domingo, 20 de marzo de 2022

 

UN REGRESO CON TODO EL AMOR PROPIO

 

Orquesta Sinfónica Nacional, temporada 2022. Director: Luis Belforte. Solitas: Valentín Garvie (Trompeta), Rodrigo Domínguez (Saxo), Sebastián Achembach (Organo). Programa: Obras de Rudel Rey, Garvie, de Falla y Saint-Säens. Centro Cultural Kirchner, Auditorio Nacional, 18/03/22.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Y por fin la Sinfónica Nacional retornó al escenario del Auditorio Nacional con el mejor orgánico que hoy por hoy puede presentar. Al momento de escribir este comentario, ya Uds. han conocido en Ntro. programa  de ayer, Sábado 19, por las declaraciones de su Coordinador, el Mtro. Marcelo Massun, acerca de las vicisitudes para completar la plantilla de instrumentistas para la presente temporada. Así y todo debo recalcar que en este concierto se han estrenado dos obras de compositores Argentinos en lo que parece ser la recuperación de sus objetivos fundacionales de promoción de los compositores nacionales.

 

  Podrá discreparse por el orden en que fueron ofrecidas las obras que integraron este primer programa (las dos argentinas al comienzo, luego de Falla y cerrar con Saint-Säens), pero como manifesté, se inició con los dos estrenos argentinos. En primer lugar  “Supernova” de Demian Rudel Rey, joven compositor. Se trata de una obra muy concentrada, por momentos de orquestación muy potente y de frondoso discurso orquestal. Hay una sección central sin embargo, en la que se produce un interludio en el que los aerófonos sostienen un acorde base para que el resto de las secciones desarrollen diferentes variaciones y luego retomar con fuerza el momento final. Belforte condujo con suma concentración a las fuerzas orquestales y logró un muy correcto resultado. Un muy respetuoso aplauso acompañado del llamado al escenario al compositor recibió este trabajo que en mi opinión está inscripto en formas musicales que hoy se están dejando de lado, empero, sea bienvenida y le permita al creador seguir desarrollando una labor sostenida.

 

  Valentín Garvie es un destacado compositor y trompetista quien está desarrollando una muy interesante carrera tanto en el campo de la música popular como en el clásico y aquí sorprendió con una composición para una combinación de trompeta, saxo, órgano y orquesta, caracterizada por un comienzo enjundioso en donde los solistas desarrollan sus partes y un espacio librado a la improvisación acompañados por una orquesta muy potente. Aquí también debo expresar que la acústica tantas veces discutida del Auditorio Nacional ayudó a resaltar los “tutti” y por momentos hubo saturación de sonido. Sin embargo la sorpresa sobrevino después ya que el orgánico orquestal se va apagando, el escenario quedó en penumbras y desde los laterales de la bandeja del tercer piso del Auditorio emergieron los aerófonos acompañando las improvisaciones fuera de escena del Saxo, del propio Garvie que con su trompeta fue interpretando desde distintos sectores fuera de escena y la apoyatura del órgano manejado de forma irreprochable por Achembach. Al igual que la orquesta, los aerófonos también fueron disminuyendo su sonido hasta su extinción total, la sala se oscureció aún más, saxo y trompeta culminaron su intervención y quedo solamente iluminado el órgano en donde Achembach de modo impecable cerró la obra en la sala totalmente oscurecida. Un estupendo trabajo. Original, creativo y sumamente interesante, realzado por el acompañamiento estupendo de Belforte y la Orquesta.

 

  Luego de una primera mitad intensa, la Sinfónica acometió con la versión orquestal definitiva de los fragmentos de “El Amor Brujo” de Don Manuel de Falla. Belforte logró plasmar la riqueza de matices, los momentos de intimidad y la paleta de color con la que Don Manuel describe a Andalucía en su música. Muy efectivas las respuestas de todas las secciones de la Orquesta y como es lógico con punto culminante en la “Danza Ritual del Fuego”, aplaudida a pesar de los últimos números que aún faltaban ofrecer.

 

  Y para el cierre, la versión orquestal de la “Danza Macabra” de Camille Saint-Saëns en la que brilló la labor solista del Concertino José Daniel Robuschi y en donde ese trasfondo intenso y misterioso fue muy bien expresado por la orquesta con la segura guía de Belforte.  La gente pedía más y los maestros no se hicieron rogar. El bisado de la “Danza Ritual del Fuego” para cerrar una noche de reencuentros, buena música, una irreprochable labor de Luís Belforte y una entrega de la Orquesta la que con un orgánico no muy frondoso rindió como si hubieran más de cien músicos en el escenario.

 

 

Donato Decina

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