domingo, 20 de marzo de 2022

 

AL QUE NACE BARRIGON…….

 

Teatro Colón, temporada 2022. Opera: “La Boheme”, en cuatro actos basada en “Escenas de la Vida Bohemia” de Henry Murger, con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa y música de Giacomo Puccini. Elenco: Alexandra Grigoras (Mimí), Galeano Salas (Rodolfo), María Belén Rivarola (Musetta), Armando Noguera (Marcello), Felipe Carelli (Schaunard), Emiliano Bulacios (Colline), Mario de Salvo (Alcindoro), Luís Alberto Jauregui Lorda (Benoit), Ivan Maier (Parpignol), Claudio Rotella (Guardia), Leonardo Fontana (Aduanero), Bianca Palacios Piccaluga (Una Niña). Coro Estable del Teatro Colón,  Director: Miguel MartÍnez, Coro de Niños del Teatro Colón, Director: César Bustamante. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía e Iluminación: Enrique Bordolini, Vestuario: Imme Möller. Puesta en Escena: Stefano Trespidi. Dirección Musical: Alain Guingal. Función del 19 de Marzo de 2022.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

  Si no fuese por la entrega puesta por muchos de los intérpretes vocales, esta versión de “La Boheme” ofrecida por el Colón debería calificarse de regular y llamar la atención de la conducción del primer coliseo por la irrelevancia de la propuesta escénica y la insípida conducción musical. Si tenemos en cuenta la pareja de lujo que encabezó el segundo elenco de la versión 2018, no cabe duda que la dupla actual marca un descenso de calidad a pesar de la entrega puesta en escena por estos intérpretes. En lo visual, Stefano Trespidi falla en conceptos fundamentales como las escenas de conjunto del “Café Momus” en donde inexplicablemente “congela” la escena del vals con los mozos del café a los pies de Musetta en clave de comedia musical. O como en el tercero  cuando ante el pedido de buscar a Marcello, una prostituta trata despectivamente a Mimí y se le ríe burlonamente en la cara. ¿Era necesario?. Alain Guingal al frente de la Estable efectuó una lectura rutinaria. No puede llamarse a esto concertación. Falta de matices, falta de riqueza sonora y, porque no, de sensibilidad. Se ha dicho mucho de la dimensión de la escenografía de Enrique Bordolini estrenada en la versión de 2018. Si el conjunto hubiese sido sólido y las labores homogéneas y de total equipo, no nos estaríamos fijando en minucias. La pareja protagónica conformada por la rumana Alexandra Grigoras y el mexicano-estadounidense Galeano Salas (reemplazante del anunciado Behzod Davronov) nos muestra a dos voces chicas de correcto timbre y correcta gestualidad actoral. Desarrollaron sus carreras fundamentalmente en segundo y tercer circuito europeo pero no terminan de convencer ni de ser superiores a los probadisimos intérpretes nacionales de esos roles. Fueron sostenes fundamentales: Armando Noguera con una labor de menor a mayor, asentándose del segundo acto en adelante con un tercer acto formidable. María Belén Rivarola con una muy buena Musetta impecablemente actuada y cantada. Felipe Carelli con un Schaunard de estupenda factura. Un muy correcto Emiliano Bulacios como Colline e impecables prestaciones de Mario de Salvo como Alcindoro, Luís Alberto Jauregui Lorda como Benoit, Ivan Maier como Parpignol, la niña Bianca Palacios Piccaluga en su dulce aparición del segundo acto , Claudio Rotella como el Guardia y Leonardo Fontana como el Aduanero. El Coro Estable con una muy buena preparación de Miguel Martínez y la muy buena labor del Coro de Niños al mando de César Bustamante. Se intentó comenzar la temporada con un título “gancho” y taquillero. No siempre sale bien. A tomar nota.

 

Donato Decina

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