lunes, 19 de noviembre de 2018

Ecos de la actuación del Mischa Maisky Trío en el Colón junto a la FilarmónicaHONRAR EL APELLIDOMartha CORA ELISEHTEl pasado jueves 15 del corriente tuvo lugar en el Teatro Colón el 16° concierto correspondiente al Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires bajo la dirección de su titular, Enrique Arturo Diemecke, con la participación nada más ni nada menos que del Mischa Maisky Trío, integrado por el celebérrimo violoncelista ruso y sus hijos Sasha (violín) y Lily (piano), quienes interpretaron el Triple Concierto para violín, cello y piano en Do mayor, Op. 58 de Beethoven. El concierto se completó con otras dos obras del gran compositor alemán: la Obertura Coriolano, Op. 62 y la Séptima Sinfonía en La mayor, Op. 92. Con respecto a la ejecución de la primera de las obras, fue una versión muy deslucida de la consabida obertura, que pasó sin pena ni gloria para los oídos de esta cronista. Pese a la calidad de los principales solistas de la Filarmónica, faltaron profundidad sonora y matices dados por los diferentes instrumentos. El público asistente -ante un teatro colmado de gente, ya que no cabía un alfiler- se dio cuenta de ello y respondió con escasos aplausos. Al entrar los integrantes del Mischa Maisky Trío, fueron recibidos con una verdadera ovación antes de colocarse en sus puestos para la ejecución del Triple Concierto,donde Mischa Maisky fue el eje y el motor principal, con un acompañamiento, diálogo y fraseo notables por parte de los diferentes instrumentos solistas y con la orquesta, creando un clima óptimo y una ejecución perfecta. Tanto Sasha como Lily Maisky se presentaron como dos excelentes músicos, con talento propio y como dos jóvenes promesas para el futuro. Independientemente de haberse formado musicalmente desde temprana edad con su padre, ella contó con la formación pedagógica de Lyl Tiempo en Bruselas y se perfeccionó con Ilana Davich, Martha Argerich y Dimitry Bashkirov, mientras que su hermano se formó con Leonid Kerbel e Igor Oistrach y, posteriormente, se perfeccionó con Maxim Vengerov y Boris Elskin (eximio violinista ruso, cuya memorable ejecución del Concierto para violín y orquesta de Tchaikowsky junto a la Filarmónica en 1981 sigue resonando en los oídos de quien escribe, bajo la batuta de Stanislav Wislocki). El fraseo de Sasha Maiskyy los matices del violín sonaron perfectos- lo que se notó en el Rondó alla polaca del 3° movimiento- , al igual que los arpegios ejecutados por su hermana Lily, quien supo acompañar perfectamente al resto de los instrumentos solistas pero que, además, cuenta conuna excelente digitación y pulsación para la parte solista del piano. Naturalmente, el público estalló en vítores y aplausos hacia el final. Pese a que tuvieron que salir numerosas veces a saludar en escena, el Mischa Maisky Trío decidió no hacer bises. Cuando se toca unconcierto tan importante y con una perfección absoluta, cualquier melodía que se toque después puede quedar opacada. Además, cuando uno porta un apellido prestigioso, se debe hacer honor al mismo con talento, práctica y disciplina, tal como sucedió en este caso.La Sinfonía n° 7 en La mayor es una obra tan célebre y tan conocida que el periodista especializado en música clásica conoce prácticamente de memoria. Y pese a que una debe ser ecuánime e imparcial cuando escribe al respecto, una tampoco puede dejar de comparar la presente versión con otras interpretaciones. Y no se refiere a magníficas grabaciones de la misma, sino a magistrales interpretaciones de la misma en vivo y en directo. Baste recordar 3 a 4 versiones en el mismo Colón: la monumental versión ofrecida por Kurt Mazur junto a la Gewandhaus de Leipzig en un Ciclo integral de las Sinfonías de Beethoven (1980); la de Stanislaw Wislocki junto a la Filarmónica en un Ciclo Beethoven (1981); Leopold Hager, al frente de la Filarmónica (1985) y la de Daniel Barenboim junto ala West Eastern Divan, dentro del Ciclo del Mozarteum Argentino (2010). En este caso, la versión ofrecida por la Filarmónica fue correcta, pero careció del brillo y del vuelo de las interpretaciones anteriores. Por otra parte, en el 2° movimiento (Allegretto) y en el 3° (Presto- assai meno presto) se escucharon numerosas disonancias, pese a las excelentes intervenciones de los solistas de los respectivos instrumentos. Muy buenos los solos ofrecidos por Claudio Barile en flauta, Néstor Garrote en oboe; Fernando Chiappero en corno y Juan Ringer (timbal), quien marcó los golpes del mismo con absoluta precisión, acorde a las especificaciones de la partitura. Antes de comenzar el concierto y haciendo uso de su habitual elocuencia, el maestroDiemecke se dirigió al público – en su carácter de Director Artístico del Colón- para comentar el convenio de cooperación logrado con 20 teatros del interior del país para la representación de espectáculos líricos y coreográficos. Si bien es un logro significativo, estacronista cree que la calidad bien entendida empieza por casa; por lo tanto, una estaría más interesada en que nuestro mayor Coliseo cumpla con la función para la cual fue creado- tal como se especifica en su Estatuto- , en lugar de transformarse en un marco para realización de eventos que nada tienen que ver con el mismo (ej: desfiles de modas, cenas elegantes para empresarios, etc). El Colón es patrimonio cultural y artístico de todos los argentinos y Monumento Histórico Nacional. Si sus autoridades así no lo entienden, que Dios y la Patriase lo demanden algún día. Y una también espera que ese día no sea muy lejano.

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