana a Puertas Abiertas” en el Centro Cultural Kirchner

 

¡INCREÍBLE QUE NO TOQUEMOS POR ZOOM!

Martha CORA ELISEHT

 

            La frase mencionada por Pablo Fenoglio resultó sumamente apropiada para titular esta nota sobre el Ciclo “Fin de Semana a Puertas Abiertas” organizado por el Centro Cultural Kirchner (CCK), en cuya Sala Sinfónica tuvo lugar el pasado domingo 10 del corriente el concierto inaugural de dicho Ciclo a cargo del grupo de cámara VIENTO SUR, formado por los trombonistas Pablo Fenoglio, Carlos Ovejero, Enrique Schneebell y Jorge Urani, quienes integran las orquestas sinfónicas más prestigiosas del país. Los dos primeros son solistas de trombón tenor en la Estable del Colón y Sinfónica Nacional respectivamente, mientras que los dos segundos, de trombón bajo en la Estable del Colón y la Sinfónica de Córdoba respectivamente.

            El programa comprendió las siguientes obras: Microquad de Roberto Pintos; Tres canciones suecas de Mogens Andressen; Concertino para cuatro trombones y órgano de Jan Koetsier –con la participación de Leonardo Petroni en órgano-; Mano de Obra de Sonia Possetti y Viento Sur –compuesta especialmente por encargo y que da el nombre al conjunto- de Noelia Escalzo.

La mencionada agrupación de cámara se formó en 2002 y se caracteriza por presentar un  estilo innovador, un sonido versátil y a su vez, compacto y contundente, muy bien equilibrado. No es fácil imaginar un repertorio para dicho instrumento fuera de la gran orquesta sinfónica o del jazz, del cual Glenn Miller fue su mayor exponente. Realiza numerosas giras internacionales y ha participado en los principales festivales para dicho instrumento en Estados Unidos (Salt Lake City en Utah, Fort Myer en Virginia y Austin y Lubbock en Texas, entre otras ciudades) y en Brasil (Segundo Festival “Carlos Gomes”, Campinas) desde 2008 hasta la fecha. También han realizado numerosas giras por el interior del país y actuaron junto a las orquestas más importantes (Sinfónica de Córdoba, Santa Fe, Rosario y Orquesta de la Universidad Nacional de Tucumán). Asimismo, han ofrecido numerosas clases magistrales en las universidades más importantes de Estados Unidos desde ese mismo año. Ha grabado dos discos: Del sur y otros aires (2008) y Tango (2010) con obras para cuarteto de trombones de diversos compositores argentinos (Gerardo Gardelin y Gerardo Schiavon) y otros autores como Jan Koetsier, Irvin Wagner y Duvensky. Precisamente, el concierto para cuatro trombones y orquesta de Gardelín fue estrenado por la agrupación junto a la Orquesta Sinfónica de Oklahoma en Stillwater (Minnesota, Estados Unidos) en 2017.

Como en todos los espectáculos que ofrece el Centro Cultural Kirchner, se cumplió estrictamente con el protocolo sanitario en vigencia y se agregaron cuatro mamparas de acrílico transparentes para proteger mejor a los músicos, quienes ingresaron al escenario provistos de sus respectivos barbijos, que se quitaron luego de haber saludado al público. Tras la ejecución de Microquad, Pablo Fenoglio tomó el micrófono y mencionó la frase que encabeza esta nota. Agradeció profundamente la presencia del público y solicitó un aplauso no sólo para los profesionales de la salud, sino también a la audiencia por haber estado ausente tanto tiempo de las plateas apoyando a los artistas. Brindó ilustraciones musicales para explicar la diferencia entre un trombón tenor y un trombón bajo –Enrique Schneebell ejecutó el solo de La Cabalgata de las Walkyrias de Wagner, mientras que Carlos Ovejero hizo lo mismo con In the Mood (de Buen Humor) de Glenn Miller- y dio una breve reseña de cada una de las obras comprendidas en el programa.

La mencionada obra del compositor argentino Roberto Pintos está escrita a modo de canon en ritmo de malambo,  donde el trombón bajo marca el ritmo y el tenor ejecuta la melodía. Posteriormente, los roles se invierten, lo que permite apreciar las diferentes texturas expresivas del instrumento. Una obra dinámica, ágil y placentera para los oídos. Seguidamente se ejecutaron las Tres canciones suecas del compositor danés Mogens Andressen: Quién puede para el viento –más conocida como La mar estaba serena- , Coral  y Marcha de Appelbro. En la primera de las tres, el trombón bajo –con sordina- introduce la melodía y se acopla el resto –todos con sordina, que se quita posteriormente para poder apreciar el sonido pleno del instrumento- y luego, la tendencia se invierte. La segunda es un adagio en tono menor donde los trombones forman un canon con un sonido muy bello, compacto y a la vez, solemne. Posteriormente, la melodía rota a tono mayor, con reminiscencias de los himnos daneses de Grundvigt (En rose så jeg skyde y Cabeza ensangrentada, que se canta con motivo de la Pasión de Cristo en Viernes Santo), mientras que la tercera es una melodía basada en temas típicos del folklore sueco, con reminiscencias de Midsommarvaka (Rapsodia Sueca n° 1 de Hugo Alfvén) y ribetes de jazz en su desarrollo.

Seguidamente, Pablo Fenoglio hizo la presentación de la obra de Koetsier (1911-2006), cuyo título original es Concertino  para cuatro trombones y orquesta, adaptada para órgano por Sebastián Aschenbach y Leonardo Petroni. Consta de 3 movimientos: Allegro/ Adagio/ Allegro scherzando y comienza con un canon a 4 voces a cargo de los trombones con una melodía de características barrocas en tono menor hasta la introducción del órgano, que la repica en tono mayor. En un determinado momento de su desarrollo, los trombones utilizan sordina, que quitan casi inmediatamente antes de la repetición del tema principal. Leonardo Petroni logró un muy buen sonido en los agudos, que contrastó muy bien con los graves proporcionados por el cuarteto. En el Adagio, el órgano introduce el tema y es seguido por el trombón bajo con sordina, que se quita posteriormente para el desarrollo del tema principal- muy buen desempeño de Jorge Urani y Enrique Schneebell al respecto-. Posteriormente, el trombón mayor –a cargo de Pablo Fenoglio- introduce el tema y el órgano lo desarrolla, logrando una musicalidad prodigiosa. La obra culmina con una monumental fuga a cargo del órgano en el Allegro scherzando, donde Leonardo Petroni supo ejecutar en forma admirable el órgano Kreis, mientras que el cuarteto de trombones interpretó una magistral cadencia en la recapitulación.

La última parte del concierto estuvo dedicada a obras de dos compositoras de tango argentinas: Mano de Obra de Sonia Possetti –ganadora del Premio KONEX en su género- , donde el cuarteto logró un sonido compacto, muy bien equilibrado y agradable en una adaptación para trombones. Y cerró con Viento Sur, de la cordobesa Noelia Escalzo, que lleva su nombre en homenaje a los vientos argentinos. Sus cuatro movimientos son: Pampero, Zonda, Zosquil y Sudestada. El primero está escrito en ritmo de tango, donde el trombón bajo marca el ritmo –muy buena labor de Schneebell- y los tenores, la melodía. Es muy difícil tocar tango con instrumentos de viento, pero el cuarteto lo hizo de manera admirable. El segundo movimiento es en tono menor y posee reminiscencias de Verano Porteño de Piazzolla, pero con un estilo muy personal, que permite apreciar los diferentes sonidos de los instrumentos. Aquí se lució Carlos Ovejero como trombón mayor.Mientras que el 3° movimiento es más lento y en ritmo de tango, el 4° (Sudestada) es una mezcla entre milonga y candombe, donde el bajo marca el ritmo y los tenores, la melodía. La labor del cuarteto fue excelente y el público respondió con un aplauso cálido y sostenido. Y como en todo buen concierto de cámara, no podía faltar un bis: una versión exquisita de La muerte del ángel de Astor Piazzolla –en homenaje al cumplirse el centenario de su nacimiento-. Carlos Ovejero introdujo la característica fuga del compositor, mientras que Pablo Fenoglio tuvo a su cargo el tema lento, donde cada uno hizo sus respectivas variaciones con una musicalidad impresionante, que fue la principal característica que marcó este concierto.

El ciclo continuará durante todo el mes de Enero y no sólo se ofrecerán conciertos de música clásica y popular, sino también muestras y exhibiciones de fotografía y artes plásticas. Y de paso, brindar la posibilidad de conocerlo tanto a locales como a turistas. Una muy buena propuesta del CCK de ofrecer una Temporada de Verano durante Enero para enriquecer la oferta cultural de una Buenos Aires en tiempos de pandemia.     

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