sábado, 11 de septiembre de 2021

 

LAS GANAS DE CANTAR A PESAR DE TODO

 

“Opera Festival Buenos Aires”, temporada 2021, Opera: “Carmen” Música de Georges Bizet con Libro de Ludovic Halevy y Henri Meilhac, basada en la novela de: Prospero Merimee. Intérpretes: Graciela de Glyndenfeldt (Carmen), Cristian Taleb (Don José), Leandro Sosa (Escamillo), Virginia Lía Molina (Micaela), Constanza Díaz Falú (Frasquita), Estefanía Cap  (Mercedes), Jesús Villamizar (Dancairo), Germán Polón (Remendado),  Claudio Rotella (Zuñiga), Alfredo Martínez (Morales), Maximiliano Martino Avila (Baile). Coro de Opera Festival Buenos Aires: Preparador y Director: Damián Roger, Orquesta Aeropuertos Argentina 2000 (Director Titular: Néstor Tedesco). Luces: Stefany Briones Leyton, Vestuario: Almacén de Vestuario Buenos Aires, Escenografía y Proyecciones Digitales: Manu Tangir Farres. Dirección Musical: Hernán Sánchez Arteaga. Dirección de Escena: Adriana Segal.  Teatro I.F.T. (Buenos Aires), Función del 09 de Setiembre de 2021.

 

  NUESTRA OPINION: BUENO.

 

  Dieciocho meses sin poder efectuarse espectáculos líricos integrales en una ciudad de las características de Buenos Aires es, sin dudas, demasiado tiempo. Si bien, el Teatro Colón ha hecho un muy buen espectáculo lírico basado en Monteverdi, en el que extraordinarios valores locales aportaron lo mejor de sí mismos y otro tanto le cabe a la dirección de escena que recayó en uno de los mejores valores de la actualidad y la conducción musical a uno de los más reconocidos interpretes locales del género, dicho espectáculo se basó en fragmentos de diferentes partituras  de quien inició el arte lírico tal como hoy lo conocemos. Y el próximo título, “Theodora” de Haendel, tal como el mismo Colón lo consigna, es un oratorio que ha de ser escenificado. También cabe agregar, que la versión que se ofreció a finales del año pasado de “Las Bodas de Fígaro” en el anfiteatro de Parque Centenario fue de escenas semimontadas de la misma con orquesta acotada y las actividades del Instituto Superior de Arte del Colón en los jardines del Museo Sivori  lo fueron con acompañamiento de teclados,  por lo que esta presentación de “Carmen” de Bizet organizada por “Opera Festival Buenos Aires”, entidad guiada por la Sra. Graciela de Glyndenfeldt, fue una apuesta fuerte a la que se sumó la decisión de montarla en el recuperado teatro I.F.T., cuya sala tiene todas las características de ventilación que requiere la emergencia actual, lo que le permite un amplio aforo de público, con lo cual era muy grande la expectativa por ver como se resolvía en escena este verdadero “Pezzo Grosso” de la lírica dentro de una emergencia como la actual.

 

  Debo primeramente señalar que el programa que se nos envió de modo virtual manifestó que la versión era ajustada a los tiempos actuales de pandemia. A consecuencia de ello, debió suprimirse la actuación del coro de niños, por lo que la entrada del relevo de guardia al mando de Don José lo hizo con la música que habitualmente se escucha en la suite empleada en la forma de concierto y que debiera suprimirse la escena inicial del cuarto acto con el célebre coro “A de Cuartos”. De la misma manera se debió restringir el tránsito de figurantes de escena, por lo que las entradas de cuadrilla y autoridades  a la plaza de toros en ese cuarto acto debio ser resuelta con el coro colocado de forma tal aparece relatando el ingreso de dichos personajes.

  La Dirección de Escena recayó en Adriana Segal, quien rige los destinos de la sala y guía a su vez a la Compañía Lírica Giuseppe Verdi. Teniendo en cuenta que debe evitarse el contacto físico entre intérpretes, que los movimientos deben acotarse y que hay que guardar distancias, el resultado puede ser considerado como satisfactorio. Se vieron las escenas básicas y la historia fue respetada. Fueron muy interesantes tanto el diseño multimedia como los trastos escénicos aportados por Manu Tangir Farres, aunque la resolución final que adoptó la dupla Dirección de Escena y Multimedia, con un recurso muy sanguineolento me resultó excesiva. Fue también buena la decisión de incluír, fundamentalmente en el segundo acto, las coreografías diseñadas y bailadas por Maximiliano Martino Avila, que ayudaron a mantener la atención e interés del público con la escena. Adecuado fue el diseño lumínico que apoyó las acciones en este caso realizado por Stefany Briones Leyton. En cambio en el vestuario aportado por una casa del ramo teatral, dio la sensación de haberse echado a mano dentro de lo que se podía, por lo que se vieron uniformes militares actuales junto a vestimentas de época para el resto.

 

    Yendo al plano musical, fue muy interesante la intervención del coro de la entidad organizadora preparado por Damián Roger, a pesar de una mayor presencia de voces femeninas por sobre las masculinas lo que por momentos derivó en desbalances sonoros. Aun así afrontó airoso el reto. Lo mismo ocurrió con el aporte de la Orquesta de Aeropuertos Argentina 2000 cuyo titular es Néstor Tedesco, integrada por jóvenes valores a los que se le suma el aporte de reconocidos músicos de las mejores orquestas del medio. Sonó muy ajustada y se reveló como una muy correcta agrupación.

 

    Pasando ya a lo estrictamente vocal, en los roles co-primarios fueron importantes y decisivos los aportes de Alfredo Martínez (Morales) y Claudio Rotella (Zuñiga), este último ampliamente conocido en el medio, el que aporto su robusto registro y su presencia escénica, mientras que el primero hizo alarde de soltura y gracia. En el cuarteto que integran los roles de Dancairo, Remendado, Frasquita y Mercedes encontramos en Jesús Villamizar a una voz muy interesante que acompañó a Germán Polón como Remendado, ya mucho más consolidado en escena, el que se movió con soltura y a una dupla femenina de lujo integrada por Constanza Díaz Falú como Frasquita y a Estefanía Cap como Mercedes quienes fueron por lejos las mejores en escena.

 

 Una grata sorpresa la constituyó la soprano Virginia Lía Molina en el difícil rol de Micaela. Manejó muy bien su voz, tuvo gracia escénica, perfecta conexión en las escenas junto a Don José y se lució en su aria del tercer acto. Esperamos ahora verla en nuevos compromisos. A priori, promete.

 

  Don José recayó en Cristian Taleb a quien conozco fundamentalmente en sus intervenciones en el llamado circuito “Off Colón”. Lo hizo con corrección, más allá que debe administrar mejor sus importantes recursos vocales. Su escena fue convincente y supo transmitir las vicisitudes de su atribulado personaje.

 

    Escamillo fue abordado por Leandro Sosa, el que debió esforzarse de principio a fin con el rol y la partitura. Ahora que lo ha hecho, es conveniente que le dé un mayor tiempo para la maduración.

 

   La concertación y Dirección Musical recayó en Hernán Sánchez Arteaga. Su concepción de la partitura y del ida y vuelta entre orquesta, coro y palco escénico hicieron que se convirtiese en el puntal y sostén fundamental del espectáculo, logrando mantener viva y sin baches la función desde el comienzo hasta el final.

 

  En cuanto a la Sra. Graciela de Glyndenfeldt, protagonista del espectáculo, la reconozco como una artista de dilatadísima trayectoria que ha apostado a formar una compañía y a organizar en estos tiempos difíciles este espectáculo. Lo hizo con sus recursos actuales y su oficio escénico aunque muchas veces no bastó solamente con eso. Mostró su deseo de cantar y actuar y lo cumplió.

 

Donato Decina

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