domingo, 2 de junio de 2024

 Excelente recital a cargo de José Luis Juri en la Usina del Arte


EL GENIO DE BONN EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN

Martha CORA ELISEHT


Si hay algo en lo que se destaca la abundante producción de música de cámara

compuesta por Ludwig van Beethoven (1770-1827), son, precisamente, sus 32 sonatas

para piano, que ocupan un sitio preponderante. Son auténticas piedras preciosas de

máxima pureza, cuya ejecución de manera completa abarca todo un ciclo de conciertos.

Dentro del Ciclo de Cámara de la Usina del Arte, el pasado domingo 2 del

corriente se presentó el talentoso pianista José Luis Juri para ofrecer un programa

formado por dos de las más importantes sonatas de Beethoven, que se detallan a

continuación:

- Sonata para piano n°14 en Do sostenido menor, Op.27 n°2, Quasi una fantasía

(“Claro de Luna”)

- Sonata para piano n°23 en Fa menor, Op.57 (“Appasionata”)

La primera de las obras comprendidas en el programa fue compuesta en 1801 y

dedicada a Giulietta Guicciardi, quien fuera alumna de Beethoven. Ambas sonatas

comprendidas en el Op.27 fueron subtituladas quasi una fantasía y publicadas en 1802.

Posteriormente y, tras la muerte de Beethoven, se la apodó “Claro de Luna” en 1832

por el crítico alemán Ludwig Rellstab entre el 1° movimiento de la sonata y el claro de

luna reflejado en las aguas del lago de Lucerna. Representa una de las obras más

populares y difundidas del genio de Bonn junto con las Sinfonías n°5 y 9 y la bagatela

para piano Para Elisa. Consta de 3 movimientos: Adagio sostenuto (Do sostenido

menor, 2/2), Allegretto (Re bemol mayor, ¾) y Presto agitato (Do sostenido menor,

4/4), que fueron ejecutados con precisión, dominio absoluto de los tempi, solemnidad y

sutileza.

La Sonata para piano n°23 en Fa menor fue compuesta entre 1804 y 1806 y puede

decirse que es el presagio del segundo período de su obra creativa. Desde la redacción

del testamento de Heiligenstadt en 1802 hasta la composición de la Appasionata,

Beethoven compuso algunas de sus obras más emblemáticas como el Concierto n°4

para piano y orquesta Op.58, la Sinfonía n°4, su única ópera (FIDELIO) y el Concierto

para violín y orquesta, Op.61. Está dedicada al conde Franz Brunsvick von Korompa,

amigo personal del músico y cuya esposa era también una excelente pianista. Al igual

que Claro de Luna, el mote “Appasionata” se debe al editor August Cranz, quien

publicó en 1838 en Hamburgo una versión para piano a cuatro manos. El apodo

prevaleció con el correr del tiempo y persiste hasta la actualidad. En esta sonata,

Beethoven impone unas exigencias formidables para el intérprete, ya que la pieza se va

moviendo entre cambios continuos de tonalidad y de dinámica en sus tres movimientos

(Allegro assai en Fa menor, 12/8); Andante con moto (attacca) en Re bemol mayor, 2/4

y Allegro ma non troppo- Presto en Fa menor, 2/4). El esquema rítmico de arranque y

parada característico de esta sonata le otorga una particular sensación de conflicto y


urgencia. En el movimiento central, existe un tema con variaciones in crescendo

rítmico; es decir, cada variación posee figuras cada vez más breves (corcheas,

semicorcheas y fusas) y en lugar de culminar en calma, el acorde final pasa súbitamente

del pianissimo al fortissimo y conduce al 3° movimiento sin interrupción para culminar

con la sensación de furia y agonía en la coda final (presto). La versión ofrecida por José

Luis Juri de esta magnífica obra fue excelsa y sublime e hizo honor a su consabido

apodo. Y, pese al mal tiempo reinante -lo que motivó una escasa concurrencia de

público-, el intérprete fue alabado por unanimidad, motivo por el cual ofreció un bis:

una monumental versión de Chopin, que descolló por su precisión y calidad

interpretativa. Un programa integrado por obras magníficas, de gran belleza e

interpretado por uno de los mejores pianistas del país y un justo homenaje al genio de

Bonn en su máxima expresión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario