Muy buena representación de “El
Murciélago” a cargo de Juventus Lyrica en el Avenida
CON ACENTO VIENÉS Y TALENTO
ARGENTINO
Entre los días 11 al 19 del
corriente, la compañía JUVENTUS LYRICA
repuso en el Teatro Avenida “El Murciélago”,
de Johann Strauss, con dirección escénica y actoral de Ana D’Anna, y bajo la
dirección musical de Hernán Sánchez Arteaga.
Este clásico de la opereta vienesa
se representó en su idioma original y el pasado 19 del corriente- función a la
cual asistió esta cronista- actuaron los siguientes intérpretes: Ivana Ledesma
(Rosalinde), Pablo Urban (Alfred), Mirko Tomas (Gabriel Eisenstein), Gabriel Vacas (Dr. Falke), Laura Penchi (Adele), Gabriel Carasso (Frank), Patricio Olivera (Blind), Griselda Adaro (Príncipe Orlofsky), Lucía Alonso (Ida) y Carlos Kaspar (Frosch). Este último compuso un
carcelero de antología, haciendo magnífico uso de sus dotes histriónicas como
gran actor cómico. Por momentos, su interpretación como carcelero borracho fue
memorable, haciendo reír a todo el público con sus gestos y sus gags. Además, estuvo a cargo de la
supervisión idiomática.
La orquesta sonó magnífica y fue
fiel a la partitura original desde el inicio hasta el final, donde Sánchez
Arteaga mostró poseer autoridad escénica y excelentes dotes para ejecutar las
archiconocidas melodías de este gran
compositor, sinónimo de Viena ante el mundo.
En cuanto a los cantantes, todos
estuvieron muy bien en sus roles, con una muy buena caracterización de sus
personajes. Pablo Urban interpretó un excelente Alfred, donde además de cantar las arias correspondientes a la
opereta, alternó su rol de tenor interpretando algunas arias de otras óperas
(por ejemplo, Bella figlia dell’amore de
Rigoletto), lo que despertó
carcajadas por parte del público. Este recurso estuvo muy bien empleado y bien
logrado para dar frescura y rienda suelta al personaje. Pero quien se llevó los
laureles fue Laura Penchi, quien compuso una Adele memorable, luciendo sus dotes de comediante sobre el
escenario. En cuanto al canto, se destacó en el aria más difícil (“Mein Herr Marquis”, en el 2° acto),
alcanzando perfectamente el Fa natural hacia el final de la misma. Muy buenos
Mirko Tomas y Gabriel Capasso como Eisenstein
y Frank, respectivamente, al
igual que la Rosalinde de Ivana
Ledesma- otra gran comediante- , que supo suplir con sus dotes actorales una
voz que-por momentos- se escuchaba algo débil en comparación con el resto. Se
destacó en el aria del 2° acto, simulando ser la condesa húngara que atrae a Gabriel Eisenstein – su marido-
caracterizado como el falso Marqués.
La puesta en escena no fue descollante, pero sí
montada con buen gusto. El coro estuvo muy bien preparado y supo llenar cierto
vacío que se notó durante la representación del 2° acto – la fiesta en el
palacio de Orlofsky- , donde hubo un insert a cargo de dos músicos
prestigiosos: el violinista turkmeno
Selmar Geldymuragov y el pianista Matías
Galíndez, que interpretaron el Ave María de Astor Piazzolla, en versión
para dichos instrumentos. Posteriormente, la obra recuperó su dinamismo
original y se mantuvo así hasta el final.
El numeroso público que se dio cita
esa noche en el Avenida aplaudió a rabiar al final de la obra, donde se
escucharon numerosos vítores hacia todos los intérpretes y el cuerpo técnico
(dirección general, escenografía, vestuario, iluminación y producción escénica). Una vez más, esto
demuestra que las obras conocidas son las que – precisamente- más convocan a la gente. Por desgracia, la
opereta – tanto húngara como vienesa- es un género que escasea en estas
latitudes, pese a que supo ser protagonista de las Temporadas de Verano del
Colón y de otros teatros del país. Sería bueno que se tuviera más en
consideración a este género, tan apreciado por el público y que constituye una
excelente oportunidad no sólo para iniciar a los chicos en la música clásica,
sino también para apreciarla y disfrutarla en familia
Martha CORA ELISEHT
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