lunes, 25 de junio de 2018


UN ESTUPENDO CIERRE

Teatro Colón, temporada 2018 fuera de sede, Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Rodolfo Saglimbeni. Programa: Ciclo Integral de las Sinfonías de Robert Schumann, Sinfonías Nºs. 2 en Do mayor, Op. 61 y 4 en Re menor, Op.120. Usina del Arte, 16 de Junio de 2018.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  Y culminó la “Integral Schumann” de sus sinfonías con esta sesión consignada al muy eficiente conductor Venezolano Rodolfo Saglimbeni,  dueño de una muy dilatada trayectoria, no solo recordada por su gestión en su País natal de la Orquesta Sinfónica “Gran Mariscal de Ayacucho”, como también por sus visitas a Ntra. Ciudad y gran parte de Ntras. Plazas musicales mas importantes con Organísmos Musicales de Venezuela, sinó que también es en la actualidad el Director Artístico de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo. Le cupo entonces la conducción de esta sesión en la que la Estable del Colón completó la interpretación de las sinfonías del enorme creador Alemán, luego de  que la velada inicial nos develara las sinfonías “impares” de la mano del Suízo Nicolás Rauss, que oportunamnte comenté en este blog.

  La Estable se reveló en este ciclo como un medio muy eficaz para abordar estas series integrales. Ha obtenido un sonido muy homogéneo, es muy flexible y se adapta a los requerimientos que los Directores le solicitan. Tanto con Rauss como en este caso con Saglimbeni , han sabido responder sobremanera a las acentuaciones, “tempi”, dinámica y profundidad interpretativa. Y ambos conductores conformaron en sus abordajes. Las cuatro sinfonías fueron objeto de excelentes versiones, pero a la hora de elegir cual de los dos conductores me satisfizo mas plenamente n,o dudo en señalar que ha sido Saglimbeni, que ha logrado la mayor profundidad interpretativa.

  En el comienzo, el Conductor debió explicarle al publico que abordaría el programa por orden cronológico. Sabido es que la Sinfonía Nº 4 Op. 120, fue compuesta en realidad en segundo lugar por Schumann, el que ante el fiasco producido en su estreno la relegó para luego 10 años mas tarde retomarla, revisarla y darle la forma final con la que hoy en día se la conoce. Por lo tanto se escuchó una versión potente, plena, intensa, rica en matices y de mucha profundidad interpretativa, alcanzando un momento superlativo en el segúndo movimiento con un solo de violín magníficamente expresado por Oleg Pishenin.

  Pero fue en la actual Sinfonía Nº 2, Op. 61 en donde Saglimbeni logró plasmar con la Estable una versión a la que no dudo en catalogar como de las mejores que Yo haya escuchado en vivo. Y tratándose de  una obra muy poco frecuentada (Lamentablemente), mayor es el merito que le cabe al Conductor Venezolano. Desde el mgnetísmo que irradia el scherzo del segundo movimiento, pasando por el imponente “canto” orquestal del tercero, en donde se pasó desde el “piano”  a la tensión absoluta y un cierre intenso que conmovió al Público que con sostenidos aplausos premió la labor. 

  No tengo duda alguna que este ciclo debió realizarse en la sala del Colón. Avatares de programación, la idea de “sacar” al Colón a través de sus Cuerpos Estables “a la calle” y así aprovechar la disponibilidad y la aceptable acústica de la Usina del Arte, han hecho que este ciclo se haya desarrollado de esta manera. También que debió hacerse con un solo Director. De todas formas, ambos Conductores convocados hicieron gala de sus condiciones y conocimientos, aunque como dije, por una pequeñísima “luz”, Saglimbeni me conformó mas

Donato Decina.

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