sábado, 13 de marzo de 2021

 

 

 

Dieciséis Meses Después

 

 

RETORNOS, RECUERDOS, EMOCIONES

 

Teatro Colón, Temporada 2021. Ciclo de conciertos en homenaje a Astor Piazzolla en el centenario de su natalicio. Actuación de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Pedro Ignacio Calderón. Solistas: Daniel Binelli (Bandoneón) y la recreación del mítico “Conjunto 9” (Junto a Binelli, Pablo Agri-Brigitta Danko  [Violines], Elizabeth Ridolfi  [Viola], Daniel Martínez [Violonchelo], Juan Pablo Navarro [Contrabajo], Enrique “Zurdo” Roizner [Batería], Ricardo Lew [Guitarra] y Nicolas Gerschberg [Piano]) Claudio Barile (Flauta). Reconstrucción del programa monográfico Piazzolla llevado a cabo en la sala el 11 de Junio de 1983: “Verano Porteño”, “Vardarito”, “Fuga y Misterio”, Concierto para Bandoneón y Orquesta, “Adios Nonino” y “Concierto de Nácar” (Para 9 Tanguistas y Orquesta Filarmónica). Teatro Colón, 12 de Marzo de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Después de 16 meses se pudo retornar a la sala grande del Colón. Epocas difíciles, protocolos sanitarios que pueden parecer desmesurados pero que en vista de lo que últimamente está aconteciendo con el COVID 19, hace reflexionar que tal vez es muy necesario aplicar de esta manera, necesidad de escuchar música en el ámbito correspondiente. Todo esto hace que el ingreso al Colón se haya vivido de modo muy especial. Saludos del personal de sala, cordialidad de la gente de prensa, seguridad que por fin estuvo al servicio del espectador y no para el exceso y la sala con muchos vacíos pero a la que el público que pudo acceder a la misma le pudo poner la calidez que la noche merecía.

 

   La mejor síntesis descriptiva del sentido de este concierto la brindó Daniel “Pipi” Piazzolla  al recordar como El a sus 11 años de 1983 vivió aquella noche a la que su abuelo catalogó “de Triunfo” y que de algún modo, los descendientes del gran Astor y su esposa, Laura Escalada (Presente en el Colón) quisieron revivir. A casi treinta y ocho años fueron de la partida dos participantes de aquella inolvidable jornada: Pedro Ignacio Calderón y Enrique “Zurdo” Roizner y junto a ellos, hicieron su importantísimo aporte Daniel Binelli en Bandoneón, Pablo Agri (Representante de genuina prosapia tanguística, siguiendo las huellas de su Padre (Violinista de Piazzolla) y de Fernando Suarez Paz, recientemente desaparecido, Brigitta Danko (segundo Violín), Elizabeth Ridolfi (Viola), Daniel Martínez (Violonchelo), Ricardo Lew (Guitarra) y  Nicolás Gerschberg (Piano) . También sumó en "Fuga y Misterio" el muy buen aporte de Claudio Barile en Flauta.

 

  Quiero aclarar de entrada que no pienso trazar paralelismo alguno entre aquella noche y esta. Para eso busque Ud. querido lector en las redes sociales o consiga la grabación comercial que en tiempos de Sergio Renán el Colón editó en sociedad con la inolvidable disquería “La Batuta”.  Eso fue irrepetible.

 

  El comienzo recreó los temas que Piazzolla al frente del “Conjunto 9” brindó en aquel momento: “Verano Porteño”, aquí en una versión muy melancólica, invitando más a la recordación en cada compás. “Vardarito”, hecha en muy buena forma y “Fuga y Misterio”, el fragmento de “María de Buenos Aires” que saltó a la fama cuando a algún sonidista del viejo “Teleonce” (que ni siquiera se llama así ahora y que tampoco está más en la calle Pavón) en donde, ¡vaya!, Piazzolla y Escalada se atrajeron durante un reportaje que ella allí le efectuó, se le ocurrió utilizarlo como cortina del programa político “Tiempo Nuevo” comandado por un fanático “Piazzoleano”, Bernardo Neustadt. Aquí comenzó a notarse la excelente labor de Pablo Agri, acaso uno de los violinistas que más “cantan” hoy por hoy el Tango .

 

  La emocionante ovación que el público tributó al Maestro Pedro Ignacio Calderón a su ingreso al escenario fue otro de los puntos culminantes de la noche. Visiblemente conmovido, fue asistido para ascender al podio y desde ese atalaya, al igual que ilustres colegas suyos (Sergiu Celibidache y Zubin Mehta, que lo hicieron en idénticas condiciones), guiar con su noble oficio a una Filarmónica siempre atenta a sus indicaciones.  Podrá molestar la colocación de mamparas entre los instrumentistas de viento que deben quitarse los barbijos, pero estas son las reglas y hay que acostumbrarse, aún cuando esto perjudica la audición ya que literalmente absorbe la mayoría del sonido que se proyecta hacia la sala.

 

  Una correcta versión del “Concierto para Bandoneón y Orquesta”, en la que Nicolás Gerschberg obró como columna vertebral entre el Solista y la Orquesta marcando el ritmo justo y un Binelli técnicamente impecable, a la que se sumó otra de “Adios Nonino” en la que Calderón le pudo otorgar más realce a la Filarmónica, para finalmente converger todos los Interpretes en una convincente versión del “Concierto de Nacar”, acaso la página clásica más vibrante que Astor haya logrado luego de sus “Tres Tangos Sinfónicos”. Aquí sí las virtudes de muchos sumaron para darle categoría a este trabajo, del que su último movimiento fue lo más brillante y redondo escuchado en el concierto y que es la impronta que le dio su autor, arrollador como El era, de un despliegue técnico y energético increíble y de una sensiblidad para captar como pocos el sentido de las cosas.

 

  Es por eso que la noche tuvo el sentido de reecontranos con el Colón, con la muy buena música de Piazzolla, con músicos de primerísimo orden y de la Filarmónica con  Calderón que sigue manteniendo el ascendente sobre los músicos y que por un instante me hizo rememorar las grandes noches de conciertos que tanto les debemos, Creame que estuve transportado en el tiempo a ese punto. Ahora saque Ud. su conclusión.

 

Donato Decina

No hay comentarios:

Publicar un comentario