sábado, 8 de septiembre de 2018

Excelente reposición de “PIEDADE” en el Centro de Experimentación del Colón UNA OBRA PARA ADMIRAR Y RESPETAR Martha CORA ELISEHT Durante los días 25 de Agosto al 2 de Septiembre inclusive tuvo lugar la reposición de “PIEDADE”, ópera de cámara del compositor brasileño Joao Guilherme Ripper, que se estrenó en 2017 dentro del Ciclo “Colón Contemporáneo”. Debido al éxito obtenido, el Ciclo de Ópera de Cámara del Teatro Colón decidió reponerla durante este año en el Centro de Experimentación del mencionado Teatro (CETC), bajo la dirección musical de Ulises Maino, a cargo de una orquesta integrada por músicos de primer nivel, con la actuación de Martín Marino como guitarra solista. El elenco estuvo conformado por los cantantes Laura Pisani (Anna de Assis), Sebastián Angulegui (Euclides Da Cunha) y Sebastián Russo (Dilermando) y la dirección escénica, a cargo de Diego Rodríguez. La escenografía y vestuario estuvieron a cargo de Enrique Dartiguepeyrou y Claudia Bottazzini, con iluminación de Horacio Efron. Esta obra se basa en un hecho verídico: el asesinato del escritor Euclides Da Cunha en el barrio de Piedade (Río de Janeiro) en 1909, de donde surge el título de la obra. En honor a cumplirse los 110 años de la publicación del libro Os Sertoes, del mencionado escritor, la Orquesta Sinfónica PETROBRAS le encarga a Joao Ripper la composición de esta obra en 2012, que comprende 4 escenas, interpretadas por 3 personajes: el escritor, su esposa- Anna- y el oficial del ejército brasileño Dilermando. Durante la ausencia de Euclides Da Cunha con motivo de su viaje al sertao, su esposa se aloja en un hotel, donde conoce al oficial del ejército Dilermando. Entre ambos, nace un romance que- posteriormente, cuando Euclides regresa- se va a transformar en el nudo del conflicto. Posteriormente, preso de un ataque de celos, Euclides va a casa de Dilermando para retarlo a duelo donde, finalmente, muere a manos de este último. Ante la muerte de su marido, Anna asume su culpabilidad y canta la magnífica aria final, donde pide piedad ante Dios- PIEDADE- por los pecados que cometen los seres humanos, definiéndolos como “criaturas terrenales llenas de pecado, tan frágiles y egoístas frente a la bondad y piedad divina”. Previamente al inicio de la obra, en las cuatro esquinas del reducido escenario del CETC podían apreciarse pantallas que mostraban la reseña histórica y el contexto dentro del cual fue escrita la obra, al igual que el subtitulado electrónico, a cargo de Mariana Nigro. Esto ayuda muchísimo a la hora de poder comprender el argumento de la obra y el por qué sucede el asesinato del protagonista. El libro de Da Cunha narra la miseria y la explotación de los habitantes del sertao (área comprendida entre los estados de Mato Grosso y Cuiabá). Como suele suceder en Latinoamérica, cuando alguien representa la voz cantante de aquellos que no tienen voz, tratan de neutralizarlo o callarlo para siempre. La música de Joao Ripper es sorprendente: posee aspectos de la música tradicional brasileña- con reminiscencias de Heitor Villa- Lobos, hacia el final de la obra-, pero al mismo tiempo, tiene pasajes que- por momentos- recuerdan a Stravinsky y a Débussy. La obra abre con un magnífico solo de guitarra- instrumento usado por excelencia en la música popular brasileña- a la cual, posteriormente, se va acoplando la orquesta. Las cuatro escenas se ejecutan sin interrupción, donde los protagonistas van entrando y van cambiándose de ropas a medida que transcurre la acción. Muy buen trabajo escénico de Diego Rodríguez, quien supo ensamblar los cambios con una puesta en escena muy sencilla, pero sumamente efectiva. La dirección musical de Ulises Maino fue magnífica, al igual que las excelentes interpretaciones de la soprano Laura Pisani, el barítono Sebastián Angulegui y el tenor Sebastián Russo, que supieron ejecutar muy bien sus respectivos roles. Al finalizar la obra, todo el elenco- cantantes y músicos- saludaron al público presente, retirándose ovacionados. Pese a que la capacidad de la sala del CETC es reducida, las 4 funciones lucieron el cartel de “LOCALIDADES AGOTADAS”. Cuando se ofrecen espectáculos de excelente calidad, la respuesta del público no se hace esperar. En el caso particular de quien escribe, se quedó encantada por lo que “PIEDADE” tenía para ofrecer: la recreación de un hecho histórico con un argumento sumamente atractivo, una música fascinante y una escenografía muy sencilla, pero muy bien montada y con muy buen gusto. Es una obra para recomendar y verla más de una vez, ya que vale la pena descubrir una auténtica gema brasileña.

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