martes, 29 de noviembre de 2022

 

Muy buen recital de Horacio Lavandera a beneficio de UNICEF en el Colón

 

UNIDOS POR UNA BUENA Y NOBLE CAUSA

Martha CORA ELISEHT

 

            Desde su creación en 1946, UNICEF es una de las instituciones más prestigiosas que existen en todo el mundo. Posee representación en 194 países y se encarga de velar por los derechos básicos y fundamentales de los niños: entre otros, el derecho a la alimentación, la educación y la salud. No obstante, existe todavía un 48% de niños en todo el mundo que no tienen acceso a una alimentación balanceada, indispensable para el correcto funcionamiento del cerebro y, por lo tanto, para el proceso de aprendizaje, elemental en la educación de todo ser humano. Por dicho motivo, recibe numerosas donaciones de empresas y aportes de donantes particulares en todo el mundo brindando ayuda donde más se necesita. Otra forma de lograr aportes para beneficio de la institución es la organización de eventos masivos donde acude gran afluencia de público, como es el caso de conciertos y recitales. Precisamente, el pasado lunes 28 del corriente se organizó un concierto a beneficio de esta entidad en el Teatro Colón, con la participación del pianista Horacio Lavandera, la soprano Virginia Tola, la violinista Lucía Luque Cooreman y la violoncelista Karmen Rencar, quienes interpretaron el siguiente programa:

-         Sonata para piano n°11 en La mayor, K.331 (manuscrito encontrado en 2014)- Wolfgang A. MOZART (1735-1791)

-         Sonata para piano n°14 en Do sostenido menor, Op.27, n°2 (“Claro de Luna”)- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

-         Trío en Sol menor para violín, violoncelo y piano, Op.17- Clara WIECK SCHUMANN (1819-1896)

-         Seis lieder, Op.13 para soprano y piano- Clara WIECK SCHUMANN (1819-1896)

El recital contó con una presentadora de lujo: Teté Coustarot, quien se encargó de anunciar los objetivos de UNICEF, presentar a sus autoridades -entre otros, el actor y locutor Julián Weich, embajador argentino ante la entidad desde hace 30 años- y la representante de UNICEF en Argentina Luisa Brumana, quien se dirigió al público antes de comenzar el concierto con palabras alusivas al funcionamiento de la entidad.  Acto seguido, Horacio Lavandera hizo su presentación sobre el escenario del Colón para interpretar la mencionada sonata de Mozart.  No se sabe a ciencia cierta cuándo se compuso esta sonata -cuyo último movimiento, Andantino allá turca, es famoso en todo el mundo y una de las obras más conocidas del compositor-, pero según una carta enviada por Mozart a su padre en 1784, indicaba claramente la inclusión de esta sonata junto con sus homónimas en Do mayor y una próxima en Fa mayor. Posteriormente, el bibliotecario húngaro Bálacz Mikusi descubre en 2014 cuatro páginas del manuscrito original de Mozart en la Biblioteca Nacional Széchény de Budapest y las comparó con el manuscrito del mencionado andantino alla turca. La escritura y las anotaciones coincidieron perfectamente y es la versión que se representa desde 2014 hasta la actualidad. Consta de tres movimientos: Andante grazioso (tema con 6 variaciones, característica de la escuela francesa), Menuetto (minuet y trío, que representa la mayor parte de la obra en cantábile) y el Andantino alla turca, que es el más conocido y que habitualmente, se representa por separado. Se denominó de esa forma porque imitaba las bandas turcas de Jenízaros, cuya música estaba de moda en aquella época. La coda mayor con la que finaliza la obra remeda la entrada del Gran Sultán con ruido de tambores. La interpretación de Lavandera fue soberbia, merced a su maestría, su digitación y su prodigalidad. Lamentablemente, tuvo que dirigirse al público para solicitar que no se aplaudiera entre movimientos -hecho que se cumplió a rajatabla luego de los aplausos a destiempo después del 2° movimiento-. El público deliró al finalizar tan célebre y archiconocida pieza.

Posteriormente, Horacio Lavandera interpretó otro clásico de clásicos: la Sonata n°14 en Do sostenido menor (“Claro de Luna”) de Beethoven, que sonó perfecta desde el inicio hasta el final en sus tres movimientos (Adagio sostenuto/ Allegretto/ Presto agitato). Fue compuesta en 1801 y dedicada a la condesa Giulietta Guicciardi, hija del conde triestino Guicciardi, quien se desempeñó en Viena como consejero de la Cancillería de Bohemia. La condesa tenía 17 años cuando comenzó a tomar clases con Beethoven y, con el correr del tiempo, el compositor se fue enamorando de ella. El título original de la sonata es “Quasi una fantasía” y el nombre de “Claro de Luna” surgió por parte del crítico alemán Ludwig Relistab tras la muerte de Beethoven, quien comparó al primer movimiento de la pieza con el claro de la luna en Lucerna.

Para la segunda parte del concierto, se eligieron obras de Clara Wieck Schumann, esposa del músico y célebre pianista, pero que también se destacó como compositora. Sin embargo, su obra cayó en el olvido y recién se comenzó a rescatar a partir de 1970 en adelante y se decidió representarla en el presente recital. El Trío en Sol menor, Op.17 es el único trío que compuso para violín, cello y piano durante su estadía en Dresde en 1846 y consta de 4 movimientos: Allegro moderato/ Scherzo/ Andante/ Allegretto. Escrito en forma de sonata, el 1° movimiento posee mucha modulación y cromatismo, que permite que cada uno de los instrumentos se luzca por sí mismo, además de poseer un equilibrio sumamente armónico. El 2° movimiento consta de 3 secciones: Scherzo en Si bemol mayor, Trío en Mi bemol mayor y Scherzo en la tonalidad inicial. Muy a menudo, el violín lleva la melodía, mientras el cello acompaña en pizzicato y el piano toca los acordes. El 3° movimiento arranca con un solo de piano y es tomado por el violín y el cello en contraste, para desembocar en el monumental Allegretto, que toma 8 ritmos húngaros. Una obra maestra, que sonó perfectamente bien. Era la primera vez que esta cronista escuchó a Horacio Lavandera en calidad de pianista acompañante -en este caso, formando parte de un trío-, perfectamente ensamblado merced a la calidad de la violinista Lucía Luque Cooreman y la cellista Karmen Rencar, quienes tuvieron una destacadísima actuación. Por último, la soprano Virginia Tola tuvo a su cargo la interpretación de los Seis lieder, Op.13 sobre poemas de Heinrich Heine, Friedrich Rueckert y Emanuel von Geibel (Sumido en sueños sombríos/ Ambos se amaban/ Embrujo de amor/ La luna llega apacible/ He visto en tus ojos/ La callada flor de loto).  Fueron compuestos en 1841 y tuvieron mucho éxito en su momento. Durante el presente recital, Lavandera demostró que no sólo es un excelente concertista, sino también un muy buen pianista acompañante. Virginia Tola tuvo un muy buen desempeño en los lieder más románticos (Embrujo de amor, He visto en tus ojos y La callada flor de loto, que culmina dejando un final abierto), mientras que apenas se la escuchaba en los otros. Al cierre del recital, todos los intérpretes salieron a saludar provistos de sus partituras para ofrecer un bis: Prendiditos de la mano, de Carlos López Buchardo, en la voz de Virginia Tola con acompañamiento del trío instrumental (una improvisación, según palabras del propio Horacio Lavandera) que permitió el lucimiento de todos. Breve, pero bueno y, como tal, aplaudido por el público.

No hubo intervalo, pero sí un breve impasse donde se le entregó a Julián Weich una placa conmemorativa por su desempeño como embajador honorario de UNICEF. Al final del concierto, no faltaron los tradicionales ramos de flores y las fotografías de los artistas sobre el escenario y ofreciendo flores al público. Siempre es un placer disfrutar de un buen concierto y más aún, cuando se destina a una buena -y noble- causa.

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