Muy buen concierto del Ensamble
CONCENTUS en el Palacio Domingo F. Sarmiento
UN
RETORNO MUY ESPERADO EN UN GRAN ANIVERSARIO
Martha
CORA ELISEHT
Luego
de un lapso de ausencia de los escenarios porteños, el Ensamble
CONCENTUS volvió a presentarse en Buenos
Aires de la mano de su titular – Ricardo Sciammarella- con un solista de lujo:
nada más ni nada menos que el violinista Pablo Saraví en el marco de los
festejos por los 125 años de la Fundación Beethoven. La cita tuvo lugar en el Auditorio Nacional
del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado domingo 31 de Agosto para
interpretar el siguiente programa:
-
Sinfonía n°63 en Do
mayor, Hob. I (“La Roxelane”) (segunda
versión)- Franz Joseph HAYDN (1732-1809)
-
Romanza n°1 en Sol
mayor para violín y orquesta, Op.40
-
Romanza n°2 en Fa
mayor, para violín y orquesta, Op.50- Ludwig
van BEETHOVEN (1770-1827)
-
Sinfonía n°40 en Sol
menor, K.550 (segunda versión)- Wolfgang A.
MOZART (1756-1791)
Previamente
al inicio del concierto, el maestro Sciammarella se dirigió al público provisto
de un micrófono no sólo para agradecer su presencia, sino también a las
autoridades de la Fundación Beethoven y, muy especialmente, a su presidente
-Pupi Sebastiani- y a los patrocinantes por el apoyo brindado para la
realización de este concierto.
Tras
la tradicional afinación de instrumentos de época, el concierto comenzó con una
muy buena versión de la mencionada sinfonía de Haydn, denominada “La
Roxelane” en homenaje a la cautiva rusa Alexandra Lisowska (1506-1558,
conocida con dicho apodo por su cabello rojizo) quien, posteriormente, se
transformó en la única esposa legítima del sultán Solimán el Magnífico (1494-1566)
y pasó a la historia como Hürrem. Compuesta entre 1777 y 1779, pertenece
al segundo período sinfónico del compositor, cuando formaba parte de la corte
Esterházy (1761-1790) y posee dos versiones: la primera, escrita para orquesta
de cuerdas, dos oboes, dos fagotes, dos trompas, dos trompetas y timbales, y la
segunda, sin percusión y con una flauta, dos oboes, un fagot y dos trompas más
las cuerdas. Las dos poseen 4 movimientos (Allegro en Do mayor, 3/4 / Allegretto:
La Roxelane en Do menor, 2/4 / Menuetto: Trío en Do mayor, ¾ y Finale:
presto en Do mayor, 2/4) pero en la segunda, la diferencia se
produce en el último, mientras que en la primera es Finale: prestissimo (en
2/2). El criterio historicista típico del CONCENTUS se puso de
manifiesto por el empleo de cuerdas de tripa y réplicas de instrumentos de
época como los oboes, los fagotes y las trompas. Debido a la alta humedad
reinante en el día del concierto ocasionada por las inclemencias climáticas, se
apreció cierta imprecisión en las maderas, pero que no opacó la muy buena labor
del conjunto, que recibió numerosos aplausos.
Seguidamente,
Pablo Saraví hizo su presentación sobre el escenario para presentar dos obras
de juventud de Beethoven: sus Romanzas para violín y orquesta,
compuestas durante su juventud entre 1798 y 1802. La primera fue su Romanza
en Fa mayor, Op.50, pero lleva el n°2 porque recién se publicó en
1805, mientras que la n°1 en Sol mayor. Op.40 fue compuesta en 1802 y se
publicó al año siguiente. Ambas están escritas en un único movimiento (Adagio
cantábile) en rondó con dos espacios contrastantes. La
interpretación fue brillante, con una actuación impecable por parte de Pablo
Saraví y una marcación muy precisa y segura de Ricardo Sciammarella, quienes se
retiraron sumamente aplaudidos y ovacionados.
Como
obra de cierre, el Ensamble brindó una magnífica versión de la celebérrima Sinfonía
n°40 en Sol menor, K.550, denominada también Gran Sinfonía en Sol menor para
diferenciarla de la Pequeña Sinfonía en Sol menor, n°25. Fueron las dos
únicas sinfonías que Mozart compuso en modo menor y en la misma tonalidad.
Compuesta en 1788 junto con sus homónimas n°39 y 41 (“Júpiter”), también
posee dos versiones: en la segunda, el genio de Salzburgo introduce dos
clarinetes y modifica definitivamente la orquestación vienesa típica de la
época. El claroscuro característico de esta pieza predomina en sus 4
movimientos (Molto allegro/ Andante/ Menuetto- Allegretto- Trío / Allegro
assai) y la versión ofrecida fue un broche de oro por su alta calidad y
jerarquía interpretativa. Representó lo mejor de la noche y el público ovacionó
a los intérpretes.
A
pesar de haber sido un espectáculo de alta calidad con intérpretes de primer nivel
y entrada libre y gratuita, el mal tiempo reinante jugó en contra con respecto
de la asistencia de público. Una pena, porque no es fácil organizar un programa
con criterio historicista con instrumentos de época. La excelencia del conjunto
amerita mucho más.
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