Excepcional concierto de órgano Kreis en el Centro
Cultural Kirchner
UNA TARDE IDEAL JUNTO
AL REY DE LOS INSTRUMENTOS
Martha CORA ELISEHT
Enero finalizó con una tarde gris,
fría y lluviosa en Buenos Aires, ideal para escuchar buena música o disfrutar
de un buen espectáculo a puertas cerradas. En este caso, para tener una cita
ideal con el rey de los instrumentos: el majestuoso órgano Kreis que se
encuentra en la Sala Sinfónica –Auditorio Nacional- del Centro Cultural
Kirchner (CCK), donde el pasado 31 de enero se celebró un concierto dentro del
Ciclo Fin de semana a puertas abiertas a
cargo del solista Sebastián Achenbach, acompañado por la violinista Tamara
Bolca, el trombonista Matías Bisulca y las cantantes Andrea Schor (soprano) y
Mariana Rewerski (mezzosoprano), donde se interpretaron las siguientes obras:
Juan Sebastián
BACH (1685-1750)
-
Sinfonía
de la Cantata para órgano “Wir danken
dir, Gott, wir dankern dir”, BWV 29
-
Cantata
“Vergnügte Ruh, beliebte Seelelust”
(números 1 y 3), BWV 170
César FRANCK
(1822-1890)
-
Fantasía
en Do mayor para órgano, FWV 28
-
Panis angelicus de la Misa a tres voces, Op.12
Otorrino
RESPIGHI (1879-1936): Aria en Sol menor
para violín y órgano
Olivier MESSIAËN
(1908-1992): “Transports de joie d’una
âme dévant la gloire du Christ, qui est la sienne” de L’Ascension, n° 3
Gustav HOLST
(1874-1934): Duetto de concierto para
trombón y órgano
Charles- Marie
WIDOR (1844-1937): Toccata de la Sinfonía n° 5 para órgano
Como en todos los espectáculos que
se ofrecen en el CCK, Sebastián Achenbach hizo su presentación en el escenario provisto de un barbijo, que
se lo quitó antes de tomar el micrófono para anunciar las obras y brindar una
breve reseña sobre ellas y el órgano Kreis.
Este maravilloso instrumento fue traído desde Alemania para la inauguración
de la Sala Sinfónica y existen sólo dos en el país –el otro se encuentra en el
Auditorium de San Juan-. Abrió el recital como solista con la primera de las
obras anunciadas en el programa de Johann Sebastian Bach: la Sinfonía de la Cantata n° 29 “Wir danken dir, Gott, wir danken dir”. Se
trata de una transcripción de la Partita
para violín BWV 1006 del mismo compositor, compuesta por encargo del Ratwechsel –Concejo Municipal- para su
inauguración en 1731. Se escuchó una adaptación realizada por el francés
Alexander Giraud, donde la mano derecha ejecuta la parte correspondiente al
órgano y la izquierda, la correspondiente a la orquesta. Fue una versión
estupenda, donde el Kreis sonó con
gran solemnidad y majestuosidad. Lo mismo sucedió con la segunda de las obras
de Bach elegidas para esta ocasión – Cantata “Vergnügte Ruh, beliebte Seelelust” BWV 170 (“Feliz reposo, dulce deleite del alma”)- , donde la mezzosoprano
Mariana Rewerski se lució como solista. Posee una voz melodiosa, dulce, sin
estridencias –ideal para este tipo de composiciones- . Mientras que la primera
aria se trata de un sermón que hace alusión a la imposibilidad de obtener la
felicidad en el mundo terrenal, la segunda realiza una invocación a Jesús para
que eleve el alma hacia el Paraíso. Sonó magistralmente, donde Achenbach hizo
gala de su maestría en el acompañamiento del órgano.
El programa continuó con las dos
obras de César Franck, quien fuera no sólo un organista excepcional, sino
también maestro de Charles Widor y Olivier Messiaën y profesor a cargo de la
cátedra de dicho instrumento en el Conservatorio de París. Su Fantasía en Do mayor dura sólo 12
minutos y es una obra que consta de tres movimientos muy cortos, donde el
órgano alcanza momentos de máxima
profundidad sonora, gran despliegue y cromatismo. La interpretación de
Achenbach fue sublime y a continuación, invitó a pasar al escenario a la
soprano Andrea Schor para cantar el Panis
angelicus. Esta consabida obra religiosa forma parte de la Misa a tres voces y fue compuesta en
1872 con textos de Santo Tomás de Aquino (las dos últimas estrofas del Sancti Solemnis). Forma parte del
repertorio habitual de las misas y puede cantarse tanto a tres voces –tenor,
soprano y contralto/bajo- como por una soprano. Si bien es un aria que debe
ejecutarse en pianissimo, se escuchó
muy justa y un tanto apagada por parte de la soprano.
A continuación, la dupla
Achenbach/Bolca interpretó el Aria en Sol
para violín y órgano de Otorrino Respighi. La versión original es para piano
y flauta y consta de tres movimientos (Lento/Adagio/Allegro
vivace), donde el violín comienza con una cadencia que posteriormente es
tomada por el órgano en tono menor, siguiendo una línea melódica que contrasta
con atisbos de atonalidad en el 2° movimiento. Por último, el órgano inicia el
3° movimiento con una fuga de carácter impresionista, que recapitula sobre el
tema principal antes de llegar al final. La dupla fue sumamente aplaudida al
finalizar la pieza. Seguidamente, Sebastián Achenbach hizo sonar como los
dioses al Kreis en su máximo
esplendor con el fragmento n° 3 de L’Ascension
de Olivier Messiaën (Transporte de
alegría de un alma delante de la gloria de Cristo, que es la suya). Se
inicia con un acorde fff (Fortissimo) seguido
por una fuga en escala cromática, que luego pasa a diatónica con elementos de
atonalidad, dodecafonismo y otros elementos hasta retomar la melodía principal,
para finalizar con otro acorde fff en
tono mayor. No hay que olvidar que el compositor fue un auténtico innovador en
la materia, además de ejercer como organista en la Iglesia Sainte Trinité de París hasta su muerte en 1992.
Posteriormente, Achenbach convocó al
trombonista Matías Bisulca para interpretar el Duetto de concierto para trombón y órgano de Gustav Holst. Es una
de las primeras composiciones del gran músico inglés –quien comenzó en su
juventud como trombonista- y posee un sonido sumamente agradable, de gran
musicalidad –introducido por el trombón y que posteriormente, retoma el órgano-
que posee ciertas reminiscencias wagnerianas (El Holandés Errante). Acto seguido, el trombón recapitula
introduciendo el primer tema para seguir con un espléndido glissandi a cargo del órgano en tono mayor, mientras que el trombón
acompaña con una melodía ricamente elaborada, basada sobre un tema folklórico
inglés. La obra cierra con una fuga introducida por el órgano, donde el trombón
se acopla en tono mayor. Una muy buena actuación y una interpretación exquisita,
donde ambos músicos se lucieron.
Un buen recital de órgano que se
precie de tal no podía dejar de incluir la célebre Toccata de la Sinfonía n° 5
para órgano del compositor francés Charles- Marie Widor. Es el último
movimiento de la mencionada pieza y fue compuesta en 1879 en tonalidad de Fa
sostenido mayor. Representa un desafío para el solista, ya que los pasajes son
de extrema dificultad -alternancia de
cadencias y contracadencias en escala cromática in crescendo- y requieren de una digitación prodigiosa. Una tuvo la
oportunidad de escuchar esta bellísima obra en la Iglesia Luterana de
Minneapolis (Estados Unidos) como postludio en misa, ejecutada por un eximio
organista graduado en la Julliard School of Music. No obstante, la
interpretación de Achenbach fue magistral, logrando ese clima de solemnidad y
sorteando los difíciles pasajes de la obra en una magnífica demostración de virtuosismo.
El Auditorio Nacional deliró en aplausos al finalizar la misma.
Luego de haber escuchado esta obra monumental,
no quedaba lugar alguno para un bis. Los artistas salieron a saludar -respetando
las disposiciones sanitarias vigentes y el distanciamiento social- y a
reencontrarse con el público. En este caso, era la primera aparición de
Sebastián Achenbach en forma presencial luego de una prolongada ausencia. Un
excelente recital para disfrutar de una tarde lluviosa, donde el rey de los
instrumentos brilló en esa magnífica caja de resonancia que es el Auditorio
Nacional.
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