HAY QUE
MEDIR MUY BIEN LA LONGITUD DEL SALTO
“Juventus
Lyrica”, Temporada 2017: “Turandot”, Música de Giacomo Puccini con Libreto de: Giuseppe
Adami y Renato Simoni, basado en la obra teatral homónima de Carlo Gozzi.
Ofrecida en reducción orquestal de Enrico Minaglia. Interpretes: Svetlana
Volosenko ( Princesa Turandot), Justo Rodríguez Sánchez (Príncipe Calaf), Ivana
Ledesma (Liu, esclava), Felipe Cudina Bregovic (Rey Timur de Tartaria),
Norberto Lara (Emperador Altoum), Fernando Grassi (Ministro Ping), Pablo Urban
(Ministro Pang), Jerónimo Vargas Gomez (Ministro Pong), Walter Aon (Mandarín).
Coro de Juventus Lyrica. Coro de Niños. Escenografía: Ana D’Anna-Constanza Pérez
Maurice. Vestuario: María Jaunarena, Iluminación: Gonzalo Córdova. Dirección
del Coro de Niños: Rosana Bravo. Preparación Musical, Dirección Coral y
Orquestal: Antonio María Russo. Preparación Actoral y Dirección Escénica: Ana
D’Anna. Función del 1º de setiembre de 2017.
NUESTRA OPINION: BUENO.
No siempre se mide la magnitud del salto cuando se
enfrenta un desafío como es el de programar un título de “Gran Opera” para
desarrollar en un Teatro con un escenario que a priori no ofrece todas las
condiciones para albergar un título de las características de “Turandot” de
Giacomo Puccini, por lo que mi interés fue al enterarme que Juventus lyrica lo
encararía en el Teatro Avenida, el de establecer como se encararía la puesta,
bajo que marco escénico, como sería la versión orquestal y cual la prestación
de las voces protagónicas ante un bocado tan apetecible como de grandes dimensiones. Mi conclusión (luego de
presenciar el estreno) es que el resultado final fue digno en cuanto al
esfuerzo realizado, aunque por momentos el espectáculo pendió de un hilo debido
a algunos detalles escénicos y, fundamentalmente, algunos detalles musicales
que desgranaré a continuación.
Ana D’Anna
afrontó la puesta escénica con muchos de los recursos que le conocemos desde
siempre. El uso integral del espacio, el concepto de “derribar” la cuarta
columna, haciendo que los interpretes avancen sobre la sala, como por ejemplo
los protagonistas, que lo han hecho en una pasarela instalada por delante del
foso orquestal, o el Coro de Niños actuando tanto en los palcos como en el
ingreso principal a la platea. Eso fue interesante. En cambio, la escenografía
que diseñó junto a Constanza Pérez Maurice ocupa la mayoría del escenario,
dejando poco espacio para el desplazamiento de la masa coral,como lo fue
percibido fundamentalmente en el segundo acto, en donde además del Coro de
Niños ubicado en la entrada de platea, el de mayores debió hacerlo sobre el
lateral izquierdo para el público. Discutible fue también la decisión de
colocar el Trono del Emperador Altoum al mismo nivel del pueblo en esta escena,
en donde Turandot someterá a Calaf al acertijo de los enigmas. Ccomo
consecuencia de ello, Liu debió espetarle a Calaf el célebre “E per tu amore…”
durante el segundo enigma atravesando la multitud y a la guardia y colocarse
casi al lado del Príncipe y del Emperador. Con respecto al vestuario diseñado
por María Jaunarena, llamó la atención el que las damas de compañía de la
princesa lucieran como atuendo kimonos blancos,
mientras todos los demás usaron vestimentas acordes a la época y usanzas
chinas. Por lo demás el resto del trabajo escénico tuvo rigor histórico,
recibió el beneplácito de la concurrencia y actoralmente estuvo muy
correctamente marcado. Complemento fundamental en todo esto fue la iluminación
de Gonzalo Córdova que no dejó detalle librado al azar.
Musicalmente
hablando, no fue feliz la elección de la reducción orquestal de Enrico Minaglia,
de la que al momento de escribir esta crónica no he podido obtener ni en la
página web de la Casa Ricordi de Milán, ni por los buscadores de Internet,
fecha de realización y la cantidad de
instrumentistas. El orgánico al que refiere el programa de mano es de treinta y
séis instrumentístas de los cuales trece son violines entre primeros y
segundos, cuatro violas, cuatro violonchelos, dos contrabajos, un clarinete, un
oboe, un fagot, dos cornos, una flauta, un trombón, una trompeta, celesta, un
árpa y tres percusionistas. El resultado de esta reducción trae aparejado una
pobreza de sonido notable, una falta de énfasis increíble en pasajes
resolutorios como en el cierre del primer acto y en la escena final, en donde
las trompetas son fundamentales y aquí la única que registra la reducción tiene
reservado solamente trabajo de apoyo en esos pasajes. Así las cosas, el trabajo
del Maestro Russo mostró un coro correctamente preparado y una versión musical
de trazo grueso, no tuvo detalles “finos” y se lo vio muy preocupado por todo
lo que ocurría en el foso, por lo que jugó en contra la Pasarela de la puesta y
que los interpretes de Turandot y Calaf entraran
a destiempo en esta escena, al igual que el Coro al comienzo de su
participación en la función. En cambio el coro de Niños, preparado por la
siempre muy eficiente Rosana Bravo tuvo notable lucimiento en todas sus
intervenciones.
En lo
vocal, Svetlana Volosenko encaró el muy
difícil rol protagónico. Lo hizo con voz acerada, caudalosa y muy bien
colocada, aunque su dicción italiana no haya sido la mejor. Tuvo sólida
actuación y se la vió muy segura en todo momento, El Tenor Paraguayo Justo
Rodríguez Sánchez compuso a Calaf de menor a mayor, comenzó algo tenso, se
soltó a partir de la escena de los enigmas del segundo acto y remató su faena
con un muy buen “Nessun Dorma”. La gran triunfadora de la noche fue la Soprano
Rosarina Ivana Ledesma como Liu. Dueña de voz aterciopelada y gratísimo timbre,
conquistó al público con un magnífico “Signore Ascolta”, un estupendo mano a
mano con los demás al final del primer acto sobrellevando la carga dramática y
remató con una soberbia interpretación de “Tu che di gel sei cinta”. Es muy
buena actriz y convenció en todo sentido. Fernándo Grassi como Ping fue un
verdadero bastonero de la escena, haciendo gala de todas sus cualidades vocales
y actorales, secundado muy bien por Pablo Urban como Pang y Jerónimo Vargas
Gomez como Pong, el que también exhibió potente caudal desde afuera de escena
al dar voz al desgarrador “Turandot” del Príncipe de Persia al caer la hoja del sable sobre la cabeza.
Norberto Lara encarnó al Emperador Altoum. Si bien Puccini lo describe como un
“Viejo Decrépito”, según el Comentario de la Directora de Escena en el programa
de mano, no por ello su interpretación debe ser de la misma forma, sea quien
sea el que haya tomado esa decisión, cuando sabemos bien que con su voz real lo
puede hacer muy bien y que es como se lo hace mayoritariamente en todo el
mundo. Finalmente Walter Aon como el mandarín tuvo un correcto desempeño.
Por todo lo
que les he expuesto, es que insisto en que debe medirse muy bien la magnitud
del salto al afrontarse una obra de tamañas características. Queda la
experiencia, la que sin duda servirá para mucho cuando se quera afrontar otro
desafío de iguales características.
Donato Decina
Para nada de acuerdo. asistí el domingo y me encantó. el teatro lleno aplaudió entusiasmadamente. Habiá mucha gente joven y aún niños. Me pareció que la puesta y el vestuario fueron muy apropiados para las limitaciones de espacio y presupuesto. En el Colón con el presupuesto público se dilapida en monstruosidades. Agradezco a Juventus el repertorio ya que nos acerca las óperas de los grandes en versiones muy buenas. A los críticos ahora solo les parecen buenas las operas contemporáneas y las puestas extemporáneas. Con todo respeto.
ResponderEliminarEstimada Lydia, asistí el Viernes al estreno y el elenco era diferente al suyo. Ratifico mi impresión de la puesta, hay errores notorios y en cuanto a la reducción orquestal que se ofreció fué pobrísima.
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