miércoles, 17 de abril de 2024

 


El Maestro Antonio Formaro hoy durante su recital en el Salón Dorado del Teatro Colón. Créditos: Martha Cora Eliseht


Extraordinario recital de piano de Antonio Formaro en el Salón Dorado


MAESTRÍA EN INTERPRETACIÓN EN CLÁSICO Y


ROMÁNTICO


Martha CORA ELISEHT


Antonio Formaro es uno de los mejores pianistas argentinos de la actualidad y lo

demuestra en cada una de sus presentaciones -tanto en conciertos como solista como en

recitales-. Este eximio intérprete tuvo a su cargo la apertura de los recitales de piano en

el Salón Dorado del Teatro Colón el pasado miércoles 17 del corriente, donde ofreció el

siguiente programa:

- Rondo n°2 en La menor, K.511- Wolfgang A. MOZART (1756- 1791)

- Fantasía en Fa sostenido menor, Op.28 (“Sonata Escocesa”) – Félix

MENDELSSOHN BARTHOLDY (1809-1847)

- Estados de ánimo, Suite Op.73- Edvard H. GRIEG 81843-1907)

- Scherzo n°2 en Si bemol menor, Op.31- Frederic CHOPIN (1810-1849)

Con un repertorio comprendido entre la etapa clásica y el romanticismo, Antonio

Formaro inició el recital con el mencionado Rondó K.511 de Mozart, compuesto en

1787 y que consta de un único movimiento (Andante) cuyo tema principal en La menor

consta de 8 notas, mientras que el primer episodio -escrito en Fa mayor- usa

semicorcheas. Cierra con un segundo episodio en la tonalidad inicial de La mayor,

caracterizado por presentar tresillos de semicorcheas. La interpretación fue sumamente

precisa, transparente y cristalina y sonó auténticamente mozartiana. Lo mismo sucedió

con la Fantasía en Fa sostenido menor op.28 “Sonata Escocesa” de Mendelssohn,

compuesta en 1833, logrando un sonido envolvente desde el glissando inicial del 1°

movimiento (Con moto agitato. Andante) y perfecta resolución de los crescendi en el 1°

y 2° movimiento (Allegro con moto). Su prodigiosa digitación fue clave para encarar el

dificilísimo Presto final, que consta en un torbellino de escalas ascendentes y

descendentes en 9/8 y 12/8, logrando una versión excepcional. Formaro es un

especialista en Mendelssohn y lo demostró con creces ante un Salón Dorado

prácticamente colmado de gente.

La suite para piano Estados de ánimo (Sstemninger), Op.73 es, quizás, una de las

obras menos conocidas de Edvard Grieg y fue compuesta entre 1901 y 1905. Consta de

7 números (Resignación/ Scherzo-impromptu/ Cabalgata Nocturna/ Canto folk/ Estudio

(homenaje a Chopin/ Serenata de estudiantes/ Lualåt (Canción montañesa)), donde el

compositor toma melodías y danzas folklóricas noruegas (halling, springar) hilvanadas

en diferentes tonalidades, que representan los estados de ánimo expuestos

anteriormente. El primer número (Resignación) posee un tema oscuro y sombrío,

mientras que el Scherzo- impromptu es un springar de carácter vivaz y luminoso. El

tercero (Cabalgata nocturna) es un aire noruego típico en tempo de halling y el Canto

folk, un bellísimo nocturno en tono menor, que abre con un glissando que descolló por

la sutileza y precisión en su interpretación. Por su parte, el Estudio en homenaje a


Chopin posee numerosas semejanzas y reminiscencias del Estudio Revolucionario del

compositor polaco. En este número, Formaro brindó una versión majestuosa y

arrolladora merced a sus prodigiosas digitación y pulsación. La serenata de estudiantes

sonó fresca y limpia, para culminar con Lualåt (Canto montañés), una melodía en tono

menor que remeda el sonido del langeleik -instrumento musical noruego de sonido

similar a una cítara-. La versión ofrecida fue estupenda y el artista recibió numerosos

aplausos tras su interpretación para, posteriormente, culminar el recital con el

celebérrimo e imponente Scherzo n°2 en Si bemol menor, Op.31 de Chopin, compuesto

entre 1835 y 1837. Una versión de fuste, que sonó sumamente precisa y, a la vez,

arrolladora, lo que le valió numerosos aplausos y vítores al final del concierto.

Naturalmente, no podía faltar un bis y el pianista eligió una obra en la que es

experto: el Preludio y fuga n°1 de Mendelssohn, que sonó magistralmente, motivo por

el cual se retiró sumamente aplaudido. Un inmejorable inicio de un ciclo prometedor

dentro de la amplia gama de propuestas que el Salón Dorado tiene para ofrecer durante

el transcurso del corriente año y una maestría en interpretación de un repertorio que

osciló entre lo clásico y lo romántico.

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