EXCELENCIA
EN SU MAXIMA EXPRESION
Teatro Colón
Temporada 2017 Abono Azul, Festival Barenboim, Concierto Inaugural: Actuación
de Martha Argerich-Daniel Barenboim (Dúo de Pianos). Programa: Obras de Claude
Achille Debussy, Domingo 30 de Julio de 2017.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Hablar a estas alturas de la inmensa calidad artística
de Ntros. Dos máximos exponentes clásicos sería redundar en adjetivos ya
expresados de mi parte en las diferentes páginas de Internet en las que me he
desempeñado. Aquí en Esta que es Mi página,
sí puedo decir que si hay algo que los caracteriza a ambos es la
originalidad de los programas que abordan, los cuales son rara vez escuchados
por estas latitudes. Teniendo en cuenta que desgraciadamente Martha Argerich no
será de la partida el año próximo, que será “Año Debussy”, Daniel Barenboim
decidió abordar junto a Ella un repertorio exclusivo de “Claude de Francia” y El
mismo resultó sorprendido con la propuesta de apertura de concierto que Martha
le realizó: La transcripción hecha por el Galo de la Obertura de “El Buque
Fantasma” de Wagner. La versión nos mostró que si bien estaba la obra aún “en
plena horneada”, tuvo características bien Wagnerianas que Barenboim como
primer piano (y con tantas versiones de la opera encima) se encargó de
resaltar. Y si con el transcurrir de la interpretación uno mentalmente recordaba
la partitura orquestal, llegamos a la conclusión de que en verdad ambos
parecieron una orquesta completa dada la forma en que se prodigaron en los
pianos. El “Steinway Barenboim” mostró sus virtudes al permitirle al Maestro
resaltar pasajes y entregar mejores sonoridades. El apoyo que Martha Argerich brindó desde el
Steinway del Colón fue imponente.
La progresión
del recital fue en aumento a medida que se iban abordando las obras. Y es así
que nos encontramos ante una bellísima versión de “Séis Epígrafes Antiguos”. Obra
de 1915 delicada e introspectiva en donde ambos desarrollaron maravillosas
filigranas y detalles de exquisita técnica. Aquí encontramos tres momentos
fundamentales. En el primero de ellos “Para Invocar a Pan, Dios del Viento de
Verano”, el más extenso de todos en donde Argerich desarrolló todas las delicadezas
en grado extremo. El quinto “Para la
Gitana ” con un juego mutuo de colores
que motivó la primera reacción encendida del público que aplaudió al final de
ese tiempo. Y el séxto y último “Para Agradecer a la Lluvia en la Mañana” que
cierra la obra con la música “Flotando
en el ambiente” lo que dejó a gran parte de la asistencia desconcertada y aquí
una acotación. Gran parte de la audiencia estuvo conformada por público
“neófito” que seguramente atraído por el magnetismo que ambos irradian
concurrió al Colón en espera de un repertorio íntegramente conformado por obras
brillantes y no tuvo la capacidad para comprender la clase de repertorio que
Ntros. Artístas estaban desplegando en el escenario. Solo así se puede entender
la corta salva de aplausos que retribuyó
a la versión.
Y el cierre de
la primera parte incluyó una nueva versión de “En Blanco y Negro” que ambos ya
abordaran en el recital del 2015. Y esta versión tuvo mucha mas intensidad que
la primera, juegos tímbricos, mayor
entendimiento entre ambos, con lo que tuvimos una fiesta absoluta de sonido.
La segunda
parte tuvo un desarrollo espectacular, con una inceríble versión de “Preludio a
la Siesta de un Fauno” con Martha llevando el discurso que en la Orquestal está
reservada a la flauta y nuevamente las sutilezas a la orden del día. Tambien
aquí fueron una orquesta.
“Lindaraja” es
un muy interesante trabajo, evocativo de la Alahambra en Andalucía, región a la
que tanto escribió y tanto describió. Es
una composición trabajada a partir de una habanera y aquí una faena de “paladar negro” por parte de ambos.
Y el remate con
una imponente versión de “El Mar”, en la
que volvieron a ser una Orquesta y que nos dejó un gran recuerdo. Barenboim
llevando el discurso y Argerich sosteniendo. Excelencia absoluta.
Barenboim
sostiene que para interpretar “El Mar” deben previamente trabajarse los
“Nocturnos”. Pues bien, el único “bis” fue la transcripción de Ravel (de quien
este año se cumplen ochenta años de su fallecimiento) para dos pianos de
“Nuages”, primero de los tres Nocturnos para Orquesta. Pleno de sutilezas,
cerró una tarde maravillosa, solo para entendidos, quizás por eso ya estaba
todo dicho, aunque muchos siguieran esperando brillo. ¡Pobres!.
Donato Decina
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