PROGRAMADO
CON EXCELENTE GUSTO Y MUSICALMENTE CON EXCELSO RESULTADO
Mozarteum
Argentino (Primer Ciclo), Segundo Concierto de Abono. Actuación de la Orchestre
de la Suisse Romande, Director: Jonathan Nott. Solista: Nelson Goerner (Piano).
Programa: Obras de Debussy, Ravel y Brahms. Teatro Colón, 07 de Mayo de 2018.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Pocas veces se
ha visto una notable audacia al momento de programar, con la inclusión de obras
de cuño impresionista y post-romántico las que no tienen brillo y poderío
orquestal, sino que en todo caso son trabajos en los que se debe demostrar mano
sabia para conducir, y en el caso del solista, el que está en la absoluta
plenitud de su carrera, su categoría para desgranar una obra cargada de
sutilezas y climas. El resultado final fue un producto de exquisita factura,
que sin necesidad de caer en la fácil de
obras de fuerte y sencillo impacto, hizo estallar al publico con una euforia
que hace rato yo no apreciaba. El mérito
de todo esto es de Jonathan Nott, el reconocido Conductor Inglés, el que por fin
en esta cuarta visita suya a Buenos Aires, esta vez de la mano de la Nueva
Orquesta de la que es titular, la célebre Suisse Romande, en la que a menos de
un año de haberse hecho cargo de la misma, podemos decir que ya logró una
perfecta simbiosis Orquesta-Director, con una concreción de objetivos
artísticos notables. Del Conductor
señalamos que indudablemente le ha hecho muy bien el cambio de aire, luego de
su larga titularidad al frente de la Sinfónica de Bamberg, con la que vino al
país en las tres ocasiones anteriores para Nuova Harmonia. En las mismas, se
iba observando una paulatina evolución, quizás dada por el repertorio abordado.
De aquel “Titán” Mahleriano (compositor del que registró la totalidad de sus
sinfonías con la Bamberg), el que no me convenció para nada desde el enfoque
con el que Nott lo abordó, a este concierto, ha transcurrido una
década y hemos visto y escuchado entonces una “Romántica” de Bruckner de
interesante factura (la que al igual que el concierto antes mencionado se la
interpretó en el Coliseo antes de las obras de restauración y con la vieja
campana acústica que brindaba un sonido “seco”) y una “Pastoral” hace 2 años (ya
en el Colón) muy correcta. Es evidente que siente mucho mas el repertorio que
abordo en este concierto. Y para ello contó con la inestimable ayuda de un
conjunto que también está regresando por sus fueros, mostrando un refinamiento
no apreciado también en su última visita (en el mismo Teatro Coliseo) de la
mano del experimentadísimo Marek Janowski, en donde también recibimos una Sexta
de Bruckner bastante “dura” en el resultado final. Y llegamos entonces a esta
noche, con dos joyas del impresionismo, producto de sus máximos cultores
(Debussy y Ravel), repertorio frecuentado por el hacedor de este conjunto, de
su sonido y de la ganada y muy merecida fama de la Suisse Romande: Ernest
Ansermet, tan ligado también a Ntros. (¿Cuándo se volverá a escuchar su
Orquestación de “Huella y Gato” de Julián Aguirre?) y con la revelación de un
conductor que ha ganado un refinamiento, una sobriedad gestual y un ascendente
sobre el conjunto que hacen que el resultado final sea la excelencia absoluta.
¿Comenzar con
“Preludio a la Siesta de un Fauno”?. Es toda una declaración de principios y
también de la confianza en el conjunto que se conduce. Fue un comienzo
inmejorable, con una flauta solista de excepción, vientos muy delicados, un
interesante trabajo del Concertino en la parte final y la exposición de una serie
de sutilezas y exquisitas filigranas que sorprendieron en frío a la
concurrencia. De allí que el silencio del publico se fue haciendo mas profundo
con el correr de la velada y las reacciones ante cada versión escuchada sean
las merecidas ovaciones a tono con lo recibido desde el escenario.
Si debo
catalogar a esta versión del “Concierto el Sol para piano y Orquesta “ de
Maurice Ravel, es como una de las tres mejores que llevo escuchadas, y
casualmente todas de solistas Argentinos: Argerich-Goerner-Gelber. Un Nelson
Goerner de talento insuperable, seguro, toque estupendo, sutil, creador de
climas formidables como en el segundo movimiento, entendiéndose a la perfección
con Nott y la Orquesta desde el primer al último compás. Y aquí, la visión
magistralmente “Jazzistica” de Nott y una Orquesta que dio todo el color, el
ropaje y el marco exquisito para una versión perfecta. Magistralmente ofrecida
de punta a punta y, como no podía ser de otra forma, el “rugido del Colón”, con
un Nott que no cabía en su satisfacción y un Goerner absolutamente agradecido
que se prodigó con dos bises antológicos: el Nocturno”, Op. Póstumo de Frederic
Chopin (Una de sus mas grandes especialidades) y “Triana” de Albéniz, en donde
fue una Orquesta. Intensa, sentida, viril, plena. Arte en estado puro.
Y la cereza del postre fue la “Tercera” de Brahms.
Otra audacia mas. Cerrar con la mas transparente, serena y exquisita de las
sinfonías del “Genio Hamburgues”. Canto Orquestal Exquisito, planos sonoros
absolutamente perceptibles, discurso orquestal pleno y sostenido, pero además
optar por las sutilezas por sobre el enfoque mas viril, las que se vieron
reflejadas en el tercer movimiento, marcando toda la melancolía de la música y
un final en el que la serenidad ganó en cada compás de cierre, afortunadamente
remarcado por un prudente silencio del público al finalizar, quebrado justo
cuando Nott bajó sus manos. La rúbrica, el remate, vino de la mano de dos de
las menos frecuentadas “Danzas Húngaras” (Gracias por ello también Maestro),
plenas de frescura, canto y belleza auditiva. Lógicamente, no faltaba nada mas.
Donato Decina
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