Histórica versión de “TOSCA” en trasmisión por
streaming del Metropolitan
EL DRAMA PUCCINIANO EN
TODO SU ESPLENDOR
Martha CORA ELISEHT
Dentro de la excelente programación
propuesta por el Metroplolitan Opera House de New York, el pasado viernes 5 del
corriente le tocó el turno a una transmisión histórica por streaming de “TOSCA” de
Giacomo Puccini (1858-1924) producida en 1978, con el siguiente reparto:
Shitley Verrett (Floria Tosca), Luciano
Pavarotti (Mario Cavaradossi), Cornell
Mac Neil (Scarpia), John Creek (Angelotti), Fernando Corena (Cura), Andrea Velis (Spoletta), Russell Christopher (Sciarrone), Robert Sapolsky (Pastor) y Philip Booth (Carcelero). David Stivender estuvo a
cargo del Coro Estable y del Coro de Niños de la institución y James Conlon, de
la dirección orquestal.
Además, esta producción contó con un
puesta en escena y un régisseur de
lujo: nada más ni nada menos que el famoso barítono Tito Gobbi (1913-1984),
quien asimismo fuera un legendario
intérprete del Barón Scarpia –es bien
recordada la famosa transmisión en video de 1953 junto a María Callas y
Giuseppe Di Stefano y uno de los pocos registros fílmicos de La Divina- y que contó con escenografía
y vestuario de Rudolf Heinrich e iluminación de Gil Wechsler.
Puccini compuso su célebre obra
entre 1897 y 1900 con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa sobre el drama
homónimo del escritor francés Victorien Sardou y se estrenó el 14 de Enero de 1900
en el Teatro Constanzi de Roma, donde obtuvo un éxito rotundo. No sólo es una
obra que descolla por su poderosa intensidad dramática, sino también por su
prodigiosa musicalidad, su relato verista donde abundan intrigas, celos,
traición y un elemento innovador: la tortura. No es la primera vez en la
historia de la ópera donde se hace uso de este recurso, pero sí lo es
explícitamente cuando Cavaradossi se
halla bajo el apremio causado por los esbirros de Scarpia en el Palazzo Farnese. Posteriormente, Puccini mostrará
este recurso explícitamente en Turandot,
cuando Liú se suicida antes de
mencionar el nombre de Calaf. Y por otra parte, también muestra
las luchas políticas entre republicanos –representados por Angelotti- y dictadores –representados por Scarpia, quien manda perseguir, encerrar y torturar a todo aquel
que piense distinto-.Si bien Tosca y Cavaradossi son artistas y no poseen un
rol definido, este último simpatiza con la causa republicana y pagará caro el
haber ayudado a escapar a Angelotti. Los
celos de la protagonista desencadenarán la tragedia.
Por otra parte, los tres actos que
componen la obra se desarrollan en tres lugares emblemáticos de Roma (la
Iglesia de Sant’Andrea della Valle, el
Palazzo Farnese y el Castel Sant’Angelo) y a su vez, cada uno
de los tres tiene una célebre aria representativa (“Recondita armonía”, “Vissi d’arte” y la bellísima “E lucevan le stelle”). La impecable régie de Gobbi reflejó de la mejor
manera posible estos tres escenarios emblemáticos, con pompa y suntuosidad,
además de un magnífico vestuario de época. Y tal como aconteciera en otras
oportunidades, el material fílmico se conserva en perfectísimo estado.
Ha sido maravilloso poder apreciar a
un joven Luciano Pavarotti como el pintor Cavaradossi
en el mejor momento de su carrera, cuando ya era un tenor famoso y seguía
sumando éxitos. Independientemente de su
inconfundible voz –su musicalidad era única y tenía un caudal y una potencia
impresionantes-, actuó maravillosamente bien. Esto se notó aún más en la célebre
“Vittoria, Vittoria!” en el 2° Acto,
luego de haber sido torturado y desde ya, en “E lucevan le stelle”, donde el Met se vino abajo luego de su
interpretación. Por su parte, Shirley Verrett encarnó a una magnífica Tosca, romántica, apasionada y celosa. Si bien era mezzosoprano, se
transformó en una gran soprano dramática y una de las más grandes intérpretes
de este rol entre las voces afroamericanas junto con Leontyne Price. Descolló
en su aria principal (“Vissi d’arte”)
y logró una soberbia actuación al asesinar a Scarpia cuando éste pretende poseerla (“Tosca, finalmente mía!”) y mientras éste agoniza, ella lo maldice (“Questo é il bacchio di Tosca”…Muori!
Muori!”). Naturalmente, el Met deliró luego de ambas arias. ¿Y qué se puede
decir del legendario Cornell Mac Neil?.... Al igual que Tito Gobbi, este eximio
barítono ha sido uno de los más grandes y mejores intérpretes de este villano,
sobresaliendo tanto vocal como histriónicamente. Su actitud perversa, tiránica
y libidinosa brilló en todo momento (“Tosca
é un bon falco” y “Ha piú forte sapore”). Y si bien no
posee un aria específica, mantiene diálogos con todos los personajes –tanto
principales como secundarios, con excepción de Angelotti-. Los matices de su voz fueron únicos e insuperables. El
director James Conlon tuvo un perfecto manejo de la orquesta pucciniana y un
excelente desempeño, resaltando los principales leitmotives de los
protagonistas. Tanto el Coro como el Coro de Niños ofrecieron un
excelente Te Deum al final del 1°
Acto y también tuvo una actitud sobresaliente Robert Sapolsky como el Pastor al inicio del 3° Acto. Asimismo,
el barítono John Creek y el tenor Andrea Velis se lucieron en la
interpretación del noble Angelotti y del esbirro Spoletta, respectivamente.
Es realmente un placer poder volver
a contemplar y apreciar estas voces únicas e inolvidables de los más grandes
intérpretes de la lírica mundial, en el marco de una puesta en escena grandiosa
merced a la tecnología y al archivo. Ojalá se vuelva a repetir para poder
contemplar una vez más todo el esplendor que este gran clásico de Puccini
merece.
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