Esdras Campos, Emmanuel Sieffert y la Orquesta Sinfónica Nacional durante la interpretación del Concierto Para Violonchelo y Orquesta de Antonin Dvorak. Fotografía de la autora del presente comentario.
Espectacular retorno de Emmanuel Siffert al frente de la Sinfónica Nacional en el
Palacio Sarmiento
EL SUTIL ENCANTO Y ARMONÍA DE LA VIDA FAMILIAR
Martha CORA ELISEHT
Galardonado como Mejor Director de Orquesta Extranjero de la Temporada
2024 por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina durante el transcurso del
corriente año, Emmanuel Siffert volvió a sus funciones como principal director invitado
de la Orquesta Sinfónica Nacional tras un rutilante suceso con la Orquesta de Cámara de
Chile -de la cual es director titular-. Y lo hizo el pasado miércoles 10 del corriente en el
Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento junto al mencionado organismo
sinfónico, donde participó como solista el violonchelista Esdras Campos con un
programa sumamente atractivo, integrado por las siguientes obras:
- Concierto en si menor para violoncello y orquesta, Op.104- Antonin DVOŘAK
(1841-1904)
- Sinfonía Doméstica, Op.53- Richard STRAUSS (1864-1949)
Luego de los anuncios sobre las obras y la tradicional afinación de instrumentos,
el director y el solista tomaron sus respectivos puestos obre el escenario para ofrecer
una magnífica versión del célebre concierto de Dvořak, compuesto en 1895 durante su
estadía en Estados Unidos mientras se desempeñaba como director del Conservatorio de
Música de New York. Su estilo es netamente romántico, escrito en forma de sonata en
tres movimientos (Allegro/ Adagio ma non troppo/ Finale: Alegro moderato- Andante-
Allegro vivo), donde Dvořak introduce melodías folklóricas típicas de su país de
carácter dramático en los dos temas presentados por la orquesta en el 1° movimiento
antes de la intervención del cello, que son retomados posteriormente por el instrumento
solista. En cambio, el Adagio ma non troppo posee un clima más nostálgico y
melancólico, donde se introduce un lied del propio compositor (“Déjame solo”, Op.82)
y culmina plácidamente, mientras que introduce melodías folklóricas checas en el
último para terminar con un final brillante. Al enterarse de la muerte de su cuñada y
amiga Josefina Cermáková, Dvořak decidió componer este final y dedicarlo a su
memoria para que su evocación siguiese aún más viva. Independientemente del sesgo de
preferencia de este concierto por parte de esta cronista, en la presente versión pudo
apreciarse una muy buena calidad de sonido desde la introducción por parte del
clarinete marcando el primer tema del 1° movimiento – muy buena labor de Agustina
Garvaglia- que se mantuvo durante todo el desarrollo de la obra, donde la mayoría de
los solistas de cada grupo de instrumentos se lucieron en sus respectivas intervenciones;
particularmente, los de corno, oboe y el concertino Jeremías Petruff. El desempeño de
Esdras Campos fue brillante: demostró un perfecto dominio del instrumento en fraseo,
cadencias, trinos y cascadas fueron de una perfección absoluta y, además, se lo notó
perfectamente compenetrado con la obra. Debido a que el violoncello es el instrumento
más parecido a la voz humana, posee múltiples matices que le permiten “cantar” la
melodía, que fue la característica de esta gran interpretación. Por su parte, Siffert resaltó
los respectivos matices dramáticos y románticos característicos de esta obra – sobre
todo, en el Adagio ma non troppo central- mediante una impecable y sólida marcación,
logrando una versión de fuste y un perfecto lucimiento del solista. Tal así fue, que el
público estalló en aplausos tras su interpretación y Campos tuvo que ofrecer un bis: la
Courante de la Suite n°1 en Sol mayor BWV 1007 de Bach, donde el músico volvió a
lucirse y se retiró muy aplaudido.
Tras el suceso alcanzado con Vida de Héroe, Richard Strauss decidió componer -
como contrapartida- una obra que retratase su vida familiar. Así nació en 1903 la
Sinfonía Doméstica Op.53, cuyo estreno tuvo lugar en el Carnegie Hall de New York en
1904 con la presencia del compositor en el podio y que tuvo muy buenas recepción y
crítica desde el principio. Posteriormente, Gustav Mahler la estrenó en Viena durante el
transcurso de ese mismo año y también tuvo una repercusión sumamente favorable. En
realidad, no se trata de una sinfonía propiamente dicha, sino de un extenso poema
sinfónico de aproximadamente 45 minutos de duración, que posee 4 secciones:
1) Introducción y desarrollo de temas, donde se muestran los 4 correspondientes al
marido (cómodo (gemächlich), ensoñación (träumerich), heroico (mürrisch) y
ardiente (feuerig)) escritos en la tonalidad de Fa mayor; los de la esposa (vivaz y
alegre (sehr lebhaft) y grazioso) en Si mayor y el del hijo, en Re menor
(tranquilo/ ruhig)
2) Scherzo (La felicidad de los padres- Juego infantil /Canción de cuna/ El reloj
marca las 7 de la tarde)
3) Adagio (Hacer y pensar/ Escena de amor- Sueños y preocupaciones/ El reloj
marca las 7 de la mañana)
4) Finale: El despertar y la disputa feliz- Feliz confusión
A su vez, el último movimiento posee dos temas que se entrelazan con los temas
(leitmotiv) correspondientes a los integrantes de la familia en un auténtico enjambre de
matices y texturas sonoras que desembocan en una doble fuga para lograr los efectos
sonoros de confusión feliz antes del final. Es una obra que se representa en muy escasas
oportunidades por su poderosa orquestación y un orgánico que lleva cuerdas, percusión-
que incluye pandereta, bombo, timbales y glockensspiel-, dos arpas, 3 flautas, piccolo,
dos oboes, oboe d’amore, corno inglés, 3 clarinetes (2 en Si bemol y el 3°, en Fa),
requinto, clarinete bajo en Si bemol, 4 fagotes, contrafagot, 4 saxofones (soprano en Do,
alto en Fa, barítono en Fa y bajo, en Do), 8 cornos en Fa, 4 trompetas, 3 trombones y
tuba. La última representación de esta obra monumental tuvo lugar en 2017 por la
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires bajo la dirección de Enrique Diemecke y no se
volvió a escuchar en el medio local hasta la presente versión, donde Emmanuel Siffert
descolló en una interpretación excelsa desde el principio hasta el final de una obra
tremendamente difícil y complicada, pero brillante desde todo punto de vista: desde las
entradas de los leitmotiv correspondientes a los integrantes de la familia -abordadas con
una precisión absoluta- , el desarrollo, los matices, alternancia de temas, manejo de
tempi hasta lograr que el canto interno de la orquesta fuera magistral. Alcanzó su clímax
en la Canción de cuna – donde Strauss cita la Canción de gondoleros de las Canciones
sin palabras Op.196 de Mendelssohn y la desarrolla de manera sublime- y en la Escena
de amor- Sueños y preocupaciones, donde el plano onírico estuvo perfectamente
logrado desde el punto de vista sonoro. La sensibilidad y el temperamento apasionado
del director se pusieron de manifiesto en la espectacular doble fuga de la última sección,
donde logró un final apoteótico y sublime. Una no escuchaba una versión tan vibrante y
excelsa de esta obra desde la ofrecida por Franz-Paul Decker en 1987 al frente de la
Filarmónica de Buenos Aires, que se transformó en punto de referencia. Y. en este caso,
el Auditorio Nacional se puso unánimemente de pie en una ovación de aplausos y
vítores ante una interpretación de carácter superlativo.
El 2025 es un año dorado para Emmanuel Siffert en materia de repertorio, rescate e
interpretación de obras sumamente complejas y de difícil abordaje. Lo logró con la
maravillosa interpretación de la Sinfonía n°3 de Mahler en Mayo del corriente año junto
a la Sinfónica Nacional; tuvo un rutilante suceso con la Sinfonía n°7 de Mahler en Chile
y, además, estrenó la sinfonía Long Live Freedom de Lalo Schifrin y Rod Schejtman -
obra póstuma del compositor argentino, fallecido durante el transcurso del corriente
año-. Ganó el premio de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina al Mejor
Director de Orquesta extranjero y descolló con la interpretación de la Sinfonía
Domestica en este último concierto. Y va por más en materia de obras inéditas para el
público argentino. Parece ser que los buenos augurios de año nuevo en materia de éxitos
y suceso se cumplen y se hacen realidad.
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