Gran transmisión histórica por streaming de “EL
BARBERO DE SEVILLIA” desde el Met
UN CLÁSICO SEMPITERNO
Martha CORA ELISEHT
Independientemente del enorme valor
de las transmisiones históricas por streaming
desde los principales teatros líricos del mundo, si encima se ofrece un
clásico, la misma conlleva un valor agregado. En este caso, el Metropolitan
Opera House de New York ofreció en el día de la fecha una estupenda versión
histórica de “EL BARBERO DE SEVILLA “ de
Gioacchino Rossini (1792-1868) con producción
general de John Cox, escenografía de Robin Wagner, vestuario de Patricia
Zipprodt e iluminación de Gil. Wechsler. Contó con la presencia de Ralf Weikert
como director orquestal y la de David Stivender a cargo de la dirección del
Coro Estable de la institución. Las partes correspondientes a los recitativos
fueron ejecutadas por el clavecinista George Darden y el elenco estuvo
compuesto por los siguientes cantantes: Rockwell Blake (Conde de Almaviva), Katheleen Battle (Rosina), Leo Nucci (Fígaro),
Enzo Dara (Don Bartolo), Ferruccio
Furlanetto (Don Basilio), David
Hamilton (Fiorello), Loretta Di
Franco (Berta) y Charles Anthony (un Oficial).
La presente versión data de 1988 y fue llevada no
sólo al disco, sino también al video por el sello alemán Deutsche Grammophon. Si bien el material fílmico se conservó en
perfecto estado, faltó ecualización del sonido en algunos tramos, donde –por
momentos- apenas se podía escuchar a la orquesta en los pianissimi. No obstante, constituye un clásico por la calidad de
los intérpretes y por la excelente puesta en escena de John Cox, ambientada acorde
a la época en la cual transcurre la obra. Los cambios de escena se realizaron
mediante la plataforma giratoria, que permitió pasar sin dificultad de una
escena a la otra. El vestuario de época diseñado por Patricia Zipprodt también
permitió el lucimiento de los protagonistas, además de una magistral
caracterización de los personajes –elemento indispensable para cualquier ópera,
pero más aún para una buffa-. Sobre
todo, si se tiene en cuenta que es la ópera buffa
más representada en el mundo y asimismo, la más representada de las obras
rossinianas. Se estrenó en Italia en 1816 y el secreto de su éxito se debe a
que es una comedia de enredos que se burla de la moral establecida. El libreto
de Cesare Starbini está basado en la comedia Almaviva de Beaumarchais, caracterizada por ser transgresora y
divertida al mismo tiempo.
La celebérrima Obertura
sonó perfectamente bien de la mano de Ralf Weikert, quien le otorgó las dos
características principales de la música de Rossini: precisa y appasionata. Demostró ser un profundo
conocedor de la partitura en todas las arias, dúos, tríos, quintetos y sextetos
principales, brindando un muy buen papel. Y en la escena que abre la Serenata del 1° Acto se incluyó un
conjunto de músicos junto al protagonista y al Coro, que también tuvo un muy
buen desempeño durante toda la función. No es una ópera donde abunden los roles
secundarios, pero fue muy destacada la actuación de la soprano Loretta Di
Franco como la criada Berta, que
interpretó su aria con creces. Por lo tanto, esta cronista pasará a comentar
las impecables actuaciones de los principales intérpretes.
Rockwell Blake ha sido una revelación: un tenor
joven, con espléndidos agudos, un impecable fraseo y línea de canto que aportó
la frescura y espontaneidad necesarias para componer al enamorado Conde de Almaviva desde su aparición en escena con la Serenata (“Ecco ridente in cel”). Su
agudo final fue perfecto y le valió el aplauso del Met, al igual que en el dúo
con el astuto Fígaro (“All’idea di quel
metallo”), al igual que con Don Bartolo al inicio del 2° Acto (“Gioia e pace”), con Rosina (“Dolce nodo dell’amore”) y su
aria final (“Cessa di piú resistire”). Por
su parte, el incomparable Leo Nucci dio vida al auténtico protagonista de la
obra: el barbero Fígaro, que descolló
vocal y actoralmente desde su presentación en escena (“Largo al factótum”), tras la cual, el Met estalló en aplausos, al
igual que luego del célebre dúo con Rosina
(“Dunque ió son… tu non m’inganni?”) y el trío del 2° Acto junto al Conde y Rosina (“Piano, piano”). El legendario bajo bufo italiano Enzo Dara encarnó un excelso Don Bartolo, que se destacó por sus magníficas dotes histriónicas
para componer este gran personaje cómico. Y recibió la ovación del Met luego de finalizar su primer aria (“A un dottor della mia sorte”), al
igual que luego del mencionado dúo junto al Conde
al inicio del 2° Acto. Y junto al otro gran bajo –Ferruccio Furlanetto- formaron una pareja genial. Este
último encarnó perfectamente a Don
Basilio y se lució en su aria principal (“La
calunnia é un venticello”), al igual que en los quintetos y sextetos que
marcan el final del 1° y 2° Actos (“Fredda
ed inmobile” y “Di si felice
inniesto”). Por último, la gran soprano afroamericana Katheleen Battle dio
vida a una espléndida Rosina desde su
aparición en escena, enfundada en un vestido blanco con cinturón celeste y
mantilla al tono (“Una voce poco fa”), haciendo
gala de su magistral coloratura, fraseo
y sus soberbios agudos, destacándose en los quintetos y sextetos
elevando la voz por encima de los demás protagonistas. También sobresalió en
los dúos y tríos anteriormente mencionados y en su rondó del 2° Acto (“Contro un
cor”, donde apareció con vestido y mantilla negros), tras los cuales recibió la ovación del Met.
Es un auténtico placer poder apreciar a estos
grandes cantantes líricos en esta ópera cómica, joya de la lírica y la más
representada de las obras de Rossini. Una obra maestra desde todo punto de
vista y un clásico siempre vigente, que hace las delicias de los amantes del
género y de la prensa especializada. Y un auténtico monumento al bel canto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario