UNA INTERPRETACIÓN PARA RECORDAR
Excelente
inicio del Ciclo Integral de las sinfonías de Schumann en la Usina del Arte
El pasado sábado 7 del corriente comenzó el ciclo
Integral de las Sinfonías de Robert Schumann (1810-1856), que tuvo lugar en la
Usina del Arte a cargo de la Orquesta Estable del Teatro Colón, dirigida por
Nicolás Rauss.
Hacía rato que no se brindaba un ciclo sinfónico
integral de este gran compositor alemán, quien fuera uno de los máximos
exponentes e impulsores del romanticismo musical germano. Sus cuatro sinfonías
son obras de difícil ejecución, que requieren de un equilibrio orquestal muy
preciso y, al mismo tiempo, poseen un fraseo que, a veces, dificulta el mencionado
equilibrio entre los diferentes planos sonoros.
Pero no ha sido impedimento para ese maravilloso organismo sinfónico que
es la Estable, que sonó majestuosa, marcial y, al mismo tiempo, romántica.
Podrá parecer una redundancia, pero a veces es difícil para el periodista
especializado encontrar sinónimos que describan exactamente dicha impresión
sonora. Además, la excelente acústica de la sala sinfónica de la Usina del Arte
contribuyó para que eso pudiera suceder.
Como no podía ser de otra manera, el concierto
comenzó con la 1° Sinfonía en Si bemol mayor, Op.38 (“Primavera”), donde el director no sólo marcó a los músicos los
diferentes tempi desde el 1°
movimiento (Andante un poco maestoso-
Allegro molto vivace) sino que
además, contagió su entusiasmo hacia los
músicos. Esto se puso aún más de manifiesto en el 2° movimiento (Larghetto), donde los metales
(trombones, trombón bajo y cornos) deben lograr un efecto que suene marcial y
dulce al mismo tiempo. Las intervenciones de los solistas de los diferentes
grupos de instrumentos han sido muy bien logradas y muy elogiadas por el
público a la hora de aplaudir. El fraseo y el Cantabile del 3° movimiento (Scherzo:
molto vivace- trio I e molto piú vivace- trio II) estuvieron perfectamente
logrados en las cuerdas, actuando como guías Freddy Varela Montero (violines) y
Stanimir Todorov (violoncellos). También tuvo una actuación muy destacada el
flautista Jorge de la Vega en los solos correspondientes para dicho
instrumento. Y la orquesta estalló en el movimiento final (Allegro animato e grazioso), bajo la excelente batuta del suizo
Nicolás Rauss, quien tuvo el gran mérito de dirigir ambas obras de memoria.
El programa se completó con la Tercera Sinfonía en
Mi bemol mayor, Op. 97 (“Renana”), que es de lo más conocido de la producción
sinfónica del compositor y forma parte de numerosos programas de conciertos.
Sus cinco movimientos (Allegro vivace-
Lebhaft/ Scherzo: sehr mässig/ Intermezzo- nicht Snell/ Feierlich/ Lebhaft) requieren
ser ejecutados de manera precisa, firme y contundente; precisamente, por sus
explicaciones en alemán (Vívido- Animado/
Muy moderado/ No muy rápido/ Solemnemente/Animado). Y, tal cual está
expresado en su idioma original -por expresa indicación del compositor-, fue
así cómo se ejecutó. Naturalmente, la sala estalló en aplausos al final.
Este Ciclo se completará con otros dos conciertos,
que tendrán lugar en la misma sede el 16 de Junio, donde se interpretarán las
Sinfonías 2° y 4°, a cargo de Rodolfo Saglimbeni, y los días 21 y 22 de
Diciembre, donde Enrique Arturo Diemecke cerrará el mismo junto al Coro Estable
del Colón interpretando la Novena Sinfonía de Beethoven. Hubiera sido ideal que
el ciclo fuera dirigido por un mismo director, pero lamentablemente, por
razones de programación, no siempre se puede lograr.
A su vez, es justo y meritorio realizar ciclos
sinfónicos de diferentes compositores. Ya se hizo con Beethoven y Tchaikowsky,
y ahora, le toca el turno a Schumann. Y durante este año, Daniel Barenboim
interpretará junto a la Berliner Staatsoper el ciclo integral de las sinfonías
de Johannes Brahms. Sería bueno organizar un Ciclo Dvorak, Schubert o Sibelius,
y ¿por qué no? un ciclo integral de las sinfonías de Carl Nielsen o de Alfvén.
Tanto la Filarmónica de Buenos Aires como la Estable del Colón y la Sinfónica
Nacional han dado muestras cabales que son capaces de poder hacerlo. Y se
cuenta también con directores de suficiente prestigio en el país como para
poder lograrlo.
Martha CORA ELISEHT
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