sábado, 2 de junio de 2018


Monumental reposición de “AÍDA” para el 110° Aniversario del Teatro Colón

CON LA SUNTUOSIDAD DEL ANTIGUO EGIPTO


            Coincidentemente con el aniversario de la Patria, el 25 de Mayo pasado el Teatro Colón cumplió sus 110 años de existencia y decidió festejarlo con la misma ópera con la cual se inauguró en 1908: AÍDA, de Giuseppe Verdi, con producción escénica  del recordado Roberto Oswald, dirección escénica y vestuario de Aníbal Lápiz y con la dirección de Carlos Vieu en el podio, a cargo de la Orquesta Estable del Teatro. También participaron el  Coro y el Ballet Estable del Colón, dirigidos por Miguel Ángel Martínez y Paloma Herrera respectivamente, con coreografía de Alejandro Cervera.
            La citada ópera se encuentra aún en cartel y participaron varios elencos. Esta cronista tuvo la ocasión de estar en la función de Gran Abono, donde actuaron los siguientes cantantes: Latonia Moore (Aída), Riccardo Massi (Radamés), Nadia Krasteva (Amneris), Mark Rucker (Amonasro), Roberto Scandiuzzi (Ramfis), Lucas Debevec Mayer (El Rey de Egipto), Raúl Iriarte (Mensajero) y Marisú Pavón (Sacerdotisa). Para el resto de las funciones, los cantantes que se detallan a continuación alternaron en los siguientes roles: Mónica Ferracani/ Haydée Dabusti (Aída), Enrique Folger (quien suplantó a Fernando Chalabe como Radamés por enfermedad de este último), María Luján Mirabelli/ Guadalupe Barrientos (Amneris), Leonardo López Linares (Amonasro), Lucas Debevec Mayer/ Emiliano Bulacios (Ramfis), Emiliano Bulacios/ Roy Pullen Llermanos (El Rey de Egipto), Carolina Gómez (Sacerdotisa) y Sergio Spina (Mensajero).
            Esta versión ha sido un lujo en todos los aspectos: escenografía, vestuario, coreografía, montaje escénico, nivel de canto y actuación. La Estable sonó auténticamente verdiana bajo la batuta de Carlos Vieu, quien puso énfasis en las partes más conocidas de la obra- la célebre Marcha Triunfal, a cargo de las trompetas, que sonaron magníficamente, al igual que en la Invocación a Ftah, al inicio del 2° cuadro del 1° Acto- , respetando los tempi y pianissimi. El Coro tuvo una destacadísima actuación durante toda la obra, al igual que el Ballet Estable, con muy destacadas actuaciones de Paula Cassano (Sacerdotisa) y Federico Fernández (Soldado egipcio, que da muerte a un prisionero etíope en medio de la Danza del 2° cuadro del 2° Acto). Fue una conjunción perfecta entre música, ballet y canto.
            Latonia Moore es la Aída que uno siempre quiso escuchar: posee una voz caudalosa, armónica, melodiosa, al igual que una excelente técnica vocal. Es una digna heredera de la gran tradición de sopranos negras que los Estados Unidos han dado al mundo – de la talla de Leontyne Price o Leona Mitchell, quienes han sido grandes intérpretes de este personaje y que han cantado en el Colón-. Su condición de afroamericana hace que posea el physique du rôle ideal para este papel, además de excelentes dotes histriónicas. Fue muy aplaudida en todas las arias principales, pero luego del “Oh, Patria mia!”, el público estalló en aplausos y vítores. Precisamente, debutó en el Metropolitan de New York en 2012 cantando este rol y, de ahí en más, desarrolló una carrera meteórica que la catapultó a los principales escenarios de ópera del mundo. 
            A Nadia Krasteva se la ha escuchado encarnando a la Princesa de Bouilly en Adriana Lécouvreur el año pasado, donde tuvo una actuación destacadísima en nuestro Teatro. Su interpretación de Amneris fue memorable; no sólo por su color vocal, sino también por ser una excelente actriz. La rivalidad con Aída en el 1° cuadro del 2° Acto (Ió sono l’amica tua) tuvo momentos de hondo dramatismo, al igual que el aria del 4° Acto, donde clama por la prisión y el destino de Radamés. Con respecto de este último rol, el tenor italiano Riccardo Massi posee un hermoso timbre vocal y una buena voz, pero no ha satisfecho las expectativas del público. Pese a haber interpretado numerosos roles verdianos y puccinianos, el rol de Radamés es un desafío para cualquier tenor y se necesita un gran caudal de voz para poder cantarlo como corresponde. Sin ir más lejos, la interpretación de Jonas Kaufmann de “Celeste Aída” en el recital ofrecido en el Colón en 2016 fue impecable. Muy buenas las interpretaciones de Lucas Debevec Mayer y Roberto Scandiuzzi (como el Faraón y Ramfis, respectivamente), mientras que Mark Rucker tuvo a su cargo un correcto desempeño en el rol de Amonasro. Fueron excelentes las arias a 4 voces, donde ninguna sobrepasó – o cubrió- a la otra, sino que todos se escucharon perfectamente.
            En la era del streaming y las redes sociales, han circulado numerosos videos sobre las diferentes funciones a cargo de los intérpretes nacionales. Fueron excelentes las interpretaciones de María Luján Mirabelli y Guadalupe Barrientos- sus Amneris fueron antológicas- , al igual que el Radamés de Enrique Folger y la Aída de Mónica Ferracani. A una le hubiera gustado poder asistir a más de una función para poder realizar la crítica en su conjunto, pero no siempre se puede. Como es tradición, la primera función Extraordinaria estuvo a cargo del elenco local, y luego, se brindaron las funciones tradicionales (Gran Abono, Abono Nocturno y Vespertino), alternando con Extraordinarias.
            La monumental puesta en escena de Roberto Oswald y el soberbio vestuario de Aníbal Lápiz- diseñado especialmente para esta reposición- brindaron el marco adecuado para un derroche de buen gusto, suntuosidad y lujo sobre  el escenario, rememorando la majestuosidad de la Corte del Faraón en el antiguo Egipto. Esto demuestra que las producciones organizadas por el Teatro Colón se encuentran a la altura de las mejores del mundo y otorgaron el marco perfecto para el aniversario de nuestro mayor Coliseo. Un excelente espectáculo, digno del Colón.
                                                                 Martha CORA ELISEHT

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