lunes, 18 de enero de 2021

 

Impresionante producción de “I PURITANI” desde el Metropolitan de New York

 

UN DEBUT DE LUJO

Martha CORA ELISEHT

 

            Ha comenzado el 2021. Sin embargo, el Metropolitan Opera House de New York permanece con su temporada cancelada hasta 2022 con motivo de la segunda ola correspondiente a la pandemia mundial de coronavirus COVID 19. Por lo tanto, seguirá con sus habituales transmisiones por streaming sobre diferentes temáticas. Comenzó el 1° de Enero con la Pavarotti Week y continuó con la semana de rivalidades épicas (Epic rivalities), dentro de la cual tuvo lugar la reposición de I PURITANI de Vincenzo Bellini (1801-1835) el pasado viernes 8 del corriente que data de 2007, con puesta en escena de Sandro Sequi, escenografía de Ming Chou Lee, vestuario de Peter Hall e iluminación de Sharon Thomas. La dirección orquestal estuvo a cargo de Patrick Summers, mientras que Raymnod Hughes tuvo a su cargo la del Coro de la institución. Pero además, contó con más de un valor agregado: marcó el debut de Anna Netrebko sobre el escenario del gran teatro lírico neoyorquino y contó con la presencia de Beverly Sills –gran intérprete de este rol-  como presentadora invitada. Renée Flemming actuó como presentadora y realizó entrevistas a los protagonistas durante los intervalos.

            Además de la mencionada soprano como Elvira, el elenco estuvo integrado por los siguientes cantantes: Eric Cutler (Arturo Talbot), Franco Vasallo (Riccardo), John Relyea (Giorgio, hermano de Elvira), Valery Ruminski (Lord Walter, tío de Elvira y Giorgio), Eduardo Valdes (Bruno) y María Zifchak (Enrichetta de Francia).

La última ópera del cisne de Catania fue compuesta durante el último año de vida del compositor y se estrenó en Enero de 1835 en el Teatro Italiano de París, con libreto de Carlo Pepoli sobre el drama Têtes rondes et cavaliers de Jacques François Ancelot y Boniface Saintine. Sin embargo, algunos autores indican que también se basó –en parte- de la novela Old Morality de Sir Walter Scott, ya que narra los hechos políticos que ocurren en la obra y el lugar donde transcurre la acción, acorde a su título original (I PURITANI DE SCOZIA, LOS PURITANOS DE ESCOCIA). Tuvo un éxito rotundo desde su estreno y representa un verdadero desafío para los cantantes por la gran exigencia vocal e histriónica durante los tres actos que comprende la misma. Por eso se representa escasamente en la actualidad.

La escena está ambientada en 1650 en Escocia y se montó no sólo una puesta en escena clásica –donde los personajes entran y salen por escaleras de la ciudadela donde transcurre la obra y sus patios- , sino que contó con un gran despliegue escénico donde abundaron los figurantes que encarnaron a los puritanos y a los soldados de Cromwell, además de un magnífico vestuario de época, rico en cuellos con encajes para los caballeros y cofias para las damas. Los puritanos lucieron vestimentas oscuras con cuellos blancos, mientras que los soldados, yelmos de metal y lanzas. La caracterización de los personajes fue estupenda y los cambios de escena se lograron mediante un telón pintado en tonos de gris durante el 1° Acto y para el resto, mediante claroscuro en la iluminación. Esto fue aún más evidente durante la famosa Escena de la locura de Elvira en el 2° Acto, mientras que se centra sobre los protagonistas durante el encuentro entre Elvira y Arturo en el 3°. Una superproducción digna del Met, abundante en recursos y caracterizada por los detalles de lujo y buen gusto, traducidos a la perfección en el fastuoso vestuario de los principales protagonistas.

Pätrick Summers demostró ser un profundo conocedor de la obra de Bellini, brindando brillo, temperamento y luminosidad a la orquesta, haciendo hincapié en los momentos más dramáticos de la obra para que el bel canto pudiera lucirse en todo su esplendor. En este tipo de óperas, el Coro juega un rol fundamental, ya que sirve de marco vocal y actúa como un protagonista más en todo el repertorio belcantista. Por lo tanto, su participación ha sido decisiva y se lució desde el comienzo de la obra (“Quando la trompa silba”) y siguió ante el compromiso de Arturo y Elvira (“Ad Arturo honore/ Ad Elvira honore”) para desembocar ante la recuperación de Elvira y su posterior desvarío al enterarse que Arturo ha sido condenado a muerte por su traición (“O povera! Misera!”). La preparación por parte de Raymond Hughes fue excelente y recibió un mere3cido aplauso al final de la obra.

Tanto el tenor Eduardo Valdes como la mezzosoprano María Zifchak tuvieron actuaciones destacadas como Bruno y Enrichetta de Francia. Esta última se lució en el trío del final del 1° Acto junto a Arturo y Riccardo (“Se il destino a te m’ínvolta”). Por su parte, Valery Ruminski hizo lo mismo como Lord Walter en el duetto con Elvira en la segunda escena del 1° Acto. Y Franco Vasallo encarnó un espléndido Riccardo desde su aparición en escena (“A te, o cara…. Ah, per sempre ió t’e perdutto!”). Posee una voz con excelente musicalidad, fiato y fraseo que le permitió sortear las arias y los pasajes más difíciles con total naturalidad. También se lució en el duetto y la cabaletta  con Giorgio al final del 2° Acto (“Patria! Vittoria! Honore!... “Quando la trompa intrépida”), donde el Met estalló en aplausos al bajar el telón. Por su parte, John Relyea es un espléndido bajo- barítono, capaz de interpretar roles de carácter como Giorgio. Se destacó en su cavatina del 2° Acto (“Il sui Capelli… Dove, Arturo, dove ándate ancor’?”), en el trío junto a Anna Netrebko y Franco Vasallo que cierra la mencionada Escena de la locura y al interceder ante Riccardo para salvar a Arturo y recomponer de su desazón a su hermana (“Il rival salvar potesse”).

Eric Cutler dio vida a Arturo Talbot, quien se ve dividido ante su amor por Elvira y su lealtad a los Estuardo y Francia. Para ello, origina la confusión al salvar a Enrichetta colocándole  el velo nupcial de su prometida, quien pierde la razón al creer que su prometido la abandonó por otra en el altar. Se destacó desde su aparición en escena  (“Ah, mía cara! Amor t’adora”) por su excelente fraseo y sus impecables pianissimi. Posee un registro amplio en agudos, que llaga hasta el Fa sobreagudo necesario para las arias del 3° Acto (Cavatina “Credeasi, mísera”!; duetto y cantábile con Elvira “Da quel di ch’ió ti mirai”; “Crudele!”). Al finalizar cada una de sus intervenciones, el Met se vino abajo en aplausos y se retiró más que ovacionado. Y el debut de Anna Netrebko no pudo haber sido mejor, ya que estaba en su mejor momento como soprano de coloratura por aquel entonces. Su prodigiosa y vibrante voz descolló desde su cavatina en el 1° Acto (Ah, sí, son vergin vezzosa”), donde la soprano debe mostrar una amplia gama de tonalidades. Naturalmente, su monumental agudo le permitió sobrellevar el rol sin dificultad, al igual que en el duetto con Arturo del 1° Acto y su entrada previa a la Escena de la locura (“O, redente mi la speme”), durante la misma (Cavatina: “Qui la voce che mi chiama”) y en la monumental cabaletta (“Vien, duetto, é in cel la liuna”), donde no sólo se desmaya en brazos de sus damas de compañía, sino que además, canta la segunda parte de la misma acostada sobre el piso, antes de retirarse subiendo las escaleras. A esa altura, la ovación del Met fue total y cayó rendido a sus pies. Y en el 3° Acto, se lució en su aria (“Vieni fra queste braccia”) y en la stretta final junto a Eric Cutler (“Ah! Sento il mio bell’angelo”), donde brindó un agudo magistral antes de caer el telón, lo que le valió una nueva ovación  del público.

Con intérpretes de gran jerarquía, representar una obra maestra del bel canto es posible. Lamentablemente, el público deberá esperar mucho tiempo para que la gran sala lírica de New York pueda volver a abrir sus puertas para brindar una temporada lírica en forma presencial. Pese a la esperanza de la vacuna, habrá que aprender a convivir con el virus por mucho tiempo hasta poder erradicarlo ante el recrudecimiento de la pandemia. Afortunadamente, las transmisiones por streaming y el archivo sonoro quedan para poder seguir disfrutando. Hoy más que nunca el arte es esencial.

 

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