Excelente versión de la 1° sinfonía de Mahler en el Teatro Argentino de La Plata
UN TITÁN CON SELLO E IMPROMPTA PLATENSES
(sin aludir a lo futbolístico)
Martha CORA ELISEHT
Para todos aquellos que no estén muy emparentados con el mundo del fútbol,
una de las estrellas indiscutidas de Boca Juniors ha sido Martín Palermo -apodado “el
Titán” por los hinchas xeneizes-, quien fue también gran figura del club Estudiantes de
La Plata antes de desarrollar y culminar su carrera deportiva en Boca. Sin embargo, no
se trata precisamente de este titán al cual hace alusión el título de esta nota, sino a la
impresionante versión de la Sinfonía n°1 en Re mayor de Gustav Mahler, hecho que
tuvo lugar en la sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino de La Plata -Centro
Provincial de las Artes- el pasado domingo 17 del corriente bajo la dirección musical de
Carlos Vieu al frente de la Orquesta Estable de dicho organismo, con participación de
los siguientes solistas: Marcelo Balat (piano), Carolina Ortega y Ayelén Isala
(sopranos), Rosana Bravo (mezzosoprano), Lautaro Chaparro y Miguel Lescano
(tenores) y Alfredo Martínez Torres (barítono).
El programa estuvo integrado por las siguientes obras:
- Fantasía Coral en Do mayor, Op.80 para ´piano, solistas y orquesta- Ludwig
van BEETHOVEN (1770-1827)
- Sinfonía n°1 en Re mayor, “El Titán”- Gustav MAHLER (1860-1911)
Tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino Nicolás Favero,
los integrantes del Coro Estable y los solistas hicieron su aparición sobre el escenario
junto a Carlos Vieu y Marcelo Balat para interpretar la Fantasía Coral en Do menor de
Beethoven, que fuera compuesta y estrenada en Viena en 1808. No se conoce con
certeza quién escribió el texto y se cree que el arreglo para su composición estuvo a
cargo de Christoph Kuffner Es muy similar en cuanto a su estructura al último
movimiento de la Sinfonía n°9 “Coral”, con la única diferencia es que comienza con
una introducción lenta y virtuosa a cargo del piano (Adagio) hasta la introducción del
tema principal (Allegro) a cargo de los violoncellos y contrabajos. Tras la introducción
del tema coral a cargo del piano, las flautas, oboes, clarinetes y las cuerdas realizan
variaciones sobre el tema. Posteriormente, luego del acompañamiento orquestal en
forma conjunta con el piano en varias secciones (Meno allegro/ Adagio ma non troppo/
Marcia, assai vivace), se repite el tema instrumental del primer Allegro como
introducción a la entrada del coro, cuando las sopranos cantan el tema principal en trío
con la mezzosoprano, que es tomado posteriormente por los tenores y el bajo, y luego,
por el coro en tutti (Allegretto ma non troppo). La obra finaliza con una coda en Presto
junto a la orquesta, coro y piano. Fue una versión prolija y correcta, pero quizás, no lo
suficientemente imbuida del espíritu beethoveniano en materia de matices y sutilezas. El
desempeño de Marcelo Balat fue muy bueno, al igual que el del coro -magistralmente
dirigido y preparado por Santiago Cano- y los solistas.
A diferencia de la mencionada obra de Beethoven, la orquesta brindó una excelsa
versión de la Sinfonía n°1 en Re mayor “El Titán” de Mahler, que sonó majestuosa
desde su inicio y se mantuvo durante los 4 movimientos que la integran (Langsam,
schleppend (Lento, lentamente)/ Scherzo: kräftig bewegt, doch nicht zu schnell
(Scherzo: vigoroso, pero no muy rápido)/ Trauermarsch: Feierlich und gemessen, ohne
zu schleppen (Marcha fúnebre: solemne y mesurada, sin arrastre)/ Stürmisch bewegt
(Tormentoso, agitato)). Fue compuesta entre 1887 y 1888 y concebida como un extenso
poema sinfónico dividido en dos partes y 5 movimientos y debe su apodo a la novela
homónima de Jean Paul Richter. Posteriormente, Mahler aclaró que nunca se basó en
ella como fuente de inspiración, sino que utilizó música de su frustrada ópera Rübezahl
y de Canciones de un caminante (Lieder eines fahrenden Gesell), donde se puede
apreciar un insert de esta última en el 1° movimiento. Sin embargo, su estreno en 1889
fue un fracaso rotundo, motivo por el cual Mahler realizó una revisión posterior de la
misma y eliminó un movimiento. La versión definitiva - que se conoce hasta la
actualidad- corresponde a la última revisión efectuada en 1894 en Weimar. Es una de las
sinfonías más ejecutadas por orquestas -tanto nacionales como extranjeras- y, por ende,
una ha escuchado innumerables versiones de esta monumental sinfonía por directores de
la talla de Zubin Mehta o Rafael Frühbeck de Burgos. En la presente versión y, desde
los primeros compases, se notó que hubo un notable trabajo de afinación, ajuste y
sonido, lo que no sólo ayudó a que todos y cada uno de los integrantes de la orquesta se
lucieran, sino que, además, contribuyó a que fuera una versión de excelencia en todos
los aspectos, con perfecto lucimiento de los solistas -sobre todo, el solo de contrabajo al
inicio del 3° movimiento y los metales y percusión en el 4°-.Naturalmente, el esfuerzo
del director y los músicos se vio coronado por una ovación de aplausos y vítores al
finalizar la misma.
Sin hacer alusiones relacionadas con el deporte, la presente versión de El Titán ha
sido una de las mejores de esta célebre obra ofrecida por una orquesta argentina y un
muy buen inicio de temporada sinfónica en La Plata. Una versión de antología, con
sello e impronta propios.
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